Episodio 12: "EL PADRASTRO”



ACTORES INVITADOS:


JARED MARTIN
como
DUSTY FARLOW


MOLLY HAGAN
como
CARRIE FARLOW


APARICIÓN ESPECIAL DE:


JESSICA LANGE
como
BARBARA BAXTER




El silencio podía cortarse cuando Bob empezó a hablar. Ray besó a Donna, Cally se abrazó con más fuerza a James, Barbara, Lucy y Val observaban a estos, y Sue Ellen y Pam se levantaron finalmente, impacientes. Las dos mujeres habían tenido un mal presentimiento...
Bob colgó el teléfono. Con lágrimas en los ojos, informó a la familia...
“Era Dusty, que llamaba desde Southern Cross...Le han comunicado desde Suiza, que Clayton ha tenido un accidente de esquí...Ha sufrido un ataque cardiaco...Ha muerto.”
Todos los presentes se quedaron sin habla. Finalmente, Pam preguntó:
- Pero, ¿quién ha llamado, Bobby? ¿Qué ha ocurrido exactamente?
- Era...el secretario personal de Madeleine, llamaba desde Zurich. Al parecer, ayer ella tuvo que dejar a Clayton solo en una estación de esquí, y le encontraron inconsciente...Falleció de un infarto...

Sue Ellen dio unos pasos hacia adelante y miró a Bobby, luego a Pam con complicidad, y luego de nuevo a Bobby.
- Dios mío, no puedo creerlo...
- Voy a buscar a Gary – dijo Valene, sugiriendo con un gesto que Betsy la acompañara, pero esta le dio una excusa.
- Ha dicho que volvería a llamar dentro de una hora, para concretar los detalles...
Ray y Donna se acercaron a Bobby y le preguntaron con interés:
- ¿Podemos hacer algo para ayudarte, Bob?
Él miró afuera, al oír cómo jugaban los niños, y respondió:
- No, creo que lo mejor será que volváis a casa con Maggie, y tú, Lucy, deberías ir a buscar a Peter...Os prometo que os mantendré informados a todos...



Barbara cogió del brazo a Lucy y dijo:
- Sí, yo te acompaño. Vamos, nena...
Lucy estaba enmudecida, sin saber qué decir ni qué hacer...

Mientras, Gary se acercaba a los establos, en busca de su hijo...
- ¡Bobby! ¿Estás ahí? – gritó. Siguió caminando hacia la entrada principal. Oyó un relincho y giró hacia la izquierda. Volvió a llamar a su hijo, y luego cambió de dirección.
- ¿Papá? – era la voz del joven.
- Sí, ¿dónde diablos estás?
- ¡Aquí! – dijo él – He venido a ver cómo estaba mi caballo, ya sabes que el veterinario estuvo aquí ayer para mirar su herida...
- Ah, sí, claro... – Gary se quedó mirando a su hijo, y luego a su caballo... – Pero, ese no es tu caballo...
Bobby sonrió y se echó a reír. – Ya lo sé, papá. Es Asfaloth, el caballo de Maggie. Cuando me marchaba, se ha puesto a relinchar...ha debido de ponerse celoso de mi caballo, y he pensado que podría calmarse si le limpiaba bien el lomo...
Gary sonrió a su hijo, y le cogió del brazo.
- Tu hermana quería hablarnos de algo importante, vamos hacia la casa principal...
- De acuerdo...Vaya barbacoa, ¿eh?
- Sí, desde luego...Nuestras barbacoas en Knots Landing no eran tan movidas como las de Southfork, ¿verdad?
Padre e hijo se marcharon, mientras, en la parte superior del establo, Will Monahan les observaba silenciosamente. Will respiró aliviado, y se quitó el sombrero para secarse el sudor de la frente con un pañuelo. Su sorpresa fue grande cuando comprobó que, sin darse cuenta, había intercambiado su sombrero con Bobby...que ahora llevaba el suyo...

Lucy y Barbara se habían sentado en la mesa que había junto a la piscina, mientras vigilaban a Peter, Ellie y Jimmy.
- Dime que no hemos llegado demasiado tarde, Barb...- musitó Lucy.
- Y no lo hemos hecho. Lo que le haya pasado a Clayton no es culpa nuestra. Pero te digo una cosa: si esa Madeleine ha tenido algo que ver con su muerte, nosotros se lo haremos pagar...
Lucy movió la cabeza mientras recordaba otra barbacoa, celebrada veinte años antes...
- Tengo una extraña sensación de “déjà vu”...
- ¿Qué quieres decir?
- Conocí a Clayton en una barbacoa de Southfork, hace unos veinte años...Entonces coincidió con el anuncio del regreso de mi abuelo Jock, pero él...no regresó. Nos comunicaron por teléfono que había desaparecido en Sudamérica...
Barbara se levantó y abrazó a Lucy, que empezó a llorar...
- Cariño, desahógate...Llora todo lo que quieras... – Los niños se callaron de repente, al ver llorar a Lucy.
- No, no puedo llorar...Peter me necesita – Barbara se quedó sorprendida cuando Lucy cogió a su hijo y se metió dentro de la casa.
En aquel momento, llegaban Bobby y Gary, que se quedaron aturdidos cuando vieron a Lucy entrar llorando con Peter, ignorándoles. Gary reparó en Barbara y ésta se les acercó, muy seria...



Aquella noche, Bob telefoneó a John Ross a casa de su madre en Dallas. Estaba preocupado por Christopher, que había desaparecido durante la barbacoa.
- De acuerdo, John Ross. Pero prométeme que me llamarás cuando sepas algo de él, ¿de acuerdo?
Bob colgó el teléfono y se giró hacia Pam, que se acababa de poner su batín.
- ¿Ninguna noticia sobre Chris? – Bob negó con la cabeza – Esto es muy extraño. Él no dejaría que nos preocupásemos así...Debe de haberle pasado algo.
- Estoy seguro de que hay una explicación razonable para todo esto...Lo que no puedo entender es...lo de Clayton...Había tenido dos crisis cardiacas, y ni siquiera sabía que le gustaba esquiar. Ni Sue Ellen tampoco, y ella vivió en su rancho durante mucho tiempo.
- ¿Estás insinuando algo relacionado con Madeleine?
- No, qué va - dijo él, mientras se quitaba la camisa. – Quizá Clayton no se atrevió a hablarle de su estado de salud...a veces podía ser un hombre muy orgulloso...
- No puedo creer que haya muerto, parece una pesadilla... – Pam se abrazó a Bob sintiendo un escalofrío. – Recuerdo que la primera vez que le vi, estaba en su limusina con Dusty. Ellos y Sue Ellen habían ido a recoger a John Ross al motel donde le había llevado...
- Sí, fue una mala época – Bob se dio cuenta de que Pam nunca había hablado de aquellos tiempos hasta ese momento: era la época en que estuvo a punto de hundirse a causa de una depresión...
- ...Le vi cuando se iban, y me saludó por la ventana del coche, y pude leerle en los labios “gracias”...
Bob siguió abrazado a Pam, mientras recordaba otro momento compartido con Clayton, pero más reciente...


Ocho años atrás, en el antiguo rancho Southfork, Bob volvía de la ciudad, después de resolver unos asuntos legales. Su madre, Ellie, había muerto dos semanas antes, y todavía estaban afectados por su pérdida. Bob había observado cómo Clayton se aislaba de los demás miembros de la familia, incluso de los niños, y había meditado sobre esa cuestión.



- Hola, Clayton – dijo Bob al acercarse a él. El viejo sonrió, devolviéndole el saludo. –Tengo que hablar contigo...
Los dos se sentaron junto a la piscina. El viento se había levantado pero aún no se había puesto el sol.
- Clayton, quiero proponerte algo...He estado hablando con Ray y con Gary sobre el tema, y están de acuerdo conmigo. Quiero que sea co-propietario del rancho, y que Southfork se reparta entre toda la familia, incluido tu hijo Dusty.
Clayton se extrañó. Miró al horizonte, buscando una cara familiar que no volvería a ver...
- Bobby, tú eres el dueño de Southfork, tu madre así lo quiso. ¿Recuerdas cuando regresé para cambiar la escritura por expreso deseo de tu madre?
- Claro que me acuerdo. Y también me acuerdo del sentimiento que tenía J.R. antes de morir. Me dijo que lo había perdido todo, incluido su hogar. No quiero que ninguno de mis hermanos tenga nunca esa sensación. Ni tú tampoco. Quiero compartir la tierra de los Southworth contigo, con Gary y con Ray, con Lucy y también con Dusty. Vosotros sois la familia. Y nuestros hijos representan el futuro de nuestra familia.
- ¿Esto...tiene que ver con ellos, o sólo con el hecho de que pensaba marcharme del rancho una temporada?
- No queremos retenerte aquí contra tu voluntad – Bob sonrió con simpatía. – Eso sería un secuestro, además, y acabaríamos en la cárcel... – Clayton se echó a reír: a pesar de estar cerca de los cincuenta años, Bobby seguía conservando su lado más tierno, más infantil. Echaría de menos aquella ingenuidad si se marchase del rancho...
- Eso me tranquiliza... – Clayton sonrió abiertamente - Volvió a mirar al horizonte, mientras confesaba: - Aunque estuviera en el otro extremo del mundo, nunca podría olvidar este lugar, ni a vosotros...ni a tu madre... – El anciano recordó durante una milésima de segundo a las dos mujeres que había amado: su primera esposa Amy, y la indómita Ellie Southworth... – Me tendrás mucho tiempo por aquí, Bobby James Ewing...
Bobby sonrió, mientras le daba una palmada en el brazo...

De nuevo en el presente, el menor de los Ewing se sintió igual que su esposa, incapaz de creer que nunca volvería a ver al que fue su padrastro durante muchos años...

(fundido en negro)



A la mañana siguiente, Dusty y su mujer Carrie llegaron a Southfork en la limusina de los Farlow. Bob, Pam y Barbara los recibieron cariñosamente.
Una vez instalados en la casa donde se alojaban los Farlow, la pareja se reunió con los demás. Camino de la casa principal, Dusty y Carrie empezaron a discutir.
- Haz el favor de no crear problemas, y no menciones el divorcio, por lo menos de momento...- dijo él.
- Para tu conocimiento, mi madre ya lo sabe – Carrie se atusó el pelo, sin mirar a los ojos a su marido, visiblemente ofendido.
- Gracias por pensar en todo, cariño. Es lo último que necesitamos ahora: otra mala noticia...Si respetabas a mi padre, haz el favor de mantener la boca cerrada...
Carrie se detuvo, furiosa, pero acompañó a su marido hasta el interior de la casa. En el salón se reunieron con Bob, Pam y Barbara, que les observaba fijamente. Les sirvieron una copa y empezaron a hablar de los trámites para traer el cuerpo de Clayton.
- Te agradezco de verdad que te hayas encargado de todo, Bob. Significa mucho para mí.
- Aún eres parte de la familia y te apreciamos, Dusty – respondió. En el fondo de su mente, Bob estaba pensando que aún era parte de la familia, sí, aunque hubiera cedido su parte del rancho a Clayton, unos años antes. – Quedaos aquí todo el tiempo que queráis.
Barbara, con un vaso de té con hielo en la mano, no dejaba de mirar a su hija Carrie. Al final, ésta se sintió molesta y captó las intenciones de su madre: quería que les dejase a solas a ellos cuatro...pero Carrie no estaba dispuesta a ello.
- Cariño – dijo Barbara a su hija - , ¿por qué no le pides a Teresa que os ayude a deshacer el equipaje?
- El equipaje puede esperar, madre – contestó ella. Pam observó que ocurría algo extraño entre las dos mujeres...De repente, creyó adivinarlo, y dijo a Carrie:
- ¿Por qué no me acompañas a la cocina, y tomamos una taza de café?
- Gracias, Pamela, pero la cafeína me pone nerviosa...además, estamos cansados y no tardaremos en marcharnos...- Pam asintió, y se acomodó en uno de los sofás.
- Hay algo que quería comentaros, Bob... – empezó a decir Dusty... – Es sobre Madeleine. Como ya sabéis, hace unos meses ella y Clayton nos visitaron. Venían de pasar unos días aquí, y mi padre tenía ganas de que conociésemos a su nueva esposa.
Barbara puso toda su atención en lo que estaba escuchando...
- La verdad es que...esa mujer estuvo inspeccionado el rancho con mi padre, y haciendo planes para reconstruirlo. En un momento dado, le dije claramente que nadie iba a cambiar Southern Cross: había sido idea mía volver a comprarlo, y había invertido todo mi tiempo en él, desde que abandoné el circuito de los rodeos...
- ¿Y ella qué dijo? – preguntó ansiosa Barbara.
- Se enzarzó en una discusión con su padre...- saltó Carrie, sorprendiendo a Bob y Pam - y al final, se marcharon aquel mismo día, en vez de quedarse una semana, como tenían previsto.
Bob observó el semblante de Dusty, que de repente le pareció sombrío...¿Qué había podido ocurrir entre padre e hijo?


En ese mismo momento, en una de las mansiones contiguas a la principal, Gary y Val descansaban en su cama con mirada triste.
- ¿Estás bien, Gary? – preguntó ella.
- Sí. Sólo que...me siento como si hubiera estado ausente de aquí durante toda una vida...y supongo que así ha sido.
- ¿Es porque apenas conocías a Clayton?
- Sí, al segundo marido de mi madre...Estos últimos años, desde que ella murió, apenas hablamos tampoco, cada uno en un lugar diferente, como si mamá no hubiera existido...
- ¿Cómo puedes decir eso?

Entretanto, Lucy y Will charlaban por teléfono sobre el mismo tema:
- ¿Decir qué?
- Que le has fallado a Clayton. Tú has criado a un niño sola y has conseguido establecerte como mujer de negocios...
- Will, no lo entiendes. Clayton no entró un día por la puerta diciendo que se había casado con mi abuela, como ha hecho Madeleine...
- ¿Así que el problema es Madeleine?
- Sí y no. Clayton nos ayudó a todos desde mucho antes de casarse con la abuela. Fue un amigo para Sue Ellen, un abuelo para los niños, un protector para mi abuela. Pero nunca supe exactamente qué relación tenía yo con él. Tuvimos algunos problemas...
- Deja en paz los problemas del pasado. Tienes motivos suficientes para seguir adelante y recordarlo con cariño.
- Sí, ya lo sé, pero me siento tan egoísta...

- ¿Egoísta, Gary? – respondió Val levantándose de la cama y sentándose junto a su marido.
- Sí...cuando mamá se casó con él, me alegré por ella: seguro que Clayton no sería tan salvaje como mi padre. Bobby me había hablado de Clayton y me sentía tranquilo. Pero nunca vinimos a verles hasta que J.R. murió...
- Y hasta entonces no le conociste en persona...
- Sí, y mamá ya estaba enferma.
- ¿Qué es lo que te pasa realmente, Gary?

- Nada, cariño – contestó Lucy a la idéntica pregunta de su amigo Will – supongo que estoy como siempre. Pero quiero más: quiero ofrecerle estabilidad económica a mi hijo y quiero disfrutar de mi familia, conocer mejor a mis padres, y sobre todo a mis hermanos. Casi no sé cómo son...
Will sonrió, mientras miraba una foto que Bobby le había dado.
- Son ya adultos, aunque sus padres no los vean así...
- Hum, seguro que no. Mi madre aún los llamaba “cariñito”, “ricura” y cosas así...Bobby se pone de los nervios, y Betsy aprovecha para tomar el pelo a su madre descadamente...
- Yo no recuerdo a mi padre. Pero sí al padre de Cliff y Pam, mi tío Digger. Siempre estaba armando camorra en algún bar de las afueras...
- Sí, el pobre Digger...yo también le conocí. Espero que Clayton no haya sufrido...

De vuelta en el rancho de los Ewing, Bobby y Betsy apagaban el televisor para irse a la cama. Ellos también habían estado charlando.
- ¿Crees que el viejo sufrió...?
- No. Pero nuestra querida hermana Lucy y su cómplice Barbara parece que sepan algo que nosotros no sabemos – dijo Betsy con suspicacia.
- No empieces con tus teorías de conspiración, hermanita...Es demasiado tarde para escuchar cuentos...
- Si esto fuera un serial de televisión, Madeleine habría envenenado a Clayton y este habría tenido un accidente mortal...
Y, seguramente, Madeleine se habría quedado viéndole morir con los brazos cruzados, ¿verdad? Eres única, Betsy: has visto demasiadas películas de Bette Davis...

- Tengo otra vez aquella vieja sensación... – decía Gary en ese mismo momento, en el piso de arriba - . La sensación de que estoy haciendo algo que realmente no me importa demasiado.
- ¿Te refieres a las Industrias Westfork? – preguntó Val.
- Sí. Esa obsesión por conseguir un gran negocio, estilo Jock Ewing, o J.R., me está consumiendo. No quiero dedicar cada vez más tiempo a la empresa, sino a vosotros.
- Me gusta esa idea, si estás...completamente seguro. – Val acarició el canoso cabello de su marido. - ¿Por qué no nos vamos de vacaciones todos juntos? Así podrías desconectar, cambiar de ambiente y pasarlo bien con nosotros...¿Qué te parecería un crucero por el Nilo, por ejemplo?
Gary sonrió ampliamente.
- Sabes una cosa: creo que es una idea excelente... – Se levantó, la cogió en brazos y la colocó con suavidad en su lado de la cama, mientras la besaba apasionadamente. – Mañana sacaremos los billetes...

Mientras, en la ciudad de Dallas, Sue Ellen descansaba en su habitación. John Ross golpeó a la puerta.
- ¿Mamá? – dijo, asomando la cabeza. - ¿Estás bien?
- Pasa, cariño. – La mujer se incorporó, levantando el brazo en dirección a su hijo. Éste le respondió cogiéndole la mano entre las suyas.
- ¿Estás pensando en Clayton?
- Sí – se pasó la mano derecha por las mejillas. Había estado llorando, pero no le importaba que lo supiera su hijo. – Tú no lo sabes, pero, la primera vez que me divorcié de tu padre, él y Dusty me ayudaron a traerte de vuelta conmigo...
- ¿Qué quieres deci...que me secuestraron?
La mujer sonrió, ante la ingenuidad de su hijo. – No, de hecho, no. Le pedí a Pam que lo sacara de Southfork, ya que tu padre me había prohibido regresar... – La mente de Sue Ellen volvió a 1981, al rancho rojo y blanco de los Farlow, Southern Cross...

J.R. llegaba en su coche acompañado del sheriff de San Angelo.
- Quiero que vaya a buscar a mi hijo para poder llevármelo de aquí. – tanteó J.R.
- Lo siento, pero no puede llevárselo – dijo Clayton, bloqueando la entrada a la casa...
- ¿Qué quiere decir con eso? Si no me lo devuelve ahora mismo, haré que el sheriff les arreste a usted y a su hijo Steve Farlow por secuestro.
En ese momento, Dusty, avanzando con muletas, se acercó hasta el grupo desde el interior de la casa...
- ¿Está buscando problemas, señor Ewing?
- Puedo encargarme de esto... – tranquilizó Clayton a su hijo.
- ¿Así que se trata del vaquero de rodeos que se ligó a mi mujer? – dijo J.R. con socarronería. Dusty asintió - No me importa, quiero a mi hijo...
- Esta vez no, J.R. – dijo Sue Ellen al tiempo que salía de la casa principal. – Esta vez el niño se quedará conmigo. Ya he pedido el divorcio...

De nuevo en el presente, John Ross abrazó a su madre, mientras le decía:
- No te preocupes: ahora seguimos juntos, y seré yo quien luche por darte fuerzas a ti...
Sue Ellen se sintió orgullosa de su hijo, y le abrazó aún más fuerte...


(fundido en negro)

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