
Episodio 2: "EL SOBRINO DE DIGGER"
La limusina atravesaba las calles de Dallas mientras las luces iban cambiando el perfil de la ciudad. Sue Ellen y John Ross habían reservado una mesa en uno de los restaurantes más lujosos del centro...
- Tenía muchas ganas de verte, hijo...- dijo ella mientras le servían un refresco.
- Pero si nos vimos el mes pasado en Albuquerque, en el funeral de la abuela...
- Sí...- la mujer retiró la mirada y recordó la imagen de su madre, durante unos segundos . Luego, sonrió con dulzura a su hijo. - No quisiste quedarte a la lectura del testamento. ¿Era la Ewing Oil lo que requería tu atención y te llamaba desde aquí...?
- En parte. De todas formas, no me interesa su dinero. Ojalá nos hubiera visitado más a menudo en los últimos años...
- Tu abuela era una mujer muy especial...y llena de sorpresas. Ese es uno de los motivos por los que he vuelto a Dallas...y tú eres el primero.
Cliff Barnes despertó del sopor en que llevaba sumido desde el comienzo de la reunión. El Comité de Dirección del "First Commercial Bank" cerraba entonces su primera sesión con el nuevo presidente, J.W. Monahan...
- ¿Cómo estás, primo Cliffie? - todos los demás ejecutivos se habían marchado y el recién llegado se acercó a Cliff, poniendo una mano encima de su hombro, mientras le ofrecía la otra.
Los dos hombres se estrecharon la mano mientras Cliff intentaba adivinar quién era aquel hombre tan seguro de si mismo.
- ¿No te acuerdas de tu primo? Soy James Willard Monahan, antes conocido como Jimmy. Puedes llamarme Will.
Cliff disimuló su sorpresa y dio un abrazo al primo Will.
Bobby y Pam habían llevado a Lucy al aeropuerto y acababan de llegar al rancho, ahora desierto.
- Pobre Val... - dijo ella - Parece que ella y Lucy tuvieron unas palabras antes de marcharse y Val está deprimida...y Gary, en una cena de negocios...
- Sí, espero que Lucy haga las paces con ellos de una vez por todas, aunque sólo sea por el bien del pequeño Peter.
- Apenas hemos visto a Christopher desde que llegamos, deberíamos pasar más tiempo con él...
- Sí, ya va siendo hora de que le hablemos de su madre natural...
- No puedo creer lo que estás diciendo... - exclamó Pam, nerviosa. - Nosotros somos sus padres y hablarle de Kristin no le traerá más que problemas...¡a ellos y a nosotros!
Sue Ellen y John Ross ya estaban en los postres. A pesar de la excelente comida que habían pedido, ninguno de los dos había vaciado sus platos.
- La abuela quería que mi hermana y yo tuviéramos la vida que ella nunca pudo llevar...o eso creía. Cuando me telefoneó, poco antes de su muerte, vivía en una gran mansión de Beacon Hill, y parecía que lo tenía todo. Pero, el día del testamento, supimos que tenía muchas deudas, contraídas a causa de su última adicción: la bolsa. Quería poder dejar algo a sus nietos cuando muriese...
- ¿Sus nietos? Pero, ¿no soy yo su único nieto?
Sue Ellen cogió la mano de su hijo con cariño, y le miró fijamente a los ojos:
- No, cariño. Tu tía Kristin dio a luz a un hijo antes de morir...Debes prometerme que me guardarás el secreto...por unos días, al menos.
En una de las zonas suburbanas de Dallas, un grupo de mendigos celebraba su fiesta particular. Lejos de ese grupo, una figura se acurrucaba en un rincón. Era una joven de poco más de treinta años, vestida con un sombrero viejo y un abrigo aún más raído, que intentaba protegerse del frío de la noche. Apuró la botella de vino barato que tenía en su bolsillo y, al sacarla, cayó un monedero de su interior. Ella lo abrió, vio que sólo quedaban un par de centavos y unos papeles. Sacó una foto doblada que había en el fondo: era James Beaumont-Ewing.
"¡Maldito, maldito, maldito...!" - gritó mientras lanzaba la botella contra una valla...
(Fundido en negro)
Donna y su hija Margaret habían terminado su desayuno. Fue entonces cuando Ray Krebbs apareció por la puerta de la cocina con cara de sueño...La joven Maggie se ofreció a prepararle un desayuno especial, dejando solos a sus padres en la terraza.
- Tenemos la mejor hija que nunca pudimos desear...
- Sí - añadió ella - . Se adaptó muy rápido a su estado de salud. Para ser diabética, posee una salud excelente...
- Y es tan guapa como su madre...- dijo él besando a Donna apasionadamente...
- Hay muchas cosas que podemos ofrecerle para compensarle de los años que vivió en Washington...y para compensarte a ti también.
- No hay nada que compensar, nena...Te quiero, y tenemos que olvidar nuestro pasado. Estas vacaciones nos ayudarán a superar todos los malos momentos...Dentro de una semana, cuando ya estemos en Australia, sólo pensarás en los canguros...
- ¿Y qué pasará con el Grupo Ewing? ¿Crees que Gary está preparado para dirigir su parte de la empresa?
- Parece que hayas olvidado que Bobby ha vuelto. Además, Gary es un buen chico...
En las oficinas del Grupo Ewing, Gary charlaba con su amigo y hasta hace poco compañero, Frank Williams...
- ¡Vaya noticia, Frank! Así que vas a ser abuelo...En eso me temo que yo te he ganado...
- Quiero darte las gracias por haberme dado la oportunidad de adquirir experiencia en Derecho Mercantil al contratarme como asesor legal del EEG...
- Ya trabajamos juntos y nos conocemos desde hace muchos años...Sólo lamento que tengas que dejar Dallas, para irte a vivir con tu hija Julie y su familia a Los Angeles...
- Le daré recuerdos de tu parte a Mack y Karen...Son los únicos de la vieja pandilla que siguen viviendo en Knots Landing. Supongo que me acercaré por allí...
El semblante de Frank se entristeció: aún no había podido olvidar la muerte de Pat...
- Te mereces ser feliz, amigo...Y gracias por recomendarme a aquel abogado con el que trabajaste en el bufete de Chicago...¿Cómo se llama?
- Beam, Alan Beam...
Christopher aparcó su coche a un par de manzanas de su destino, y se dirigió caminando hacia un viejo almacén abandonado. Justo enfrente, había un banco donde esperaba encontrarse con alguien...Se dio cuenta de que había sido más puntual que la otra persona pero, unos minutos después, esta apareció: era un hombre de veintitantos años, con el pelo desarreglado y gruesas gafas, vestido con una chaqueta de cuero negra...
El joven, que respondía al apodo de "Águila Ilegal", acompañó a Chris hasta un coche destartalado que había aparcado en la parte trasera del edificio. Conectó su ordenador portátil e introdujo el disquete que tenía en la mano, y que pensaba vender a Chris. Este empezó a leer su contenido en pantalla: era una transcripción de un juicio: "Lisa Alden Farraday contra Bobby James Ewing, juicio por la custodia de Christopher Mark Shepard."
Christopher abrió los ojos de par en par y le entregó al individuo el paquete que traía, que contenía una enorme suma de dinero. "Águila" lo contó y le devolvió el disquete. Chris salió del coche y dio un rodeo antes de volver al suyo propio, el que llevaba la matrícula de "Ewing 9".
Donna miró a aquel hombre atractivo que tenía delante: rubio, esbelto, con los ojos azules y una mirada inteligente. Era su psiquiatra.
- ¿En qué piensas, Donna?
- En los planes que tenemos para cuando volvamos de Australia...- dijo después de pensar unos segundos. - Es muy importante para mí que todo salga bien. He pasado los últimos años vigilando a mi cuñado en la empresa para hacerle un favor a su hermano...y ahora, vuelvo a encontrarme igual que antes: sin trabajo, sin reputación, sin futuro...
- Hay mucho más aparte del trabajo, Donna...
- Sí, ya lo sé, Oscar. Pero siempre puse en primer lugar mi carrera, hasta que conocí a Ray. Desde el día que me casé con él, la lealtad a él y a su familia fueron lo primero, y las cosas fueron cambiando poco a poco. Y cuando me quedé embarazada, lo sentí por primera vez: sentí que había perdido mi identidad y que debía elegir entre ser madre o tener una carrera. Y elegí ambas cosas, pero dejé fuera a Ray...
- Pero Ray y tú estáis juntos de nuevo, y tenéis a una hija de la que estáis muy orgullosos...
Donna se sintió obligada a sincerarse...En realidad, estaba pensando en el pequeño Jimmy. Le explicó al doctor la situación. Acababan de devolver el niño a su familia...
- Cuando miró atrás y volvió para abrazarnos, Ray se echó a llorar y pensé...que gracias a aquel niño había podido sentir lo que es educar a un hijo...Algo que no podré darle ya...
- Disfruta de tus vacaciones, Donna. Cuando regreseis, todo volverá a la normalidad. Pero, si me necesitas, ya sabes dónde estoy...
Cliff y Will tomaban una copa en el Club de los Petroleros...
- Es fantástico que hayas vuelto a casa, Jimmy, quiero decir, Will...Supongo que no querrás que te llame J.W., jajaja...- rió a carcajadas Cliff, pensando en la ironía: durante un breve instante, había pensado que el recién llegado podía ser un hijo secreto, y se llamaba igual que el hijo ilegítimo de su difunto pero eterno rival J.R.
- Tengo muchas ganas de ver a Pamela. ¿Cómo está?
- Oh, muy bien...¿Cuándo la viste por última vez?
- En el funeral de mamá. Me sorprendió que no vinieras...
- Me fue completamente imposible, mi hijita estaba enferma porque...ya sabes que tengo una preciosa hija, ¿verdad? Y también se llama Pamela, Pamela Rebecca, aunque la llamamos Beckie.Mi hermana y yo visitamos a tu madre muchas veces en Tennessee, se sentía tan sola...Pero, cuéntame más cosas de ti. ¿Cómo has llegado hasta el "First Bank"?
- Cuando murió Digger, mi madre no paraba de insistir en que debía labrarme un futuro y no desperdiciar mi vida, así que me puse a trabajar en cualquier cosa y al cabo de un par de años, entré en la universidad. Me gradué en Harvard y me contrataron en una empresa de asesores financieros...Lamento no haber sabido que te iba a encontrar allí. Parece que Dennis tenía prisa por retirarse y encontrar a un sustituto.
Cliff torció el gesto y prosiguió con la charla:
- ¿Y qué hay de las chicas? ¿Te has casado alguna vez?
- No, de hecho, aquella barbacoa de los Ewing a la que os acompañé, me marcó de alguna manera. Recuerdo a aquella nieta de los Ewing...¿cómo se llamaba, Boozie?
- No, Lucy...Sigue siendo muy guapa aunque es tan insolente como lo era su tío J.R. Aquel fue un día muy triste para Pamela, no sé si recordarás que perdió el niño que esperaba...
- Brindemos por esta reunión...y por poder recuperar el tiempo perdido.
En el otro extremo de la ciudad, una mujer era trasladada a la sala de Urgencias del Hospital General de Dallas. Era la misma mujer que maldecía en aquel callejón, la noche anterior. Había ingerido una mezcla de alcohol y drogas sintéticas que la habían llevado al borde de la muerte...Pero, en un rincón oscuro de la ambulancia, se había quedado aquel monedero, con las únicas pertenencias de la joven...incluida aquella foto de James...
(Fundido en negro)
Continúa