Episodio 3: "TIEMPO DE MORIR"




Pamela esbozó una sonrisa, correspondida por la que, en otros tiempos, fue una de sus mejores amigas...

- ¿Te encuentras bien, Pam? - preguntó Sue Ellen.

- Sí, claro. Sólo que...no esperaba verte. A ninguno de los dos - añadió, mientras lanzaba una suspicaz mirada a su hijo Christopher.

- Pasemos a la salita, tía Sue Ellen... - dijo él, mientras Pam hacía un gesto amable en dirección a la lujosa estancia, intentando romper el hielo...Los tres entraron en la sala de estar de la mansión, acomodándose en los sillones situados alrededor de una mesilla.


- La casa está decorada con un gusto excelente, Pamela - comentó Sue Ellen. - ¿Te encargaste de ello personalmente?

- Sí, con la ayuda de Donna y también Valene y Barbara, la prima de Bobby...Oh, olvidaba que ya la conocías.

- Sí. Yo estaba presente cuando ella llegó al antiguo rancho, reclamando su parte de la propiedad de Southfork...

Christopher perdía la paciencia e intervino en la conversación:

- Mamá, olvidé decirte que la tía Sue Ellen iba a acompañarme hoy hasta aquí...

Pamela le miró fijamente y le rogó, suave pero con decisión:

- Chris, ¿nos puedes perdonar, por favor?

Tras hacerse rogar, Chris se levantó y salió al exterior...

- Lo siento, Sue Ellen...

- Ya veo. Christopher no te dijo que iba a venir...

- No. Pero me alegro mucho de verte. Y respecto a la pregunta que hizo sobre Kristin...

- No he venido por ella, sino por mi madre. Patricia murió hace un mes...y dejó algo en herencia para Christopher, su segundo nieto.



Lejos de Southfork, en la ciudad de Dallas, James esperaba en la comisaría para hablar con uno de los detectives que habían ido a buscarle a su casa...Finalmente, el hombre apareció con un viejo monedero en la mano.

- ¿Se puede saber por qué diablos me han detenido?

- No le hemos detenido, señor Ewing...- contestó el detective.

- Señor Beaumont, si no le importa - corrigió James, que sólo usaba el apellido de su padre natural en las firmas de los documentos de negocios.

- Queremos saber cuál era su relación con la difunta Michelle Stevens Beaumont.

- Pensaba que seguía en la cárcel, cumpliendo condena por asesinato... - apuntó, inocentemente, James, sabiendo que no era cierto.

- La chica salió de allí hace dos años. Su condena se había prolongado casi tres años por conducta violenta y desacato a la autoridad. La señorita Stevens fue encontrada hace unos días en un callejón de Dallas y falleció de una sobredosis en el Hospital General.

James se quedó boquiabierto, y de repente, recordó una de las últimas veces que vio a Michelle. Habían quedado en un lujoso restaurante para hablar de su relación: él le iba a comunicar que la dejaba por la madre de su hijo, Debra Lynn, aún su esposa.

- Sabes perfectamente que yo soy la mujer que te conviene, James - le había dicho con lágrimas en los ojos, mientras apuraba su copa. James había decidido anular su matrimonio con Michelle, dado que Debra Lynn nunca había tramitado el divorcio y seguían casados, y además tenían un hijo en común, el pequeño Jimmy.

- ¿Señor Beaumont...? - el detective le devolvió a la realidad. James volvió a sentir el dolor que le produjo romper su relación con ella, y pensó que lo mejor sería acabar con ese asunto cuanto antes.

- Estuvimos casados unos meses, pero el matrimonio fue anulado poco después de la muerte de mi padre, J.R. Ewing...Luego visité a Michelle en la cárcel, en una ocasión, y supe por la prensa que había sido condenada por haber matado a la asesina de su hermana April.

- Junto a su cuerpo encontramos este monedero, con una foto suya hecha pedazos y el certificado de matrimonio, fechado en 1990. En él, constan sus nombres. Y en el registro, aún figuran como marido y mujer...Pero, si no tiene inconveniente, habría que identificar el cadáver...


De vuelta en Southfork, Pam escuchaba la historia del viaje de Sue Ellen a Beacon Hill, y cómo hizo las paces con su madre poco antes de su muerte.

- Por lo visto, mi madre sospechaba que había algo turbio detrás de la muerte de Kristin en la piscina del rancho. Contrató a un detective y descubrió, no sólo que se había suicidado a causa de las drogas que tomaba, sino que además había tenido un hijo. Sin embargo, al saber que este niño había sido adoptado, y era feliz con su familia, abandonó la búsqueda.

- Dios mío, Sue Ellen... - Pam comenzaba a sentir por aquella mujer la misma simpatía y compasión que había sentido durante años, cuando ambas vivían en el viejo Southfork. - Ojalá no le causáramos ningún malestar a tu madre por haber adoptado a Christopher...Sabes que siempre fue lo más importante tanto para Bobby como para mí, aunque tuviera que marcharme de su lado por una temporada...

- He venido a informaros de que Chris tiene derecho a recibir la herencia de su abuela, aunque no quieras decirle qué vínculo le unía a ella realmente. Eso es cosa vuestra. Pero no quisiera perder nuestra amistad por estos años de ausencia. Nos costó mucho llegarnos a caer bien la una a la otra, Pam...

Pamela abrazó a su antigua amiga, la única persona a la que había considerado como su hermana, aunque, como Sue Ellen había dicho, la atacaba constantemente durante sus primeros meses en el hogar de los Ewing. Fuera, Christopher decidió arrancar el motor de su moto y alejarse de allí...


Afton estaba grabando una de sus actuaciones para el programa. Habitualmente, las interpretaba en directo, pero, en las últimas semanas, un cierto malestar cuando cantaba la había puesto en evidencia. Por ello, había sugerido que se grabase por lo menos una actuación suya, y se diese más protagonismo a los nuevos talentos que presentaba en cada programa. Aquel día, Afton había tenido que interrumpir la canción en dos ocasiones, pero, por fin, consiguió llevar a cabo una gran actuación, que levantó los aplausos entusiastas del público allí presente.

Afton se dirigió a su camerino, después de preguntar por su hija al regidor y a la maquilladora, que desconocían su paradero. Cuando Afton abrió la puerta del camerino, se llevó una sorpresa enorme...que sólo le permitió gritar:

- ¡Pamela Rebecca Cooper! ¿Pero cómo te atreves...?

Un hombre de unos treinta años, Joe, miembro del equipo del programa, salió de allí a toda prisa, prácticamente desnudo ...



En el depósito de cadáveres, una mujer rubia, no muy alta, con el pelo rizado, tacones altos y un traje sastre de color amarillo, seguía al encargado hasta el lugar donde, presuntamente, se encontraba el cadáver de Michelle. Al mirarle a la cara, blanca y desmaquillada, la mujer exclamó, en tono de falsete:

- ¡Oh, Dios mío...! No es posible... - se llevó un pañuelo a la cara y simuló emocionarse, mientras asintía mirando al funcionario. - Sí, déjela descansar en paz.

- Entonces, es su hermana, señorita...

- Stevens, April Stevens.

Cuando James y el detective llegaron al depósito, la mujer ya se había marchado... y la identificación ya no era necesaria. James la dio entonces por muerta y enterrada.

(Fundido en negro)

A la mañana siguiente, Pamela y Bobby salieron a cabalgar antes del desayuno. La visita de Sue Ellen y la pregunta de Chris habían sacado a la luz historias del pasado que se habían esforzado en olvidar. Aunque sabían que, algún día, tendrían que contarle la verdad sobre su madre a Chris.

- Hubo un momento en que temí que Sue Ellen ya le hubiera explicado todo a Chris...y que este reaccionara negativamente.

- Pero, Pam... - Bob se detuvo, eligiendo con cuidado las palabras. - Chris ya tiene diecinueve años. Sabes que el año pasado, cuando vino a Toronto, a pasar las vacaciones con nosotros, él ya tenía esa idea en la cabeza...Es una persona adulta y con una vida estable, a pesar de su edad. Se merece, por muchas razones, saber lo que le ocurrió a su madre.

- ¿Y le dirás también que su madre se acostó con su cuñado, y que tú pensabas que él era hijo de J.R.? ¿Y que Kristin disparó contra su tío, o que tú falsificaste su certificado de nacimiento para poder adoptarle?

Las palabras de Pam angustiaban cada vez más a Bob.



- Recuerda lo que me has repetido estos últimos años: debemos olvidar el pasado y ser felices hoy, con las personas que tenemos a nuestro lado, y sin pensar en todo el tiempo perdido...

Bob abrazó a Pam con todas sus fuerzas y la subió a su caballo, para volver luego hasta la casa...



"Aguila Ilegal" terminó su hamburguesa y su refresco, y dejó caer las sobras al suelo. Una vez en su viejo coche, abrió su ordenador portátil y lo conectó. Tenía varios mensajes en su buzón, uno de ellos firmado por CME, el joven al que le vendió el viejo archivo del juicio por custodia...Abrió el mensaje al no recibir señal de aviso de su antivirus...y entonces, le apareció una sonriente cara, con el siguiente texto: "¿Te has dejado la llave del agua abierta en casa...tío?"

Durante medio minuto, "Aguila Ilegal" pensó en lo que podía significar aquello, y cuando volvió a mirar la pantalla, vio que todos los archivos de su ordenador habían sido eliminados por aquel visitante inesperado. Cerró la tapa y arrancó el coche, en dirección al lugar que llamaba su "guarida". Una vez delante de la puerta, sacó las llaves y, cuando iba a introducirlas en la cerradura, se dio cuenta de que tenía los pies mojados: el agua había inundado aquel antro, incluídas las copias de seguridad que "Aguila" guardaba de los archivos de los juzgados con que comerciaba ilegalmente..."Aguila" soltó las palabras más sucias que pudo recordar y se echó a llorar, tirado en el suelo del pasillo...



En ese mismo momento, Cliff Barnes llegaba a su oficina en el "First Commercial Bank". Su secretaria personal, Chow, le recibió con cortesía pero con una competencia bañada en frialdad...

- Señor Barnes, la reunión de las diez está a punto de comenzar...Le he dejado los mensajes más urgentes junto al retrato de Rebecca y su americana nueva en el perchero de la izquierda...

- Humm, gracias, Chow... - contestó él, distraídamente, para añadir luego: Pero antes, tengo que dictarte una carta muy importante...

Chow pestañeó y se puso sus gafas de diseño. Luego siguió a su jefe hasta el despacho y cerró la puerta tras ellos.

- Chow... - dijo él, señalando al diván que había en una de las esquinas del despacho.

- Sí, señor Barnes - respondió ella, quitándose las gafas de nuevo...

- Y por favor, llámame Cliff. Después de todo, eres mi psicoterapeuta...

Chow era la hija de la dueña del restaurante chino favorito de Cliff, donde él se había iniciado en uno de sus placeres...A petición de su madre, la había empleado como secretaria y, al cabo de un par de años, ya se había convertido en secretaria personal de Cliff y en su psicoterapeuta. Porque esa era la profesión real de Chow...

- Oh, Chow...Todo se hunde otra vez...He conseguido el puesto de Presidente que quería a base de pisar al único pariente vivo que me quedaba...Will ha dimitido y yo soy el ejecutivo más poderoso del banco...y de todo Dallas. Y me siento tan culpable...Además, seguro que Will se lo dirá a Pamela, como cuando éramos niños, y ella me echará un discurso otra vez. La he vuelto a decepcionar...Por si fuera poco, Afton ha encontrado a mi hija con otro chico en su camerino...Si viviera J.R., podría echarle la culpa...

Chow, sentada junto a él, miró fijamente al retrato que Cliff tenía colgado allí delante, donde aparecía él mismo sonriendo alegremente...

- Escúchame bien, Cliff: J.R. está muerto. Lleva diez años muerto. Y tus pesadillas son sólo pesadillas. Tienes una familia que te quiere y tu hermana ha vuelto a Dallas. Todo el mundo obedece tus órdenes aquí. Tienes miles de millones en tu cuenta personal y una gran cantidad de inversiones repartidas por todo el país. Ahora, vas a levantarte, vas a ponerte tu americana nueva, tu corbata favorita, y vas a entrar en la sala de reuniones, donde te esperan para que les demuestres que te mereces ese puesto y te mereces ser feliz. La maldición de los Barnes ha desaparecido. Tu galleta de la suerte dice: "Disfruta cada día y, sobre todo, olvida a J.R."

Cliff se levantó, muy animado y con una sonrisa de oreja a oreja.

- Chow, no sé qué hubiera hecho sin ti...pero, ¿y qué me dices de mi hija...?



Sue Ellen y John Ross llegaron a la mansión de Turtle Creek, uno de los barrios residenciales de Dallas. Por fin, la casa había sido condicionada de nuevo para que madre e hijo vivieran allí. John Ross había decidido trasladarse temporalmente a casa de su madre, aunque iba a conservar el apartamento. Las clases volvían a empezar la semana siguiente y, con un poco de suerte, sería su último año universitario. Después, él se haría cargo de la Ewing Oil como su presidente y accionista mayoritario. Pero, si no aprobaba los exámenes finales, la herencia de su padre seguiría siendo administrada por Bobby...según estipuló J.R. en su testamento.

- Nunca me gustó la otra mansión... - recordó el joven.

- ¿Tampoco sus pistas de tenis? - le miró de reojo, sabiendo que su habilidad para ese deporte se había desarrollado allí, durante sus partidas con Christopher.

- Me conoces demasiado bien... - John Ross cambió de tema. Estaba preocupado por Christopher y por su madre - No me contaste lo que pasó en Southfork...aunque creo que mi primo no jugó limpio...

- Tú también le conoces bien a él. No le dijo a Pam que yo iba a visitarles, e intentó sonsacarnos cosas sobre su madre...

- Kristin...No puedo creer que muriese en la piscina de Southfork...

- Hay muchas cosas que tú no sabes. Ni tampoco Christopher...



Aquella noche, en el nuevo Southfork...

- Dios mío, no puedo creerlo. Michelle, muerta...

- No, Bobby - corrigió James, que había acudido con Cally para informar a su tío. Después de todo, la difunta había sido brevemente su cuñada. - Michelle ha sido asesinada, según la policía. Han encontrado en su cuerpo restos de alcohol y drogas, pero sus huellas dactilares ya no eran inidentificables, tenía las yemas quemadas...Al parecer, la época que pasó en la cárcel fue un tormento para ella...

- Supongo que hay más, ¿me equivoco?

- No. Encontraron la copia de nuestro certificado de matrimonio y la policía comprobó que aún era válido: en este estado, aún éramos marido y mujer. El abogado de J.R. no llegó a tramitar la anulación, como prometió. Luego, Cliff acusó formalmente a Michelle del asesinato de Hillary Taylor y fue condenada a varios años de prisión...

Bobby se puso la mano en la frente para secarse el sudor que empezaba a delatar su angustia.

- No te preocupes, iré al grano: la policía afirma que Michelle fue envenenada por otra persona, y que su cadáver fue identificado por alguien que decía llamarse...April Stevens. Al oír el nombre de su difunta esposa, asesinada en París, Bobby abrió los ojos de par en par, mientras Pamela, que acababa de entrar en la sala, les observaba estupefacta...

(Fundido en negro)

Continúa