Episodio 4: "DALLAS CONFIDENCIAL"
APARICIÓN ESPECIAL DE:
HOWARD KEEL (CLAYTON)
y SUSAN SARANDON
como MADELEINE

El sol de la mañana iluminaba el patio trasero del rancho Southfork, donde todos los Ewing desayunaban juntos...a veces, aunque siempre los sábados. Aquel día, estaban sentados a la mesa Bob, Pam, Chris, Gary y Val...
- Cuando tu padre y yo estábamos creciendo, con el desayuno de Southfork se hubiera podido alimentar a un par de reses durante una semana. - explicó Gary, dirigiéndose a Chris, con el mismo tono de nostalgia del pasado lejano, que no del más reciente. Chris se había mudado al rancho después de saber la verdad sobre su madre. Así podría reanudar la relación con sus padres y volver a conocerse...
- ¿De verdad? ¿Y la prima Lucy, cómo era, de pequeña? - Gary y Val se miraron, esperando que el otro le sacara del apuro...
- Era la niña más hermosa que he visto nunca. Muy rubia y siempre con las mejillas rosadas... - explicó Val, sumergiéndose en sus escasos recuerdos como madre de Lucy. - Y cuando empezaba a llorar, nada ni nadie podía consolarla, excepto una nana que le solía cantar...
- ¿Por qué no se ha vuelto a casar Lucy, tía Val?
- No lo sé, supongo que es feliz como vive ahora, dedicada a su hijito. De todas formas, se lo podrás preguntar tú mismo si quieres - reveló Val con aire de misterio - porque Lucy me llamó ayer para decirme que ha decidido volver a Southfork con Peter, por lo menos durante una temporada. La semana que viene estará con nosotros de nuevo...
- ¡Genial, poco a poco la familia Ewing vuelve a llenar el nuevo Southfork! - exclamó Bob.
- Me alegro mucho, Valene...¿Se quedará en vuestra casa o preparo su antigua habitación en la casa principal? - preguntó con cautela Pam.
- Me temo que Lucy es demasiado independiente para empezar a vivir con sus padres, a su edad...Me ha dicho que prefiere quedarse con vosotros. - dijo Val con una sonrisa triste.
- En el fondo, Lucy siempre será una auténtica Ewing... - brindó irónicamente Gary, levantando su vaso de zumo de naranja...

En la mansión Wentworth, Cliff servía un café a su esposa...
- Aquí tiene mi mujercita, servida como una reina, con la esperanza de que quiera darse un baño en la piscina conmigo...
Afton sonrió con dulzura, a pesar de que estaba algo mareada.
- Cariño, eres adorable...cuando te lo propones. Pásame la leche fría, por favor...
- ¿Aún te duele la garganta? - preguntó Cliff, que sabía que Afton se había esforzado por disimular su malestar en los últimos meses.
- Sí...pero se me pasará en seguida - dijo mirando hacia la ventana de la habitación de Beckie...- ¿Has ido a ver si quiere desayunar con nosotros?
- Claro, aunque ya ha tomado algo en su habitación...No te preocupes por ella...
- Dios mío, Cliff... - Afton cambió de tema súbitamente - Desde que la encontramos con aquel desgraciado de la emisora, la tratas aún con más delicadeza...A mí no me escucha cuando intento hablar con ella y sólo sale para nadar y para ir a clase...Sabes que estamos evitando el auténtico problema...
Cliff levantó la vista mientras se zampaba medio "croissant" relleno de mantequilla.
- ¿Qué problema? - farfulló con la boca llena...
- Ya es hora de que Rebecca sepa por qué no puede ir por ahí acostándose con quien quiera...ni ahora ni nunca.
- Creo que la mantequilla me ha afectado al cerebro, porque me he perdido completamente...- dijo Cliff, tragándose el resto del "croissant"...
- ¿Quieres que te lo recuerde? - preguntó ella, mirándole con incredulidad, como si hubiera olvidado la enfermedad genética de la que él era portador - Bien. En una palabra: neurofibromatosis.

Sue Ellen miró por la ventanilla del reactor: estaban acercándose a las tierras del primer campo adquirido por la nueva Ewing Oil. John Ross había preferido quedarse descansando en Dallas, pues había pasado una semana dura en la universidad. James ocupaba el asiento contiguo a Sue Ellen, y se acercó a ella para mirar también el panorama.
- ¿Qué te parece? Estás ante el campo Ewing 1...
- Así que esa es la tierra que me hará millonario...o me arruinará del todo. - añadió con sarcasmo James.
- No te veo muy entusiasmado. ¿Aún te sientes culpable por haber elegido a tu hermano en vez de a tus tíos lejanos? - Sue Ellen ahondó en la herida: quería saber si James había adquirido verdadera fuerza con el tiempo, o seguía siendo el joven lleno de miedos que utilizó a su hermano para enriquecerse.
- No, qué va. Mi padre me dijo una vez, "no te..."
- ..."No te sientas culpable de lo que has hecho, sino de
lo que no has hecho..." - Sue Ellen sonrió de oreja a oreja, mirándole con picardía. - Creo que, después de todo, algo aprendiste de tu padre...
- Lo único que temo es que mi decisión haya molestado tanto a Gary que pueda iniciarse una nueva rivalidad familiar...
- No lo creas. Yo hice negocios con Gary Ewing. El fue una oveja negra como tú. Recuerda: son los lobos los que se devoran entre sí, no las ovejas.
James esbozó una sonrisa, mientras pensaba que sería divertido comprobar si Sue Ellen tenía razón...

En el aeropuerto Love Field de Dallas, Gary y Val esperaban la llegada de Lucy y Peter con impaciencia.
- He hablado con los gemelos antes de salir...Están emocionados y tienen ganas de venir de vacaciones para pasar más tiempo con Lucy...- dijo Val, mientras se alisaba el vestido.
- Fantástico - dijo Gary, con semblante serio.
- Oh, Gary Ewing. Borra esa cara de payaso triste ahora mismo - Val había visto esa expresión muchas veces durante los últimos cuarenta años. - No te pongas nervioso. Las cosas son distintas y ha sido ella quien ha decidido instalarse en Southfork de nuevo. Tengo la intuición de que nos vamos a llevar una gran sorpresa con Lucy...
En aquel momento, Lucy y el niño aparecieron ante ellos, acompañados de una niñera. Después de saludarse y hacer las presentaciones, Lucy dejó a Peter con la niñera y cogió a sus padres del brazo.
- Nena, te hemos preparado una cena sencilla, con algunos invitados que queremos que conozcas...
- ¿Alguno de ellos está soltero? - preguntó Lucy con picardía.
- Todos ellos, salvo uno, que está divorciado.
Madre e hija se echaron a reír, mientras Gary ayudaba al chófer a llevar el voluminoso equipaje de su hija. Una vez en la limusina, se dirigieron rumbo a Southfork.

Un par de horas más tarde, llegó el último invitado a la mansión Southfork. Raúl, el jefe de servicio, abrió la puerta y el invitado se presentó:
- Hola, Raúl. Soy Alan Beam. - El hombre, ya en su sesentena, le observó, miró al interior y le hizo pasar...
Gary le había visto desde la puerta de la salita, y llamó a Bobby y a Lucy, que jugaba con el pequeño Peter.
- Venid un momento. Quiero que déis la bienvenida a mi nuevo abogado: Alan Beam.
Bobby y Lucy se miraron asombrados, y luego intentaron sonreír, sin ningún éxito, en el caso de Lucy.

(Fundido en negro)
- ¿Qué diablos estás haciendo aquí? - fue la bienvenida que le dio Lucy a su antiguo prometido Alan.
- Hola, Lucy. Yo también me alegro mucho de verte. Me han dicho que tienes un hijo muy guapo...
Lucy mantuvo una mirada fría e inexpresiva, como si estuviera delante de su peor enemigo. Echó la vista atrás hacia el salón, donde estaban Pam, Val, Chris, Peter y la niñera, con los demás invitados...
- Disculpadme, ¿podemos hablar un momento, papá?
- Claro, Lucy - Gary miró a Alan y le dijo - Es sólo un minuto. Bobby, por favor, preséntale a los que aún no le conozcan.
Gary y Lucy pasaron a la sala contigua, una pequeña biblioteca.
- ¿Qué es esto, una broma de mal gusto? - preguntó ella.
- No. Alan es un gran abogado que acaba de incorporarse al Grupo Ewing...en concreto, a mi división, aunque hasta hoy no lo hemos hecho público...
- Oh... ¿Y a que no sabes que estuvimos a punto de casarnos, hace muchos años? ¿Y que fue uno de los sospechosos de haber disparado a J.R.?
- Como la mitad de los habitantes de Dallas... - Gary pidió a su hija que se sentase en uno de los sillones - Cariño, escucha y hazlo bien: Todo eso y más me lo dijo él mismo cuando llegó, durante el trayecto desde el aeropuerto hasta su apartamento en Dallas. Me dieron excelentes referencias de él y me pareció que se merecía una oportunidad. Si vas a quedarte con nosotros, tendrás que empezar a confiar en tu familia...
Afton se había acercado al estudio de televisión para recoger un vestido de su propiedad que había dejado por descuido en su camerino.

Abrió la puerta y un ruido la hizo estremecerse: era sólo la corriente de aire...¿o quizá había alguien más en el estudio, aparte de los guardias de seguridad?

- Vaya, mira quién ha venido. Nuestra estrella favorita...
Afton miró la silueta que se veía reflejada en su gran espejo.
- Oh, eres tú... ¿Qué haces aquí? - Afton intentó disimular su nerviosismo. Era Joe, el técnico que había seducido a su hija...
- Bueno, he venido a preparar unas cosas para un especial que se rodará mañana, no es tu fantástico programa, pero seguro que salen chicas con poca ropa...aunque no tan deliciosas como tu hija, claro.
Afton tenía las ideas muy claras, y no pensaba perder la oportunidad de resolver aquel asunto.
- Escúchame bien, ligón de poca monta: si me entero de que vuelves a acercarte a mi hija, te aseguro que ninguna mujer querrá verte desnudo...
- Oh, qué miedo. Qué importante te crees...Tú y tu marido, el nuevo rico. Déjame decirte una cosa: no sóis más que un nuevo rico y su amante favorita. Y Beckie debe ser de alguno de tus clientes...pero seguro que ni siquiera sabes de cuál.
Afton le dio una bofetada, sin poder reprimir su rabia, mientras le insultaba.
- Me gusta...Dame un poco más...- dijo él, mientras le cogía la mano y la atraía hacia su cuerpo. - Por cierto, nena, te voy a hacer un favor.
- Si no me dejas ahora mismo, llamaré a los guardias...
- Este es mi favor. Abre los ojos: aquí todos menos tú saben que tu programa te lo ha montado tu maridito. El se encuentra detrás de los patrocinadores y el director de la emisora le debía un favor. Si no te lo crees, pregúntaselo a Cliff...
Afton abrió sus hermosos ojos de par en par, y, en su mente, todas las piezas empezaron a encajar: quizá Joe tenía razón...respecto a su programa. La mujer cogió el vestido y salió de allí, dando un portazo con todas sus fuerzas...
La mañana del domingo, James y Cally acudieron al circuito de carreras de Leavenworth. Sólo faltaba una semana para su boda, y James había prometido a su futura esposa que dejaría para siempre los deportes de riesgo: el paracaidismo, el alpinismo, las carreras de bólidos...pero antes quería disfrutar, por última vez, del placer de la velocidad...
- Deséame suerte, cariño - Cally le dio un beso en la boca antes de que se colocara el casco.
- James, ¿por qué no olvidas esta última carrera?
- Llevo varios años en los circuitos, y apenas me he hecho unos rasguños. La semana que viene, nos casaremos y quiero que nuestra vida sea diferente, más tranquila: sólo tú y los niños...- James la acarició y se ajustó bien el casco, susurrándole: Te quiero. - Cally se quedó allí, sin ánimo, hasta que la obligaron a salir de la pista.

Una mujer morena, con una pamela y unas gafas de sol, la observaba desde lejos, y luego al coche de James, hasta que arrancó. Entonces, la mujer se acercó hasta un chico que parecía ser el mecánico del coche de James.
- ¿Ese no es un Ewing? - dijo ella, fingiendo mera curiosidad.
- Sí, el más rápido de todos, sin duda alguna. Gary Ewing también participa de vez en cuando, pero parece que han surgido diferencias entre ellos...
- No me diga... - La mujer asomó los ojos por encima de las gafas - Qué interesante. Pero ¿no es peligroso que alguien como él se arriesgue tanto? Un padre de familia...¿Tú no estás casado, verdad?
El joven la miró, y sonrió. Acto seguido, la invitó a tomar algo después de la competición. De repente, Cally apareció detrás de la desconocida.
- Perdonad...- La mujer se ajustó las gafas al máximo, presa del nerviosismo. - Perdona, Bill, ¿puedes decirle a James que le esperaré en el coche? No podré soportar esta carrera...
Bill acompañó a Cally después de disculparse ante la desconocida. Esta desapareció y la carrera dio comienzo.
Cliff había recibido una llamada de su sobrino Christopher. Quería hablar con él de algo importante. A pesar de que era domingo, Afton no estaba en casa, ni había dicho adónde iba. Cliff y Chris se citaron en el restaurante chino favorito del primero.
- ¿Te he contado alguna vez que aquí hacen el mejor "chop-suey" que he probado nunca? - preguntó Cliff, sin esperar respuesta: sabía que sí.
- Claro, y que la hija del dueño es ahora tu secretaria ejecutiva...
- Oh, sí...Cuando vengo aquí, me tratan como si fuera "el último emperador"...
- Tío Cliff - dijo, divertido, el joven - quería hablar contigo sobre mi madre...
- ¿Sobre Pamela?
- No. Kristin Shepard.
Cliff se puso serio, y adquirió un tono trascendental...
- Bueno, veo que te lo han contado...por fin. Sí, yo intenté salvarla de morir ahogada...pero no pude. - De repente, se dio cuenta de que estaba exagerando - Quiero decir que...cuando llegué a Southfork, ya estaba muerta.
- Eso me han dicho mis padres, pero, ¿fue un accidente? ¿Qué le ocurrió?
- Querido Christopher: me alegro de que hagas esta pregunta. Tu madre se cayó desde el balcón, por accidente, podríamos decir. Aunque el jurado dijo que había tomado ciertas sustancias y se consideró un suicidio...perdió el control. Aunque yo siempre creí que fue el maldito J.R. quien la empujó, para vengarse de haberle disparado...
- Así que era verdad lo que descubrí por Internet...que eran amantes y, cuando él la abandonó, Kristin intentó matarle.
- A veces, la verdad es más difícil de creer que la ficción, querido Chris.
- ¿Y Lisa Alden? - añadió.
- Veo que tienes cualidades para ser un buen detective... - Cliff dio un trago a su bebida - Lisa era la hermana de tu padre natural, Jeff Farraday. Una buena chica, aunque no tenía las ideas claras y tu tío J.R. no hizo más que embrollarlo todo y poner las cosas al rojo vivo...Se cuenta en Southfork que, cuando se enteró, Bobby se tiró encima de J.R. e intentó...Bueno, eso lo dejaremos para otro día...
Cliff detectó la frustración en la cara de su sobrino:
- Pero recuerda, muchacho, que nadie en el mundo te hubiera podido querer más que esos a los que llamas tus padres...
Chris le dio las gracias por la charla y el camarero trajo los primeros platos de la cena...

- ¡Cally! Despierta...despierta... - era Bill, para avisar a Cally de que había ocurrido algo inesperado. Cally abrió los ojos y vio la cara de su amigo...
- ¡James! - gritó Cally, abriendo la puerta del coche y saliendo a toda prisa...
La mujer de la pamela negra utilizaba sus prismáticos para seguir a la aterrorizada novia...y, cuando vio lo que quería ver, se subió a un deportivo de segunda mano y se marchó.
(Fundido en negro)
Continúa