Episodio 8: “FRENESÍ”



APARICIÓN ESPECIAL DE:

HOWARD KEEL (CLAYTON)

SUSAN SARANDON

como MADELEINE

y

HALLE BERRY

como DEBBI PORTER





“Si quisieras matarme, ya habrías disparado. Siempre fuiste una chica muy impulsiva” – respondió James, manteniendo los brazos en alto. – “Por cierto, te sentaba mejor el pelo rubio...”

Michelle señaló con la pistola hacia la puerta del conductor. “Sube al coche. Tenemos un largo camino por delante.”

James subió con cautela, alerta de que pudiera aparecer otro conductor que pusiese nerviosa a Michelle. Pero ella estaba muy segura de sí misma: se acomodó en el otro asiento, apuntando hacia la entrepierna de James. “Un movimiento en falso, y esto será mi primer blanco...”

James tragó saliva y arrancó el coche, nervioso. La joven sentada a su lado ya no era aquella antigua novia suya con la que había pasado sus ratos buenos...y malos.

“Nos vamos de Dallas, cariño. En dirección al mar, a Galveston.”



En la mansión Southfork, Bobby y Cally informaban al detective de la sospechosa ausencia de James.

- No creo que eso sea motivo suficiente para ordenar la búsqueda de su sobrino, señor Ewing...

- Pero, está claro que hay un asesino suelto, y que Michelle es la principal sospechosa...

- Lo siento, pero no está tan claro: ella es la principal sospechosa, pero no hemos descartado que sea un caso de allanamiento de morada...

- ¿Quiere decir que el motivo fuera simplemente desvalijar la casa? – preguntó una sorprendida Cally.

- Sí: algunas de las pinturas que el señor Beaumont tenía en su casa eran de gran valor, especialmente las que le regaló usted – el detective miró a Cally, esbozando una leve sonrisa – aunque la caja fuerte está intacta.

- ¿Y no es esa suficiente razón? James ha formado parte, hasta hace poco, de una empresa muy importante...

- Usted ha interrogado a Teresa, – remarcó Cally - ella le ha dicho que se recibió una llamada de alguien que decía ser mi cuñado John Ross, preguntando por James, pero su voz sonaba diferente... Y nadie ha podido localizarle en las últimas horas. Ni a él ni a John Ross...

- ¿Y para qué se supone que tenían que localizarme? – John Ross acababa de entrar en la salita, sorprendiendo a todos.

- ¿Has visto hoy a James? Necesitamos saberlo cuanto antes...

John Ross miró a Bob, luego a Cally y, finalmente al detective:

- No, lo siento. Hace días que no le veo.



Lejos de allí, cerca de otra de las ciudades más populosas de Tejas, Houston, una joven rubia de dieciséis años fumaba un cigarrillo tras otro, mientras esperaba que su hermano saliera del despacho contiguo. Ella se llamaba Betsy Ewing, pero prefería que la llamasen Beth.

De repente, se abrió la puerta y el director de la academia la hizo entrar para reunirse con su hermano.

- Quiero que sepa, señorita, que vamos a comunicarles a sus padres nuestra decisión. No ha sido fácil, porque su familia es apreciada en todo el Estado, pero esta academia no es el lugar adecuado para ustedes, y van a ser expulsados.

- ¿Expulsados, por qué? Pero, si no ocurrió nada...

- Esa no es la versión que tenemos nosotros. Saben muy bien que había una tercera persona implicada, y él ha confesado la verdad. Nuestro centro tiene una reputación intachable entre la sociedad de Dallas...especialmente en cuanto a educación femenina se refiere...

Bobby, su hermano, la miró sorprendido y ella le devolvió la mirada, sintiéndose en control de la situación.

- Expúlsenme a mí, pero no a él, señor director. No tiene la culpa de nada...

El director se quitó las gafas, y se levantó:

- Ojalá no tuviera que tomar esta decisión, pero se han ganado fama de conflictivos, y sólo llevan aquí tres meses...Sus ausencias han sido muy frecuentes, y sus calificaciones no justifican su...comportamiento.

Beth hizo amagos de ponerse a llorar, pero el director les pidió que se retirasen.

Una vez fuera, con la puerta cerrada, Beth cambió el semblante y se adelantó a su hermano, que la siguió pidiéndole que le esperase. Al girar la esquina, se toparon con otro estudiante de su misma edad: un joven moreno, de ojos azules, que miró a Bobby y, después, sonrojado, a la chica:

- Nos han expulsado – informó él - Lo siento, no me quedó otra opción: mi familia me mataría si supiera la verdad.

- No estamos en el siglo XX, cariño – se entrometió Beth – Por todo lo que sé, completarías el historial de la familia... – dijo ella, dejándoles solos.

- ¿Podemos hablar un momento, Bobby? – preguntó el joven.

- No tenemos nada de que hablar. Demasiado tarde...

Bobby se marchó corriendo e intentó alcanzar a su hermana...



Mientras, por las calles de Dallas, el coche conducido por James se dirigía hacia la salida de la ciudad.

- Conduces muy bien, James. Había olvidado lo bien que utilizas las manos...

- Dime una cosa, Michelle: ¿mataste a mi madre?

- ¿Insinúas que soy una asesina? ¿O lamentas que te estropease la gran boda en Southfork...? Aquel rancho ya no es lo que era...Me gustaba más la otra casa...

- De acuerdo – James intentó evitar los rodeos - ¿Cuánto dinero quieres? Dímelo y mañana lo tendrás...

- No va a hacer falta. Si todo sale bien, mañana ya estaré fuera del país. Sólo quiero que me lleves a Galveston...

James observó una cicatriz que asomaba por debajo de la camiseta de Michelle. Ella retiró el cuello y lo bajó unos centímetros:

- Esto es la prueba palpable de mi estancia en la cárcel. Fue el resultado del momento más emocionante que viví...durante la primera semana.

El joven frunció el ceño, y miró al frente de nuevo. El semáforo cambió de señal y la pareja continuó su camino...



Ya oscurecía en Southfork cuando un coche no reconocible para los Ewing atravesó el arco con las iniciales “SF”. Su propietario era Will Barnes, el primo de Cliff y Pamela.

Una vez delante de la mansión, ésta bajó del coche, efectivamente conducido por Will.

- Vamos, no te hagas de rogar, sé que te mueres de ganas de saludar a Bobby y a los demás.

- Sí, claro. Es sólo que no sé si es el mejor momento. Además, sigo pensando que hay algo que te preocupa...

- Entrar en territorio Ewing pensando en preocupaciones es entrar con mal pie, te lo aseguro. Anda, vamos. – dijo ella mientras le cogía del brazo.

Bob estaba despidiendo al detective cuando ellos se acercaron a la puerta de entrada.

- Manténganos informados, por favor.

- Descuide, señor Ewing. Daremos la orden inmediatamente.

- ¿Qué ha pasado, Bobby? – preguntó ella.

- Aún no lo sabemos – Bobby miró al desconocido que acompañaba a su esposa. Ella no esperó a que le preguntase, y los presentó. Detrás de Bobby, salió Lucy.

- Hola – dijo ella, sonriendo – Así que tú eres Jimmy...

- Nadie le llama Jimmy ahora, Lucy. – corrigió Pam. – Es mi primo Will.



Ella le saludó y todos entraron en la casa. Will admiró la lujosa entrada de la mansión, decorada con un estilo nada ostentoso pero de un gusto excelente.

- Me alegro mucho de que por fin te hayas decidido a visitarnos. Aunque tal vez no sea el mejor día...

- Después de veinte años sin venir, cualquier momento es bueno...para volver a ver a la familia Ewing...


Lucy se quedó atrás, observando al recién llegado...y reflexionó para sí:
-Tal vez haya otro Barnes interesante en esa familia...Esto puede ser divertido.



Media hora más tarde, Gary entraba en la mansión principal. Había dejado a Valene en el aeropuerto, donde iba a tomar el avión hacia California. Bobby, Pam, Lucy, Ray, Donna y Will estaban sentados a la mesa, en mitad de la cena. Al ver a su hermano con semblante serio, le invitó a sentarse con ellos y le presentó a Will. Gary aceptó con desgana, mientras explicaba el motivo de la ausencia de Val:

- Lilimae, su madre, está enferma: hoy nos ha avisado nuestra antigua vecina, Karen Mackenzie.

- La recuerdo. ¿Era aquella morena tan hospitalaria...y charlatana que os recibió el día que llegamos a Knots Landing, verdad? – preguntó Bobby.

- La misma, y sigue siendo tan hospitalaria...y tan charlatana. Hemos pensado que lo mejor sería que Val pasara unos días con su madre, hasta que se mejore...

- Espero que no sea nada grave, Gary – dijo Pam.

- Will ocupa un alto cargo en el Cattlemen´s Bank...La familia trabajó durante muchos años con ellos, sobre todo con Franklin Horner...

- ...Y tu estado civil, ¿cuál es, si puede saberse?

- ¡Lucy, no seas indiscreta con nuestro invitado! – dijo Gary.

- Mi querido abuelo Jock siempre decía que, durante la cena, no había que hablar de negocios...y quería mantener la tradición – afirmó ella, con tono pícaro.

- Soltero, aunque en realidad debería decirse que estoy separado.

- Eso no me lo habías dicho, primo – se quejó Pam.

- Aún no nos hemos puesto al día, me temo – se disculpó él.

Gary se levantó, excusándose ante Will.

- Lo siento, pero mañana tengo una reunión muy temprano. Me alegro de haberte conocido, Will. – Bob miró a Pam con complicidad y añadió:

- ¿Estás seguro de que no quieres quedarte un rato más con nosotros?

- No, gracias, Bobby – Pam observó a su marido y detectó en él un gesto de preocupación, seguramente a causa de su hermano. Pero no podía adivinar nada más...



En aquel momento, James y Michelle se registraban en un motel de carretera, a unos cien kilómetros de Dallas, como el señor y la señora Smith. Una vez en la habitación, ella exclamó:

- No sabes cuánto tiempo he esperado a que llegase este momento, James Beaumont...

James recorrió la habitación, observando la cama de matrimonio, no muy grande. Luego, miró de nuevo a Michelle...



(fundido en negro)



- ¿No me creerás tan estúpido como para dormir contigo en la cama?

Michelle sonrió abiertamente.

- No estaba pensando en dormir, precisamente – entonces, sacó la pistola de su bolsa. – Date la vuelta, ahora mismo – dijo, mientras sacaba unas esposas con la otra mano. James abrió los ojos de par en par.

- ¿Qué es lo que pretendes? – dijo él.

- Sólo quiero tomar una ducha. Pero no voy a arriesgarme a que no estés cuando salga del cuarto de baño. Estírate en la cama, con los brazos extendidos hacia arriba.

James le hizo caso, y luego ella le obligó a juntar los puños para poder colocarle las esposas. Después las ató a una de los patas de la cama.

- Bueno, querido James. Creo que la espera ha valido la pena. – A continuación le rasgó la camisa, quitándosela luego y dejándole con el pecho descubierto.

- Voy a ducharme, cariño. Y recuerda que tengo muy buena puntería..



Al día siguiente, Clayton y Madeleine se acercaron hasta la tumba de Ellie, situada en el cementerio familiar, muy cerca de la de J.R. En señal de respeto, Madeleine dejó al hombre solo con sus recuerdos. La mente de Clayton retrocedió diez años: hasta poco tiempo antes de que falleciera su segunda esposa, Ellie, enferma de cáncer. La enfermedad se encontraba en su última fase, después que la pareja pasara un par de años en busca de un tratamiento adecuado.



- Ellie, tienes que descansar, todo está bajo control en casa, más tranquilo que nunca. Y te están esperando todos con impaciencia.

- Siempre has sido el hombre más amable que he conocido, Clayton. Incluso antes de casarnos...¿Recuerdas cuando nos conocimos, en Southern Cross?

- No debes cansarte, ya sabes lo que ha dicho el médico... – Clayton observó a su esposa: a pesar de haber superado la setentena, su rostro siempre estaba luminoso y sonriente.

- Quiero que escuches una cosa, por favor, es importante para mí.

- De acuerdo – el anciano sonrió, con ternura.

- Has estado sometido a muchas tensiones desde que nos casamos, y te esforzaste siempre por llevarte bien con todo el mundo, incluso con J.R. Quiero agradecerte que mantuvieras en secreto mi enfermedad durante el último año. Hubo tantas desgracias en la familia que, si lo hubieran sabido, no habría hecho más que empeorar las cosas...

- Tu familia es fuerte como una roca, Ellie. Todos se han sobrepuesto a los problemas más difíciles...Pero respeté tu decisión...

- Bobby...mi pequeño Bobby...su lugar está con Pamela, y Christopher debería vivir con los dos...Hace unos días, le pedí a Bobby que le diera otra oportunidad a Pam, que olvidara el pasado y comprendiera las consecuencias de su accidente...Nadie debería estar solo en la vida. Y tú tampoco. Si algo me ocurre, quiero que sigas con tu vida, Clayton, y, si encuentras a otra mujer, intenta ser feliz con ella...No malgastes los años que te queden. Si yo no lo hubiera hecho así, no me habría casado contigo...



Clayton regresó al presente. Sus emociones se habían desbordado, tras la apariencia fuerte y tranquila. Madeleine se le acercó, con sigilo.

- ¿Estás bien, Clayton? – le preguntó, al reparar en sus lágrimas.

Él bajó la vista, secándose las lágrimas con un pañuelo.

- Sí... – susurró – es hora de irse...

“Hasta pronto, Ellie” – dijo Clayton en su interior. Nunca los prados de Southfork le habían parecido más solitarios...



En los establos de Southfork, a un par de kilómetros de allí, Bobby buscaba a su hermano Gary. Finalmente, le encontró en la caballeriza de Banjo, su antiguo caballo.

- Hola, Gary. Pensaba que estarías en Dallas...

- No. La verdad es que ayer os di una excusa... – reconoció ante su hermano menor – fue un día especialmente duro.

- ¿Está muy grave la madre de Val?

- No quise daros detalles a causa de Will, pero Lilimae se presentó en nuestra antigua casa de Knots Landing y se instaló en ella...

- Pero, si la vendiste hace años, cuando os trasladasteis aquí...

- Sí, lo sé. No sabemos cómo, pero se metió dentro y los actuales propietarios no consiguen sacarla de allí. Val teme que se trate de Alzheimer...

- Dios mío, Gary...Si puedo ayudaros de alguna manera...

- Gracias. Hay otra cosa, además. Ayer, me llamó el director de la academia, para comunicarme que Bobby y Betsy han sido expulsados.

- Pero, ¿qué dices?

- Parece ser que son buenos estudiantes, pero han recibido varias amonestaciones por mal comportamiento, y, hace un par de días, encontraron a Betsy...con un chico.

Bobby esbozó una media sonrisa.

- Vaya, ahora lo entiendo...El peso de los años te cayó encima de repente...

- Supongo que algo así. Han sido unos meses de muchos cambios: la división del Grupo Ewing, el ingreso de los chicos en la academia, los problemas con James...y ahora, todo esto.

- Reconozco que puede ser difícil pasar por esta fase, pero es algo pasajero: pronto tu nueva empresa funcionará sola y los chicos se adaptarán a la academia. Si quieres, puedo hablar con el director, y por lo que respecta a James...James sólo quiere hacer lo que quise hacer yo cuando me casé con Pam. Y tu reacción me recuerda a veces la de J.R.: James no es una amenaza para ti en ningún sentido, ni lo ha sido. Ha vivido sin padre casi toda la vida y cometió muchos errores después de la muerte de J.R. Necesita hacer una serie de cosas por sí mismo, no contra ti.

- Siempre has sido mi hermano favorito, Bobby, pero tienes un defecto: en ocasiones pierdes de vista la realidad...



- Si de verdad piensas eso, eres menos inteligente de lo que pensaba. Todos los hijos de Jock Ewing hemos salido adelante a base de valor y coraje. No llevados por la ira o el miedo. Puedes contar conmigo para lo que quieras, Gary, pero no me quedaré escuchando tus quejas sin decirte lo que pienso. Este viejo caballo, Banjo, ¿recuerdas cómo lo domaste, e hiciste creer a todos que lo había domado yo? Eso es lo que tienes que hacer, Gary: hacer con los problemas lo mismo que hiciste con aquel caballo...



En las oficinas de la emisora de televisión recién adquirida por Cliff Barnes, Pamela Ewing iba entrevistando, uno a uno, a todos los candidatos para el cargo de director. Aún se sentía algo mareada, pero se obligaba a sí misma a realizar las entrevistas personalmente, para hacerle un favor a su hermano. Una de las primeras entrevistadas se llamaba Debbi Porter, una curvilínea treintañera que causó una excelente primera impresión en Pam.

- Estoy muy impresionada por tu currículo, Debbi. Buscamos una persona que le dé un enfoque más cosmopolita a la emisora, pero manteniendo algunos programas-estrella...

- ¿Como el Show de Afton Cooper? – Pam se sorprendió ante la perspicacia de la mujer.

- Sí, exacto. Afton regresará dentro de un tiempo y esperamos que continúe con el programa. Te voy a ser sincera, Debbi: Cliff Barnes, el marido de Afton, es el nuevo propietario de la emisora, y además mi hermano. Me ha encargado a mí la tarea de encontrar a una persona adecuada para este puesto y que asuma todas las responsabilidades, tanto del éxito como del fracaso de las emisiones. Queremos renovarnos y evitar un cierto tipo de televisión sensacionalista que se hace hoy en día...

- Hablar de lo que preocupa a las personas sin meterse en su casa con la cámara, ya entiendo lo que quieres decir, Pam. En una emisora de California, produje un programa de esas características, “Micrófono Abierto”. Su presentadora era Karen Mackenzie, quizá hayas oído hablar de ella... – Debbi sonrió luciendo su dentadura perfecta.

- ¿En California? Pues...si es la misma persona, sí, mi marido la conoce. Por lo que sé, no podrían ser mejores referencias...Tenemos que dejarlo aquí, pero hoy mismo tomaré una decisión y mañana te llamaré para decirte una cosa u otra.

Pam le dio la mano a Debbi y esta se dirigió a la puerta. Segundos después, oyó cómo se desmayaba Pam, cayendo junto a la mesa de su despacho. Debbi llamó a la secretaria y ésta, a una ambulancia.

(fundido en negro)






Continúa