UNIVERSIDAD YACAMBU
DIRECCIÓN DE ESTUDIOS VIRTUALES
DIPLOMADO EN TELECOMUNICACIONES AVANZADAS
PROFESORA: Leonor Dillón
ALUMNA: Ing. Maria Teresa Márquez V.
FORO: VISIÓN MUNDIAL GLOBALIZADA: LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA Y EL APORTE DE LA FUNCIÓN PLANIFICACIÓN
SUBTEMA: Problema en la Planificación Económica
RESUMEN
La política económica también debe ser planificada
Se suele usar la palabra "planificación" para referirse a la elaboración técnica de los medios necesarios en la ejecución de una política que ya está asumida como tal. Este empleo de la palabra, no obstante, oscurece un elemento importante del concepto de planificación: lejos de ser un a priori, una política económica también necesita ser planificada o, si se quiere, diseñada.
Por política económica, nos referimos al aspecto económico de todas las actividades del gobierno, con la excepción de las actividades emprendidas por organismos gubernamentales o empresas pertenecientes al Estado, en sus competencias como consumidores o productores. Pueden existir ciertas dudas en relación a dónde exactamente se traza la frontera, pero en cualquier caso, las actividades inclasificables no estarán entre los elementos más importantes de las políticas. Por lo tanto, definido en términos positivos, las acciones de la política económica pretenden influir en el proceso económico en cuanto éste es ejecutado por otros.
La mayoría de los países tienen gobiernos en diferentes niveles: locales, condales, estatales y federales, o cualquier otro nombre oficial utilizado para designar aquellos gobiernos. Por otro lado, hay una incipiente elaboración de políticas en los niveles internacional y supranacional. De la misma manera, se puede hablar del número de responsables de la toma de decisiones que participan en la política de un determinado país o grupo de países. La política económica de los gobiernos centrales nacionales, si bien ocasionalmente se hará mención a las políticas de otros organismos. A veces, también es útil considerar ciertas organizaciones privadas como responsables de las políticas. Un ejemplo son los sindicatos, o las organizaciones empresariales (entre las cuales, los agricultores) e incluso las grandes empresas, que pueden, en su conjunto, ser definidas como grupos de presión. De hecho, cuando hablamos de la política del gobierno central, no deberíamos olvidar que se trata de una ficción (aunque muy útil para la mayoría de nuestros objetivos) decir que el gobierno central representa a sólo un responsable de las políticas. De hecho, éste cuenta con un número relativamente elevado de responsables de políticas, que no siempre logran la unidad de acción deseable.
El mejor enfoque de la descripción sistemática de una política económica es el que se formula en términos de objetivos y medios. En la medida de lo posible, se debería identificar los diversos elementos que componen cada uno de éstos. Podemos formular el problema del diseño de las políticas económicas de la siguiente manera: los objetivos están dados, pero los medios son, cuantitativamente y cualitativamente, las incógnitas del problema. El diseño de una política económica dependerá, sobre todo en lo que concierne a la cantidad de trabajo implicado, del alcance de los fines y los medios. Por alcance, queremos decir el número de objetivos. Es evidente que el alcance de los objetivos influirá en el alcance de los medios requeridos. Una política de total laissez-faire, si existiera, tendría un alcance de cero. En el otro extremo, podemos situar la política de una economía de guerra completamente regulada.
El proceso de diseñar una política económica es obra de diversas instituciones. Como regla, las instituciones del gobierno tienen una influencia decisiva y final en la elaboración de cualquier política, si bien a menudo el trabajo preparatorio se ha efectuado en otra instancia, especialmente en los partidos políticos y las instituciones científicas. Ambos tipos de instituciones actualmente participan activamente en la formulación de las políticas económicas. Abordaremos el proceso de diseño como actividad gubernamental, pero no debería olvidarse que de hecho, el proceso puede ser ejecutado conjuntamente por los gobiernos y por dichas instituciones.
Se debería concebir el proceso de diseño como un proceso continuo, que produjera nuevas decisiones a intervalos más o menos regulares, y que revisara permanentemente las decisiones anteriores a la luz de nuevos hechos y nuevos descubrimientos.
Las políticas y, por ende, las políticas económicas, suelen basarse en ideas preconcebidas, en cierto sentido de carácter doctrinario. Esto es inevitable puesto que nadie puede reclamar una comprensión completa y un conocimiento exhaustivo de todos los procesos que intervienen. Sin embargo las perspectivas de los gobiernos y los expertos en el tema pueden discrepar en diversos grados.
Por lo tanto, hablaremos del proceso del diseño de la política económica, en primer lugar, desde la perspectiva de los científicos, en cuanto a lo que el proceso podría ser idealmente, y cuáles son algunas de las 'preguntas abiertas' más importantes. Después, abordaremos algunas de las 'imperfecciones' del diseño en la práctica (una vez más, desde el punto de vista del científico). Finalmente, dedicaremos una sección a las similitudes y diferencias entre los métodos de diseño en países con diferentes sistemas sociales.
Al presentar el problema de esta manera, no queremos insinuar que sólo los científicos podrían solucionar el problema del diseño de una política económica. Esto significaría sobrestimar su papel. Su participación en la elaboración de una política concreta se limita a realizar una primera sugerencia y ésta, aunque sea formulada por los mejores científicos, siempre requerirá el análisis crítico de los 'hombres sabios' que hoy en día constituyen una institución prácticamente validada en la elaboración de las políticas. Sin embargo, puesto que la contribución de los científicos al proceso consiste en clarificar hechos y relaciones, nuestra presentación está justificada.
Las primeras decisiones que hay que tomar atañen a la formulación de los objetivos. En términos generales, los objetivos se pueden subdividir en objetivos individuales y sociales, y en materiales e inmateriales. Se supone que el conjunto de los objetivos representan la 'felicidad' o, como se suele decir, de 'bienestar' máximo alcanzable. Esto implica un cierto número de decisiones en relación al peso relativo que debe otorgarse a cada uno de los objetivos en un momento determinado, así como en el futuro próximo y remoto.
Las categorías más importantes de objetivos pueden enumerarse de la siguiente manera, según la subdivisión señalada más arriba:
* Objetivo material e individual: consumo de bienes.
* Objetivo material y social: distribución equitativa.
* Objetivos inmateriales e individuales: oportunidades culturales; status.
* Objetivos inmateriales y sociales: justicia; libertad.
Las categorías 'individual' y 'social' indican que la felicidad de cada individuo depende tanto de lo que consigue personalmente como de su relación con otros. En relación a los bienes materiales, podemos afirmar que tanto el nivel medio de consumo como la distribución entre los individuos son importantes. Entre los bienes inmateriales, la justicia y la libertad suelen referirse a relaciones entre las personas y a las oportunidades culturales (entre las cuales, la oportunidad de la educación) y el status se refiere al individuo, aunque no exclusivamente. Los objetivos consisten en alcanzar una combinación lo más favorable posible de cada uno de estos elementos, dadas las limitaciones impuestas por las leyes de producción y las leyes psicológicas que gobiernan la conducta social. Debido a estas limitaciones, a partir de un cierto punto, podemos producir más bienes solo sacrificando parte de los otros elementos, y llegar a una distribución más equitativa renunciando a otros elementos del objetivo. La opción entre alcanzar el objetivo en un futuro cercano o lejano es muy importante. Podemos tener acceso a más bienes en el futuro si ahorramos ahora.
En cada situación concreta, por ejemplo en el momento de preparar los presupuestos del gobierno para el año siguiente, se pueden precisar los objetivos proyectando la situación que se espera en relación a cada uno de los objetivos para el año siguiente y a unos cuántos años plazo. Esta proyección asumirá a menudo la forma de un conjunto de cifras sobre el producto nacional, su distribución, el empleo, los niveles de precios, sobre un conjunto de hechos que versan sobre las reglas y las instituciones, y sobre cuestiones como la admisión en las escuelas, las horas de trabajo, etcétera. Los responsables de las políticas podrán hacer uso de su criterio para decidir qué aspectos de la situación requiere un perfeccionamiento previo. Así, se puede elaborar una lista de los cambios más deseables, y describir sus características y su alcance. Esto puede adoptar la forma de una declaración de intenciones de parte del gobierno.
El conjunto de objetivos, ya sea en la forma más general descrita al principio, o en la forma más concreta y restringida que acabamos de mencionar, ahora tendrá que confrontarse con los diversos medios disponibles para cumplir aquellos objetivos. Se puede decir razonablemente que estos medios están relacionados con: a) el orden económico; b) con la estructura de la economía y su desarrollo; y c) con las acciones de corto plazo para adaptarse o 'maniobrar' en relación a cambios tan rápidos como las fluctuaciones de las cosechas, la oscilación de los precios en el mercado mundial, etc. No se puede cambiar el primer grupo fácilmente, mientras que el tercero tiene un carácter más superficial y es relativamente fácil de modificar. La segunda categoría pertenece a un tipo intermedio. La siguiente lista ilustra el carácter de estos diversos medios:
1. En relación al orden económico: tamaño del sector público; sistema tributario y sistema de seguridad social; carácter de las regulaciones de los salarios y sistemas; carácter y alcance de la democracia industrial; grado de centralización de la administración; grado de centralización de la producción; estructura de los mercados y fijación de precios.
2. En relación a la estructura de la economía y su crecimiento: nivel de inversiones, materiales e inmateriales.
3. En relación a las adaptaciones a corto plazo en los cambios de las condiciones: nivel de diversos impuestos; nivel del gasto público; política de créditos; nivel de salarios.
Al formular este problema de maximización en un determinado orden económico, se decidirá sobre las condiciones necesarias para alcanzar un máximo bienestar social. El problema que se suscita entonces es si ciertas instituciones pueden cumplir con estas máximas condiciones. En este sentido, se ha demostrado, por ejemplo, que bajo ciertas condiciones, la libre competencia y el libre mercado son instituciones que satisfacen algunas de las condiciones máximas, por ejemplo, la igualdad de la utilidad marginal obtenida al gastar el último centavo en diversos productos. Sin embargo, hay otras condiciones que estas instituciones no satisfacen.
Para resumir el estado actual de nuestros conocimientos, debemos llegar a la conclusión de que lo mejor que podemos hacer, incluso en una elaboración 'ideal' de la política económica, es 'diseñar por etapas'. En correspondencia con la subdivisión de los medios de la política económica, se puede adoptar conjuntos de decisiones más o menos aislados en relación con (1) el orden económico y los cambios que experimenta; (2) el ritmo de desarrollo y la futura estructura de producción; y (3) las adaptaciones de corto plazo a las incesantes perturbaciones del equilibrio que resultan de las fluctuaciones de las cosechas, de las condiciones del mercado mundial, de los gustos de los consumidores y de las posibilidades tecnológicas. La frecuencia de las decisiones (1) podría ser baja y su preparación larga; las decisiones (2), y aún más las (3) tendrán que ser cada vez más numerosas. Es posible que se tenga que adoptar las del tipo (3) cada tres meses, y las del tipo (2), podrían ser menos frecuentes. En cada ocasión los cambios debían maximizar el bienestar de la economía, cuyos diferentes objetivos son todas partes constituyentes. Estas decisiones tendrán que apoyarse en alguna forma de conocimiento acerca de la influencia que se puede ejercer al cambiar los medios, en la calidad o en las cantidades del 'fenómeno del objetivo'.
El diseño de la política económica
En la descripción de una teoría del diseño de la política económica presentada en 'decisiones exigidas en un diseño 'ideal' de la política económica', hemos omitido involuntariamente la referencia a ciertas preguntas abiertas que disminuyen la posibilidad de conseguir este 'procedimiento ideal'. Estas preguntas abiertas reflejan dos tipos de imperfecciones: aquellas pertenecientes a nuestro enfoque teórico y aquellas pertenecientes a nuestro conocimiento factual. Por consiguiente, tendrán que aplicarse soluciones subjetivas más que objetivas. Puede que éstas no sean las 'mejores' soluciones y que impliquen la existencia de perspectivas en conflicto y luchas dentro y fuera de los organismos que participan en el diseño.
Para abordar la descripción de estas imperfecciones de forma lógica, las describiremos según su impacto en el conjunto principal de decisiones sugerido en 'decisiones exigidas en un diseño 'ideal' de la política económica', es decir, según influyen en la elección del orden económico, en el ritmo de desarrollo y la estructura de la economía, o en las adaptaciones a corto plazo. Sobra decir que podrían influir en más de una de éstas, de modo que la lógica de la subdivisión no es inflexible.
No resulta sorprendente que las imperfecciones de nuestros conocimientos teóricos y factuales son las más difíciles en relación con la opción del orden económico. La imperfección básica es nuestra incapacidad para comparar la satisfacción o la felicidad de diferentes individuos. Mientras seamos incapaces de realizar esta comparación, el propio concepto de bienestar social seguirá estando mal definido en muchas situaciones. Supongamos que consideramos la posibilidad de gastar más dinero en la educación de los trabajadores no cualificados, y aumentar sus ingresos a expensas de otros grupos, reforzando el poder de negociación de los obreros no cualificados. Sí somos incapaces de decir si un aumento en los ingresos de A, y una disminución equivalente en los ingresos de B aumenta o no el bienestar social, no podríamos decidir qué hacer. En numerosas decisiones, este problema surge de una u otra forma.
Otra grave imperfección es nuestra falta de conocimiento acerca de la distribución de las capacidades entre los individuos. Mientras que en los últimos veinte años se han consignado y medido las capacidades requeridas para un gran número de trabajos (sobre todo trabajos manuales y trabajos sencillos de empleados), no tenemos un conocimiento real de si la población posee estas capacidades o no. Estamos aún menos informados acerca de las posibilidades de mejorar estas capacidades mediante la formación. Por lo tanto, el nivel óptimo de recursos en educación y la distribución óptima de los ingresos sólo se puede medir de manera tentativa.
Una tercera imperfección es nuestro conocimiento insuficiente de las curvas de utilidad o de satisfacción/indiferencia, o de las superficies para grupos representativos de individuos. En términos menos teóricos, nuestro conocimiento de la reacción de los individuos ante los incentivos (y en temas como los ingresos, los impuestos de bienes raíces y la propiedad privada) es muy limitado. Esto influye en gran medida en nuestras respuestas a cuál es la estructura tributaria y la estructura de propiedad óptima.
Una cuarta serie de lagunas en nuestro conocimiento, un defecto menos serio, tiene que ver con los costes de la infraestructura y sus efectos externos en la producción. Por infraestructura, el economista del desarrollo quiere decir un conjunto de inversiones básicas en caminos, viviendas, escuelas, etc., y, quizá, en el suministro de energía. Algunos de estos datos técnicos son importantes para determinar el tamaño óptimo del sector público y para determinar el sistema óptimo de fijación de precios.
Para volver a las imperfecciones en nuestro conocimiento con respecto a la opción del modelo de desarrollo, debemos calcular, antes que nada, una gran cantidad de datos técnicos sobre los costes de producción para diversas industrias en cada país, ahora y en el futuro. La recopilación de estos datos se está llevando a cabo a una escala cada vez más amplia. Tampoco sabemos en términos teóricos qué constituye exactamente la 'maximización de nuestro bienestar a lo largo del tiempo'. ¿A lo largo de un tiempo infinito, sin ningún descuento aplicado al futuro? ¿O a lo largo de períodos más cortos, para evitar un sacrificio demasiado grande de la presente generación?
Algunas imperfecciones menos graves en nuestro conocimiento de las adaptaciones de corto plazo tienen que ver con las actitudes de los inversores y los consumidores en relación con las inversiones en productos duraderos y semiduraderos, y con el desarrollo actual de sus bienes financieros.
Debido a estas deficiencias en nuestro conocimiento, el proceso real de diseño de las políticas económicas puede, sólo en un grado muy modesto, basarse en métodos y datos científicos, si bien el recurso a la asesoría científica está aumentando rápidamente. De hecho, se podría pensar que las imperfecciones mencionadas son un programa de investigación que consolidaría un enfoque más positivo de problemas que han creado amargas divisiones e incluso, hasta cierto punto, constituyen la base de nuestro cisma mundial actual.
Planificación y niveles gerenciales.
Los
administradores de nivel superior generalmente invierten más tiempo en la
planificación que los administradores de nivel bajo. Los administradores de
nivel inferior se encuentran altamente implicados en las operaciones diarias de
la organización y, por lo tanto, tienen menos tiempo para contribuir a la
planificación que la alta dirección. Los administradores de nivel medio
usualmente invierten más tiempo en la planeación que los administradores de
nivel inferior, pero menos que los administradores de nivel superior.
El tipo de planificación realizada por los administradores también cambia a
medida que éstos ascienden en la organización. Típicamente, los administradores
de nivel inferior planean a corto plazo; los administradores de nivel medio
planean a un plazo un tanto más prolongado; y los administradores de nivel
superior planean a un plazo más prolongado. La experiencia de los
administradores de nivel inferior con las operaciones cotidianas los convierte
en los mejores para planear en cuanto a lo que debe hacerse en el corto plazo
para alcanzar los objetivos organizacionales. Los administradores de nivel
superior usualmente tienen una mejor visión de la situación organizacional como
un todo y por lo tanto se encuentran mejor dotados para planificar a largo
plazo.
Relación entre la Planificación y el Control.
La planificación proporciona estándares (indicadores) de control contra los cuales puede medirse el desempeño. Si existe una desviación significativa entre el desempeño real y el planeado, puede tomarse una acción correctiva. Un ejemplo claro de los planes empleados como estándares de control se puede encontrar en los presupuestos. Estos presupuestos proporcionan la base para estándares continuos de control durante todo el año de operaciones. Si el desempeño real no corresponde estrictamente al desempeño planeado y presupuestado, hace que se aplique una acción correctiva.
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