La Página de Orestes 

 

Juan Gualberto Gómez

Manuel Sanguily

Salvador Cisneros Betancourt

Elihu Root

Orville Platt

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Inauguración de La Asamblea Constituyente por L.  Wood

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Caricatura de la época sobre el significado de la Enmienda Platt para Cuba


El Arte de la Comunicación

Guantánamo: las claves están en el pasado ( y VII)

        Un mes después de los comicios municipales y después de entrevistarse con McKinley y otros altos funcionarios yanquis, Leonard Wood convocó a nuevas elecciones, en este caso, para la formación de una Asamblea Constituyente, cuya tareas serían, según el propio Wood: "Redactar y adoptar una constitución para el pueblo de Cuba y como parte de ella proveer y acordar con el Gobierno de los Estados Unidos en lo que respecta a las relaciones que habrían de existir entre aquel gobierno y el gobierno de Cuba..."

  Ya me dirá usted, que pinta en la Constitución de un país, que se supone independiente y soberano, explicitar las relaciones que se van a desarrollar con otro en específico; pues lo mismo pensaron la mayoría de los cubanos de entonces de aquel hecho por el que se incluía en la ley fundamental de la República, lo referente a las relaciones con Estados Unidos; con toda lógica, consideraban humillante la imposición del procónsul yanqui.

   En septiembre de 1900 comenzó a sesionar la Asamblea Constituyente. Contaba con 32 miembros y muy pronto se manifestó la existencia de un grupo, dentro del cual se destacaban Juan Gualberto Gómez, Manuel Sanguily y Salvador Cisneros Betancourt, que eran los que mejor representaban el sentir mayoritario del pueblo cubano. Los asambleístas decidieron dedicar toda la atención a la redacción del texto constitucional primero, para discutir después lo relativo a las relaciones con Estados Unidos. 

   En febrero de 1901 la constitución quedó concluida y como era de esperar, la  comisión, a la que la Asamblea había encargado elaborar el proyecto sobre las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, consideró que en la carta constitucional no debía incluirse ningún acuerdo especial de ese tipo, ya que, era obvio, sería una atribución del gobierno de la República establecer las relaciones, según estimara conveniente, tanto con los Estados Unidos como con los demás países del mundo. 

   El Gobierno Imperial reaccionó como era de suponer ante aquél desafío criollo y transmitió al gobernador neocolonial instrucciones precisas de imponer sus criterios, a lo que Wood puso de inmediato manos a la obra, invitando a la Comisión designada por la Asamblea a una "cacería" en la zona sur de Matanzas, conocida como la Ciénaga de Zapata -lejos estaba Wood de prever que en aquella misma zona, muchos años después, su imperio conocería su primera derrota en América, en las arenas de Playa Girón- para dar a conocer a sus miembros el contenido de una carta recibida por él –Emilio Roig de Leuchsenring la denominó “borrador de la Enmienda Platt”(6)– remitida por el secretario de guerra norteamericano Elihu Root; en ella, se establecían las condiciones sobre las cuales debían fijarse las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos.

   Está de más decir la indignación que causó en los miembros de la Comisión la grosera intromisión yanqui; incluso se evaluó la posibilidad de disolver la Asamblea o Convención Constituyente ante aquella proposición intolerable; sin embargo, las fuerzas imperiales y anexionistas no perdieron tiempo y el 25 de febrero de 1901 el senador yanqui Orville Platt presentó al Congreso de los Estados Unidos una enmienda en la que se recogía "las sugerencias" de la carta leída por Wood en la “cacería” de Matanzas. Unos días después la “Enmienda Platt” se convertía en Ley, por lo que los cubanos solo tenían ante sí dos caminos: o aceptarla o no tener República. La Enmienda fue presentada por el Gobernador yanqui a la Asamblea Constituyente para que fuera adicionada como apéndice de la Constitución, en el mes de marzo de 1901.

   Fue así como los yanquis se hicieron con la porción del territorio cubano donde instalaron la hoy tristemente famosa Base Naval de Guantánamo, de acuerdo a lo estipulado en el artículo 7° de la Enmienda Platt. 

   Decida usted ahora si es imprescindible o no conocer esta historia para  comprender el por qué los cubanos la consideran  “ilegal” y los grandes y poderosos "medios" la obvian.

(6) Enmienda Platt 

Artículo 7° Que para poner en condiciones a los Estados Unidos de mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como para su propia defensa, el Gobierno de Cuba venderá o arrendará a los EE.UU. las tierras necesarias para carboneras o estaciones navales ciertos puntos determinados que se convendrán con el Presidente de los Estados Unidos.

Orestes Martí
Las Palmas de Gran Canaria