Otros textos de Nacional

Casi en el bolsillo

El terremoto de 1985

Papá Gobierno sigue siendo un gordito

10 argumentos y un no, gracias

Elecciones 2006, aparten de mi este cáliz

La lección de la Sub 17

Archivo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

f

a

s

e

n

l

i

n

e

a.

c

o

m

ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

Nacional

El 20 de Noviembre revisitado

Pese a la faramalla, los desfiles y los tamborazos, la Revolución Mexicana es ya un recuerdo semicentenario. Sin embargo la mitomanía al respecto continúa. Un repaso a algo de lo que se dijo y a lo que objetivamente sucedió.

NOVIEMBRE, 2005. Fue la primera revolución del siglo XX y la primera en despedirse del poder durante el nuevo milenio. La cantidad de iconos, libros y duscusiones que ha provocado es impresionante y, a casi un siglo de distancia, sus logros son cada vez más cuestionados, no sólo porque el partido que se consideraba heredero directo de ella perdió el poder en el 2000 sino porque sus logros, que los tuvo, son proporcionalmente menores a sus fracasos y traspiés.

Adicionalmente y como ha ocurrido en casi toda la historia de México, la Revolución está empapada de hipérboles, maniqueísmos y personajes que no permiten el claroscuro; ni siquiera el gobierno foxista, salido de un partido que desde su nacimiento cuestionó muchos principios relativos a esa fecha, se ha atrevido a alterar ese pasado idílico ni tampoco ha alterado el calendario cívico, de modo que el 20 de Noviembre sigue conmemorándose como el Aniversario de la Revolución y el presidente asiste a esos actos como si se tratara de otro mandatario priísta. 

Por su parte las escuelas de gobierno --y muchas privadas-- mantienen la misma reverencia histórica hacia la Revolución con pocas o nulas alteraciones, de modo que la celebración este año será similar o muy parecida a la de que efectuaron sus padres, y aun abuelos. 

Aparte de los niños con charreteras, sombreros picudos y balas de cartón cruzadas por el pecho y las niñas vestidas como adelitas, el discurso de los profesores nuevamente rondará en las mismas frases desgastadas y llenas de villanos malvadísimos y héroes inmaculados; miles de niños desfilarán por las calles con tambores y trompetas y muchos maestros decidirán tomarse el día siguiente --el 20 de noviembre cae en domingo este año-- con el pretexto de "estar muy cansados" por el acostumbrado desfile. Es la reverencia a un pasado lleno de glorias. 

Sin embargo, y es inevitable preguntarse: si ganaron los buenos y los más talentosos, ¿cómo es que el país no ha avanzado como debiera? Si una causa central del levantamiento fue la pobreza que dejaba el porfirismo, ¿por qué su número no dejó de crecer durante las décadas posteriores? 

                                    Mantras revolucionarios 

Como sabemos, el PRI nació en 1929 una vez que Plutarco Elías Calles logró un acuerdo entre los bandos que se habían disputado el poder desde que Francisco I Madero fue asesinado, en 1913. Luego de una serie de cuartelazos, traiciones, emboscadas y levantamientos y, en especial, el asesinato de Álvaro Obregón en 1928, que puso al país al borde de la desintegración, el autonombrado Jefe Máximo ideó una alianza entre revoltosos donde cada facción dispondría del poder a su antojo durante cierto periodo de tiempo y una vez transcurrido el lapso cedería el sitio a otra facción, todo ello disfrazado de elecciones presidenciales. 

Una idea ulterior de Calles era manejar a quienes serían cabecillas de esos grupos, y lo consiguió con Pascual Ortiz Rubio, cuya presidencia estaba amarrada a lo que decidiera Elías Calles. Sin embargo Lázaro Cárdenas terminó enviándolo al exilio como venganza por haberlo humillado y haberlo hecho esperar por horas para una entrevista años atrás. 

Cárdenas consolidó el corporativismo, elemento clave para mantenerse en el poder, y se aseguró que los sindicatos se plegaran a lo que ordenaba el gobierno federal. Ahí empezaba la historia del que luego, con Miguel Alemán Valdés, se transformaría en PRI, un partido con tendencia centro-izquierda abierto a negociar tanto con empresarios como con líderes sindicales. 

Y fue precisamente el PRI el que por décadas difuminó y propaló los mantras que mencionamos a continuación. ¿Cuántos de ellos son falsos y cuántos verdaderos? Una vez que cayó el muro de Berlín y desapareció la URSS, el pueblo ruso tuvo que exorcizar su pasado y se dio cuenta que estaba lleno de mentiras e inventos, y descubrió que muchos "enemigos del pueblo" habían sido enviados al paredón por el solo delito de estar en desacuerdo y que muchos "héroes" en realidad habían actuado en beneficio propio. 

Por supuesto que ni el más atroz de los ex presidentes priístas alcanzaría en represión o juicios sumarios a un Stalin o un Brezhnev. Pero en México también urge una reconsideración de este proceso y analizarlo como realmente sucedió. Hubo logros evidentes --la institucionalidad del Ejército mexicano con lo cual se evitaron los golpes de Estado, plaga en otros países latinoamericanos, un desarrollo industrial importante durante los años 58-70-- pero también es necesario enfrentar esos mantras en torno a la Revolución Mexicana. De otro modo seguiremos en el cabús del desarrollo. 

Sin embargo, y es inevitable preguntarse: si  ganaron los buenos y los más talentosos, ¿cómo es que el país no ha avanzado como debiera? Si una causa central del levantamiento fue la pobreza que dejaba el porfirismo, ¿por qué su número no dejó de crecer durante las décadas posteriores? 

La Revolución Mexicana tenía por objeto derrocar al dictador Díaz

Curiosamente, el proceso fue inverso pues la Revolución comienza una vez que Porfirio Díaz abandona el país. Luego de retrasarlas con meses con el pretexto de que "el pueblo no estaba listo para las elecciones", Díaz se enfrentó en 1910 al candidato independiente Francisco I Madero, un caballero cuyo libro, La Sucesión Presidencial --inspirado en autores como Rosseau, Voltaire y Montesquieu, a quienes admiraba-- había tomado desprevenidos a los censores del régimen. Madero ganó las elecciones pero el régimen no reconoció el triunfo.

Madero inició una serie de movilizaciones que, tras el exilio de Díaz en Francia, lo mandarían a la presidencia de la república donde enfrentó la oposición del Congreso y a una prensa ensañada. Cuando Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez fueron asesinados por órdenes de Victoriano Huerta y se consumó el golpe de Estado fue cuando realmente inicia no tanto una revolución, sino una revuelta de facciones.

Porfirio Díaz era un hambreador insensible al servicio de los intereses yanquis

Aún los críticos más acérrimos durante el porfiriato le reconocían su patriotismo a Porfirio Díaz. Apasionado de la historia francesa, Díaz consideraba el afrancesamiento como una opción viable para México más que adoptar los modos norteamericanos. Washington había aprendido a respetar a un personaje que, cierto, era un autócrata, pero que también había logrado apaciguar a un país que, desde su independencia, no había tenido un solo día de tranquilidad. 

Díaz decidió modernizar al país, sabedor que en Europa estallaba la Revolución Industrial, y como primer pasó modernizó las redes ferroviarias, ofreció facilidades fiscales a los inversionistas extranjeros --los ingleses, que hasta hace poco tenían nulo interés en México, lo vieron como un territorio de oportunidades; una de sus herencias es el futbol soccer-- y se propuso llevar a cabo un programa de alfabetización en las zonas marginadas. Cuando iniciaba el siglo XX México estaba encaminado hacia el desarrollo, al punto que se había convertido en imán de inmigrantes. 

El mayor pecado de Díaz fue el aferrarse al poder pues pensaba que nadie mejor que él podría gobernar a México en ese tiempo, y durante años tuvo razón. Lejos del vendepatrias que la historia posrevolucionaria nos ha enquistado, no hay nadie antes que él que haya aportado más al México posterior a la Independencia, quizá a excepción de Juárez, quien gobernó mucho menos tiempo que Díaz.

Francisco Villa fue emboscado y muerto por los yanquis para cobrarle la afrenta por haber invadido Columbus en 1914 

Francisco Villa se dedicaba al abigeo cuando Madero llegó al poder. Al principio se puso a su disposición pero luego lo acusó de haber faltado a su palabra de aplicar la justicia social. 

Innegable estratega y conocedor profundo de la orografía en el norte de México, Villa pasó a ser la principal jaqueca de las tropas federales, como en la famosa Toma de Torreón y también de las tropas estadunidenses, las cuales entraron a Chihuahua a buscar a Villa, sin encontrarlo pues éste se había metido hasta Columbus, Nuevo México, para abastecer a sus tropas. 

El general Peshing, alguna vez amigo suyo, cayó en la desesperación por no hallarlo al punto en que se le creía muerto hasta que apareció en esos documentales que filmaba la RKO en sus batallas. A principios de los años 20 Villa se había semi retirado a la vida privada. Habían ultimado a Carranza, uno de sus enemigos principales, de modo que la vida se le había tornado, por decirlo de algún modo, aburrida, hasta que fue ultimado en Parral, Chihuahua, en 1923 Los asesinos fueron detenidos poco después. Los yanquis no tuvieron nada que ver en ese atentado. Como curiosidad: sólo hasta que fue mostrada al público la cabeza de Villa terminaron los rumoresde que seguía vivo. 

Estos son sólo algunos mantras respecto a la Revolución Mexicana, una historia que conviene ser revisitada. Y seguiremos haciéndolo en artículos futuros.