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Ciencia y sabiduría antiguas

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El Matrimonio Perfecto - capítulo V

El Matrimonio Perfecto - capítulo VI


La Piedra Filosofal - el sentido de la transmutación

La Piedra Filosofal - la materia prima

La Piedra Filosofal - el arche AZF


parejatao

la piedra filosofal o el secreto de los alquimistas

la materia prima

VM SAMAEL AUN WEOR


Si Fulcanelli nos afirma que en la búsqueda de la piedra filosofal y de la fabricación del oro “lo esencial no es la transmutación de los metales, sino la del propio experimentador”, la Materia Prima está contenida en el mismo experimentador.

En “El Misterio de las Catedrales”, nos dice:

“Existe una piedra de grandes virtudes, la que siendo llamada piedra no es una piedra; es mineral, vegetal y animal, se encuentra en toda parte y a toda hora, EN CUALQUIER PERSONA”.

“También Flamel escribe: ‘Hay una piedra oculta, escondida y sepultada profundamente bajo un manantial, ella es vil, pobre y sin ningún valor; y está cubierta de excrementos y de estiércol; a ella, siendo siempre la misma, le han sido dados muchos nombres diversos. El sabio Morieno dice que esta piedra, que no es piedra, está animada porque tiene la virtud de procrear y de generar...”

En los “Siete Capítulos de Hermes”, está escrito:

“He aquí, os declaro lo que ha sido oculto: La Obra está con vosotros y en vosotros, doquiera ella esté continuamente, vosotros también la tendréis siempre donde os encontréis”.

Aun así, la naturaleza de la Materia Prima para la Gran Obra, seguía siendo un enigma. Ni siquiera el Gran Adepto Fulcanelli se atrevió a develar este otrora indecible misterio. Mucho menos rasgó el velo que cubría el Artificio para la elaboración del Mercurio Filosófico.

Hemos de aclarar que para la elaboración del Mercurio Filosófico se procede con el primer mercurio o Materia Prima.

Fulcanelli, afirma: “Sepan, pues, los buscadores, que su solvente, o mercurio común, es el resultado del trabajo de la naturaleza, mientras el mercurio de los sabios es una producción del arte”.

Más adelante, el mismo autor dice que la técnica para la elaboración del Mercurio Filosófico “… no requiere de una especial destreza de mano, ni habilidad profesional, sino solamente el conocimiento de un curioso ARTIFICIO, que constituye aquel SECRETUM SECRETORUM que jamás ha sido revelado y que, probablemente, Jamás lo será”.

Es claro que “El Padre de todas las Luces” del Gran Adepto Fulcanelli, no le había autorizado para revelar un misterio de tal índole. Mas, “El Padre de todas las Luces”, en nuestro Venerable Maestro Samael Aun Weor si le autorizo para develar lo que antes ningún otro Maestro entregara públicamente a la humanidad.

En su Obra “Tratado de Alquimia Sexual”, el V. M. Samael Aun Weor, nos enseña:

1— Arnoldo de Villanueva, Alberto el Grande, Raimundo Lulio y muchos otros alquimistas, denominan Mercurio al Esperma o Semen.

2— No hay sino una sola materia que sirve de fundamento a la Gran Obra del Padre.

3— Esa materia prima de la Gran Obra, es el esperma denominado Mercurio por todos los alquimistas.

4— El Mercurio es el Esperma cocido de todos los metales.

5— Dice Arnoldo de Villanueva que, según el grado de sulfuración, el Mercurio engendra los diversos metales (cuerpo astral, mental, causal etc.) en el seno de la Tierra (Filosófica)

6— Así pues, el Mercurio según el grado de cocción, viene a revestir las diversas formas metálicas.

7— Realmente cada cosa puede ser descompuesta en sus propios elementos.

8— Con ayuda del calórico podemos descomponer el hielo en agua, porque el agua es el elemento del hielo.

9— Así pues, todos los metales de la tierra pueden ser descompuestos en el Mercurio, porque el mercurio es la materia prima de todos los metales.

10— Este Mercurio es el Semen espermático, en el cual pueden descomponerse todos los metales, porque ese es el elemento de donde salen todas las cosas.

11— El hombre puede descomponerse en el semen, porque ese es el elemento de donde salió, y cada cosa puede ser descompuesta en los propios elementos de que está compuesta.

12— Antes de poder transmutar los metales, hay primero que reducirlos a su materia prima.

13— Así también, antes de que el hombre pueda redimirse de sus pecados y entrar en el reino de los cielos, hay que primero reducirlo a su materia prima, para luego transmutarlo en el hombre celestial de que nos habla San Pablo.

14— Por ejemplo, si yo tengo una estatua y quiero darle a esa estatua una forma absolutamente nueva, debo primero reducir esa estatua a su materia prima, descomponiéndola en los mismos elementos de que está compuesta.

15— Luego, con esa materia prima hago la estatua en forma absolutamente nueva, y totalmente diferente.

16— Así también, sí querernos transmutamos en Hombres Celestiales, en maestros de sabiduría, debemos reducirnos al Esperma de que fuimos formados, para elaborar el CRISTO, el Niño de Oro de la Alquimia Sexual.

17— Cambia las naturalezas y hallarás lo que buscas.




EL TAO, LO MEJOR DE TI.