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la
piedra filosofal o el secreto de los alquimistas
la
materia prima
VM SAMAEL AUN
WEOR
Si Fulcanelli nos afirma que en la búsqueda de la piedra
filosofal y de la fabricación del oro “lo esencial no es la
transmutación de los metales, sino la del propio
experimentador”, la Materia Prima está contenida en el mismo
experimentador.
En “El Misterio de las Catedrales”, nos dice:
“Existe una piedra de grandes virtudes, la que siendo llamada piedra no
es una piedra; es mineral, vegetal y animal, se encuentra en toda parte
y a toda hora, EN CUALQUIER PERSONA”.
“También Flamel escribe: ‘Hay una piedra oculta, escondida y
sepultada profundamente bajo un manantial, ella es vil, pobre y sin
ningún valor; y está cubierta de excrementos y de
estiércol; a ella, siendo siempre la misma, le han sido dados
muchos nombres diversos. El sabio Morieno dice que esta piedra, que no
es piedra, está animada porque tiene la virtud de procrear y de
generar...”
En los “Siete Capítulos de Hermes”, está escrito:
“He aquí, os declaro lo que ha sido oculto: La Obra está
con vosotros y en vosotros, doquiera ella esté continuamente,
vosotros también la tendréis siempre donde os
encontréis”.
Aun así, la naturaleza de la Materia Prima para la Gran Obra,
seguía siendo un enigma. Ni siquiera el Gran Adepto Fulcanelli
se atrevió a develar este otrora indecible misterio. Mucho menos
rasgó el velo que cubría el Artificio para la
elaboración del Mercurio Filosófico.
Hemos de aclarar que para la elaboración del Mercurio
Filosófico se procede con el primer mercurio o Materia Prima.
Fulcanelli, afirma: “Sepan, pues, los buscadores, que su solvente, o
mercurio común, es el resultado del trabajo de la naturaleza,
mientras el mercurio de los sabios es una producción del arte”.
Más adelante, el mismo autor dice que la técnica para la
elaboración del Mercurio Filosófico “… no requiere de una
especial destreza de mano, ni habilidad profesional, sino solamente el
conocimiento de un curioso ARTIFICIO, que constituye aquel SECRETUM
SECRETORUM que jamás ha sido revelado y que, probablemente,
Jamás lo será”.
Es claro que “El Padre de todas las Luces” del Gran Adepto Fulcanelli,
no le había autorizado para revelar un misterio de tal
índole. Mas, “El Padre de todas las Luces”, en nuestro Venerable
Maestro Samael Aun Weor si le autorizo para develar lo que antes
ningún otro Maestro entregara públicamente a la humanidad.
En su Obra “Tratado de Alquimia Sexual”, el V. M. Samael Aun Weor, nos
enseña:
1— Arnoldo de Villanueva, Alberto el Grande, Raimundo Lulio y muchos
otros alquimistas, denominan Mercurio al Esperma o Semen.
2— No hay sino una sola materia que sirve de fundamento a la Gran Obra
del Padre.
3— Esa materia prima de la Gran Obra, es el esperma denominado Mercurio
por todos los alquimistas.
4— El Mercurio es el Esperma cocido de todos los metales.
5— Dice Arnoldo de Villanueva que, según el grado de
sulfuración, el Mercurio engendra los diversos metales (cuerpo
astral, mental, causal etc.) en el seno de la Tierra (Filosófica)
6— Así pues, el Mercurio según el grado de
cocción, viene a revestir las diversas formas metálicas.
7— Realmente cada cosa puede ser descompuesta en sus propios elementos.
8— Con ayuda del calórico podemos descomponer el hielo en agua,
porque el agua es el elemento del hielo.
9— Así pues, todos los metales de la tierra pueden ser
descompuestos en el Mercurio, porque el mercurio es la materia prima de
todos los metales.
10— Este Mercurio es el Semen espermático, en el cual pueden
descomponerse todos los metales, porque ese es el elemento de donde
salen todas las cosas.
11— El hombre puede descomponerse en el semen, porque ese es el
elemento de donde salió, y cada cosa puede ser descompuesta en
los propios elementos de que está compuesta.
12— Antes de poder transmutar los metales, hay primero que reducirlos a
su materia prima.
13— Así también, antes de que el hombre pueda redimirse
de sus pecados y entrar en el reino de los cielos, hay que primero
reducirlo a su materia prima, para luego transmutarlo en el hombre
celestial de que nos habla San Pablo.
14— Por ejemplo, si yo tengo una estatua y quiero darle a esa estatua
una forma absolutamente nueva, debo primero reducir esa estatua a su
materia prima, descomponiéndola en los mismos elementos de que
está compuesta.
15— Luego, con esa materia prima hago la estatua en forma absolutamente
nueva, y totalmente diferente.
16— Así también, sí querernos transmutamos en
Hombres Celestiales, en maestros de sabiduría, debemos
reducirnos al Esperma de que fuimos formados, para elaborar el CRISTO,
el Niño de Oro de la Alquimia Sexual.
17— Cambia las naturalezas y hallarás lo que buscas.
EL TAO, LO MEJOR DE TI.
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