Buenos Aires academicista,
segunda parte.
El
academicismo francés, 1880-1930
Si el academicismo
italiano fue el estilo de la organización nacional, el
academicismo francés es el de la generación del '80 y
el de la época de oro del modelo agroexportador. Es el
estilo del lujo, de la Argentina opulenta y el de las
grandes familias. Es por él que se asocia a Buenos Aires
con París. Es el que mejor muestra el ideario de aquel
entonces: orden formal y cultura francesa. ¿Qué mejor
ejemplo podría haber tomado la generación del '80 para
expresarse? Era la consagración de Buenos Aires como la
antorcha que iluminaba al interior: Europa que iluminaba
a las pampas. También se adoptó el concepto urbanístico:
grandes avenidas y diagonales. A diferencia del original,
en Buenos Aires todo convergía en el centro: avenidas,
ferrocarriles y riqueza. Fue, en definitiva, el triunfo
del proyecto unitario. Se da el primer reordenamiento
urbano desde el gobierno de Rivadavia en 1926 (él había
dispuesto las 9 grandes avenidas paralelas - en sentido
este a oeste - llegando hasta la circunvalación que
marcaba el límite, hoy Entre Ríos y Callao). Ya para
esta época, la fiebre amarilla había hecho que las
grandes familas se trasladaran al norte (Recoleta, Retiro
y Palermo), con lo que los mejores exponentes de este
estilo no se encuentran ya en el sur.
La cantidad de edificios
de estilo francés es tan enorme que es difícil hacer
una selección, aunque también los hay valiosos y
vulgares. Las grandes mansiones son más escasas, y se
concentran a lo largo de las Avenidas Alvear y Libertador.
Muchas de ellas han sido remplazadas por edificios más
modernos por lo costoso de su mantenimiento ya que las
superficies de los petit hoteles, grandes hoteles o
palacios hacían que cada vez fueran menos los que podían
costearlas. Así aparecieron los grandes edificios de
renta.
Inscriptos en el
academicismo francés se encuentran los edificios más
fastuosos y exquisitos de Buenos Aires. Muchos se conocen
hoy como "palacio tal", recordando a la familia
que mandó construirlos. Algunos de ellos son hoy
embajadas o reparticiones públicas. Afortunadamente,
dada la elegancia de este estilo, muchas empresas tienen
sus oficinas en estos edificios. Y es frecuente encontrar
academias, institutos o asociaciones empresariales en
sedes afrancesadas, lo que hace que aún hoy sigamos
teniendo numerosos ejemplos en pie.
Lo característico del
estilo es, como en el academicismo en general, la
modulación: basamento, cuerpo y remate. Predomina el uso
de frentes símil piedra parís, la ornamentación
exterior, las mansardas (techos de pizarra negra con gran
inclinación) y las cúpulas. En los interiores,
suntuosos pisos de madera con marquetería o mosaicos de
delicado acabado, abundante uso de la boisserie, paredes
y techos muy altos, con molduras y grandes trabajos de
yesería. Se los reconoce por el uso de rosetones,
escudos de laureles, copones, guirnaldas, volutas, telas
y columnas decorativas. Las residencias particulares
pueden tener unas escaleras monumentales, unos balcones
aterrazados simplemente deslumbrantes, o bien muy pequeños,
pero siempre están presentes la piedra parís y la
mansarda de pizarra negra. Tan marcado quedó el uso de
estos remates en los edificios de categoría que, incluso
los edificio Kavanagh y Libertador (racionalistas) los
tienen.
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Las fuentes de inspiración, son los
grandes edificios "clásicos" franceses. A la
derecha pueden verse dos de estos ejemplos. Uno, en el
valle del Loire, el "Chateau Cheverny", de 1630.
Los elementos básicos: piedra, pizarra negra, rosetones
y escudos. El otro es el Palais de Luxembourg, en París,
de 1617. También están los techos de pizarra, los
juegos de volúmenes y la piedra, aunque con detalles del
barroco, como las figuras sobre el cuerpo de la entrada,
enmarcando el reloj. |
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En Buenos Aires se encuentran edificios
que, como el Palacio Álzaga Unzué (hoy La mansión del
Hyatt), tomó como fuente una de las viejas alas del
Palacio de Versalles, con uso de color dado por el
ladrillo, de tradición más centroeuropea e inglesa. |
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Si bien los edificios afrancesados en
altura (casas de renta) lucen todos distintos, al
mirarlos con detenimiento pueden verse las similitudes.
Las puertas y ventanas son de alturas y anchos
estandarizados, lo que abarató mucho los costos e hizo
que estos edificios fueran relativamente baratos de
construir. La diferenciación estaba en la herrería y
yesería ornamentales. En este estilo es característico
el insinuar lo que no es: las columnas nada sostienen, la
piedra no es tal, lo exclusivo está estandarizado.
Nuevamente, ¿qué otro estilo podría haber tomado la
generación del '80? Nada mejor para expresar el triunfo
unitario (a pesar de la Constitución federal), y la
democracia formal (Ver nota 1, al final de esta página).
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Edificio "La Prensa". Si
bien el diario "La Prensa" fue fundado en 1869,
la sede de Avenida de Mayo 575 fue inaugurada en 1898. El
diseño fue encargado en París por el dueño y fundador
del diario, el Dr. José C. Paz, y fue modificado y
terminado en Buenos Aires por los ingenieros Carlos Agote
y Alberto Gainza. Intervinieron en la obra las más
prestigiosas firmas francesas (ingeniería, fundición,
relojería, mosaicos y pizarras), norteamericanas (ascensores)
y suizas (calefacción). La ubicación del diario era
privilegiada, lindera con el Palacio Municipal y a
escasos metros de la Plaza de Mayo. En ese entonces otros
diarios también tenían sus oficinas en la zona. En el
primer piso, además de la dirección y la redacción, se
ubicaba un amplio salón de conferencias y fiestas. La
estatua que remata la torre es una alegoría del
periodismo, siendo una mujer con una antorcha en una mano
y un escrito en la otra. Está hecha en bronce, pesa 3.000
kg y fue instalada en 1900. El diario contaba con una
sirena que anunciaba los grandes acontecimientos
mundiales y se usó por primera vez el 27 de julio de
1900 para publicar el asesinato del Rey Humberto I de
Italia. El diario cumplía también una función social
por fuera del periodismo, proveyendo atención médica
gratuita y tenía una biblioteca pública de más de 6.000
ejemplares. Hoy el edificio alberga a la Casa de la
Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Las
fotos corresponden al frente, al salón de actos y a la
escultura que remata la linterna. |
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Palacio
San Marín. Inaugurado en 1909 es, desde 1936, la
sede de la Cancillería. El proyecto fue realizado en
1906 por el arquitecto Alejandro Christophersen para
Mercedes Castellanos de Anchorena. El espectacular cour
d'honneur (patio de honor) era el espacio común
para tres residencias independientes: la de Mercedes y
Aarón Anchorena, en la esquina de Esmeralda y Arenales;
en el cuerpo central, la de Enrique de Anchorena, y en el
área de Arenales y Basavilbaso, la de Emilio Anchorena.
Construido en base al modelo de "l'École des Beaux
Arts" de París para el "hotel particular",
integra el clasicismo de la composición con la
influencia del art-nouveau en algunas ornamentaciones. La
riqueza espacial de los diferentes ambientes resulta
verdaderamente espléndida en el juego de transparencias
del patio de honor, a partir del gran portal de hierro
forjado que le da acceso. Las fachadas fueron pensadas
como una escultura mientras las mansardas y cúpulas
enfatizan la composición de los diferentes volúmenes,
otorgando unidad al conjunto. Obtuvo el premio a la mejor
fachada en 1910 y puede ser recorrido en visitas guiadas.
Actualmente es la sede de las recepciones oficiales y
actos protocolares de la Cancillería. Arenales 475.
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Palacio Errázuriz. Obra del
arquitecto francés René Sargent, su diseño es de 1910,
y su inauguración fue recién en 1920. Sargent nunca
vino a Buenos Aires, sino que trabajó asociado a los
arquitectos argentinos Lanús y Hary (autores de varios
espléndidos edificios de renta afrancesados en la ciudad).
Este "hotel particular" fue la casa de Errázuriz
y su esposa, Josefina de Alvear. Se siguieron las pautas
del academicismo y fue diseñado en cuatro plantas, con
interiores a cargo de los mejores especialistas franceses:
George Nelson realizó el gran Hall estilo Renacimiento;
Georges Hoentschel, el Comedor estilo Luis XIV, adornado
con mármoles; Josep María Sert, el pequeño salón
decorado en 1919, que sobresale por su avanzada concepción;
André Caríhian, especialista en el siglo XVIII, los
salones de la planta baja, revestidos en boisserie. Los
jardines fueron diseñados por el paisajista Achille Duchéne
como "salones al aire libre". El edificio tiene
algunos detalles eclécticos, como la recepción, que
escapa al cuerpo central, tanto como las mansardas no
vistas desde la Avda. Libertador. Los Errázuriz fueron
anfitriones de Federico García Lorca, el músico Arthur
Rubinstein y la bailarina Ana Pavlova, entre otros. Como
tantos otros, durante la crisis de los años '30,
debieron deshacerse del palacio. Desde 1937 es propiedad
del Estado, y es sede del Museo Nacional de Arte
Decorativo. Se encuentra en la Av. Libertador 1902. |
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Palacio de Correos. Dado
que el anterior edificio de correos había sido
transformado en parte de la Casa Rosada, en 1888 se aprobó
el proyecto del arquitecto francés Norbert Maillart, a
pesar de que se le había ofrecido el trabajo a Tamburini
que lo desechó por ser un trabajo sumamente específico
por las necesidades del correo. Las obras se detuvieron
por la crisis de 1890 y, cuando se retomaron los
trabajos, debió ser modificado para adecuarlo a los
nuevos servicios que debía prestar. Posteriormente hubo
nuevas modificaciones originadas también en causas económicas
y se inauguró recién en 1928. El resultado final es más
la obra de la Dirección de Arquitectura del Ministerio
de Economía que la de Maillart, aunque sigue siendo un
claro exponente del academicismo francés: la simetría,
los módulos (basamento, cuerpo y remate), la ornamentación
y el lujo de los interiores son típicos de estas obras (foto
1). El lugar elegido resalta la idea del palacio: por
estar frente a una plaza y rodeado por avenidas, tiene
amplias perspectivas urbanas. Es claro el basamento con
arcos de medio punto (foto 2), el cuerpo de varios pisos
de alto, el remate (mansarda) y los motivos de
ornamentación clásicos del francés. Tras un esplédido
corredor de distribución (foto 3), se accede al salón
de despacho postal, en donde se conserva todo en su
estado original (foto 4). Fue restaurado en los años
noventa. Este edificio imponente no es solamente de
oficinas, sino que es el Correo Central y allí está la
planta de distribución de la correspondencia que llega
desde todo el país, en un sistema totalmente
centralizado. El lujo se muestra en los salones públicos
y en las áreas en las que se encontraba la Secretaría
de Comunicaciones, principalmente en el Salón dorado,
que era el lugar de los actos protocolares y fue pensado
a semejanza de Versalles, tanto como el del Teatro Colón.
Se encuentra en Sarmiento y Leandro N. Alem. |
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Palacio Paz. Esta espléndida
residencia es diseño del arquitecto francés Louis
Sortais y le fue encargada por José C. Paz, fundador del
diario La Prensa. Las obras en Buenos Aires fueron
dirigidas por el arquitecto argentino Carlos Agote. Se
encuentra en la Avda. Santa Fe 750, frente a la plaza San
Martín, con frentes a Santa Fe, Maipú y Marcelo T. de
Alvear. No solamente es de estilo francés academicista,
sino que tiene como inspiración parte del Palacio del
Louvre. El encargo a Sortais fue en 1903, mientras que
fue inaugurado en 1925. Cuenta con casi 12.000 metros
cuadrados cubiertos. Siguiendo los módulos, puede verse
que la cúpula central marca la importancia del área.
Bajo ella están las áreas de recepción. En los
subsuelos, depósitos y cocheras; en las mansardas, las
áreas de trabajo y alojamiento del servicio. Una mención
especial merece la espectacular puerta de acceso al patio
de honor (foto 2): un exquisito trabajo de herrería (foto
3). Estaba pensado para ser la residencia de toda la
familia, como en el caso del Palacio San Martín, aunque
sin la división tan evidente. Perteneció a la familia
Paz hasta 1935, cuando fue vendido por Zelmira Paz de
Anchorena, quien donó todo el mobiliario (foto 4). Desde
1939 es la sede del Círculo Militar y del Museo de Armas
de la Nación. Dado que éste sólo ocupa una muy pequeña
parte de la casa, ésta es la única porción que puede
visitarse. |
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Estación terminal de Retiro. La
del ex Ferrocarril Mitre fue, en su momento, una de las
mayores terminales de ferrocarriles del mundo. Proyectada
por los arquitectos británicos -establecidos en
Argentina- Eustace L. Conder, Roger Conder y Sydney G.
Follet, y por el ingeniero Reginald Reynolds, comenzó a
construirse en junio de 1909 y se inauguró en agosto de
1915. Su esquema corresponde a la tipología generada a
fines del siglo XIX para las grandes estaciones de
pasajeros: dos cuerpos con sistemas constructivos y
lenguajes expresivos muy diferenciados. El sector del
frente, con las ventanillas, confiterías y el Gran Hall,
ha sido resuelto de acuerdo con la influencia académica
francesa, con un lujo hoy desaparecido para estaciones de
ferrocarril. El segundo cuerpo se desarrolla en torno a
la llegada y salida de los trenes y sigue los criterios
funcionalistas y con los materiales -hierro y vidrio-
impuestos por la Revolución Industrial y fue durante
muchos años la obra de ingeniería estructural más
importante de Sudamérica. Avda. Ramos Mejía 1340. |
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Residencia
Ortiz Basualdo. La actual embajada de la República
Francesa, fue la residencia de Daniel Ortiz Basualdo,
quien encargó el proyecto al arquitecto francés Pablo
Pater en 1912. Tal es el lujo de la casa que en 1925, en
ocasión de la visita del Príncipe de Gales le fue
prestada a él y a su comitiva de 25 personas. Se
distinguen su cuerpo circular en esquina, con cúpula y
torre, las pilastras jónicas monumentales y los trabajos
de herrería de las rejas y balcones. La planta principal
(el primer piso), forma balcones que están sostenidos
por ménsulas decoradas, en tanto que los balcones del
segundo piso son mucho más sobrios. En la planta
principal están las áreas comunes de recepción y las
habitaciones en el piso superior. El piso bajo (basamento)
y el más alto (remate en buhardillas y mansarda) están
destinadas a servicio. Por tratarse de la sede diplomática
de Francia no puede visitarse aunque, por iniciativa del
Gobierno de la Ciudad, un día al año (el día del
patrimonio) está abierta al público en general. Fue
restaurada en la década pasada. Se encuentra en Arroyo y
Cerrito.
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Palacio Bosch. La
residencia de Ernesto Bosch y Elisa de Alvear fue
encargada a René Sargent en 1910. Inaugurada en 1917, en
1929 y luego de cierta insistencia, Robert Wood Bliss, el
entonces embajador de los Estados Unidos de América,
logró que Ernesto Bosch aceptara vender el palacio al
gobierno norteamericano. Sigue siendo, desde entonces, la
residencia de sus embajadores. Tras muchos años sin
mantenimiento y restauraciones parciales mal hechas, a
fines de la década de 1990, el gobierno americano decidió
restaurarla por completo. La residencia es un volumen
simple, con un patio de honor, amplios jardines y
responde a lo más clásico del academicismo. Las
perspectivas que le dan las grandes avenidas Libertador y
Kennedy son excepcionales. Tanto en el exterior como en
los interiores se trabajó la modulación y la conexión
entre las distintas áreas. "Muros de argamasa -también
conocida como piedra parís-, techos en mansarda de
pizarra negra, fastuosas aberturas con esbeltas carpinteríaas
de hierro y bronce, coronamientos en puertas y ventanas,
y una simetría y formalismos neoclásicos son las
características salientes de este estilo que hizo del
Palacio Bosch testigo y testimonio de una época
inolvidable", escribió el arquitecto José María
Peña en su libro "La ornamentación en la
arquitectura de Buenos Aires 1900-1940". Está
ubicada en la Avenida Libertador 3502. |
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Otras obras. Entre la
cantidad de edificios franceses que hay en la ciudad, hay
aquí algunas muestras de los que son habituales
recorriendo las calles de Buenos Aires. Hay fotos del
Palacio Ceci (en Lincoln 4305, barrio de Devoto, de 1895),
la casa de Baldomero Fernández Moreno (quien la construyó
con el dinero que recibiera por un premio a sus poesías,
en Francisco Bilbao y Rivera Indarte, barrio de Flores),
la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (en Leandro N. Alem
y Sarmiento) - estas tres a la derecha -, y debajo y de
izquierda a derecha, la residencia del Embajador de España
en Argentina (sobre la avda. Libertador), imágenes del
Plaza Hotel (frente a la Plaza San Martín y que fuera el
primer rascacielos de Buenos Aires con sus 60 metros de
altura, obra de arquitectos alemanes, lo que se evidencia
en la falta de balcones y en el uso de pequeños bow-windows
en las habitaciones, que no son muy latinas), y dos casas
al azar del barrio Norte de Buenos Aires. |
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