Unam, Sanctam, Cathólicam, et Apostólicam Ecclésiam

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CAPíTULO V. DEL CUARTO ARTíCULO.

97.- ¿Qué nos enseña el artículo cuarto: PADECIÓ BAJO EL PODER DE PONCIO PILATO: FUE CRUCIFICADO, MUERTO Y SEPULTADO? - En cuarto artículo del Credo nos enseña que Jesucristo, para redimir al mundo con su sangre preciosa, padeció bajo Poncio Pilato, murió en la Cruz y fue sepultado.

98.- ¿Que expresa la palabra padeció? - La palabra padeció expresa todas las penas que Jesucristo sufrió en su pasión.

99.- ¿Murió Jesucristo en cuanto Dios o en cuanto hombre? - Jesucristo murió en cuanto hombre, porque en cuanto Dios no podía padecer ni morir.

100.- ¿Qué especie de suplicio era el de la cruz? - El suplicio de la cruz era el más cruel y afrentoso de todos los suplicios.

101.- ¿Quién fue el que condenó a Jesucristo a ser crucificado? - El que condenó a Jesucristo a ser crucificado fue Poncio Pilatos, gobernador de la Judea, quien había reconocido la inocencia del Salvador, más cedió vilmente a las amenazas del pueblo de Jerusalén.

102.- ¿No hubiera podido Jesucristo librarse de las manos de los judíos y de Pilatos? - Si, señor; Jesucristo hubiera podido librarse de las manos de los judíos y de Pilatos, más se sujetó voluntariamente a padecer y morir para salvarnos, por saber que así lo quería su eterno Padre, y aún salió al encuentro de sus enemigos y se dejó espontáneamente prender y llevar a la muerte.

103.- ¿Dónde fue crucificado Jesucristo? - Jesucristo fue crucificado en el monte Calvario.

104.- ¿Qué hizo Jesucristo en la Cruz? - Jesucristo en la Cruz rogó por sus enemigos; dio su misma Madre, María Santísima, por madre a su discípulo San Juan, y en él a todos nosotros; ofreció su muerte en sacrificio y satisfizo a la justicia de Dios por los pecados de los hombres.

105.- ¿No bastara que viniese un Ángel para satisfacer por nosotros? - No, señor; no bastara que viniese un Ángel a satisfacer por nosotros, porque la ofensa hecha a Dios por el pecado era, en cierta manera, infinita, y para satisfacer por ella se requería una persona que tuviese un mérito infinito.

106.- ¿Era menester que Jesucristo fuese Dios y hombre juntamente para satisfacer a la divina justicia? - Si, señor; era menester que Jesucristo fuese hombre para que pudiese padecer y morir, y que fuese Dios para que sus padecimientos fuesen de valor infinito.

107.- ¿Por qué era necesario que los méritos de Jesucristo fuesen de valor infinito? - Era necesario que los méritos de Jesucristo fuesen de valor infinito porque la majestad de Dios, ofendida por el pecado, es infinita.

108.- ¿Era necesario que Jesucristo padeciese tanto? - No, señor; no era absolutamente necesario que Jesús padeciese tanto, porque el menor de sus padecimientos hubiera sido suficiente para nuestra redención, siendo cualquiera acción suya de valor infinito.

109.- ¿Por qué, pues, quiso Jesús padecer tanto? - Quiso Jesús padecer tanto para satisfacer más copiosamente a la divina justicia, para mostrarnos más su amor y para inspirarnos sumo horror al pecado.

110.- ¿Sucedieron algunos prodigios a la muerte de Jesús? - Si, señor; a la muerte de Jesús se oscureció el sol, se estremeció la tierra, abriéndose los sepulcros y muchos muertos resucitaron.

111.- ¿Dónde fue sepultado el cuerpo de Jesucristo? - El cuerpo de Jesucristo fue sepultado en un sepulcro nuevo, cavado en la peña del monte, no lejos del lugar donde le habían crucificado.

112.- ¿Se separó del cuerpo y del alma la divinidad en la muerte de Jesucristo? - En la muerte de Jesucristo, la divinidad no se separó ni del cuerpo ni del alma, sino solamente el alma se separó del cuerpo.

113.- ¿Por quién murió Jesucristo? - Jesucristo murió por la salvación de todos los hombres y por todos ellos satisfizo.

114.- Si Jesucristo murió por todos los hombres, ¿por qué no todos se salvan? - Jesucristo murió por todos; pero no todos se salvan, porque o no le quieren reconocer o no guardan su ley, o no se valen de los medios de santificación que nos dejó.

115.- ¿Basta para salvarnos que Jesucristo haya muerto por nosotros? - Para salvarnos no basta que Jesucristo haya muerto por nosotros, sino que es necesario aplicar a cada uno el fruto y los méritos de su pasión y muerte, lo que se hace principalmente por medio de los sacramentos instituidos a este fin por el mismo Jesucristo, y como muchos no reciben los sacramentos, o no los reciben bien, por esto hacen para sí mismos inútil la muerte de Jesucristo.


Unam, Sanctam, Cathólicam, et Apostólicam Ecclésiam

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