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Carta de la Madre Superiora de Jacinta Marto, la vidente de Fátima, a Su Santidad Pío XII:

(La carta original está en Lisboa, Portugal. Las palabras de Jacinta Marto están remarcadas en letra negrita.)

Soy la Madre Godinho, madre en Dios de Jacina Marto, la vidente de la Ssma Virgen en Fátima, la cual me privilegió confiándome el siguiente secreto, el cual guardé religiosamente hasta este momento, pero ahora que siento que se acerca el momento de mi muerte, deseo comunicárselo a Su Santidad.

Bajo juramento garantizo que todo lo que digo expresa pura y simplemente todo lo que oí de ella, lo cual forma mi secreto. Aquí está la parte escencial:"Madre, cuéntele al Santo Padre que el mundo está en graves problemas y que Nuestra Señora no puede retener por mucho más tiempo el brazo de Su amado Hijo, Nuestro Señor, quien está muy ofendido por los pecados que se cometen en el mundo. Pero sin embargo, el mundo decide haer penitencia, Ella vendrá en nuestra ayuda de nuevo, pero si no, inevitablemente un gran castigo vendrá sobre el mundo, por la falta de obediencia al Santo Padre."

Luego Jacinta me pidió que le dijera al Santo Padre y al Obispo de Leiría, que la casa que yo ocupaba en Fátima debería ser llamada " La Casa de Nuestra Señora del Rosario de Fátima", y que las religiosas de esa orden, una vez aprobada tal, deberían llamarse " Hermanas Claretianas de la Madre María da Costa", y que su principal misión consistiría en orar para mantener unido al Vaticano para el año 1972, en donde comenzarían castigos por los pecados de impureza, vanidad, y avaricia, que traerían grandes castigos al mundo, y causarían gran dolor al Santo Padre de aquellos años."Pobre Santo Padre" diría ella luego.

Me costó creer todo aquello; pero Jacinta insistió, diciendo:"Madre, cuéntele al Santo Padre que Nuestra Señora desea que este trabajo esté presente siempre en la mente del Santo Padre, por tanto cuéntele" y entre otras cosas ella dijo:"Nuestra Señora quiere que en Cova da Iria se construya una casa para Ella, la Madre de Dios, y que las hermanas que estén allí imiten sus virtudes, y para expiación de pecados cometidos en otras órdenes religiosas". Entre otras cosas Nuestra Señora le dijo a la vidente "En aquella casa habrá riguroso silencio, se dirá lo absolutamente necesario, y nada más; nada será hecho sin el permiso de Su Santidad, y las religiosas que vivan bajo el techo de Nuestra Señora, imitarán las virtudes de la Madre Celestial, no tendrán contacto con el mundo y vivirán una vida muy retirada, y todo estará dirigido a rogar particularmente por el Santo Padre, uniendo todas sus prácticas penitenciales al Vaticano..."

Yo, una Hermana de San Francisco, María de la Purificación, a quien Jacinta reveló todas estas cosas, no entendí muchas de estas cosas; me pareció que para acabar con las guerras en el mundo, haría falta sólo que los hombres se lo propusieran. Por otra parte, le hice notar que todo lo que tendría que transmitirle al Santo Padre sería superfluo, ya que él sabe bien que hacer y que por otra parte Nuestro Señor y Nuestra Señora siempre le inspiran a él para sus decisiones. Pero ella continuó hablando, y dijo que el triunfo de Nuestro Señor Jesucristo iba a llegar, pero que todavía haría falta derramar muchas lágrimas, porque en el mundo no se cumplía Su voluntad. Y además agregó, que, aunque no sabía bien cómo decirlo, pero que "Hay un secreto del Cielo y otro de la tierra, y el último es terrorífico, casi parece el fin del mundo y en ese cataclismo todo será asolado desde el Cielo, el cual quedará blanco como la nieve".

Nuestra Señora dijo que debemos rezar mucho y perfeccionar varias "mortificaciones de los sentidos(sacrificar muchos placeres), porque esto agrada a Dios, y que debemos amar a Jesús con todo nuestro corazón y amar a nuestros sacerdotes porque ellos son la sal de la tierra, y que su deber es mostrarle a las almas el camino al Cielo". Ella recomendó a menudo a la vidente no hacer nada sin el permiso del Santo Padre, y del Obispo de Leiria, y Jacinta me pidió que le contara al Santo Padre, entre otras cosas, que Nuestra Señora se apareció a mí, aquí en el orfanato, varias veces, y que también apareció a la vidente, antes de su última estadía en el Hospital D Estefanía, y en ese momento Jacinta sintió tal armonía que me pareció que ella estaba en la presencia de Dios, y que ya gozaba de la eterna gloria por toda la eternidad.

Esta larga pero fiel exposición que he hecho, ha concluído, la más humilde de sus siervas se postra a sus pies y besa su anillo, con todo respeto.

Madre María de la Purificación Godinho.

25 de abril de 1954.