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CAPITULO III Rehenes de Jomeini El Gobierno de Alfonsín, en Argentina, también trató de vender armas a Irán El Gobierno de Raúl Alfónsín, en Argentina, intentó vender sus aviones "Pucará", probados con éxito en la Guerra de las Malvinas, a los iraníes durante la Guerra del Golfo con Irak. El trato no llegó a cerrarse, pero las gestiones se hicieron. Paralelamente, el ingeniero francés Bernard Stroiazzo tuvo que convertir en rehenes de Jomeini a sus hijos para poder negociar con los chilenos una compensación para el avión perdido por Teherán debido a las bombas defectuosas vendidas por los chilenos. JOHN MULLER De los tres hoteles de Teherán donde Stroiazzo y sus hijos estuvieron como rehenes, el peor sempre fue el Assadi, el ex Sheraton. Situado en pleno centro de la capital iraní, el Assadi estaba muy cerca de la cárcel y por las noches podían oírse las descargas de las armas del pelotón de fusilamiento. En septiembre, los dos técnicos chilenos -Saver y Jara- abandonan Irán después de que Stroiazzo convenciera al Ministerio de Defensa que su detención era inútil. Los iraníes dejan todo el asunto en manos de Strolazzo, a través de un acuerdo en el que el ingeniero francés se comprometía a buscar una compensación para Irán por la pérdida del F-4. El Gobierno iraní le permitiría viajar libremente, siempre que un miembro varón de su familia permaneciera en el país. Esto obligó a Stroiazzo a pedir a sus tres hijos varones que acudieran a Teherán para reemplazarle mientras hacía gestiones para conseguir una compensación. En el intertanto, el gerente comercial de FAMAE, comandante Carlos Carreño, trata de retomar los contactos con los iraníes enviándoles un télex donde pide disculpas por el accidente. Según Carreño, la explosión prematura de las bombas se produjo por las malas condiciones de almacenamientoen que los iraníes mantuvieron las "cluster", pese a que los propios técnicos chilenos asistieron a la entrega de las armas. Stroiazzo vuelve a España para tratar de conseguir que los chilenos compensen el avión iraní. Sus hijos David y Alex llegan a Teherán para remplazarlo. CHANTAJE EN MALAGA.- Ya en España, Stroiazzo recibe una llamada telefónica del coronel Abadin, quien se encontraba en Marbella y desea hablarle de la seguridad de sus hijos. Tras el accidente, Abadin ya le había pedido otros 200.000 dólares por los daños y lesiones sufridos en la prueba de la bomba. Ahora, el coronel iraní quiere otros 50.000 dólares más. Al borde de la desesperación, sin ninguna seguridad sobre la suerte que pueden correr sus hijos en Teherán, Stroiazzo accede a pagar el chantaje. El 6 de agosto de 1986, en el aeropuerto de Málaga, Abadin se presenta con otros dos hombres a los que presenta como sus "socios". Stroiazzo les entrega un maletín con 25.000 dólares, la suma que ha conseguido reunir. Abadin no insiste demasiado y acepta el dinero. El 13 de septiembre, después de varias gestiones infructuosas, Stroiazzo regresa a Teherán para permitir que David y Alex puedan volver a su hogar. Un mes después, el ingeniero francés solicita al Ministerio de Defensa iraní que le permita salir del país para negociar con el Gobierno chilenos la cesión de un avión su Fuerza Aérea que compense el que ha perdido Irán. Los funcionarios del Ministerio se niegan terminantemente. A comienzos del mes de noviembre, la Corte de Justicia Islámica ha pedido a los técnicos chilenos Oscar Jara y Luis Weibel Navarrete que se trasladen a Teberán para participar en la investigación del accidente. Jara, un hombre de origen humilde, de 53 años, ha trabado amistad con los hijos de Stroiazzo. Cuando regresa a Teherán, el técnico chileno se ofrece ante el Ministerio de Defensa iraní para sustituir a Stroiazzo y permitirle que viaje libremente para conseguir el avión que los iraníes quieren. Pero estos se niegan de modo tajante. Insisten en que debe ser un miembro de la familia Stroiazzo quien permanezca en el país. Los traníes están molestos con los chilenos, que no desean hacerse responsables de la destrucción del F-4. Otro gesto que irrita a los iraníes es que FAMAE y Ferrimar traten de reanudar la operación marginando a Stroiazzo El comandante Carreño, gerente comercial de FAMAE, insiste en presentar como nuevo intermediario a Bernard Van de Meer, un chileno que reside en Londres y que es yerno del segundo hombre en la línea de mando de la Fuerza Aérea chilena. Pero el Ministerio de Defensa iraní no quiere oír hablar de nuevas annas chilenas hasta que se compense el F-4. Van de Meer intenta una nueva gestión desde Londres y toma contacto con el Ministerio de Defensa, pero su intermediario -un cludadano iraní- es arrestado apenas pone un pie en Teherán. FAMAE y Ferrimar aceptan que fue el mal funcionamiento de la bomba la que ocasionó el accidente del F-4 y deciden compensar a Irán con la cesión de un avión F-5 siempre que Teherán acepte comprar otras armas fabricadas en Chile por valor de 100 millones de dólares. Desde su despacho en FAMAE, Carreño decide dar un nuevo impulso a las relaciones con los iraníes y les informa que actúa con autorización del propio comandante en jefe del Ejército chileno, el general Augusto Pinochet. Los iraníes, sin embargo, quieren como prueba de confianza que los chilenos entreguen el F-5 de compensación antes de seguir adelante. OFERTA ARGENTINA.- Las negociaciones comienzan a dilatarse, ya que los chuenos no están dispuestos a entregar el avión hasta que no se firme el nuevo contrato. Los iraníes deciden dar un nuevo paso. En una reunión efectuada en Teherán, el presidente del Parlamento iraní, Hashemi Rafsanjani, autoriza a M. K. Hosseini, responsable del departamento de defensa nacional de la NIOC, y a Stroiazzo para que viajen a Chile y se entrevisten con Carreño El 23 de junio de 1987, Hosseini y Strolazzo parten hacia Chile, pero se detienen una semana en Buenos Aires, donde el iraní tiene varias citas oficiales. Los argentinos están interesados en vender sus aviones Pucará, que se demostraron como eficientes armas de ataque a tierra en la Guerra de la Malvinas y que fabrican en una industria estatal instalada en la ciudad de Córdoba. Hosseini mantiene dos entrevistas de alto nivel. Una con el subsecretario de Asuntos Exteriores argentino y presidente de la Unión Civica Radical (partido en el Gobierno), César Jaroslavsky, y otra con el jefe de la Fuerza Aérea argentina, general Emesto Crespo. En ambas se trata de llegar a un acuerdo sobre la adquisición de los Pucará. Tras siete días de gestiones infructuosas, Stroiazzo y Hosseini toman un vuelo de la compañía uruguaya Pluna que enfila hacia la cordillera de los Andes.. LEA EL CAPITULO IV: La Operación "Foxtrot" |