En consecuencia, el significado implícito en la cruz, forzosamente debía mover a un sincero respeto, sobre todo si consideramos su inserción en una sociedad que creía sin fisuras en los preceptos religiosos del cristianismo, y los cuales nos parecen sonar en la actualidad muy lejos. Tan lejos nos encontramos de ellos, como lo estamos de la observación religiosa dispensada hoy a los cruceiros, más valorados por su genuinidad y valor artístico, antropológico y cultural, que como testimonios mudos de las creencias e inquietudes de nuestros antepasados. Tal vez, de aquí la escasa estima con que se vio siempre las cruces monumentales, tan exentas como están de interés artístico. Pero hubo un tiempo en que las cosas no se veían con tanta simpleza conceptual, y a este parámetro nos remite la cruz de Baiña.

                                                                                                                                                     Vigo, 17 de Octubre del 2000.
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