incantación- pastel- obra de Alda Duarte-Nierika

 

 

 

 

LA INDIA Y LA LUNA

 

 

 

Con tristeza antigua llego hasta el monte, plagado de soledades nuevas. Atrás, pasos sufridos quedaban, como mojones de angustia, testimonios del peso cargado.

Se arrodillo en la tierra, como quien cae herido de muerte por una flecha endiablada, pero aun resiste para dictar su ultima maldición al asesino.

Llena de noches en sus trenzas, sintiendo el frío de un viento lejano, miro al cielo buscando respuestas. Penas de amor, venas abiertas de impotencia y llanto, reflejaban sus ojos, tan noche como la noche misma.

Allí, en lo alto, la luna amiga, confesora de tanto vivido, le devolvio la mirada, con su humano rostro plagado de enigmas, iluminando con sus claridades las mejillas de aquella hija de la tierra que le pedia paz.

Abajo, los brazos abiertos querian beberse cada rayo, cada estrofa de aquel poema sin testigos, comunión de espíritus habitantes del desierto, que con pagana religiosidad volaron en sueños nuevos.

Nadie volvió a ver a la pápaga del cuento. Dicen que hoy es nube, blanca entre cielos nuevos. Dicen que lejos de allí la vieron, reflejando claridades a penas de otros viajeros.

 Mas la luna tibia de aquel febrero, no habra de olvidarse de aquel encuentro, y hoy muestra triste su rostro nuevo, de penas lejanas, y dolores nuevos.

W.M.(T)

Buenos Aires, Argentina.


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