Visitantes de Occidente

by Rei Kinomoto

Capítulo 7

Una profecía, un destino


- “Abre los ojos... Aun tienes que vivir”
Aquella extraña voz femenina, que tan dulcemente susurraba en su oído y a la vez parecía venir de todos lados, despertó al niño que yacía inmóvil en la cama desde hacia horas, haciendo que abriera los ojos con lentitud. Lo primero que vio fue un blanco puro, tan deslumbrante que hería su vista, por lo que cerró sus parpados nuevamente y los entreabrió un poco para permitirle ver mientras se acostumbraba a la luz reinante en el lugar. Se encontraba terriblemente aturdido, no tenía ni idea de donde estaba y no tenía muy claro lo que había pasado antes de perder el conocimiento, mientras sentía como una terrible debilidad había invadido su cuerpo y respirar le era increíblemente difícil, como si el oxígeno no pudiera llegar a sus pulmones, los cuales estaban obstruidos por algo.
Respiró hondo sintiendo que se ahogaba, intentando que la mayor cantidad posible de aire llenara su pecho, pero una terrible tos lo invadió en ese momento, una tos seca y algo doloroso. Cerró los ojos nuevamente, tenía que calmarse... ¡Pero era muy difícil! Se percató por primera vez que algo cubría su cara; llevó su mano derecha a su pálido rostro, palpando algo duro y redondeado, de textura liza, probablemente de plástico que estaba sujeto a su contra boca y nariz gracias a una cinta elástica, y del cual salía una especie de tubo.
- “¿Qué es esto?” - pensó el muchacho
Pid........... pid............ pid............ pid.............
Escuchaba un pitido agudo y rítmico que parecía provenir de una maquina, era muy molesto y algo estresante sentir como retumbaba en sus oídos aquel sonido, en medio del silencio reinante.
Finalmente sus ojos se habían acostumbrado a la luz dominante en el lugar y pudo observar con todo detalle lo que estaba a su alrededor. Era una habitación iluminada por una lámpara bastante simple, con bombillos de neón que resplandecían con una luz blanquecina que resultó ser mucho menos deslumbrante de lo que el pensaba en el principio, y cuyas paredes y techo estaban completamente pintadas de blanco, mientras que el piso tenía losas de un color beige. La cama en la que se encontraba acostado era muy grande en comparación a su pequeño y delgado cuerpo; estaba elaborada con un sencillo armazón de tubos de acero, con barandas a los lados del mismo material, con un colchón bastante cómodo, cubierto con unas sabanas blancas. A los lados de esta se podía ver una mesa de noche, dos aparatos que producían el fastidioso sonido que hacía pocos instante había empezado a oír, mientras en una pequeña pantalla aparecía una línea verde que se torcía al ritmo del pitido.
Pip...... pid....... pid....... pid....
Por primera vez sintió frío en el lugar y aun más por el hecho de que no tenía nada que cubriera su pecho, en el cual tenía unos pequeños trozos circulares de adhesivos pegados de los cuales salían unos delgados cables que se conectaban a los aparatos a los lados de la cama; además de una hermosa cruz que colgaba de una fina cadena.
Empezaba a darse cuenta de donde estaba...
Un sentimiento de miedo lo comenzó a invadir y los recuerdos de lo que anteriormente había sucedido se volvían más claros en su mente...
¿Dónde estaban todos?
¿Qué les había sucedido?
¿Estaban bien?
Pid... pid... pid... pid...
El silencio de la habitación y el insufrible sonido de los aparatos lo estaban desesperando. Jamás se había sentido tan solo y desprotegido en toda su vida, mientras su corazón comenzaba a latir más y más rápidamente debido al pánico, haciendo que el ritmo del pitido se acelerara al igual que este; a pesar del frío estaba comenzando a sudar, debido a la adrenalina fluía por sus venas.
- “¡Vamos! El tiempo se acaba” - lo apremió la misma voz femenina que había escuchado hacía pocos minutos.
El niño miró en todas direcciones buscando a la persona que lo llamaba con tanta insistencia, pero no había nadie en la habitación a excepción de él mismo...
Sin embargo...
La puerta se estaba abriendo muy lentamente frente a sus ojitos grises, como si una ráfaga de viento helado la estuviera moviendo, mientras la confusión y el miedo del chico crecían...
- “A Sean ya no le queda mucho tiempo...” - murmuró la voz.
Sean...
Ese nombre le retumbó en los oídos... Era una palabra, un nombre, una persona con demasiado significado para él.
Prácticamente se arrancó todos los cables que estaban adheridos a su cuero con su mano derecha, mientras que con la izquierda se quitaba la mascara de oxígeno tan rápido como podía. Saltó de la cama ágilmente, tan solo vistiendo unos holgados pantalones azules; se disponía a correr hacía la puerta, pero repentinamente sus pulmones dejaron de recibir aire y su garganta se tranco casi por completo, asfixiándolo y provocando le un terrible acceso de tos lo detuvo súbitamente.
Piiiiiiiiiii.......
En la habitación solo se escuchaba su tos seca y algo desesperada, junto con el insufrible y constante ruido producido por la máquina.
En medio de todo aquello el niño se apoyó de la pared y se deslizó por ella hasta alcanzar una silla cercana a la cama, calló de rodillas junto a ella, colocó la cabeza en el asiento y la rodeó con sus brazos; se quedó quieto, esperando que dentro de poco pudiera respirar con normalidad... y así fue. Más tranquilo que antes, pudo detallar lo que había frente a sus ojos descansando en la silla: encontró una camisa azul, de mangas largas y con una hilera de botones al frente, la cual estaba cuidadosamente doblada junto a una cartera de mujer y un hermoso rosario de cuentas blancas. El pequeño de 11 años se quedó estático, observando con detenimiento aquel bolso de cuero marrón, reconociéndolo inmediatamente...
Si ella estaba aquí, entonces lo que sucedió debió ser realmente grave.
Se paró lentamente para evitar un ataque como el anterior, tomó la camisa y se la colocó para cubrirse del frío; le quedaba algo grande, pero igual le servía y era bastante cómoda, además de combinar a la perfección con los pantalones que llevaba puesto. Se volvió a la puerta semi-abierta y salió de la habitación.
Caminó por los concurridos pasillos del hospital; mientras médicos, enfermeras y pacientes iban de un lado al otro sin notar la presencia de aquel niño, que con los dedos de la mano derecha rozando las paredes y con su cuerpo muy cercano a estas, transitaba con paso apresurado, solo y descalzo, sin mediar palabra con nadie y aparentemente sin ningún destino en especifico.
Luego de andar por 10 minutos llegó a un lugar menos concurrido, casi desierto y abrumadoramente silencioso; miró de un extremo al otro de pasillo pero no había nadie. Pasó su manita entre su despeinada cabellera negra con un gesto nervioso; de nuevo comenzaba a entrar en pánico ante la inmensa soledad y la sensación de vulnerabilidad que lo invadía, asimismo la incertidumbre de no saber que había sido de los demás hacía que su corazón latiera más rápidamente y sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas. Intentó orientarse para por lo menos volver a la relativa seguridad de la habitación en la que se encontraba anteriormente, por lo menos allí sabía que tarde o temprano ella (la mujer que había dejado el bolso) volvería para hacerle compañía, consolarlo con su carácter dulce y gentil, y tal vez asegurarle que todos estaban bien... Pero en una de las esquinas de pasillo pudo ver una especie de sombra deslizándose con suavidad, como si estuviera flotando; era la difusa figura de una mujer, no pudo ver su cara, ni tampoco detallarla, solo era una extraña ánima traslucida.
- “Por aquí” - dijo nuevamente la voz que había escuchado en la habitación.
Por un momento se quedó estático, atónico ante lo que acababa de ver, mientras un escalofrío recorría su espalda... Súbitamente sus pies comenzaron a moverse lentamente hacía aquel lugar donde la insólita aparición se había manifestado por ultima vez y pronto su paso comenzó ha hacerse cada vez más apresurado, era como si una fuerza superior lo incitara a seguirla, algo que iba más allá de su voluntada y su lógica, lo único que sentía era que debía llegar a donde estaba Sean cuanto antes.... como si algo muy malo estuviera apunto de pasarle.
Cruzó la esquina y se dirigió velozmente a un desolado pasillo que terminaba en una puerta roja de doble hoja
Nuevamente se detuvo para dar un rápido vistazo al lugar en el que se encontraba; a simple vista era exactamente igual al resto del hospital: las mismas paredes pintadas de inmaculado blanco, el mismo piso de brillantes losas color beige, los mismos largos pasillos repletos de puertas y alguna que otra ventanales de cristal, protegidos desde su interior con persianas elaboradas con pequeñas planchas de metal de un color lechoso colocadas verticalmente... Pero había una particularidad que distinguía ese lugar del resto del hospital: un olor extraño y a la vez conocido, terriblemente penetrante, que se introducía por su nariz y hasta su cerebro perturbándolo de una manera que él no podría comprender en su totalidad si no hasta dentro de poco tiempo.
Un olor.... una extraña sensación se apoderaba de él, mientras escalofríos recorriendo su espalda y la aterradora certeza de identificar con exactitud aquel aroma....
Un aroma a carne quemada...
Caminó sigilosamente por el pasillo escuchando pequeños quejidos provenientes de las habitaciones, sonando a través del lugar como un eco espectral. Llegó hasta la mitad del corredor, con la mirada clavada en el piso y sus manitas unidas, frotándose una contra la otra en un gesto de nerviosismo, y a la vez tratando de calentarlas un poco debido al frío que se sentía en el ambiente. No quería levantar la vista, tenía miedo de lo que pudiera ver en el lugar, algo en lo más profundo de su mente le decía que cosas horribles ocurrían allí.
El sufrimiento, el dolor, el llanto, la agonía y la muerte..... Eran presencias etéreas esparcidas en el aire, contaminándolo todo, llenando con su negativa energía cada rincón de aquel corredor.
Era la primera vez que sentía algo tan aterrador como eso....
Que sensación tan espantosa, perturbadora y triste... parecía arrancarle las fuerzas y doblar sus rodillas hasta caer sobre estas, mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho como abrazándose a si mismo, temblando de miedo y frío.
- “No quiero estar aquí... No quiero...” - murmuró el niño con la voz quebrada y los ojos llenos de lagrimas - “Quiero irme a casa, quiero estar con mi familia...
Mamá... Papá... Annie.... Sean... ¡¿Dónde están?!” - casi gritó desesperado, rompiendo finalmente en llanto, ocultando su cara entre sus manos en medio de sollozos.

- “Aquí está él...” - susurró la presencia femenina.
Estas palabras sobresaltaron al pequeños de tal forma que paró de llorar de inmediato, pasmado y aturdido al entender lo que aquella simple frase significaba. Retiró las manos de su rostro en el acto y con el rabillo del ojo pudo ver nuevamente al espectro: una etérea figura femenina, traslucida y sin rasgos definidos; la cual se encontraba parada frente a una de las ventanas de las habitaciones, mirando dentro mientras una de sus manos estaba apoyada en el cristal. El niño se volvió completamente para poder verle mejor... pero ya no estaba allí; se quedó unos instantes arrodillado en el suelo, inmóvil, observando con vehemencia el lugar señalado por la mujer... el lugar donde se encontraba Sean.
Se colocó de pie y se acercó a la ventana donde hacía poco segundos se encontraba aquel “fantasma”. Tenía sentimientos encontrado sobre Sean; por un lado estaba feliz de encontrarlo, y por otro tenía miedo, miedo de saber las condiciones en las que se encontraba.
Sin más opción que arriesgarse se paró justo enfrente de la ventana, la cual comenzaba a la altura de los hombros y se extendía hasta casi tocar el techo, con los ojos cerrados y el corazón lleno de esperanzas y miedos, sobre las condiciones en las que encontraría a la persona que se encontraba adentro. Luego de algunos minutos de duda y angustia se decidió a ver lo que había en el interior del lugar, y sus ojitos grises observaron a tres personas: dos mujeres vestidas con sencillos trajes verdes de mangas cortas y alguien que se encontraba recostado en una cama, irreconocible por las vendas que cubrían su cuerpo.
No, era imposible... ese no podía ser Sean.
Sin saber nada de medicina, el pequeño se pudo dar cuenta que aquel pobre individuo estaba prácticamente agonizando. Tenía todo el pecho, el brazo y la pierna derecha completamente vendadas, al igual que parte del brazo derecho (desde la mano hasta el codo) y el cuello. Estaba mirando en sentido contraría a la ventana, por lo que el chiquillo no logró ver su cara, sin embargo pudo notar le habían rapado la cabeza, pero se conseguía ver los pequeños brotes de cabello negro azabache emergiendo del cuero cabelludo; algunas gasas se enroscaban alrededor de la calva superficie del cráneo de aquel pobre sujeto, que de vez en cuando emitía débiles quejidos.
El niño se colocó de puntillas tratando de ver mejor lo que ocurría en el cuarto: observó como las mujeres retiraban con mucho cuidado los vendajes del brazo derecho de aquel desafortunado individuo, para luego colocarlas a un recipiente de metal; estaban manchadas con una sustancia marrón y roja, al parecer mojadas con algo. Comenzaron por los dedos de la mano, permitiendo ver profundas y horrendas heridas aún sangrantes, parecía como si le hubieran arrancado la piel dejando la extremidad en carne viva.
- “Pobre muchacho... Es tan joven” - murmuró la enfermera mientras retiraba las últimas vendas de la mano - “El proceso de rehabilitación va a ser muy largo, doctora”
- “Pero primero lo primero, Liz” - inquirió la otra - “Su estado es crítico y aun no lo hemoos podido estabilizar, a pesar de que hemos hecho todo lo médicamente posible... sinceramente no le doy muchas esperanzas” - concluyó la doctora sin notar que la puerta de la habitación se abría, y que la persona que ingresaba a ella había escuchado toda la conversación.
- “Sean....”
El personal médico que se encontraba en el lugar se sobresaltó ante el inesperado ingreso de un niño de unos 11 años al cuarto, delgado, de piel pálida, grandes ojos grises y despeinada cabellera negra; vestido con una camisa de manga y pantalón de color azul a juego, y que al parecer era por lo menos dos tallas mayor a la que necesitaba.
La enfermera lo reconoció de inmediato: era el mismo pequeño que había ingresado momentos antes que el desdichado muchacho que se encontraba en la cama. Recordaba que había llegado casi muerto, victima de la inhalación de humo y que les había costado bastante reanimarlo; el pronóstico tampoco era muy optimista con respecto a su recuperación, ya llevaba algún tiempo inconsciente y no daba signos de mejoría alguno... y en el caso de que despertar sufriría problemas respiratorios serios por el resto de su vida.
Sin embargo...
Era casi un milagro que estuviera de pie y aparentemente con buena salud, cuando esta mañana lo había visto totalmente inerte en su cama con todos esos aparatos a su alrededor y aquella mujer rezando incansablemente una y otra vez al pie de su cama.
Los segundos parecían ser horas...
El pequeño solo se quedó parado en la puerta, con los ojitos llenos de terror y tristeza, contemplando al joven que se encontraba en la cama, completamente aturdido por los medicamentos que le habían suministrado para mitigar su agonía, pero aun lo suficientemente conciente como para reconocer a la pequeña figura que hacía pocos momentos había aparecido frente a la puerta. Los ojos castaños del muchacho se llenaron de lágrimas, de felicidad porque aquel niño había sobrevivido a aquel horror, y lo mejor de todo, aparentemente ileso... pero también por la vergüenza y el dolor de que lo viera en condiciones tan penosas...
Sin embargo, por encima de todas las cosas, aquel niño, una de dos personitas que con tanto cariño se había dedicado a cuidar, estaba vivo y con bien, sencillamente no podía haber alegría mayor para él en esos momentos; por unos segundos se olvido de sus quemaduras, del dolor, de sufrimientos.... tanto que rezó, tanto que le pidió a Dios y a la Santísima Virgen que a ellos no les hubiera pasado nada... Y verlo allí, parado ante sus ojos era como un sueño hecho realidad entre tantas desgracias, era demasiado bueno para que fuera verdad, como una hermosa ilusión... Extendió su mano para tocarlo y estar seguro de que de verdad y no una alucinación producida por los sedantes.
El pequeño intento acercarse a él, pero finalmente una de las mujeres pudo reaccionar del shock causado por el repentino ingreso del chico, tomándolo con fuerza por uno de sus bracitos halándolo hacia ella; le tapó los ojos con su mano derecha, mientras que con su extremidad libre sujetaba al chico contra su cuerpo evitando que este se acercara a Sean.
Por más que el niño forcejeara, Liz más lo apretaba contra ella para que no se escapara, si se acercaba al paciente podría ser muy peligroso para este ya que en su condición era muy susceptible a adquirir cualquier infección y esto podría matarlo.... (1) sin contar con el trauma emocional que le causaría al pequeño ver algo tan dantesco y aun más que este fuera alguien tan cercano a él.
- “¡No, suélteme! ¡¡¡Hermano!!!” - gritó el chiquillo con desesperación mientras extendía su brazo con todas sus fuerzas, como intentando llegar hasta aquella mano descarnada aunque esto le fuera imposible, debido a la intromisión de aquella mujer.
Su hermano.... su querido hermano estaba muriendo ante sus ojos.
Y no podía hacer nada para evitarlo...
Nada...
- “¡¡¡¡¡¡¡¡SEAN, NO!!!!!!!!
Se despertó gritando en medio de su cuarto con la respiración agitada, mientras un sudor frío bañaba su cuerpo y gruesas gotas surcaban su frente; abrió los ojos tanto como pudo, examinado con la mirada cada lugar de su habitación, la cual estaba sumida en la oscuridad y tan solo iluminada por tímidos rayos de una luna creciente que se colaban entre las cortinas de las ventanas. Al darse cuenta de donde se encontraba se tranquilizó un poco, respiró hondo y pasó la mano por su cara, retirando parte del sudor y las lágrimas que la empapaban.
Súbitamente la puerta del recinto se abrió dejando ver a un hombre de unos 45 años, de cabello negro azabache, de piel pálida y ojos azules muy claros, casi blanquecinos; no era muy alto y su complexión era más bien delgada. Era muy notorio que acababa de despertarse, estaba vestido con un pijama gris oscura, sus ojos reflejaban la alarma unida con el sueño y su cabello estaba bastante despeinado.
- “Lo... lo siento” - murmuró el muchacho de 16 años avergonzado - “No quise despertarte... de nuevo”
Aquel sujeto se le quedó viendo fríamente por unos instantes, con sus ojos azul hielo clavados en el muchacho, el cual desvío la mirada en seguida; nunca había podido verlo directamente a los ojos por mucho tiempo, debido al extraño sentimiento de miedo ligado con profundo respeto que le producía la inquisitiva expresión de su rostro desde que era muy pequeño.
- “Tuviste esa pesadilla otra vez ¿verdad?” - le preguntó finalmente el hombre con tranquilidad
El joven se limitó a asentir.
- “Será mejor que intentes dormir Patrick, mañana hay mucho que hacer”
¿Dormir? ¿Cómo podía hacerlo? Esa pesadilla lo había perseguido desde aquel espantoso día en que su vida cambió, y a pesar que con el pasar del tiempo había dejado de soñar con aquel suceso, ahora se estaba haciendo perturbadoramente persistente, al punto de que ya no podía conciliar el sueño sin que esas horrendas imágenes se apoderaran de su mente.
- “De verdad... Lamento haberte despertado...” - se disculpó nuevamente el joven avergonzado.
- “Que importa...” - le respondió el hombre con gesto despreocupado y algo fastidiado antes de dirigirse a la puerta.
O’ Connor siguió con la mirada aquel sujeto hasta que cerró la puerta para luego dar un profundo suspiro. Él siempre fue así, frío y muy distante, pero se había acostumbrado a su carácter al pasar el tiempo; nunca estuvo seguro de si lo quería o no, mejor dicho, si alguna vez en su vida sintió verdadero afecto por alguien... Aunque..... Tal vez si, por una vez en su vida supo lo que era apreciar a alguien...
- “Mamá...” - murmuró por lo bajo
Y quizás en lo más profundo de su corazón también tenía un diminuto espacio para él, si no, no hubiera hecho todo lo que hizo hacía 5 años... aunque también existía la posibilidad que lo hubiera hecho por interés como era costumbre; sin embargo él prefería pensar que por lo menos lo apreciaba un poco.
Se paró de la cama y aproximó a la ventana del cuarto, abrió las cortinas y los cristales dejando pasar una brisa fría pero agradable, dejó que el viento secara su rostro y acariciara su cabello. Observó la imponente ciudad de Londres perderse en el horizonte.
Deseaba con todo su corazón volver a su amada Irlanda, descansar tranquilamente en su casa de Dublín, mientras practicaba con su guitarra viejas melodías que su madre le había enseñado; ir a su escuela y encontrarse con sus compañeros y amigos en el salón de clases, para reír y compartir lo que habían hecho el fin de semana, que por lo general utilizaba para ayudar en le restaurante de la familia.
Quería regresar, ver los verdes pastos de la Isla Esmeralda (2), sentir el calor de su gente, de sus compatriotas... Porque realmente odiaba estar en Inglaterra, odiaba a los ingleses, su forma de vida, su visión del mundo y todo lo que representaban....
Pero...
Él tenía razón, había cosas muy importantes que hacer en este país, tanto, que superaban con creses las molestias por las que podía estar pasado en estos momentos... Así que no tenía otra opción mas que continuar allí parado, observando la luna asomarse entre las espesas nubes que cubrían la ciudad, negándose a dormir por temor a sus pesadillas y esperar hasta el Lunes por la mañana, momento en el cual todos sus problemas quedaban atrás mientras espera la llegada de Rebecca y Shaoran en la plaza, para luego ir a la secundaria donde vería la alegre sonrisa de Sakura y se encontraría con el angelical rostro de la única chica que de verdad lo hacía olvidarse de todo y cuya simple presencia lo hacía feliz...
- “Tomoyo...” - dijo casi en un suspiro.
Sonrió tristemente contemplando cielo.... pensando en las ironías de la vida.
Pero...
- “¿Qué es eso?” - murmuró con el seño fruncido.
En la azotea del edificio de enfrente, se podía apreciar una silueta oscura como dibujada contra el cielo nocturno, y junto a este lo que parecía ser un arma de metal que centelleaba con la luz de la luna.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOO

¿Por qué?...
¿Por qué tenía que suceder algo así?...
¿Por qué le había atacado de manera tan despiadada?...
Ella... Ella era su amiga ¿no?
Pero de todas formas ahí estaba, mirándola con sus ojos azules, sin ningún sentimiento o emoción visible, sólo con una profunda y aterradora frialdad... como si su vida no valiera nada.
Esa no era la Bridget Wesley que ella conocía... No, no podía ser la chica serena y calmada que se encontró en la calle el primer día de clases, la misma con la que charló tan agradablemente durante los descansos y con la caminó tantas veces rumbo a la secundaria... Es más, ella fue una de las personas que los ayudó a escapar de portador de la hoz aquella vez en la plaza, la que evitó que Shaoran muriera atravesado por las ramas y la que curó sus heridas...
En su mente seguía sin tener sentido lo que estaba sucediendo, era como estar soñando despierto... no, no era así, era como estas atrapado en una espantosa pesadilla.
Ni pensar que hace tan solo un par de días estaban todos juntos conversando alegremente en el patio de la escuela, ella había llevado a Tomoyo para que los conociera sin saber que la estaba presentando a sus verdugos. Los gemelos se veían tan... tan gentiles, agradables y sinceros...
¿O acaso sólo era una farsa?
¡No, no era así!
Se negaba a aceptar esa triste realidad. Ella confió en ellos, no podía haberla traicionado de esa manera tan despiadada ¿Verdad?...
¿VERDAD?
Un destello azul parecido a un fuego artificial iluminó el oscuro cielo, llamando la atención tanto de Bridget como la de Sakura. La joven inglesa se quedó mirando al cielo, con la misma seriedad que había mantenido durante todo ese tiempo y aun con la bola de energía en su mano brillando sin parar.
- “Brian ya debió acabar con Li...” - comentó la rubia.
Esas palabras retumbaron en los oídos de la japonesa, dejándola completamente en shock.
- “Sha... Shaoran...” - susurró de forma casi imperceptible
Tenían razón... Ellos tenían razón.
Tanto Kero como Shaoran tenían razón al decir que esto era una trampa.
Jamás se había sentido tan mal como en ese instante, se sentía traicionada, humillada y burlada por personas en las que tontamente había confiado... y sus amigos habían pagado las consecuencias.
La japonesa cerró los ojos con fuerza mientras agachaba la cabeza, provocando que gruesas lágrimas corriera por sus mejillas en un llanto mudo.
Todo esto era su culpa, por estúpida, por tonta, por crédula... Ella llevó a sus seres queridos a esa emboscada...
Abrió los ojos y observó a lo lejos las dos esferas en las que se encontraban Kero y Tomoyo completamente inconscientes en el fondo de ellas, y una mirada determinada apreció de repente en medio de sus lágrimas. Shaoran había sucumbido, pero a ella aun le quedaba una oportunidad de salvar a sus amigos y no la iba desperdiciar, no permitiría que otra persona muriese por su ingenuidad.
Aprovechando que la inglesa se encontraba de espaldas se paró con mucho cuidado, ignorando por completo el agudo dolor de su hombro dislocado y comenzó a buscar con la mirada su báculo, el cual no se encontraba muy lejos de allí. A penas lo localizó corrió con todas sus fuerzas hacía él, tenía que recuperarlo costara lo que costara para poder enfrentar a Bridget y liberar a sus amigos.
- “¿A dónde vas?” - escuchó una sorprendida voz a sus espaldas - ”¡No te muevas!”
La maestra de cartas palideció al reconocer la voz de la hija de Susan, si no se daba prisa seguramente correría la misma suerte de Li. Corrió con todas su fuerzas hacía el objeto mágico, sin él, ni ella ni los demás tendrían la más mínima oportunidad de escapar con vida.
Oía los el paso acelerado de la rubia acercarse cada vez más
- “Debo ser fuerte, debo se ser fuerte” - se repetía una y otra vez - “No quiero que mis amigos mueran ¡Yo no quiero morir!” - gritó con lágrimas en los ojos
Se angustia llegó al límite cuando la inglesa la agarró de su brazo lesionado con su mano izquierda y con su extremidad libre (y en la que aun brillaba la esfera de energía) la tomó por el hombro, en el cual la bola de magia fue absorbida seguida por el ruido seco de parecido al de las ramas de árboles quebrándose.
Quería gritar....
Quería gritar con todas sus fuerzas, pero no podía, su voz no salía de su garganta, debido al dolor que se extendía por todo su brazo, su cuello y su pecho; mientras, una luz verdosa la cegaba completamente y sentía que caía lentamente aun poso sin fondo.
Un golpe seco escuchó antes de que el lugar fuera invadido por un silencio sepulcral. En medio de la noche la frágil silueta de una chica yacía boca abajo en un devastado claro rodeado por tenebroso árboles de ramas retorcidas, que formaban siniestras figuras en la oscuridad; junto a la muchacha se erguía ser con su túnica verde al viento.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

La fiesta había sido divertida en muchos sentidos: había conseguido agradable compañía, una charla interesante, se había liberado de asedio de las Mc Alpine, pero lo mejor de todo fue la expresión de las hermanas al verlo tan unido a la señorita Symonds... sin contar con la alegría de los padres de esta.
Si, había sido muy divertida...
Sin embargo aun no podía quitar esa sensación de profundo vacío y culpa que lo acosada deshacía meses; algo faltaba en lo que se había vuelto una patética existencia, sin sentido ni rumbo aparente, llena de apariencias y en especial de soledad. Se hundió aun más en el tapiz rojo de su sillón favorito, mientras miraba de reojo la inmensa ventana de su cuarto, el cual permanecía en la penumbra solo interrumpidos por la espectral luz de unos ojos felinos. Los minutos comenzaron a aparecerle horas desde que sintió aquellas presencias en la fiesta.
Seguramente estaban en peligro enfrentándose a solo Dios sabe que, y él allí, haciendo nada, viendo correr las horas y sin poder saber que estaba ocurriendo... ¿Y si les sucedía algo? ¿Y si resultaban gravemente heridos? ¿Cómo se sentiría él?... O las más aterradoras posibilites ¿Qué... qué pasaría si ella mue..?
- “Amo Eriol” - se escuchó una chillona en medio de la oscuridad.
El inglés se sobresaltó un poco ante el inesperado llamado, pero luego se volvió a ver de donde provenía con una mirada inexpresiva en su rostro, descubriendo una especie de gato negro, de inmensos ojos azules y pequeñas alitas del mismo color en su espalda, estaba sentado frente a un libro bastante grueso en la cama del muchacho.
- “¿Qué quieres Spinel?” - murmuró fríamente Hiragisawa hundiéndose nuevamente en su sillón
- “No se preocupe amo, ellos saldrán muy bien de esta prueba” - dijo tranquilamente el pequeño guardián - “Usted mismo lo dijo, confiemos en sus poderes”
El felino guardo silencio por unos momentos, esperando alguna reacción de su amo, pero no sucedió nada, este solo se mantuvo callado hasta que la puerta de la habitación se abrió, dejando ver a una muchacha de poco más de 20 años con un pijama de pantalones anchos y camisa manga larga de color rojo oscuro, con unos ositos en el pecho que le daban cierto toque infantil.
- “¡Qué cansada estoy!” - exclamó Nakuru mientras estiraba los brazos perezosamente - “Esta fiesta si que estuvo genial... hasta podría decir que fueron demasiadas emociones para una noche” - concluyó mientras se acerca al sofá y se sentaba en el respaldo de los brazos ante la completa indiferencia de su amo, el cual permanecía con la cabeza apoyada en su mano, mirando a la ventana - “No sabes lo feliz que estoy de que hayas vuelto Eriol, te extrañaba como no tienes idea...”
- “¿Cómo van los preparativos de la mudanza?” - la cortó repentinamente el muchacho
La falsa identidad de la guardiana se sorprendió por la forma en Eriol la había interrumpido... eso era muy raro en alguien como su amo; confundida lanzó una mirada a Spi, el cual sólo hizo un leve gesto negativo con la cabeza.
- “Pues... bastante bien, para la semana que viene todo estará listo para mudarnos a Belgravia (3)”
- “Muy bien...” - murmuró el ingles mientras se colocaba de pie y se dirigía a su cama. Una vez allí tomó a Spinel y el libro que este leía con cuidado y sin más se los entregó a la chica de cabellos castaños - “Esta noche dormirás con Nakuru... quiero estar solo. Buenas noches” - terminó con una mirada que parecía decir “váyanse”
Ambos guardianes comprendieron inmediatamente el mensaje y sin rechistar cruzaron la puerta de la habitación, llegando al enorme pasillo que conectaba algunas de las habitaciones del piso superior de la mansión; el corredor tenía un decorado muy antiguo, pero no menos elegante y bello, la ligera iluminación dada por algunas lámparas de pared unido con el enorme silencio que reinaba en el lugar le concedía un aire espectral, mientras un viento gélido se apoderaba del ambiente. La chica sintió el rechinar de la puerta del cuarto de su amo al moverse seguido por el sonido del seguro de la misma, por lo que se volvió encontrándose con una majestuosa puerta de madera hermosamente tallada y con una decorativa manillas dorada del lado derecho de la misma.
- “Por un momento, cuando lo vi en la fiesta, pensé que realmente se estaba divirtiendo, que estaba mejor...” - murmuró decepcionada la guardiana
- “Te parecerá absurdo, pero creo que eso es lo que más le molesta” - comentó Spinel aún mirando la puerta.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

- “Sakura, Sakura” - oía una voz lejana mientras que una mano la movía un poco - “Sakura despierta”
La oriental abrió lentamente los ojos, mientras un ligero mareo desaparecía poco a poco a medida que recuperaba el conocimiento. Lo primer que sintió fue el molesto cosquilleo que le producía el pasto en la cara, por lo que se levantó perezosamente al tiempo que intentaba recordar como había llegado allí...
Imagines confusas invadían su mente a medida que se iba recuperando de la conmoción: unas esferas de luz, Shaoran volando junto a ella en el báculo, una persona vestida con una túnica verde, Tomoyo llegando sobre Kero al lugar de la batalla, el monstruo enloquecido destruyendo todo a su paso y la fría expresión de Bridget mientras el dolor la consumía...
El dolor... ya no sentía dolor.
Sorprendida miró su brazo izquierdo con detenimiento al tiempo que lo movía en todas direcciones sin ningún problema...
- “No debías haber huido de esa manera” - se escuchó de nuevo esa voz, esta vez con un tono enojado - “Pudiste lesionarte aun más de lo que esta, entonces curarte abría sido aun más difícil”
La maestra de cartas inmediatamente se volvió en la dirección de donde venía aquel sonido que se le hacía tan familiar, encontrándose nuevamente la hermana de Brian, mirándola tranquilamente y con una sonrisa apacible dibujada en su rostro, tal y como ella recordaba haberla conocido.
La inglesa se acercó a ella ante la total perplejidad de antigua Card Captor, la cual no estaba segura de que hacer, si correr o enfrentarse nuevamente a aquella chica que alguna vez había considerado su amiga
Sin embargo...
- “Toma, se te cayó cuando aquella cosa te golpeó” - murmuró la chica, extendiendo su mano hacia ella, en la cual estaba un pequeño objeto que sin duda conocía muy bien... la llave que escondía el poder de su báculo.
La japonesa la miró con una mezcla de confusión y desconfianza ¿Cómo era posible que cambiara de actitud tan rápido? Pero... había algo... algo en los ojos de esa chica, en sus gestos, en su tono de voz que parecía realmente sinceros... ¿Sería prudente volver a depositar su confianza en ella?...
La chica sacudió su cabeza en un intento desesperado por aclarar sus pensamientos y tomar una decisión
¡¡¡¡Por su puesto que no debía confiar!!!! ¡Sería muy tonto!
Pero... Pero ella quería hacerlo... Aún no quería aceptar lo que era evidente.
- “Esta bien, comprendo que no me tengas mucha confianza después de todo esto” - dijo repentinamente la chica de verde como si hubiera leído los pensamientos de Sakura, al tiempo que ponía el dije en el suelo y se alejaba unos pasos de él - “Solo piensa esto por un momento... si hubiera querido matarte... ¿No crees que lo hubiera hecho mientras estabas inconsciente?”
Era cierto... ese era su propósito ella ya no estaría en este mundo... ni mucho menos le devolvería su báculo. Aun con un poco de aprensión, la Maestra de Cartas recogió la pequeña llave que escondía el poder de su báculo, que a simple vista, tan solo era un gracioso dije de color rosa con una estrella dorada de cinco puntas encerada en un aro, y a los lados de este unas pequeñas alas; buscó la cadena que lo sujetaba a su cuello y se lo colocó, mientras observaba fijamente a la inglesa y un sentimientos difíciles de definir, oscilando entre el alivio y la decepción, el resentimiento y la concordia, la tristeza y la alegría, la invadía...
- “Bridget...” - murmuró Sakura - “¿Por qué?”
Ante estas palabras la chica solo la observó fijamente por unos momentos antes de de apartar su mirada y darle la espalda
- “Pronto lo sabrás” - dijo - “Ahora lo más importante es ir por tus amigos”
- “¡Tomoyo, Kero!” - exclamó la antigua Card Captor con alarmada - “¡Oh por Dios! Ya ha pasado demasiado... deben... deben estar...”
- “Profundamente dormidos” - la interrumpió, para luego agregar casi en forma de chiste - “¿No creerías que de veras los iba a asfixiar hasta morir?”
- “Pues...” - murmuró Sakura mientras bajaba la cabeza.
- “Así debió ser, era necesario” - dijo un poco triste, llamando nuevamente la atención de la oriental - “Pero será mejor que vaya por tus amigos... ya deben estar preocupados ¿no crees?” - fue lo último que mencionó antes de darse media vuelta.
La japonesa la vio alejarse con la serenidad que la caracterizaba, completamente estupefacta por el repentino cambio de actitud de la muchacha.
- “¿Qué les dan a los orientales de comer? ¿Piedras?” - se quejaba la voz de un chico sin paraar - “Santo Dios, este tipo pasa media tonelada... Estoy a punto de creer que sólo se desmayó para hacerme el trabajo difícil.... desde que apareció sólo me ha traído problemas...”
Sakura buscó con la mirada de dónde provenía aquella voz, encontrándose con un grupo de arbustos que se sacudían un poco a la vez que una persona vestida con una larga túnica azul oscuro emergía de ellos con dificultad, inmediatamente reconoció el cabello rubio de Brian Wesley, el cual traía algo cargado encima de su hombro derecho; se paró y caminó hacía él un momento con paso rápido, tratando de averiguar que era exactamente lo que esta llevando. Reconoció a Shaoran, en cual parecía inerte, con los brazos, piernas y cabeza colgaban como si se tratara de un muñeco de trapo.
- “¡Shaoran!” - gritó la japonesa mientras corría hacia su amigo - “¿Qué le hiciste?” - le reprochó al joven ingles con rabia mezclada con decepción mientras le miraba fijamente a los ojos.
El muchacho tuvo que desviar la mira en seguida, ante el gestó indignado de la oriental. Se agachó despacio y depositó al muchacho con cuidado en el pasto, completamente inerte.
- “No preocupes sólo esta inconsciente” - murmuró - “Bridget y yo tenemos nuestra razones para hacer esto” - intentó defenderse al ver la inquisitiva expresión de joven japonesa - “Era necesario Sakura, pronto lo vas a comprend... ¡arrggg!”
- “¿Qué te sucede?
- “Nada...” - dijo entre cortadamente tratando de soportar el dolor, mientras la antigua Card Captor lo miraba alarmada - “Tal vez un par de costillas rotas cortesía de tu amigo, pero no te asustes, yo sólo me puedo curar o en todo caso Bridget me ayuda... Sabes, como cuando te sané en el parque aquella noche” - comentó mientras la miraba con una sonrisa algo torcida por el sufrimiento que intentaba disimular.
Sakura lo observó fijamente por unos instantes, mientras la mano que tenía sobre su costado derecho se iluminaba con un resplandor azul, pero repentinamente perdió el equilibrio y solo la rápida intervención de la antigua Card Captor impidió que cayera al suelo.
- “¡Brian detente, estas muy débil!”
- “Tienes razón... creo que no me queda otra más que esperara a mi hermana” - confirmó en tono resignado - “Tengo que aceptar que ese sujeto me dio una buena pelea, es bastante fuerte” - finalizó con una pequeña sonrisa, para luego dar un vistazo a su alrededor y observar la devastación del lugar - “¿Tu y Bridget hicieron todo esto?” - finalmente preguntó sorprendido.
A la maestra de cartas le surgió una gran gota en la cabeza.
- “Eeehhh, si... bueno no... en realidad más o menos” - finalizó la muchacha con una sonrisa nerviosa llevándose una mano a la cabeza, al tiempo que la cara del inglés se formaba un gesto de confusión - “Es que... paso algo muy extraño”
- “¿Qué exactamente?”
- “No estoy segura sólo se salió de control y comenzó a destruir todo” - dijo mientras hacía gestos con lo brazos - “entonces enloqueció...”
- “¿Mi hermana?” - preguntó incrédulo el muchacho.
- “¡No! La cosa”
- “¿Qué cosa? - replicó nuevamente cada vez más confundido.
La antigua Card Captor dio un gran suspiro.
- “Mejor esperamos a que vuelva Bridget, creo que ella te explicara mejor lo que sucedió”
Brian tan solo se encogió de hombros antes las confusas explicaciones de la japonesa, y sin más que decir se paró y se alejó un par de metros de ellos hasta un cedro donde se sentó apoyado del tronco. Al verlo, Sakura recordó aquella vez en cuando les presentó a Tomoyo, cuando el se encontraba en la misma posición en un árbol del colegio completamente dormido, seguramente agotado después de haberla ayudado el la plaza; al recordar esta imagen una mirada agradecida se formó en sus ojos.
No, no se había equivocado, los gemelos Wesley realmente era buenas personas.
A lo lejos, Bridget hacía descender las esferas en las que estaban encerrados Tomoyo y Kerberos, las cuales se fueron desvaneciendo lentamente depositando a los dos cautivos suavemente sobre el pasto. Pensó en todo lo que había sucedido en esa noche, en especial lo ocurrido cuando tanto el hechizo de Sakura como el de ella se fusionaron, creando un ser de poderes devastadores y casi imposible de controlar. Sacó la carta que había guardado en su manga y nuevamente brillo con el solo contacto de su mano y una extraña sensación de familiaridad la invadió al percibir la presencia de la Card, por alguna extraña razón, sentía que esta también sentía esa afinidad hacia ella ¿Qué clase de objeto mágico era este? Era la primera vez en su vida que veía algo como esto, por lo que decidió examinarla con más detenimiento: era de color rosado con detalles en dorado, tenía dibujado a una extraña mujer de orejas puntiaguda y alas muy parecidas a las de una libélula, en la frente de esta se podía ver un intrincado dibujo; en la parte inferior se podía leer en caracteres occidentales y perfecto inglés “The Windy” además del nombre de Sakura, y en la superior había una estrella con un carácter al parecer oriental, aunque no sabía lo que significaba. Volteó la carta y observó el símbolo que se encontraba detrás...
- “Una estrella...” - dijo en voz baja y de manera calmada, pero pronto el asombro invadió su rostro y sus ojos se dilataron de horror - “Una estrella del Este...” - susurró atónita al recordar la profecía.
- “Arrrggg”
Aquel gemido atrajo la atención de la joven inglesa, la cual se volvió hacía donde provenía encontrándose con un mal herido Kerberos. Miró piadosamente a la pobre bestia que yacía inconsciente en el suelo, con todo el cuerpo golpeado y una de sus hermosas alas casi completamente destrozadas, derramando un espeso líquido rojo sobre las delicadas plumas blancas. Al ver tan lamentable escena y saber que ella era la causante de todo aquello se sintió profundamente avergonzada de si misma; sabía perfectamente que su último ataque contra aquel bello felino había sido excesivo y hasta brutal, incluso considero que su trato hacía Daidouji fue muy duro.
Por más que trataba de convencerse de que lo que había hecho era necesario, no dejaba de sentirse culpable por todo el daño que había causado.
Guardó nuevamente la carta entre su ropa, se arrodilló junto a él y acarició el pelaje dorado del animal con suavidad; colocó su mano derecha sobre el ala herida, y la izquierda sobre su lomo haciendo brillar su símbolo debajo de los dos haciendo que sus heridas se cerraran por completo. Apenas lo curó, las enormes alas blancas envolvieron al guardián, regresándolo a su forma falsa, la cual tenía la apariencia de un pequeño y gracioso muñeco; el cual ella lo tomó entre sus brazos con delicadeza y lo observó por unos momentos. Recordó su aspecto como una bestia enorme he imponente, sus poderes y las forma en que los utilizaba, el repentino cambio de apariencia que había sufrido hasta tomar el aspecto de un adorable gatito...
¿Por qué?
¿Por qué era tan parecido a...?
- “¿Qué pasó?” - murmuró una voz muy confundida a sus espalda, para luego agregar asustada - “¿Dónde esta Sakura?”
La inglesa no tuvo que girarse para verificar de quien era aquella voz, sin duda se trataba de una aturdida Tomoyo, que recién se levantaba del profundo sueño al que la había inducido unos minutos atrás...
- “Sakura se encuentra bien, Daidouji” - respondió la chica vestida con la túnica verde oscuro.
La japonesa la miró asombrada a aquella muchacha que se encontraba parada frente a ella, vestida con una larga túnica del color de las hojas de los árboles, de largo cabello rubio y ondulado agitado suavemente por una brisa fría que inundaba el lugar, y en conjunto le daba un aspecto solemne en medio de la noche. La chica se giro lentamente para que poco después sus ojos azul cielo se encontraran con los de Tomoyo, con Kero aun acurrucado entre sus brazos como si se tratara de un bebé.
- “¿Wesley? Acaso usted fue la persona que...” - murmuró la japonesa intentando asimilar lo que acababa de suceder.
- “Vayamos a donde esta Kinomoto” - la interrumpió antes de que dijera algo más - “Todo las preguntas que tengas serán respondidas allá en su momento”
Al decir esto, Bridget se dio la vuelta y comenzó a caminar hacía el otro lado del claro del bosque, sin embargo Tomoyo permaneció sentada en el verde pasto observándola con suspicacia; ese cambio de actitud no le parecía normal, aunque no se lo había dicho directamente, era evidente que ella, Bridget Wesley, fue la persona que hacía escasos minutos atacaba fieramente a su querida prima e hirió gravemente a Kero... y ahora se hacía pasar por alguien completamente inofensivo.
Se levantó con mucho cuidado, y comenzó a caminar en dirección contraría a la que le había indicado la rubia tratando de no hacer ruido, se dirigió al bosque en el cual se perdería de su vista y evitaría por todos los medios ser encontrada por esa mujer. Sabía perfectamente que al no tener magia no podría hacer nada por Sakura, así que lo mejor sería tratar de escapar y buscar a Li, él sabría que hacer...
- “No confías en mi ¿verdad?” - dijo repentinamente la inglesa - “Para serte sincera, si yo estuviera en tu lugar tampoco lo haría
La chica de cabello oscuro se quedó de piedra ante aquel comentario, permaneció quieta por unos segundos, con la mano en el lado izquierdo de su pecho y el corazón latiéndole fieramente. ¡Vaya susto le había dado! Sin embargo luego de asimilar las palabras de Bridget, se sorprendió bastante ante su significado, por lo que se volvió a mirarla y se asombró aun más al ver la expresión dulce y comprensiva de la muchacha.
- “Que... ¿Qué quieres decir?” - murmuró Tomoyo aun confundida.
La muchacha permaneció silenciosa por unos instantes mirando tristemente al pequeño guardián que dormía profundamente, para luego dar un gran suspiro y comenzar a hablar.
- “La verdad yo les mentí en muchas cosa, no soy todo lo que les di a conocer y ni les di a conocer todo lo que soy; pero aun así, aun que sé que es muy difícil de creer, les mentí por su bien y las cosas que pasaron esta noche son para protegerlos en un futuro cercano... de ahora en adelante Daidouji, tanto Li como Sakura tendrán que pasar situaciones muy duras, donde sus vidas estarán en autentico peligro frente a uno de los seres más infames y despiadados que este cielo ha visto. Hubiera preferido que esto nunca sucediera y que ellos pudieran continuado con sus vidas normalmente, sin tener que pasar por las dificultades que mi hermano y yo estamos viviendo...” - hizo una pequeña pausa, con mucho cuidado de no molestar a Kero, introdujo la mano derecha dentro de la manga del brazo contrario, sacó la card y observó el reverso donde el símbolo de la estrella brillaba nuevamente y una pequeña sonrisa apareció en su rostro - “Pero por lo que veo él tenía razón al decir que no existen las casualidades, solo lo inevitable”
La joven japonesa se quedó completamente muda ante aquellas palabras ¿Sakura y Li en peligro? Observó fijamente a la muchacha frente a ella y por primera vez notó algo que la llenó de inquietud: la mortal palidez del rostro de Wesley, era como si estuviera gravemente enferma, pero de todas formas se mantenía erguida con el mismo aire de dignidad que la caracterizaba al igual que la profunda tristeza que vio reflejado en sus ojos el día en que la conoció, la cual se hacía más patente en esos momentos.
El corazón se le encogió ante el angustioso aspecto de la chica
- “Será mejor que nos demos prisa” - dijo repentinamente la oriental - “Sakura nos debe estar esperando... y supongo que Li también debe estar por aquí ¿no?”
Al terminar, Tomoyo se dirigió hacía la inglesa y ambas comenzaron a caminar para reencontrarse con sus amigos.

OOOOOOOOOOOOOOOOO

La vista de la ciudad era especialmente hermosa aquella noche desde lo alto Canary Wharf Tower (3), en la cual se podía apreciar claramente el Tower Bridge y la Torre de Londres en toda su imponente belleza; el cielo tenía algunas nubes por donde los rayos de la luna se escurrían hasta tocar los tejados de los edificios y laminándolos con un resplandor plateado.
Sin embargo, aquel sombrío espectador no estaba para nada interesado en la belleza de aquella vista, por el contrario, desde donde se encontraba la ciudad le parecía patética e insignificante al igual que sus habitantes. Le gustaba aquella visión, ya que lo hacía sentir mas poderoso de lo que ya era, como si pudiera aplastar a todos aquellos inmundos seres con su pie o arrancar las construcciones más sólidos sólo con su aliento...
Pero pronto... muy pronto podría hacerlo.
Sonrió satisfecho.
El sujeto de la túnica negra se puso de pie con ayuda de su hoz después de terminar con sus meditaciones, para luego mirar hacia el este de la ciudad con una maliciosa sonrisa dibujada en sus labios; había acabado con otra victima y obtenido lo que quería...
A pesar de que ese estúpido sujeto intento evitar lo inevitable.
Que importaba... esto no era más que otro paso en su camino para obtener la victoria.

OOOOOOOOOOOOOOOOO

Un fuerte dolor de cabeza lo tenía totalmente aturdido en medio de la oscuridad, al tiempo que escuchaba varios murmullos a su alrededor, no entendía nada de lo que decían pero era terriblemente molesto todo aquel ruido; se llevó las manos a la cabeza con gesto adolorido sintiendo el sudor que corría por su frente y su cabello despeinado y húmedo pegado a su piel. Notaba una debilidad general en todo su cuerpo, el cual sentía como si estuviera hecho de plomo por lo que permaneció tranquilo por unos momentos antes de intentar cualquier cosa.
- “¡Ya esta despertando!” - oyó decir con alegría a una dulce voz femenina que creyó reconocer - “¿Shaoran te encuentras bien?”
Comenzó a abrir ojos lentamente y una imagen difusa apareció ante el ante él, parpadeó un par de veces antes que se hiciera más nítida permitiéndole reconocer aquel hermoso rostro que se inclinaba sobre él, de piel pálida del cual resaltaban unos inmensos ojos verdes como esmeraldas, que lo observaban con gran alegría.
- “Sa... ¿Sakura?” - murmuró confundido.
- “Si, soy yo. ¡Que bueno que estés bien!” - dijo con una encantadora sonrisa
- “Si... sólo estoy algo cansado” - murmuró débilmente mientras se esforzaba por sentarse con la ayuda de Sakura, cuando de repente recordó todo lo sucedido anteriormente - “¿Dónde esta ese desgraciado Brian Wesley?” - preguntó furioso mirando a todos lados.
- “Buenos días bella durmiente” - le saludó repentinamente este de forma burlona, antes de que Kinomoto pudiera decir nada.
Apenas escuchó esa voz se volvió buscando con la mirada el lugar de donde provenía, no tardando en encontrarlo: bajo la sombra de un árbol pudo apreciar la silueta de un hombre recostado del tronco y ligeramente iluminado los rayos de la luna que se colaban entre las hojas; aquel ser caminó hacia los asiáticos dejando ver se indumentaria azul oscura decorada con extraños bordados en dorado. Li reconoció de inmediato a Wesley y la rabia lo invadió al ver aquella sonrisita burlona y gesto de superioridad en su rostro.
- “un buen amigo” - murmuró entre dientes
Se colocó de pie de un saltó metió su manos en el bolsillo derecho como buscando algo, pero al ver que no estaba allí intentó con el bolsillo izquierdo... pero nada no esta allí. La desesperación del muchacho aumenta al ver como eses sujeto se acercaba cada vez más a ellos, mientras introducía su mano en la manga de la túnica
- “¿Buscas esto?” - dijo el rubio mostrándole su talismán.
Apenas lo vio, Li se lo arrancó de las manos con furia he inmediatamente invocó su espada y se interpuso entre el muchacho y la japonesa en posición defensiva, sujetando con ambas manos el arma, inclinándola ligeramente hacía adelante listo para repeler cualquier ataque; sin embargo Wesley parecía no alterarse en lo más mínimo ante la actitud del joven.
- “No te permitiré que te acerques a Sakura”
- “Shaoran, tranquilízate” - intentó calmarlo la japonesa mientras le ponía las manos sobre los hombros.
- “¿Y quien dijo que yo quería hacerle algo malo? Ya deja de hacerte el héroe y tranquilízate que no voy hacerles nada”
- “¿Entonces por qué nos atacaste?” - lo enfrentó nuevamente el chino.
- “Para medir tus poderes”
- “¿Qué?....” - se desconcertó por completo Li, para luego agregar enojado - ¿Y para qué lo quieren hacer?”
- “Para ver que tanto pueden hacer contra el Soul Hunter”
- “¿Y quien es ese?” - preguntó el muchacho aun muy receloso de las intenciones del inglés sin descuidar su posición con la espada.
- “El Soul Hunter, también conocido como el cazador de almas, fue la persona que los atacó aquella noche en la plaza” - le respondió repentinamente una voz femenina con marcado acento inglés - “El mismo que  intentó matarme en el aeropuerto”
Todos los presentes se volvieron a ver al recién llegado: una muchacha largo cabello rubio y ondulado, de ojos azul claro y piel pálida que les sonreía de manera amistosa, estaba vestida de con una hermosa túnica de color verde oscuro, con dibujos de intrincados diseños bordados en hilos de oro el pecho, los bordes de las mangas y la capucha. Entre sus brazos cargaba un pequeño animalito de pelaje dorado y cara graciosa, el cual dormía profundamente, mientras su cola colgaba mecida por la brisa. Unos instantes después llegó Tomoyo a espaldas de la muchacha, se veía en buenas condiciones físicas, sin un solo rasguño, para el gran alivio de Sakura.
Shaoran bajó la guardia dejando su espada caer hasta que la punta tocara el suelo, completamente boquiabierto ante la visión de aquella muchacha rubia, pero más aun por la vestimenta que poseía: la túnica del color de las agujas de los pinos y tan hermosamente decorada.
La misma de la persona que lo salvó su vida unos días atrás.
- “Bridget... ¿Tu fuiste la persona que me salvó...?”
- “¿El jueves en la plaza? Si, yo lo hice” - dijo la muchacha tranquilamente.
Inmediatamente lo invadió el recuerdo de la reconfortante sonrisa de aquella persona rescató de las garras de la muerte; Li la miró por unos instantes, y su espada volvió a su forma original.
- “Muchas gracias por ayudarme” - susurró.
- “Te lo debía después de que evitaste que el cazador de almas acabara conmigo” - le respondió la chica - “Será mejor que nos sentemos, Brian y yo tenemos que explicar muchas cosas y eso nos tomara tiempo”
Sin más que decir, la joven se acercó a la antigua Card Captor y con sumo cuidado le entregó a su pequeño guardián, para luego sentarse junto a su hermano al igual que los demás, formando un círculo en los que todos se podían ver las caras. El chico rubio miraba verdaderamente asombrado al diminuto ser de pelaje dorado que la antigua Card Captor acariciaba con ternura, y sin más se volvió a su hermana como pidiendo una explicación, pero esta solo hizo un leve gesto negativo que él comprendió de inmediato... Sin embargo aun no podía creer que fuera tan similares ¿Acoso estarían relacionados de alguna forma con...?
Sus meditaciones fueron interrumpidas al darse cuenta que era fijamente observado con gran desconfianza por ese estúpido sujeto chino.
La abierta hostilidad que mostraban las miradas de Brian y Shaoran no pasaba desapercibida por las muchachas, las cuales solo dieron un profundo respiro de resignación... parecía que esos dos nunca se iban a llevar bien, cuando una voz chillona llamó la atención de todos los presentes.
- “Sakurita” - dijo débilmente el pequeño guardián lleno de alegría - “Sakurita estas bien. Lograste vencer a ese sujeto de la túnica verde... sabía que lo harías...”
- “No Kero” - lo interrumpió su ama - “Yo no la vencí”
- “¿Qué? Entonces...” - comenzó a buscar con la mirada y para su total horror la vestimenta verde que llevaba esa chica rubia era el mismo de la persona que atacó a su querida ama... y muy cerca de ella estaba Tomoyo - “¡¡¡AAAAAHHHHH!!! ¡Tomoyo aléjate!” - gritó mientras se escapaba de los brazos de su ama y se interponía entre esta y la inglesa aunque apenas y se podía mantener a flote - “No te preocupes Sakurita yo no voy a permitir que...”
- “Tranquilo, ellos son amigos...”
- “¡¿Amigos?! ¡¡Pero si casi nos matan!
- “Bien, creo que fuimos un poco rudos con la prueba” - murmuró la muchacha con una gran gota en la cabeza, tratando de calmar a la pequeña bestia del sello... aunque aun seguía en su mente el enorme parecido que tenía con... - “Pero te juro que nunca les haría daño ni a ella ni a nadie... por si no te has dado cuenta estas perfectamente bien ¿no?”
Kero abrió la boca para decir algo pero se detuvo y enseguida comenzó a ver su cuerpo... era verdad, antes de desmayarse estaba tenía heridas por todos lados, ahora, aunque se sentía un poco débil y había regresado a su forma falsa, estaba completamente curado. Sorprendido, observo a aquella muchacha rubia, la cual solo le respondió con una astuta sonrisa y una cara de “inocencia” que se le hizo extrañamente conocida al pequeño guardián.
- “Esta bien...tienes razón, pero ni creas que confió en ti, ni en ese otro sujeto” - dijo aun receloso señalando a Brian de forma algo despectiva, para luego volar hacía su ama y sentarse en su regazo mientras cruzaba las patitas con decisión - “Eso si, será mejor que comiencen a explicarnos por qué hicieron todo esto”
- “¿Ustedes saben como ese sujeto... el cazador de almas creo que lo llamaron, me quitó mis poderes?” - inquirió Li con impaciencia
- “El hechizo no te quitó tus poderes, más bien los selló por un corto periodo de tiempo” - contestó Bridget tranquilamente - “A mi me sucedió lo mismo aquel día en el aeropuerto..... Cuando nos..... “topamos” por primera vez”
La cara de chino tomó un rojo encendido al recordar el incidente más embarazoso de su vida, mientras la cara del inglés reflejaba un verdadero enfado.
- “Si, recuerdo que Brian dijo que la primera vez que ustedes y Shaoran se encontraron fue en el aeropuerto de la ciudad, el día en que yo llegué, pero nunca explicaron por qué la señora Wesley no nos dijo nada de presencia” - recordó la Maestra de Cartas
Los gemelos suspiraron al unísono al recordar ese momento, en que la oportuna aparición de Carrie, el desinterés de Russell y la blanda memoria de la japonesa los salvó de un incomodo interrogatorio en el momento más inoportuno; ambos intercambiaron una mirada para ver quien comenzaba a relatar lo sucedido aquel día, lo cual se decidió cuando Bridget hizo un pequeño gesto la cabeza y Brian tomó aire para empezar.
- “El día en que llegaron a Londres, notamos la presencia de ese sujeto en los alrededores, sabíamos que alguien moriría ese día y que nosotros debíamos impedirlo” - comentó el inglés haciendo memoria - “Al ver que no podíamos encontrarlo estúpidamente decidimos separarnos para buscarlo de manera más rápida”
- “Así es” - confirmó su hermana - “Me adentré en las salas tratando de que mamá no me viera, y fue entonces cuando sentía la presencia de aquel ser por unos segundos, pero luego desapareció repentinamente... al igual que la de mi hermano. ¡Me asusté mucho! No tenia idea de que hacer y solo atiné a acercarme los ventanales del aeropuerto y aclarar mis ideas”
- “Entonces yo vi cuando aquella cosa se aproximaba a Wesley, con su gran hoz alzada; pensé que debía salvarla y por esos...” - a cada palabra Shaoran bajaba un poco más la voz, mientras movía sus manos nerviosamente y un color rojo intenso se apoderaba de su rostro - “...por eso me lance sobre ella y entonces... entonces... este... caímos de una forma no muy... apropiada” - finalizó deseando que se lo tragara a tierra ante aquel recuerdo.
- “Si, tu encima de mi hermana, detrás de la fila de sillas, con tus sucias manos en su pecho”
- “Brian... ese tipo de detalles esta de más” - le reprochó la inglesa bastante incomoda y con algo de rubor en sus mejillas
- “¿Pero si tu puedes sentir la presencia de ese sujeto como fue posible que te emboscara de esa manera?” - la interrogó Tomoyo.
- “Como lo dije antes, el utiliza un conjuro para sellar los poderes de mágicos de una persona por un corto tiempo, en el cual somos cualquier otro ser humano y por ende no sentimos su aura ni podemos realizar ningún tipo de hechizo... estamos completamente indefenso ante ente él”
- “¿Y cuánto tiempo tardaré en recuperarme por completo del sello colocado por ese sujeto?” - preguntó Li aun sonrojado.
- “Dos o tres días después que el sello es conjurado se desvanece por completo; así que dentro de poco tiempo estarás al 100% de tus capacidades” - le respondió la joven con una encantadora sonrisa
- “Ese sujeto es demasiado poderoso...” - se lamentó Brian - “Ni hablar lo difícil que puede ser encontrarlo”
- “¿Que quieres decir?” - preguntó la hija de Sonomi - “¿Acaso ustedes no fueron los que salvaron Sakura y Shaoran de él? ¿Porque dices que es muy difícil encontrarlo si lograron llegar a tiempo?”
- “Veras” - acotó Brian - “El Cazador de almas tiene una presencia extremadamente confusa, que parece que viniera de todas parte al mismo tiempo y de varias personas a la vez... es como si estuvieras rodeado por un ejercito; es casi imposible saber donde se encuentra con exactitud”
- “Pero yo solo sentí una enorme presencia maligna” - murmuró la antigua Card Captor.>
- “Quizás sea porque solo percibiste de una manera muy superficial... sabes, entre la lucha tan solo te diste cuenta de las energías negativas que lo envuelven” - comentó el chico - “Porque en realidad se trata de un gran conglomerado de presencias de muchas personas distintas... pero todas contaminadas con el aura maligna de ese sujeto”
- “¿Y por qué no atacan al Cazador de almas de frente?” - murmuró Kero con suspicacias.
- “Por que sería la forma más estúpida de suicidarnos” - le contestó el inglés mirando al guardián alga enfadado - “Mi hermana y yo no tenemos el poder para enfrentarnos al Soul Hunter y tener una mínima posibilidad de vencer. Es verdaderamente frustrante, nosotros tratamos de impedir que asesine a inocentes, pero... muchas veces logramos localizarlo demasiado tarde...” - dijo con amargura antes de posar sus ojos azules en la Maestra de Cartas con dulzura - “Para ser sincero, la única vez que hemos tenido éxito ha sido al salvarlos a ustedes”
- “El se apodera de lo poderes de las personas que mata ¿no?” - dedujo Shaoran bastante pensativo.
- “Si, así es... ¿Cómo lo supiste?”
- “Es que hace un tiempo, pude sentir esa extraña presencia junto a otra mucho más pequeña, esta desapareció y la de ese sujeto aumentó  reflexionó el chino - “Por eso le llaman Soul Hunter... el debe absorber las almas de sus victimas y por eso su presencia resulta tan caótica, porque en realidad son muchas presencias a la vez”
- “¡Vaya! Tal parece que Li es un chico muy inteligente” - dijo Bridget mientras su hermano hacía un ademán de fastidio.
- “Pero si les es tan difícil saber donde esta con exactitud... ¿Cómo es posible que llegaras al lugar donde ese sujeto nos estaba atacando?” - los interrogó Kero bastante desconfiado.
Al escuchar esto, chica de la túnica verde metió la mano entre el escote se sus ropas y sacó una cadena dorada que colgaba de su cuello, y de la cual pendía un hermoso dije en forma de lágrima invertida hecho de una resplandeciente gema transparente, completamente lisa y montada en intrincado diseño muy parecido a las ramas de una enredadera hecha de finos hilos de oro, que curiosamente en conjunto tenía el aspecto de una baya silvestre.
- “Es bellísimo... ¿Acaso es un péndulo?” - comentó Daidouji admirada.
- “Más que eso es una brújula” - aclaró la joven inglesa - “Es lo que nos indica donde se encuentra el Cazador de Almas cuando se manifiesta. Cuando su presencia se hace sentir, comienza a brillar y a moverse en círculos cada vez más rápido, hasta que nos indica la dirección en la cual se encuentra y lanza un rayo de luz”
- “¿Si tenías eso por qué no te diste cuenta de que ese sujeto estaba detrás de ti?” - inquirió Li
- “Porque en ese momento ella no lo tenía, lo tenía yo” - explicó Brian - “Por eso fue que pude encontrarla. Pero después de ese incidente se lo di a ella, para que estuviera más protegida en el caso de que algo así volviera a suceder”
De repente, el recuerdo de la extraña luz que emergía del tablero cada vez que ese sujeto se hacía presente vino a la mente del hechicero chino... ¿Acaso tendría algo que ver con ese dije que poseía Bridget? De todas maneras no mencionó el objeto, aun tenía sus dudas con respecto a la intención de los Wesley y era mejor mantener ciertas ventajas sobre ellos.
- “Sin embargo no entiendo que es lo que desea al atacarlos a ustedes...” - murmuró pensativa la inglesa mirando fijamente a los dos antiguos Card Captors - “Hoy comprobé que ustedes dos no pertenecen a las casta de la Orden... sus poderes me resultan sumamente extraños”
- “¿Orden? ¿A qué Orden te refieres? - preguntó completamente desconcertada la Maestra de Cartas
Los dos hermanos intercambiaron una mirada sorprendida, realmente no esperaban que ellos no supieran nada sobre eso.
- “¿Realmente no saben nada la Orden...? ¿Ni siquiera de la Cofradía? - preguntó desconcertado el hijo de Susan.
Los orientales realizaron un gesto negativo con la cabeza mientras que el guardián de las cartas parecía tan confundido como los demás.
- “No lo entiendo... como es posible que no sepan nada de esto...”
- “Tal vez si nos explicaran algo sobre esto nosotros podríamos entenderlo mejor” - intervino la joven de cabellos negros
- “Es difícil de explicar... creo que será mejor comenzar desde el principio” - indicó Brian recuperándose de su asombro, mientras buscaba con la mirada algo en el suelo. Al poco tiempo se levantó un momento para tomar una rama que se encontraba en el piso, muy cerca de donde se habían sentado y en un pequeño claro de tierra (dejado por la devastadora acción del monstruo accidentalmente creado por Sakura y Bridget) comenzó a dibujar un triangulo y sobre este otro invertido formando una estrella de seis puntas, la cual encerró en un círculo y en cada punta dibujo unos extraños símbolos - “En total existen seis castas, cada una representando un elemento de la creación” - dijo señalando cada una de los símboloos a los extremos de las puntas de la estrella - “Agua, Fuego, Viento, Tierra, Luz y Oscuridad. Cada una controla el tipo de magia más relacionada con su elemento, por ejemplo yo pertenezco a la Casta del Agua por lo tanto la mayor parte de los poderes que manejo están relacionados con este elemento” - miró a los orientales a ver si habían comprendido y lego continuó - “Este esquema esta basado en la organización de la más antigua de las ordenes druídicas, La Sagrada Orden del Triskell”
- “¿Triskell? ¿Qué es eso?” - preguntó confundida Sakura.
- “Para los celtas, el número 3 era la cifra que expresaba su visión del mundo; su número mágico por excelencia, al que se lo representaba gráficamente como un "triskell", símbolo solar derivado de la rueda. El triskell presenta la doble espiral de fuerzas que se contraponen, característica del Yin Yang, pero, además, contiene una tercera espiral que se considera el aporte celta a la diferencia entre la espiritualidad de Oriente y la de Occidente. Esta tercera espiral es el ser humano, que para nosotros es un elemento tan importante como los otros dos”
- “Y esto forma un equilibrio...” - concluyó Shaoran
- “No, no es así” - corrigió Bridget - “Crea una dinámica, una interacción entre todos los elementos que da como resultado una evolución constante, esto es lo que mantiene al universo y da origen a nuestro mundo. Para nosotros el equilibrio total entre las partes da un movimiento neto de cero, por lo tanto un estancamiento de las energías que más que favorecer traería desgracias al mundo”
- “Eso sería un caos” - inquirió Li
- “No lo es” - le contestó Brian - “Claro que hay un movimiento de energías y que estas nunca deben estancarse, sin embargo lo hacen de una manera ordenada y continua, a la vez que cambian muy lentamente, si este se diera rápidamente o de manera caótica y desordenada ocurren desastres”
- “Para nosotros el ser humano es un elemento tan importante como los otros dos, un ser con la capacidad de escoger el camino que ha de recorrer, ya sea el del bien o el del mal, a diferencias de los orientales quienes creen que el hombre es ínfimo y que se encuentra a merced de estas dos fuerzas” - acotó la hechicera de los vientos - “Por eso nosotros creemos que no existe nadie totalmente bueno, ni nadie totalmente malo, siempre habrá algo de maldad y bondad en el corazón de una persona. En esta filosofía es que se fundamenta la Orden”
- “Entre el blanco y el negro existen diferentes tonos de gris...” - murmuró Tomoyo pensativa, para luego agregar sonriente - “Ya comienzo a comprender lo que quieren decir”
- “Entonces... eso quiere decir que hasta el Soul Hunter puede ser una buena persona” - concluyó la Maestra de Cartas.
- “No Sakura, te equivocas” - le corrigió Brian - “El hecho de que una persona malvada tenga aunque sea un poquito de bondad en su corazón no quiere decir sea recuperable, ya que los seres humanos tienen la facultad de elegir cual camino tomar y nadie puede evitar este hecho si la persona esta convencida de que ese es el mejor camino”
La hija de Fujitaka bajó la cabeza algo consternada cuando repentinamente el recuerdo de lo dicho por uno de los hombres que se encontraban en la plaza el día después de su encuentro con el portador de la hoz vino a su mente... “Es verdad, han sucedido cosas muy extrañas en el país desde ese día”
Ese día...
El día en que descubrieron el Arca de Salisbury
- “Disculpen” - dijo tímidamente la japonesa - “Estaba pensado y... les puede parecer una tontería, pero... ¿El Arca de Salisbury tendrá algo que ver en todo esto?”
- “En realidad... el Arca de Salibury el centro de todo esto, Sakura” - murmuró la joven inglesa - “Y el Soul Hunter va tras ella”
- “¡¿Quieres decir que mi papá puede estar en peligro?!” - se alarmó la menor de los Kinomoto confirmando sus peores temores, al tiempo que veía la excesiva tranquilidad con que los gemelos tomaban un asunto tan importante - “Parece que no les importara...¿No es esta preocupados por la señora Susan?” - les recriminó la japonesa
- “¡¡Por su puesto que si!!” - saltó la rubia algo ofendida, para luego agregar con profunda frustración - “Pero no sabemos como alejarla de esa cosa, es decir, es el sueño de su vida participar en un descubrimiento tan trascendental como ese... Mamá no tiene idea de lo peligrosa que es el Arca y más cuando el Soul Hunter esta tras ella” - sus ojos se llenaron de profunda tristeza al continuar - “Lo intentamos todo para quedarnos en Oxford cuando trasladaron el Arca a Londres, sin embargo fue en vano, ella piensa que la razón era nuestro padre...”
- “Bien, sabemos ese sujeto esta muy interesado en el Arca de Salisbury ¿Qué guarda la dichosa Arca?” - los interrogo Li
- “El ser más terribles de todos Li, un ente de maldad pura” - le contestó Brian muy serio - “Un ser sin piedad, sin la capacidad de sentir un mínimo de afecto por nada ni nadie, que se maneja bajo el único fin destruir todo lo que encuentre en su camino”
- “¿Pero no acaban de decir de que no hay nada totalmente malo?”
- “Por eso, es que ese ser debe ser destruido. Es una aberración, un ser que va contra las reglas de todo lo establecido y el cual tiene la capacidad de destruir el equilibrio dinámico que mantiene a nuestro mundo. Su existencia representa un peligro demasiado grande”
- “¿Y cómo saben lo que esa cosa duerme dentro del Arca? - comentó Kero bastante suspicaz.
- “Bien, existe una leyenda... no, más bien es una profecía que explica más o menos todo lo que sucedió, lo que sucede y sucederá hasta el fin de la Orden” - explicó Bridget, cuando repentinamente su vista se nubló un poco, pero después de parpadear un par de veces volvió a la normalidad, por lo que prosiguió la charla - “Pero es difícil de comprender ya que la mayor parte del escrito esta en gaélico antiguo, una lengua muerta (4), y ésta a su vez se expresa en metáforas muy complicadas de interpretar. Además algunas partes están traducidas a nuestro idioma en especial algunos párrafos de la mitad, muy pocos del principio y ninguno del final” - La joven hizo una pausa y observó a la antigua Card Captor con atención - “Y creo que tu eres parte de ella... La estrella de Este” - finalizó con una pequeña sonrisa
- “¿Yo?” - preguntó visiblemente consternada.
- “¿Sakura?” - dijeron al unísono Kero, Tomoyo y Shaoran.
La joven inglesa se limitó a asentir, mientras su hermano parecía intentar recordar algo.
- “En el anochecer de los tiempos...” - murmuró con seriedad el joven - “estrellas brillantes colmaran los cielos, cosuelo de los sufrimientos que han de venir, pero ninguna más brillante y hermosa, que aquella que del Este a de surgir, por el mismo camino que el pequeño lobo ha recorrido, con el ímpetu de las tormentas ha aparecido, en tierras desconocidas, para marcar su destino, en un lugar ajeno al que a nacido” - luego miró a su hermana algo desconcertado - “¿Y eso que tiene que ver con Sakura? Ok, ella vino del Este, es japonesa, pero de resto no tiene nada en común, si es por eso incluso podría estar hablando de Tomoyo”
- “¿Quieres apostar hermanito?” - dijo al tiempo que sacaba una carta de su manga y le mostraba el reverso en el cual se apreciaba un complicado diseño del cual destacaba una estrella para la completa sorpresa Brian.
- “Esa es la carta Windy” - comentó Kerberos, para luego agregar visiblemente enfadado - “¿Qué haces con ella? Solo Sakura tiene derecho a tocar esas cartas”
- “Se le cayó a Sakura después de que terminó la lucha” - musitó encogiéndose de hombros, para después poner toda su atención en la carta que tenía en la mano - “Es la primera vez que veo algo como esto, se puede sentir que son artefactos muy poderosos...” -murmuró mientras acariciaba la superficie de la Card, produciendo que los lugares donde la punta de sus dedos y las áreas en los que el objeto tenían contacto brillara con una misteriosa luz verde, sin embargo esta era mucho más débil que cuando la había tocado anteriormente; ella sabía muy bien el porque, pero prefirió guardar silencio, no quería angustiar a su hermano por algo que tal vez no ocurriría - “Y no entiendo porque reacciona de esa manera cada vez que la tocó... ¿Acaso tu las creaste, Sakura?”
- “En realidad no, yo no lo hice”
- “Pero tiene tu nombre y el símbolo que apareció a tus pies cuando estábamos luchando... incluso pensé que tu habías creado ese pequeño animal” - comentó confundida señalando la forma falsa del guardián de la Luna
- “Si, pero yo solamente convertí unas cartas ya creadas por alguien más para que pudieran adaptarse a mi magia”
- “Entonces... ¿Quién habrá creado este tipo tan... peculiar de objeto mágico?” - se preguntó Brian examinando con la vista la Card
Antes de que Li o Kinomoto pudieran decir una palabra, el pequeño guardián de las Cartas Sakura se colocó justo en frente de los dos occidentales con cierto aire arrogante, flotando en el aire mientras comenzaba a hablar con un tono muy teatral.
- “Por supuesto que el mago más poderoso de todos los tiempo, el amo de las artes mágicas, el señor de los hechizos, el todopoderoso poseedor de los más antiguos secretos de oriente y occidente, el único, el inigualable, el extraordinario, el excepcional, el creador de las cartas y un servidor... ¡EL MAGO CLOW!”
Los ingleses parpadearon un par de vez ante tal despliegue de halagos, para luego mirarse las caras con un montón de signos de interrogación alrededor de su cabeza.
- “¿Y ese quien es?” - dijeron los gemelos al unísono
Los orientales presente y el guardián de las cards se cayeron de la impresión
- “¿¡¿¡¿¡Cómo es posible que no sepan quien es el mago Clow!?!?!?” - les gritó enfurecido Kero con una enorme vena en la cabeza, apenas se reincorporó.
- “Pues ni idea de quien es....” - le contestó Brian encogiéndose de hombros - “Por un momento pensé que ibas a decir el mago Merlín o David Coperphil” - dijo con un poco de burla - “Para nosotros ese Clow es un perfecto desconocido, así que no creo que sea tan poderoso como dices”
- “Como te atreves a...” - dijo con furia el guardián del sol, y justo cuando se disponía a cerrarle la boca al occidental su dueña lo tomó de las alas y lo llevó hacía ella tomando lo fuertemente entre sus brazos para evitar una inminente pelea.
- “¿Saben que pasaría si lo que esta dentro del Arca fuera liberado?” - preguntó Sakura mientras la Bestia luchaba por liberar se su cautiverio.
Bridget parecía completamente ensimismada en sus pensamientos, como recordando algo, mirando a la nada, mientras en sus ojos se reflejaba el miedo que le producía aquella frase.
- “El terror se esparcirá por el mundo, cuando el viento desgarre la carne, la tierra devore a los pueblos, el fuego nos consuma hasta los huesos y los ríos se alimenten de sangre... ¡Llorad cuando el terror sea liberado! Porque esta tierra no será suficiente para enterrar a nuestros muertos” - murmuró la joven.
Un incomodo silencio se apodero del lugar...
Aquellas palabras eran tan... crudas y atemorizantes. Nadie sabía que decir, y en realidad nadie tenía deseos de opinar sobre el asunto hasta que finalmente Brian decidió tomar la palabra.
- “Les hemos dicho todo lo que sabemos con respecto a este tema...” - dijo en tono bastante serio mientras se colocaba de pie - “Además esta semana muy ajetreada, tomaremos el domingo para descansar y seguiremos hablando el Lunes”
Sin más que decir extendió su mano hacia su hermana para ayudarla a pararse, ambos se alejaron del lugar donde habían conversado con los orientales desapareciendo tal como lo habían hecho aquella vez cuando lucharon con el portador de la hoz.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOO

Lunes por la mañana...
La vida en la universidad era, cuando menos, rutinaria.
Touya acababa de salir de la última clase antes de la hora del almuerzo y lo único que quería era mantener su mente ocupada para no pensar en el asunto de del taxista asesinado y el sicótico que andaba suelto en la ciudad, que para su total desgracia, lo hacia pensar en aquella pesadilla. Para ello se había armado con un pesado libro de medicina que encontró en la biblioteca, así podría estudiar y distraerse de sus problemas al mismo tiempo; la verdad esto no era fácil, antes de salir había escuchado en el noticiero de la mañana que un muchacho de 16 años fue encontrada muerto en su casa en condiciones muy similares a otras 11 victimas a lo largo de un mes, todas asesinadas a puñaladas, con largos y profundos cortes en todo el cuerpo. Hasta ahora no habían encontrado ninguna evidencia, ni siquiera estaban seguros de que tipo de arma utilizaba el asesino para matar y la opinión pública estaba comenzando a impacientarse por la falta de respuestas concretas por parte de la policía.
Mejor no pensar en esas cosas... lo único que hacían era preocuparlo sobre manera y en realidad no podía estar seguro de nada...
Aunque sea por ahora.
El muchacho caminaba por los pasillos en medio de la multitud de personas pertenecientes a las diferentes facultades que salían de sus clases y se dirigían a diferentes sitios; muchos de ellos conversaban animadamente, otros sencillamente pasaban en silenció como lo hacía él; la verdad es que no tenía a nadie con quien hablar, en ese tiempo no había hecho un solo amigo o por lo menos un compañero agradable que compartiera alguno de sus intereses. Dirigió una discreta mirada a un grupo de muchachos que reían a carcajadas y continuaban charlando animadamente mientras disfrutaban enormemente del momento, y no pudo evitar sentir un poco de envidia.
Sabía perfectamente que su carácter era bastante reservado y no muy sociable, siempre le había costado hacer amigos debido a que generalmente parecía antipático, en ocasiones cortante y hasta sarcástico, y esto muchas veces alejaba a la gente. Desde que llegó a Londres había pasado la mayor parte de su tiempo con su familia, más que todo con su hermana pequeña, visitando algunos lugares turísticos, pero después del inicio de clases su vida transcurría de la casa a la universidad y de la universidad a la casa en completa soledad...
Como desde hacía 4 años, cuando Yukito se fue.
Los recuerdos del mayor de los Kinomoto se vieron interrumpidos repentinamente, haciendo que se detuviera en seco en la mitad de uno de los pasillos de la universidad al percibir algo...
Una presencia extraña, que había sentido un par de veces antes, era muy densa, y pesada, llena de sentimientos negativos....
Tristeza, angustia, dolor... pero todos muy bien escondidos, aunque se podía notar y distinguir vagamente...
Esto ya había sucedido antes, desde que entro a la universidad por primera vez, y cada día aquella presencia se hacía más fuerte, como insistiendo en que le prestara atención: muchas veces lo seguía por los pasillos o por los jardines de la institución, movía levemente objetos cercanos a el cuando se hallaba solo en la biblioteca y en algunas ocasiones lanzaba con rudeza los libros contra el suelo, lo que le había ganado injustamente la fama de “torpe” entre la bibliotecaria y algunos compañeros que con frecuentaban el lugar. Sin embargo, aquel ente jamás había dado la cara
Y para ser sinceros esta situación comenzaba a fastidiarlo, así que lo mejor sería comunicarse con él y averiguar que demonios era lo que quería para que lo dejara en santa paz.
El resto de los estudiantes continuaba caminando con normalidad, mientras Touya se ocultaba un poco en la esquina de un pequeño corredor que conducía al baño de hombres, se apoyó en la pared y permaneció parado, con los ojos cerrados y en completo silencio, tratando de descifrar de donde provenía aquella presencia. Comenzó a percibir como una extraña fuerza comenzaba a envolverlo lentamente, adormeciéndolo ligeramente, tuvo la sensación de que algo arenoso y húmedo rozando la piel de su rostro y manos, al tiempo que oía claramente todo lo que sucedía a su alrededor: cada paso de la gente a su alrededor, cada murmullo y risa de las conversaciones, el sonido de las páginas de libros y cuadernos al ser movidas, el salpicar de el agua de un bebedero cercano, los cierres de los morrales abrirse o cerrarse, el rechinar de las puestas al ser cerradas, su propia respiración y el latido rítmico y fuerte de su corazón...
Una brisa gélida golpeaba su rostro.
El sonido de unos pasos que se anteponía sobre todos los demás ruidos.
Una extraña silueta se acercaba frente él en medio de la oscuridad de su propia ceguera...
- “Fiann...” - se oyó un murmuró espectral y profundo, parecido más al silbido de una serpiente que a una palabra.
Touya despertó repentinamente de su trance encontrándose de nuevo con los confusos ruidos de la universidad, estaba algo aturdido con lo que acababa de sucederle...
La presencia se dejó de sentir de un instante a otro, hasta perderse por completo en los pasillos de la universidad. El muchacho se quedó quieto y pensativo... nunca había escuchado esa extraña voz... Podía deberse espíritus atormentados, después de todo el edificio no era muy nuevo que digamos y Londres hacía gala de una amplia colección de fantasmas de todas las épocas.
Sin embargo algo le decía que esto no era normal... bueno, lo que entraba entre los límites de particularmente él llamaba “normalidad”
Continuó su camino hacía la café mientras trataba de comprender lo que acababa de sucederle, y una vez comprada la comida buscó un asiento en la concurrida cafetería, a lo lejos divisó una mesa vacía y sin perder más tiempo se sentó, puso el libro de un lado y comenzó a comer mientras leía.
- “Disculpe ¿Este puesto esta ocupado?” – preguntó repentinamente una voz femenina.
- “No” – respondió con indiferentemente y sin siquiera voltear.
- “¿Y no le importa que traiga un par amigos?”
- “No”
- “Bueno, gracias. ¡Oigan, encontré una mesa!”
- “Vaya, por un momento pensé que comeríamos parados” – dijo una voz afable, que se acercaba al lugar.
El japonés casi se atraganta con un trozo de carne al escuchar aquella voz que sin duda conocía muy bien.
Pero era absurdo, él no podía estar en Inglaterra... ¿Verdad?
- “Tu podrías comer de cabeza con tal de comer” – comentó otra voz masculina con burla.
- “Es que tengo buen apetito”
- “¡No me digas! A veces creo que comes por dos...” - inquirió de nuevo el otro hombre - “Innsisto, no es normal que comas el doble que yo y no engordes ni un gramo; deberías hacerte unos exámenes para estar seguro de que no tienes parásitos intestinales o una mala absorción de los nutrientes o...”
- “Ya déjalo Joe. Él solo tiene un metabolismo rápido, ya quisiera yo comer todo lo que me gusta y no engordar...” - se lamentó la mujer.
Touya no podía ni moverse, todavía le parecía increíble que esto le estuviera pasando a el. Levantó la vista del texto con lentitud. Ante él estaban tres personas: una mujer de cabello castaño, corto, ojos pardos y de estatura media; el otro era un hombre muy alto, fornido, de cabello castaño y extraños ojos violetas, pero el que realmente llamó su atención fue aquel sujeto de cabello plateado y ojos marrones, que usaba lentes y de expresión extremadamente serena. Se quedó boquiabierto por unos segundos mirando a aquel trío; estaba tan sorprendido que no notó cuando los cubiertos se le resbalaron de las mano y cayeron aparatosamente sobre el plato causando mucho ruido.
Las tres personas voltearon a ver al sujeto sentado en la mesa.
- “Yuki ¿Eres tu?” - se atrevió a preguntar finalmente el hermano de Sakura
El aludido le miró asombrado al reconocer a su viejo amigo de la secundaria; pero más que estar dichoso parecía estar horrorizado con su presencia, al punto de que la bandeja con 4 platos de almuerzo casi se le cae, si no fuera por una rápida reacción de sus reflejos para evitarlo. De repente, todo lo ocurrido anteriormente comenzaba a tomar sentido en la cabeza del joven Tsukishiro mientras observaba a un expectante Touya, el cual esperaba algún comentario de parte de su viejo amigo, al igual que los dos acompañantes de la falsa identidad del guardián de la luna, los cuales se veían bastante sorprendidos por su actitud; al ver que era el centro de atención y para evitar preguntas embarazosas sobre su conducta, decidió guardarse sus preocupaciones para otro momento y aparentar estar muy alegre por aquel encuentro.
- “¿Touya? Realmente eres tu” - dijo Tsukishiro tratando de parecer entusiasmado – “¡No puedo creer que este aquí!”
- “Yo tampoco” – murmuró su viejo amigo todavía desconcertado.
- “Vaya, no tenia idea de que se conocieran” – comentó la mujer
- “Ah, sí. El es mi mejor amigo de la preparatoria Touya Kinomoto. Touya, ellos son Charlotte Wood y Joseph von Slin... no, no era así, Scha...” – luego de intentarlo varias veces agregó un poco apenado – “Lo siento Joe, todavía no se pronunciar tu apellido”
El hombre suspiró con resignación.
- “Es Von Schlegel. Supongo que eso es lo malo de tener un apellido con más consonantes que vocales; nadie lo sabe pronunciar, ni escribir, ni deletrear...” – suspiró con estoicismo el muchacho, para luego dirigirle un gesto jovial al recién llegado - “Mucho gusto en conocerte Kinomoto” - saludó extendiéndole la mano, después de dejar su bandeja de comida en la mesa.
- “Igualmente”
Sin embargo al estrechar sus manos la expresión en principio cordial de Joseph, se petrifico en cuestión de segundos y se le quedó observando a Touya fijamente por unos instantes, como examinándolo detenidamente, con el seño fruncido y sus ojos extraños ojos violetas brillando con una luz algo siniestra. Kinomoto se comenzó a incomodar con esta actitud, no solo con la insistente e inquisitiva mirada de ese sujeto, sino también por aquella atmósfera pesada y densa que se empezaba a formar a su alrededor... y curiosamente muy parecida a la que había sentido en el pasillo unos minutos atrás.
Muy lentamente separaron sus manos en medio de la tensión producida por el momento. El japonés volvió a sentir la misma extraña textura arenosa y húmeda entre sus dedos.
- “Deberías lavarte las manos antes de comer y más si estuviste manejando tierra” - dijo en tono serio mirando las manchas marrones, húmedas y de textura arenosa que se apreciaban en su mano
- “Pero si yo no he...” - intentó decir extrañado, pero al ver sus manos impregnadas de barro y al recordar lo sucedido en el pasillo prefirió no discutir - “Si, tienes razón, ahora vuelvo”
Touya se levantó de la mesa aparentemente muy perturbado por todo lo que le había ocurrido aquella mañana, y se dirigió al baño muy confundido ¿Cómo era posible? Sus manos estaban limpias cuando compró la comida... Necesitaba unos momentos a solas para poder pensar con más claridad, eran demasiadas cosas al mismo tiempo como para asimilarlo todo y peor aun, la presencia de aquel ente se hacía cada vez más fuerte a medida que se alejaba de la mesa donde se encontraban los otros; con el rabillo del ojo pudo ver a una silueta difusa de lo que aparentaba ser una persona, la cual caminaba algo alejada de él pero en moviéndose en la misma dirección.
- “Supongo que habrás sido tu el que lo hizo...Estas decidido ha hacer mi vida miserable ¿verdad?” - murmuró el japonés enojado ante la completa indiferencia de aquel fantasma.
Por otra parte, la mirada amenazante y extraña de Von Schlegel no dejaba de seguir al muchacho a medida que se alejaba del lugar, mientras Yukito solo se limitaba a observar la escena en completo silencio, consumido por la angustia y la confusión ¿Qué rayos estaba sucediendo?
- “¿Qué pasa?” - murmuró con cierta preocupación la muchacha que lo acompañaba ante la extraña actitud los dos hombres.
– “Yo lo he visto antes...” - dijo finalmente Von Schlegel tono de voz muy serio, y con la punzante mirada de sus ojos violetas clavada en el hermano de Sakura

OOOOOOOOOOOOO

Sentir como el agua fría corría por sus manos era agradable, y al tiempo que refrescaba sus manos el cristalino líquido iba arrastrando consigo los últimos restos de tierra. Dejó el grifo abierto por un rato, mientras se perdía en sus pensamientos, tratando de ordenarlos para que tuvieran algo de sentido.
Lo primero que vino a su mente fue la penetrante mirada de es tipo... Joseph, si no recordaba mal. En un principio le pareció una persona bastante amistosa, pero luego, por alguna razón se tornó bastante serio y distante justo en el momento en que estrecharon sus manos y esas manchas de barro aparecieron de la nada... lo cual era bastante extraño... Aunque también podía ser uno de esos sujetos obsesionados con la limpieza.
Si, tal vez era eso.
Pero ahora que lo analizaba... el sujeto le era conocido, si.... su cara le era familiar.
¿Pero de dónde?
Touya se restregó la cabeza con una mano, lleno de frustración.
¿Y que demonios importaba? Solo saldría de allí, iría hasta la mesa donde se encontraban todos, diría que se resbalo en los jardines de la universidad y por eso se manchó de lodo, como tenía prisa compró la comida sin ir antes a lavarse y... ¡listo! Eso fue lo que sucedió. Auque claro esta, le luego le contaría la historia verdadera a Yukito, porque seguramente el no le creería una palabra de todo lo anterior.
Sin embargo...
La forma en que Tsukishiro lo recibió fue tan... fría. A pesar de que intentó aparentar que estaba feliz por su rencuentro, él se pudo dar cuenta de que fingía, era como si deseara que no estuviera allí.
Acaso.... ¿Abría cambiado en estos 5 años?
Tal vez solo eran ideas suyas... ¡Claro, eso tenía que ser! Yukito Tsukishiro siempre sería el ser más amable, comprensivo y paciente de toda la faz de la tierra, tal vez solo a tenido un mal día; y Joseph solo se le parecía a algún compañero de clases de Japón o tal vez de alguno de sus colegas de los diferentes trabajos que había tenido para ganar un poco de dinero y no depender tanto de su padre. Lo que sucede es que estaba algo nervioso por esas pesadillas que había tenido últimamente, el cambio de ambiente después del viaje y la intromisión de ese estúpido espíritu en su vida, por eso es que sus pensamientos estaban tan confusos últimamente.
Pero si era así... ¿Por qué no dejaba de sentirse tan desdichado, triste y enfadado consigo mismo?
Tomó un poco de agua entre sus manos y enjuago su cara, como si tratara de despertar de un sueño. Se miró en el espejo, mientras gruesas gotas de aquel líquido corrían por su rostro, intimando de creerse él mismo la explicación más “lógica” que se le había ocurrido en ese momento, para poder tranquilizarse, almorzar y continuar con su ajustado horario de clases.
El rugido de su estomago le recordó la hora del almuerzo y la comida que había dejado en la mesa de la cafetería; se secó la cara y las manos, se dirigió a paso acelerado a la puerta del lavado y pudo apreciar que la presencia de aquel fantasma se había desvanecido nuevamente para su total complacencia... por lo menos no tendría que aguantar sus caprichos por un rato. Sin más motivo para quedarse en ese lugar, salió hacía la cafetería en silenció y sin saber que esperar.

OOOOOOOOOOOOO

La fila parecía interminable, y lo más desesperante era ver como los postres iban desapareciendo uno a uno a medida que pasaban las personas frente al mostrador del cafetín. Se puso de puntillas y contó las personas que le faltaban para llegar hasta el cajero y el número de pasteles de chocolate que aun quedaban. Eran 6 pasteles y 6 personas contándose ella misma; así que si cada una compraba uno, ella tendría ese delicioso postre en sus manos... eso si es que a alguien no se le ocurría comprar dos o se acercaba otro tipo a la fila y le pedía a un amigo que le comprara uno...
- “...Y dos tortas de chocolate, por favor” - dijo el muchacho que se encontraba una persona delante de ella.
¡¡¡Nooooooo!!! ¡¡¡¡No era justo!!!! Ya no podría tener su ansiado postre... la especialidad del cafetín y casi legendario en toda la universidad por ese delicado y fresco sabor, esa textura esponjosita, la crema dulce, suave, de impecable color blanco con la que rellenaban una franja en la mitad del pastel, más esa exquisita cubierta de chocolate fundido....
¿Y todo por qué? Porque el estúpido tragón que tenía en frente no podía conformarse con uno... noooooo.... ¡¡¡tenía que comprar dos!!! ¡¡Eso debería ser ilegal!!
- “Una ensalada César y un agua mineral, por favor” - escuchó decir a la mujer que tenía en frente.
- “Mandy ¿Sólo eso vas a comer?” - le preguntó su amigo, que esperaba cerca de la caja con la bandeja de comida en la mano y los dos trozos de postre en una de las esquinas- “Pero si el pastel de chocolate es tu favorito”
- “Es que estoy a dieta” - le respondió la aludida.
Esas palabras eran como música para sus oídos; se tuvo que controlar para no empezar a dar brincos de alegría por todo el lugar, pero a un así se le notaba a kilómetros su cara radiante de felicidad y aquella sonrisa de oreja a oreja. Realmente nunca pensó que la palabra “dieta” pudiera hacerla tan feliz y mucho menos que ésta estuviera relacionada con obtener algo con TANTAS calorías como un pastel de chocolate con crema.... pero... ¿quién le importan las calorías? Comer era uno de los más grandes placeres de la vida y no se va a privar de algo como una torta.... aunque después tuviera que quedarse media mañana en el gimnasio para no rodar en vez de caminar...
Tan solo tenía que esperar a que la muchacha que tenía en frente terminara de pagar y ese trozo de pastel sería suyo.
Sólo unos segundos más y...
Alguien la tomó del brazo, sacándola de la fila antes de pudiera hacer nada. Ni corto ni perezoso, el sujeto que estaba detrás de ella tomó su lugar y sin más pagó su almuerzo (pastel de chocolate incluido) y se fue muy contento ante la impotente mirada de la muchacha, la cual solo pudo ver como comenzaba a comerse SU postre, saboreando cada pedazo con gran placer...
¡¡¡¡¡Era como si le estuviera restregando en la cara que él lo tenía y ella no!!!!
- “¡Cecile! Te he estado buscando por todas partes” - dijo una voz que ella conocía muy bienn.
Se volvió a ver a la persona que acababa de hablarle muy lentamente, con una mirada mortífera reflejada en sus ojos castaños, especialmente dirigida a aquella muchacha que estaba a su lado con una sonrisa de oreja a oreja y la que parecía no darse cuenta de que estaba verdaderamente furiosa.
- “Espero que esto sea algo MUY importante Nakuru Akizuki” - murmuró en tono amenazante.
La falsa identidad de la guardiana ni se inmuto ante el comentario de la chica, la cual un poco más baja que ella, piel morena, cabello negro y rizado, con grandes ojos castaños. Era su mejor amiga desde que volvió de Japón, su compañera de aventuras y confidente y hasta cierto punto una de las pocas personas que tenían la paciencia y la energía para aguantarla.
- “¿Acaso no lo sientes?” - dijo haciendo caso omiso a su compañera
- “¿Sentir qué?” - preguntó enfadada.
- “¿No lo percibes en el aire?” - insistió su compañera - “¡Es él! ¡¡¡Estoy completamente seguraa de que es él!!!” - casi gritó con jubilo.
- “¿Hablas de un chico?”
- “¡¡¡SI!!”
Al recibir esta respuesta de su muy risueña amiga una gran gota se formó en su cabeza.
- “Ya sabía que este día llegaría, ya hasta puedes oler a los hombres a distancia...” - comentó con resignación la morena.
Antes de que pudiera hacer algo Nakuru la tomó nuevamente del brazo y prácticamente la arrastro por el cafetín hasta llegar al otro lado de la misma, donde había una infinidad de mesas todas repletas de personas y el barullo de las conversaciones retumbaba por las paredes haciendo casi imposible hasta escuchar su propio pensamiento. Una vez allí la identidad falsa de la guardiana comenzó a ver a todos lados, como buscando algo.
- “¿Dónde esta? ¿Dónde esta?” - murmuraba ansiosa - “Se que esta aquí, pero no lo veo”
Cecile la miraba de reojo con cara de fastidio. Aun que por lo general Akizuki iba detrás cualquier sujeto que tuviera buen aspecto, ella conocía perfectamente el tipo de hombre que le gustaba a su amiga: atractivos, varoniles, de piel morena y cabellos oscuros, altos, del tipo atlético y de preferencia asiático; en cuanto a la personalidad.... por alguna extraña razón trataba de que fueran antipáticos, muy callados y en términos generales poco sociables... ¿Sería porque polos opuestos se atraen? Cuando encontraba uno con estas características lo acosaba día y noche hasta que por cansancio o porque realmente le empezaba a gustar Nakuru, se hacía su novio, pero siempre que la relación comenzaba a marchar sobre ruedas, ella lo dejaba sin mayor explicación que “necesito mi espacio.... bla, bla, bla.... será mejor que nos demos un tiempo para pensar mejor las cosas... bla, bla, bla... por lo que será mejor separarme de ti”... y después se buscaba otro; así que tenía una amplia colección de corazones rotos, desde la preparatoria hasta la universidad.
Nunca entendió por qué hacía este tipo de cosas...
Hasta el día de hoy.
Entre la multitud vio a un muchacho que reunía todas y cada una de las características físicas que buscaba Nakuru en un chico ¿Sería este el chico que su amiga prácticamente olfateó en el aire? Lo curioso es que estaba es que se dirigía hacía la mesa donde se encontraban Yukito, Charlotte y Joe... aunque este último parecía no agradarle mucho el recién llegado.
- “¿Por casualidad no estarás buscando al hombre que esta sentando en la mesa de Yukito y los demás?” - murmuró señalando discretamente hacia la mesa, mientras se preparaba para el grito de jubilo, pero al no recibir respuesta volvió a preguntar - “¿Es él Nakuru?... ¿Nakuru?” - miro a los lados al ver que se amiga nno contestaba... solo para encontrarse completamente sola.
De repente vio a la chica de largo cabello castaño aproximarse a grandes zancadas al lugar que ella le había indicado; por lo visto si la había escuchado, pero no perdió tiempo en responderle y se fue de una vez a la casería de su nueva “presa”.
- “Oh no... aquí vamos de nuevo” - dijo con pena ajena al ver como su vieja amiga se parecía tomar impulso para saltar sobre aquel pobre hombre.

OOOOOOOOOOOOOOO

Yukito comía con inusual lentitud su almuerzo, llevándose a la boca el tenedor con un trozo de lo primero que encontraba en el plato; su mirada se perdía en el infinito completamente ajeno a lo que ocurría a su alrededor. El ruido de un vaso al chocar contra el suelo lo trajo nuevamente a la realidad y vio a Touya sentado justo frente a él (no se había dado cuenta de que había llegado) con una actitud bastante retraída, al tiempo que tenía una pequeña conversación con Charlotte, quien intentaba por todos los medios bajar la tensión acumulada en el ambiente aunque Joseph no dejaba de lanzarle miradas suspicaces a su viejo amigo.
¿Por qué?
¿Por qué él se encontraba en Londres? Dios, si tan solo se hubiera quedado en Japón...
Pero ahora que lo pensaba, el hecho de que él estuviera aquí no tenía que significar que la pequeña Sakura estuviera aquí ¿Verdad? Tal vez solo se encontraba por los estudios, alguna beca que haya ganado en Japón o algo así, mientras su padre y hermana aun permanecían en Tomoeda.
Y sin embargo aun no podía estar tranquilo, si sus hipótesis eran ciertas eso significaba que la joven Maestra de cartas estaría al cuidado exclusivo de Kerberos... no era que desconfiara de él pero... no estaba seguro de que el la bestia guardiana pudiera con esa responsabilidad solo, en el caso de que un verdadero peligro amenazara a su ama.
Recordó lo sucedido hacía unos días, cuando sintió que su cuerpo estallaría en pedazos y el símbolo de la estrella se formó a sus pies, era claro para el que Yue estaba intentando romper el sello que lo mantenía dormido en su interior, y esto solo podía significar dos cosas: o Sakura estaba en grave peligro en ese momento o su magia había disminuido demasiado debilitando el sello realizado por ella hace años.
Apoyó la cabeza en su mano con gesto preocupado.
¿Cómo era que su vida hace un mes tranquila se había convertido en un infierno de preocupaciones?
- “Ya recuerdo quien eres” - dijo repentinamente Joe llamando la atención de todos - “Si... Tu eras el loco que estaba en la Torre de Londres con una niñita de ojos verdes”
Yukito palideció ante la frase “niñita de ojos verdes”, su última esperanza, la de que Touya hubiera venido solo a Londres, se había desvanecido por completo; ya no tenía duda, su pequeña Sakura estaba en la ciudad.
Antes de que Kinomoto pudiera asimilar esa frase sintió una presencia, que sin duda conocía muy bien, acercarse por detrás... un escalofrío recorrió su espalda y un sudor frío comenzó a correr por su frente, realmente no tenía el valor de voltearse y confirmar sus más terribles presentimientos
- “¡¡¡¡¡¡TOUYA!!!!!”
Joseph, Charlotte y Yukito, solo pudieron ver una la chica de largo cabello castaño saltar como una leona al ataque sobre un indefenso Touya, el cual lucía bastante pálido y con una cara de horror con la que parecía decir “por favor... díganme que no es cierto”
¡¡¡¡PLAFFFFF!!!!
- “Touya, no puedo creer que estés aquí ¡Es como un sueño hecho realidad!” - decía con alegría Nakuru, mientras se aferraba a su cuello aun más de lo que estaba, impidiéndole respirar al muchacho - “¿Tu no estas feliz de verme de nuevo Touya?... ¿Touya?”
Al ver que no había ni la más mínima respuesta por parte él, Akizuki lo soltó lentamente y se paró a sus espaldas con las manos unidas detrás mirándolo como una niña pequeña llena de curiosidad, y como el japonés se mantenía inmóvil, inclinado sobre la mesa y sin siquiera decir su habitual “¿Qué haces aquí Akizuki?” decidió asomó a un lado para ver la cara de Kinomoto, pero lo que encontró la dejó perpleja: el pobre muchacho tenía la cabeza literalmente enterrada en su plato de almuerzo, completamente inerte, y sin señales de vida fuera de algunas burbujas que salían del puré de papas.
Los otros tres presentes, se quedaron mirando al infortunado con expectación esperando que pasara algo, mientras la amiga de la guardiana se acercaba con cara de espantó al ver aquel espectáculo.
- “Ya lo mató” - dijo alarmada Cecile
- “Eso tuvo que doler...” - murmuró Joe en tono compasivo mirando al japonés, mientras que la joven Wood asentía con la cabeza al tiempo que una gran gota en la cabeza.
- “Como en los viejos tiempos...” - comentó con una gran gota de sudor y una sonrisa resignada ante la familiaridad de aquella escena.
Sin embargo...
A pesar de ese pequeño momento de diversión, el apacible rostro de la forma falsa del guardián de la luna mostró evidentes signos de preocupación nuevamente. Observó silenciosamente el gran alboroto a su alrededor, con Akizuki tratando de reanimar a Touya sacudiéndolo tan fuerte como podía, mientras Joseph y Cecile intentaban detenerla y explicarle que lo que hacía sólo empeoraría la condición del muchacho, por su parte Charlotte estaba toda roja de vergüenza al ver que eran el centro de atención de toda la cafetería.... Pero aun así, una espantosa sensación de que estos momentos de alegría durarían poco invadió su mente.
- “Sólo... Sólo espero que esto no sea más que tonterías mías” - dijo en voz casi imperceptible, rogando que sus presentimientos no fueran más que ideas sin sentido.

Anterior    Siguiente