PUNTA GNIFETTI (REFUGIO MARGHERITA) 4.554 M.


UN DIA DE PERROS


Monte Rosa

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23 y 24 de julio de 2009

Video del Monte Rosa - Punta Gnifetti
El tour de los c......, todo preparado para poder atravesar el tunel de San Bernardo que une Suiza con el valle de Aosta en Italia, para vernos bloqueados por esa maldita carrera. Atraviesa gran parte de Suiza hasta Ginebra y entra por Chamonix a Italia... maldita sea! hemos perdido 4 horas que harán imposible que podamos llegar al refugio Gnifetti el 22 de julio. Hubimos de pernoctar en el Hotel Dufour, en la población de Gressoney la Trinite. Al menos, la encargada del lugar, habla buen castellano. 23 de julio: Pillamos dos teleféricos que nos llevan al Paso de Salati, 2.936 m., y, desde allí, iniciamos el ascenso al refugio Gniffeti, situado a 3.611 m. de altitud. El viento ya empieza a darnos un poco la lata, anuncian 50 kms/h a esa altitud, pero no ocurre nada más de importancia en esas 2:30 horas que gastamos en llegar a él. Una tarde perdida en ese confortable lugar para, a las 6 de la mañana del 24, estar ya desayunados y encordados en la puerta del refugio. Una riada de montañeros está iniciando el ascenso hacia el refugio Margherita (nombre en agradecimiento a la reina Margherita que, en plena euforia nacional italiana, la subieron en silla hasta la punta Gnifetti para fomentar el alpinismo nacionalista), la hilera casi interminable se inicia en unas escaleras que nos llevan, por una senda entre la nieve muy bien marcada, casi siempre en dirección norte, hasta nuestra meta. Ascendemos por el este del bonito glaciar de Lys, bordeando por su base la cresta que conforman la Pirámide Vincent (4.215) y el Ludwigshohe (4.272) ya fronterizo con Suiza, en el collado de Lys(7:45 a.m., 4.248 m.) Las previsiones habían indicado vientos de 60 kms hora a 4.200. Se han equivocado. Descendemos hacia la cabecera del glaciar denominado con el impronunciable nombre de Grenzgletscher para, en dirección noreste ya y arropados por la Punta Parrot (4.446) a nuestra derecha, vislumbrar la Punta Gnifetti (4.544) y el refugio, entre los pocos claros que la densa niebla nos permite. El viento arrecia y las cordadas que van delante nuestro desaparecen entre la niebla. A unos cientos de metros del refugio y cuando el viento azota más duro, las dos cordadas que nos anteceden dan media vuelta y, sus guias, gritando y gesticulando en dirección al invisible refugio Margherita deciden regresar. Nos quedamos solos y paralizados en medio de la niebla. Las trazas en el hielo han desaparecido, sólo unos pequeños agujeros marcados unos por crampones podrían indicarnos la dirección hacia el Margherita. Estamos muy cerca, pero no vemos nada. Momento de tomar decisiones... si seguimos las trazas y llegamos al refugio, muy posiblemente, nos habremos de quedar incomunicados en él. Las tempestades que anunciaban para el medio día han empezado a desencadenarse a las 9:15. ¿Bajamos? ¿perdemos otro día?. Las dudas las resuelve una pequeña cordada que se acerca a nosotros entre la densa niebla. El viento golpea una barbaridad. En este lugar no me atrevo a filmar nada. Nos rebasan. Les seguimos. En 15 minutos llegamos a la entrada del refugio entre rachas de 120 kms/h (nos dirían después). Le damos las gracias al guía. (9:30 a.m., 4.554 m.) Refugio Regina Margherita: Del C.A.I. Varallo, el más alto de Europa. Teléfono: 0163 91039 Posición: Punta Gnifetti - Monte Rosa (4.554 m.) Apertura: Finales de junio hasta mitad de septiembre Precio para federados: 60 euros dormir y cenar. Plazas: 77. Notas: Calefacción, gas, agua fundida, telefono de emergen- cia, casi nula cobertura para los móviles. Cierto, las previsiones son muy malas para todo el día y mañana ya veremos. Más de 120 personas nos encontramos en el refugio. No queda ni una plaza libre. En un come- dor de poco más de 30 m2 nos hacinamos todos. Los bancos, mesas y demás mobiliario se tocan unos a otros. Para pasar de un lado a otro has de ir saltando entre los banco pidiendo permiso y perdón. Comida macarrones y lomo, cena macarrones y lomo. El per- sonal que lo atiende muy atento. La convivencia extraña, muchos alemanes, austriacos, suizos, franceses, italianos... y nosotros dos. Chapurreamos inglés, francés e ita- liano. Las conversaciones se hacen interesantes. Un austriaco llamado Wilfred, guía él, nos informa de sus logros, nosotros de los nuestros... tiene 67 años. Tanta gente agolpada en tan poco espacio, los olores que empiezan a aflorar, el calor humano que nos hace desprendernos de la ropa, las horas interminables y monótonas y el no poder abandonar el asiento (te lo quitan enseguida) hace que el ambiente sea pesao y claus- trofóbico. Fuera el viento azota con más rabia aun. Doce horas después hemos cenado ya. Han amontonado el mobiliario en un rincón del comedor y extendido colchonetas y mantas para la cincuentena de personas que no tenemos plaza. El día ha sido interminable, la noche también lo será, hemos dormitado mucho. 4:30 a.m.: Una actividad febril se adueña de todos. Desayunamos. El viento sigue ululando con mucha intensidad. Bronca a unos austriacos que se están poniendo los crampones en el comedor. Hacinados en el pasillo nos equipamos con mucha dificultad. Salimos al exterior, las gafas de ventisca impiden ese dolor agujeante que producen las esquilas de hielo que nos golpean constantemente. Un guía me grita, he dejado la mochila en el hielo y se ha empezado a desplazar rapidamente por el empuje del vien- to. Una primera cordada de cuatro componentes se alza y empieza a avanzar por la cor- nisa, Joan y yo les seguimos. Un golpe de viento mucho más intenso que los de ayer, nos lanza al suelo a los todos, a pocos palmos del precipicio. Yo, con mochila y equipo, peso más de 100 kgs. Nos desviamos un poco hacia el glaciar alejándonos de la cornisa, al menos así las posibilidades de caer al vacio son nulas. Casi no filmo nada, a ver quien es el guapo que saca la cámara aquí. La niebla ha desaparecido, menos mal. Unos minutos después, mucho más tranquilos y resguardados ya, nos adelanta con un saludo el agradable y sonriente Wilfred que, como guía, va a la cabeza de su cordada. Su ruta es diferente a la nuestra, se internan en Suiza a través del Grenzgletscher, como casi todas las demás cordadas. Somos los únicos que volvemos al rfugio Gnifetti. El viento sigue cascando, que hijo de p...! Hora y media después ya estamos en el refugio. Hoy pasaremos de 4.554 metros de alti- tud a los 70 de Barcelona, un par de teleféricos y 1.000 kms. de carreteras nos devuelven a nuestra ciudad. Mapa recomendado: Monte Rosa Alagna Valsesia Macugnaga Gressoney Carta dei sentieri e dei rifugi wanderkarte 109 Instituto Geografico Centrale 1*25.000 Libro recomendado: Desnivel Ediciones - Grandes Montañas de Europa Desnivel Ediciones - Los cuatromiles de los Alpes Presiona aquí para ver el video de la ascensión:
Video del Monte Rosa - Punta Gnifetti

Rafa Montoliu

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