7. La Portadora.
El Poder de la Disponibilidad


Palabras clave: Lógica apasionada; libre aceptación; dignidad sin soberbia.

Si se observa bien, lo que se ve en este arcano en las versiones esotéricas (Waite, BOTA, por ejemplo) es un personaje majestuoso que dirige sin esfuerzo su vehículo; más bien una presencia regia de otro plano de existencia - ya que su parte inferior parece no existir o estar fundida con El Carro - que se deja llevar por nuestro mundo en un sólido transporte. El título habitual, sin embargo, es El Carro o La Carroza, demostrando que la atención hay que ponerla especialmente en el vehículo, donde se centra la enseñanza.

En el Tarot de Merlin, de R. J. Stewart, se ve aún más claramente que es la Diosa la que dirige a los caballos y recorre el reino celta con atuendo de guerrera. Ella es la Conductora, capaz de recrear culturas e reimpulsar la civilización. En cuanto al Carro en sí, o su Portadora por el mundo, eres tú misma, si lo quieres.

Tras haber roto las conexiones indebidas que te aprisionaban, puedes ahora por fin entregar voluntariamente tu lealtad y tus formidables energías a tu Diosa interior. Es decir, a la chispa divina inteligente que es el núcleo de tu ser, y que la psicología profunda reconoce a veces como el Sí Mismo o Yo Superior, ubicado en tu Centro más recóndito. Todo caerá entonces en su lugar correspondiente y podrás salir al mundo como portadora de una misión personal, una tarea profundamente tuya, y una esencia divina que necesita manifestarse.

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1. Decir basta a las falsedades culturales
2. Revestirte de tus propios paradigmas
3. Convencerte de tu mérito

1. Decir basta a las falsedades culturales. No podrás salir al mundo portando lo Divino civilizador si sigues sometida a una cultura que te hace sentir vergüenza de ser una hembra humana, de pensar por tu cuenta, y virtualmente de estar viva. Si te parece exagerado mira en torno, o sube un poco por encima del estado de triste robotismo de casi todas tus congéneres. Lejos de ser una equivocación - como afirman recientes estudios - el feminismo hizo bastante por sacudir ese sopor; pero es al feminismo cultural, y dentro de él, al Movimiento de la Diosa, que ahora le toca completar esa tarea y reemplazar los dogmas patriarcales por otros paradigmas. Es decir, nuevos patrones o modelos de conducta a los que puedas ceñirte según una visión determinada de la vida (el Patriarcado, por ejemplo, se construyó en torno al concepto de “la deseabilidad de poder sobre los otros”, que necesariamente tenía que redundar en los presentes crímenes; pero hay visiones más antiguas totalmente diferentes que conviene investigar).

Salir al mundo llevando a la Diosa es una empresa heroica, por supuesto, que, sin embargo, está al alcance de cualquier mujer inteligente que asuma su conciencia femenina y reflexione sobre lo que la rodea. Algo ha de haber de falso - o mucho - en la base misma de este sistema cultural como para que las cosas hayan salido tan mal. Algo - o mucho - debe ser mentira en una sociedad humana (no importa su color político ni su preferencia religiosa) donde la infelicidad y el sufrimiento son la nota dominante. Lentamente, ve haciendo una lista de las cosas que te parecen sospechosas o dañinas, no importa si las quiere justificar la “tradición” ni si las sancionan “verdades reveladas”. Y después diles “basta”, aunque sea en la secreta intimidad de tus visiones.

2 Revestirte de tus propios paradigmas. Para emprender el viaje que Mary Daly llama “de exorcismo y éxtasis” - es decir, la jornada hacia tu verdadera identidad - necesitas la armadura que pueden proporcionarte los nuevos (o muy antiguos) paradigmas, surgidos de visiones de la vida no dominadas por la nefasta idea del “poder sobre” ni condicionadas por el torpe “dar muerte” que intenta compensar la imposibilidad patriarcal de dar a luz.

Aunque no sondees las antiguas culturas de la Diosa, centradas en lo femenino y en la Madre como núcleo; aunque no investigues los hallazgos de las nuevas eruditas y de los arqueólogos no patricéntricos, tu propia inteligencia puede ayudarte a elaborar una visión del mundo personal, que te sirva de escudo ante cualquier falacia que quieran presentarte como “mandato divino”.

La Portadora implica inteligencia activa, interés por la cultura y compromiso con la civilización. No es tiempo ahora de declararte inepta, incapaz o poco inteligente. Nada hizo la cultura patriarcal para desarrollarte en ese aspecto, y sí hizo mucho por mantenerte hundida en el desánimo y en el temor. De modo que empieza a repensar todas las cosas utilizando uno de tus dones más preciosos: el sentido común, o lo que yo prefiero llamar la lógica apasionada de las mujeres. Ese contundente sentido de lo que tendría que ser para que el mundo marchara hacia delante y albergara bien a todos los vivientes. Revístete entonces de tu escudo y, si así lo quieres con libre aceptación, declárate disponible como vehículo de lo que vendrá.

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