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Literatura

¿Yo, pa´qué me preocupo?

Un breve repaso histórico a la revista MAD, sus principales dibujantes y su humorismo que ya cumplió 60 años

DICIEMBRE, 2006. Luego de varios años en que la veía en los estantes, nuevamente adquirí una revista MAD en su edición norteamericana. En esta época en que todos los formatos que habíamos conocido por años se transformaron a grados irreconocibles, lo que encontré en la MAD fue, digamos, peculiar. En primer lugar, ya publica anuncios comerciales, algo que por décadas se rehusó a hacer, además que esta vez no sabemos si se trata de publicidad real o de abiertas burlas.

Otro punto es que la plana de caricaturistas es completamente nueva, algo que no sorprende cuando sabemos que varias de las leyendas que ahí colaboraron hace años que desaparecieron físicamente. Pero en una de sus páginas encontré un cartón de Antonio Phoias, el autor de la tira "Spy vs Spy". ¿Pero que Phoias no había muerto un lustro antes? Bueno, creo que es fácil llegar a la conclusión de que los nuevos dibujantes no han podido superar a la plana original, la que por más de tres décadas hizo de MAD una de las revistas más originales y, por supuesto, capaz de sobrevivir sin publicidad, auténtica proeza en el mundo editorial norteamericano (bastaría preguntarle a su lejana competidor Cracked, la cual, por cierto, era traducida al español por unos cubanos de Miami y llevaba el lamentable título de Mundoloco).

Había un detalle más: En vez de la tradicional EC Publications, Time Warner era la nueva dueña de MAD lo cual, se quiera o no, te limita tu capacidad sobre de quién burlarte y de quién no. Sin embargo creo que ya daba lo mismo pues los principales promotores del "espíritu independiente" de la revista ya habían fallecido, llámense su director William M. Gaines --en Estados Unidos ese puesto se denomina editor-in-chief, algo que al traducirse produce la payasada esa de "editor-en-jefe"-- Dave Berg, Don Martin y el mismo Pohias. Sin esa estructura de dibujantes geniales es realmente complicado mantener un producto digno.

Con todo, la nueva MAD no ha perdido totalmente ese espíritu: incluía un artículo sobre "las nuevas conspiraciones en torno al Código Da Vinci" con una hilarante burla al libro de Dan Brown como, por ejemplo, que las ventanas y puerta en su conocido cuadro carecen de vidrios y cortinas "para que la gente pudiera asomarse al interior e inventar las conspiraciones más estúpidas" en torno a La Última Cena.

Por otro lado y en un mundo cada vez más políticamente correcto, la existencia de la MAD es de por sí ya un milagro. Sin embargo nada de eso parecía salpicar la edición que adquirí, tanto así que considero que, dondequiera que se encuentre, William Gaines debe mostrar una sonrisa debajo de sus barbas; quizá la MAD que el dirigió jamás vuelva a existir; pero la que prevalece tampoco sufrió el destino de esos emporios que ceden a la decadencia una vez que se extingue la chispa que los creó.

Breve MADeja de referencias

MAD nació en 1954 poco después que Gaines, un tipo bonachón, regordete y con una imperecedera sonrisa que no adivinaba su tozudez para no dejarse doblegar, fue obligado a dejar de publicar Tales From the Crypt (1) una tira a la cual, en pleno macartismo, se consideraba "nociva y degradante" para lo que entonces se llamaban "buenas conciencias". Quien se asome hoy a Tales From the Crypt verá unos dibujos bien hechos, de estilos un tanto góticos, y que presagiaban todos los clichés que hoy tenemos respecto al género de terror (ya se sabe: carcajadas guturales, un clóset que se abre de súbito de donde aparece un espanto) y que luego veríamos, absolutamente inofensivos, en las caricaturas de Scooby Doo.

Junto a su socio accionista Harvey Krutzmann, Gaines puso a circular el primer ejemplar --hoy inconseguible-- de MAD. Se rodeó de un excelente equipo de dibujantes y no incluyó publicidad, no porque la detestara sino porque, diría años después, "al cuarto año vimos que no si incluíamos anuncios comerciales, era porque no los necesitábamos", aunque, bueno, finalmente los aceptó en 1997, cinco años después de la muerte de Gaines.

La relación con Krutzmann duró muy poco, pero para entonces MAD ya podía sostenerse por sí sola. Tras perder una demanda autoril, el primero quiso competir, sin éxito, contra su antiguo compañero. Para entonces Gaines vio como su opción era la correcta; la aparición de publicaciones como Playboy, antes impensables, lo convirtió en parte de la revolución de la industria editorial de Norteamérica.

En los años sesenta llegaron a MAD los dibujantes que le habrían de dar la imagen que popularizaría a la revista no sólo en Estados Unidos sino en varios países más. Extrañamente, Gaines, que antes dibujaba poco, dejó siquiera de publicar un boceto; "yo mew encargo de crear el ambiente, eso es todo", dijo con modestia. Entre esa pléyade se encontraban Sergio Aragonés, un español que por años vivió en México para luego emigrar a Nueva York, sede de la revista; el ya referido Pohias, Angelo Torres; Dave Berg, amigo personal de Gaines y quien siempre optó por su columna gráfica de The Lighter Side of... algo así como "El lado más amable de..." La lista en cierto momento llegó a ser interminable, y aun insólita: uno de sus primeros colaboradores fue Chevy Chase.

Curiosamente, a fines de los sesenta MAD llegó a ser considerada como parte de la contracultura. Pero entonces Gaines arremetía contra la comunidad hippie. En una divertidísima digresión, ilustrada por George Woodbridge-- sobre quienes eran los conservadores, los liberales, las izquierdas y los reaccionarios, sólo existía una coincidencia entre todos: desconfían de Nixon. En cierto modo y al no estar amarrado a los contratos publicitarios y al negarse a aceptar las invitaciones de los políticos del bando que fueran, habían dado a Gaines la abierta capacidad de reírse de quien le diera la gana.

También estaban las llamadas "sátiras" hacia programas de TV y, luego, de toda película estrenada. Para entonces la popularidad de MAD era tal que comenzaron a  surgir cómicos criados por sus páginas y que luego brincarían al Saturday Night Live, de donde salieron entre otros Eddie Murphy, el mismo Chase, Gilda Radner e infinidad más. Todos ellos habían sido lectores fervientes del MAD.

Sin embargo la revista también asumió una postura ecologista "seria". Y es que, a diferencia de otros grupos, los ecologistas carecían del sentido del humor para aceptar burlas hacia su causa, y hasta se convirtió en uno de los más agresivos promotores hacia el uso del DDT cuya prohibición, como se vio décadas después, trajo más catástrofes que beneficios: muchos lectores sintieron que la revista se estaba convirtiendo en vehículo propagandístico, algo de lo que se había salvado durante casi dos décadas de modo que la circulación comenzó a descender; "si son tan ecologistas entonces busquen un sustituto del papel que usan en su revista, el cual proviene de miles de árboles sacrificados... una opción sería el papel sanitario", escribió un lector en 1975.

El año siguiente fue el del Bicentenario y el de elecciones en Estados Unidos. MAD postuló a Alfred E. Neuman, el rostro de un muchacho pelirrojo, chimuelo y de sonrisa irónica inclusive recibió votos en las casillas de varios estados. Con Jimmy Carter y un gobierno que se prestaba para la chunga, MAD vio aumentar su circulación, que alcanzó el millón y medio de ejemplares mensuales, y sin publicidad.

Los años 80 fueron también propicios para la burla, ya fuera de MTV, sus videos musicales, los peinados, las modas, Michael Jackson, la "guerra de las colas" (de las pepsi y la coca, no de traseros, hay que aclarar) y Ronald Reagan, el blanco preferido de Gaines. No sorprende, por tanto, que entre las revistas y periódicos para "consulta indispensable" se encontrara MAD junto con el New York Times, Newsweek, TIME y el Washington Post.

Al llegar los años noventa la salud de Gaines comenzó a deteriorarse. Su sobrepreso había resultado en presión arterial y principios de artritis. Con todo, él se proponía llegar al medio siglo de vida de la revista para lo cual ya tenía varios proyectos, entre ellos la publicación de material inédito, e incluso vergonzante, correspondiente a los años en que sus dibujantes aún no eran tan buenos con los trazos, así como una selección de cartones rechazados.

Sin embargo en septiembre de 1992 Gaines fue hospitalizado y falleció a las pocas horas de un ataque cardiaco. "Fuimos objeto de su irreverencia, razón por la cual lo recordaremos con mucho más cariño", escribió The New York Times en su obituario, donde aparecía la imagen de Alfred E. Neuman derramando una lágrima.

Y, como ya mencionamos, TIME-Warner adquirió MAD luego que ésta se encontrara en problemas financieros, los cuales aún no supera, sobre todo porque a la revista también ha afectado el descenso en el número de lectores en Estados Unidos. "MAD me dio la gran oportunidad", dijo Chevy Chase poco después de la muerte de Gaines mientras que Bill Murray, ferviente lector, refirió, "MAD fue para los comediantes lo que Elvis fue para la música... quienes nos dedicamos a esto tenemos una gran deuda con Gaines".

(1) Un nombre posterior fue Tales to Drive you MAD (Cuentos para volverte LOCO). Más tarde quedó con la denominación que todos conocemos.