A Estrella 
la consideraban bella 
alumnos y profesores...



Los Métodos De Estrella

_______________________________Rosa Carmen Angeles.

No quiero llegar a vieja creyendo que tratar bien a un hombre no es saludable. Pero con gran amargura he advertido que existe un número bastante crecido de hombres a los que les gusta que los traten mal. Hombres que cuando ven que una mujer es mesurada y respetuosa y que aboga por vivir con ellos en cordialidad, la llegan a considerar como una mensa. Hay ciertos machos que, generalmente, a las mujeres pacíficas, si ellas se dejan, les sacan hasta las muelas.

Mi amiga Estrella, a quien conozco desde que estudiábamos en el bachillerato, dice que para traer loco de amor a un hombre hay que maltratarlo. Y ya estoy empezando a creer que mi amiga tiene razón.

Estrella ha tratado a todos sus novios como si fuesen marionetas, y ha sido abusiva con chicos, y hasta con los grandes. Estrella ya desde que estudiábamos juntas en la escuela le daba cuerda a cuanto hombre se le acercaba, le interesara o no. De ella se podía esperar cualquier cosa. A Estrella la consideraban bella alumnos y profesores, incluyendo al profesor de estadística al que los compañeros del colegio apodábamos El Ecoloco, un tipo que se las daba de muy guapo e inteligente, pero quien parecía que tenía como costumbre no lavarse muy seguido los dientes. El Ecoloco, en manos de Estrella, fue víctima de grandes injusticias. A todas luces se veía que Estrella se andaba burlando del Ecoloco y que de ninguna manera pensaba concederle un solo beso (creo que le daba asco); pero mi amiga, con tal de que El Ecoloco la aprobara en su materia (que a todos nos resultaba un verdadero infierno), le daba vuelo al profesor: como sabía que ella tenía unas piernas muy bonitas, siempre que había clase de estadística se ponía unos vestiditos muy llamativos, se sentaba sobre el escritorio y, como quien no quería, le enseñaba las piernotas. Además, ella, conociendo el ego del Ecoloco, le decía que le parecía muy inteligente y bastante guapo. Y como el profesor se volaba, ella sacaba ventaja y aprovechaba para que le hiciera la tarea escolar. "¡Es que no puedo hacerla yo!", decía ella, y ahí estaba El Ecoloco en la biblioteca, haciendo las tareas escolares que a Estrella le correspondía realizar, mientras que a Estrella, podía encontrársele tiradota en un sillón de su casa viendo películas de Tin Tan. Si por algo la tarea que con tanto esfuerzo había hecho El Ecoloco resultaba mal, Estrella reclamaba: "Me regañó la maestra porque no salió bien la tarea". Al finalizar el año escolar, y ya cuando había aprobado la materia, Estrella, acompañada de su verdadero novio, fue al salón de clases y le dio las gracias al de estadística. Afortunadamente, El Ecoloco nunca se puso vengativo.

Estrella (la estrella guía de las mujeres que no ven la suya) entre las compañeras del bachillerato empezó a tener sus discípulas a las que les enseñó su credo. "Los secretos de Estrella los deberían de enseñar en las escuelas públicas, a ella debo todo lo que soy y jamás lo olvidar‚", decía mi amiga Marina, a quien también conozco desde el bachillerato y quien parecía haber perdido el juicio cuando resultó infectada por la filosofía de Estrella.

Estrella, quien siempre tuvo la afición de coleccionar novios, con su actitud siempre despertó controversias. A cuanto novio tuvo Estrella, lo desplumaba como a un ganso; siempre quería sacar provecho de ellos; y hasta la fecha, pues hace poco me la encontré‚ y me habló acerca de su teoría con relación a los hombres. A estos los tiene clasificados entre los que le convienen y los que no le convienen. Por ejemplo, para considerar que un hombre le conviene, éste tiene que tener un carro bien equipado: "¿Te fijaste? Trae un Shadow", me dijo la última vez que la vi, refiriéndose a un tipo que la volteaba a ver, a lo que yo, que siempre vivo en la Burbuja Azul, pregunté: "¿Trae hinchado qué?" Estrella a un hombre que tiene Volkswagen no lo quiere tratar ni de broma. "¿Te imaginas? Es como si anduviera en un patín del diablo", se justifica.

Si le llegué‚ a comentar a Estrella que a mí sus métodos me disgustaban, porque no hallaba nada romántico ni divertido en pretender que un hombre anduviese siempre en estado servil, ella me respondía: "Allá tú, pero si quieres que un hombre te ame tienes que agarrarlo a patadas y después le das un besito" (una de cal por las que van de arena). Yo siempre me negué a seguir los consejos de Estrella; hasta la fecha a mí esos métodos me siguen resultando una tragedia, aunque la realidad quiera convencerme de lo contrario. Tal vez porque las mujeres de mi signo zodiacal han sido educadas para ser compañeras de sus parejas y no sus sargentos. Yo soy leal a mi causa. ¿Por qué el hacedor del universo no nos hizo a todas iguales?

Rosa Carmen Angeles

Separator Bar





Regresar al IndiceSiguiente

Separator Bar