Inicio



Las Guadalupes

_______________________________Rosa Carmen Angeles.

En algún momento de la historia, nuestro país estuvo a punto de tener en su escudo nacional a la Virgen de Guadalupe; los iniciadores del movimiento de independencia en México eran guadalupanos. Por tal razón nuestro escudo nacional, en vez de un águila devorando una serpiente, pudo muy bien haber sido la misma Virgen de Guadalupe. Tan guadalupanos fueron los hombres que nos dieron patria, que el primer presidente que tuvo México cambió su nombre de Félix Fernández por el de Guadalupe Victoria, para subrayar así el triunfo de la virgen mexicana, indicando con esto que había vencido la Virgen de Guadalupe. Hasta la fecha, todos los gobiernos de nuestro país han respetado aquella decisión del cura Morelos de que el 12 de diciembre se considere día de fiesta nacional.

Nuestros liberales mexicanos han solido ser profundamente ateos, y por supuesto anticlericales; pero cuando se trata de la Virgen de Guadalupe, como en el caso de Ignacio Ramírez El Nigromante, la Virgen resulta muy importante. El Nigromante solía decir "que mueran todos los ritos, que muera la religión, pero a la Virgen de Guadalupe no me la toquen."

"que mueran todos los ritos, que muera la religión, pero a la Virgen de Guadalupe no me la toquen."

Si en España los nombres de María y Montserrat resultan ser los más populares, en México el nombre más frecuente es el de Guadalupe. Por mucho tiempo hubo muchas Lupitas que crecieron y se multiplicaron entre las mujeres de nuestro pueblo; aunque me da la impresión de que en esta época se están extinguiendo, para dejar paso a las Jenifers, Micheles o Ninoskas. Yo recuerdo que en mi infancia había tantas Lupitas en mi salón de clases que este se dividió en dos bandos: por un lado estaban las que se llamaban Lupitas y por otro las que nos llamábamos Rositas; ambos bandos organizábamos enérgicos combates. Siempre habrá una Lupita o una Rosita en la historia de un mexicano:

"El caramelo que mi boca chupe será tu nombre, Guadalupe".

Una de mis excompañeras de escuela contaba que para escogerle el nombre su padre se pasó casi una semana estudiando la cábala, y al finalizar decidió que su hija debería llamarse Lupita, porque, según él, además de que la niña sería muy feliz, el nombre de Lupita asegura el ansiado retorno al Gran Uno, y solamente las que este nombre posean serán salvadas de las lumbre del infierno. Mi amiga, quien con el tiempo se convirtió en una pintora con futuro, un día me comentó: "Mi nombre es tan popular, que por todos lados aparece: hasta la tintorería que ves allá enfrente se llama tintorería La Lupita".

"Mi nombre es tan popular, que por todos lados aparece: hasta la tintorería que ves allá enfrente se llama tintorería La Lupita"

Nuestra Señora de Guadalupe, para un mexicano, además de ser muy querida, es una de las más milagrosas: desfiles interminables a La Villa, realizados por gente de buena fe que va con gusto a visitar a la Guadalupana. Yo conocí una mujer que prometió a la Virgen que si le conseguía un novio haría una peregrinación caminando desde la Glorieta de Peralvillo hasta La Basílica. La Virgen le hizo el milagro y ella y el novio realizaron juntos una procesión de gracias que consistía en irse caminando hasta el cerro del Tepeyac. Siete años después el novio, y ahora marido, fastidiado de los desplantes de su cónyuge, ya se quería divorciar; entonces, y por su cuenta, hizo otra peregrinación a La Villa para pedirle a la Virgen, que echara marcha atrás en la ayuda que había dado a su esposa, y le pedía que lo apoyara para librarse de ella. Viajó kilómetros interminables para llegar a ver a la Virgen, sólo que en el camino le sobrevino diarrea y ya no alcanzó a llegar. Cuando el hombre logró enviar a su esposa con unos parientes a Uruapan, sintió que las puertas del cielo comenzaban a abrirse y el misterio de Guadalupe a manifestarse; as¡ las cosas, el tipo estaba muy contento hasta que apareció un telegrama de su consorte diciendo: "Ni creas que es tan fácil deshacerse de m¡". Mi abuela decía que ya una vez que la Virgen hace el milagro es muy difícil hacerla cambiar de opinión.

En casa de mi madrina Chata, el nombre de Guadalupe no se mencionaba ni de relajo, aun cuando se tratase de la meritita Virgen; porque su marido siempre tuvo gustos proletarios y se enamoró de una artista de carpa que Lupita se llamaba. Mi madre dice que quien le llevó el chisme a la Chata de que su marido andaba enamorando a la actriz, fue una gorda insensata y alborotadora. "¿Qué te parece? Me da rabia", mi madrina gritaba. "En mi vida la había visto tan alterada", contaba mi madre. Dicen que Lupita apostó con una de sus compañeras de teatro a que mi padrino, el marido de la Chata --que era un hombre simplote pero muy rico-- viviría con ella un incidente romántico. Pero la Lupita apostó mal, apostó donde no había posibilidades de ganar, porque la Chata cuando supo bien la dirección de la carpa, se propuso ir allí para estrangular la pasión del marido: carreras, tropezones y gritos de "¡Defiéndeme! ¡Defiéndeme, valiente mequetrefe!" Se escuchaban detrás del telón, en donde todo era revuelo de torbellinos. Después de tan grotesco acontecimiento con la Lupita, en casa de mi madrina hubo hipos, lamentos y súplicas de perdón. Y el marido de la Chata, quien trataba de enmendar la plana, anduvo mucho tiempo con el rabo entre las patas, cortando pedacitos de turrón y dándoselos a su mujer en la boca. "Es muy simpático cuando quiere, pero en el fondo es malo", decía mi madrina, y cuando el hombre trataba de opinar acerca de cualquier cosa, ella arrugaba la nariz y lo callaba: "¿Quién te manda hablar a ti, di?"

Siempre he creído que hay muchas Guadalupes que son mujeres bravas y de carácter fuerte, y un día lo vine a confirmar: allá en Tepic había un borrrachito que siempre que llegaba a una cantina pedía que le cantaran:

"Lupe, Lupe, ¿por qué‚ estas enojada?/ ¿Por qué‚ Lupe a mi amor no corresponde?/ Te aseguro, mi querida Lupe, / que en el mundo yo sólo te he de amar..."

Entonces la canción confirma mi teoría: hay Lupes que tienen mal carácter y que se enojan sin que se sepa por qué; además, otro ejemplo de Lupita brava viene a ser Lupita D'Alessio.

Habría muchas cosas que decir sobre las Lupitas (en el anacrónico tintero se me quedó hablar de Guadalupe La Chinaca). Resumiendo, podría decirse que durante la etapa colonial y gran parte del siglo XIX la situación la dominaron las Lupitas, dominio que sólo perdió una escaramuza pero ya en el umbral del siglo XX, para ser más exactos, cuando Rosita Alvirez se popularizó al ser ultimada de 3 tiros, de los cuales "sólo uno era de muerte". A partir de este siglo, a las Lupitas no les va bien, ya que durante la etapa revolucionaria que comenzó en 1910 la Valentina y la Adelita se apoderan de la situación. Incluso durante el movimiento cristero fusilaban a las imágenes de la Virgen de Guadalupe cuando la agarraban presa. Para el futuro espero que las Lupitas vuelvan a dominar la situación.

"La Basílica de Guadalupe"

Separator Bar





Regresar al IndiceSiguiente

Separator Bar