Inicio



UN ENCUENTRO CON EL DIABLO

Para Eduardo Mirada, El Diablo

_______________________________Rosa Carmen Angeles.

Vamos a ver, cuántos años tenías tú en ese entonces? ¿Diecisiete? ¿Dieciocho? ¿Me llevabas cuatro? ¿O tres? ¡Uy!, ya de eso han pasado muchos años.
Eras un chico extravagante, con dos mechones de pelo rebelde colgando sobre la frente, que se encontraba en el bachillerato recursando materias y al que le decían El Diablo. Según me contaste posteriormente, te decían as¡ por haber personificado a Mefistófeles en una pastorela.

No recuerdo ni cómo nos conocimos. Sólo sé que de pronto empezamos a vernos seguido y al poco rato ya estábamos saliendo juntos. ¿Te acuerdas que una vez en la escuela, unos compañeros nos azuzaron para que nos diéramos un beso? ¿te acuerdas? Aunque en ese momento yo no quería ni tú tampoco, al poco rato ya los dos queríamos y mira nada más. Desde ese día fui la novia del Diablo y empecé a verte mucho más guapo de lo que eras en realidad.
¿Te acuerdas que salía de mi casa y te encontraba así, como si fuera por causalidad, esperándome en la esquina? "Diablito ¿qué haces aquí?" Y tú no sabías qué contestar. Posteriormente, cuando ya me tuviste confianza, respondías: "Aquí, nomás, haciendo el ridículo".

"Hace ya muchos meses (¿serán como cuatro mil?), Eduardo, que tú tenías 18 años y me regalabas dulces, flores y libros. ¿Te acuerdas que entonces íbamos mucho al cine y después de ver un montón de películas de guerra, ya cuando, muy contentos, caminábamos por unas calles estrechas por donde revoloteaban los pájaros, decíamos que los dos no convertiríamos en espías dobles? ¿Te acuerdas que entonces yo soñaba con ser inmensamente rica y famosa? Mientras que para ti el éxito mundano era algo absolutamente despreciable, carecía totalmente de significación. ¿Te acuerdas que en aquella época hacíamos juntos castillos en el aire y los dibujábamos con todo y sus almenas y sus torreones? ¿Te acuerdas? Compartimos jornadas de intensa fantasía. A veces no sé si lo que vivimos juntos fue amor o pura literatura.

¿Cómo te van las cosas, Diablito? ¿Cuántos hijos tienes? Estoy segura de que cualquier país que te hubiera comisionado para ganar la guerra, habría obtenido el triunfo.
¿Te acuerdas que aunque no alcanzabas los 20 años me dijiste que lo nuestro iba en serio? que sonaba bien aquello de casarnos y pasarla siempre juntos? ¿Te acuerdas? No sé ni dónde tuve la cabeza aquel domingo por la mañana, cuando desayunaba y le conté a mi madre que te amaba y me quería casar contigo. Me acuerdo que se escandalizó y sintió como su deber advertirme que un muchacho pernicioso como tú, que vivía despreocupadamente y sin seriedad, envenenaría mi vida entera. Que mejor me pusiera a estudiar y que, por mi bien, me buscara un pretendiente educado y formal, que tuviera carrera y porvenir. ¡Qué poco sabia mi madre de tu verdadero modo de ser!

A veces me he preguntado qué habrá sido de ti, y sobre todo, que habrá sido de la muchacha con la que posteriormente supe que te casaste y tuviste una hija.
¿Te acuerdas que tiempo después nos volvimos a encontrar y, en una plática de café te conté que estaba enamorada de un economista con el que estaba saliendo? ¿Te acuerdas que arrugaste mucho la nariz y me dijiste que no me convenía? Fue por ese entonces, también, cuando te volví a ver parado en la esquina de mi casa; y de nuevo te pregunté: "Eduardo, ¿qué estás haciendo aquí?" Y tú me contestaste: "El ridículo, estoy haciendo el ridículo." ¿Casi cumplías 30 años y todavía seguías haciendo el ridículo?

¿Dónde estarás ahora, Diablito? Ya ves, pasado el tiempo, a mi mamá se le cumplió ese sueño de verme casado con un buen muchacho al que, desgraciadamente, tuve que abandonar porque me aburría hasta la muerte. Ya ves como han pasado los años, en los que ni tú te volviste espía ni rocanrolero, y yo no me he vuelto rica ni famosa; y mi madre quisiera verme casada con quien fuera, pero yo ya no quiero, porque me chocan las responsabilidades.

¿Dónde estarás ahora, Diablito? Me lo he preguntado muchas veces. ¡Eras el héroe de mi película! Un demonio encantador al que yo quería y al que quiero todavía. Te quiero, aunque en realidad no hay motivo para ello. Yo no podría decir que he deseado buscarte de nuevo, aunque por momentos me tiente la idea de volver a tenerte.

Separator Bar





Regresar al IndiceDivorcios

Separator Bar