"UNA EXTRAÑA VISITA"
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Quedaron en esa fecha, María Elena abrió la cartera para cancelar la consulta, pero ella no aceptó.
- "No he hecho nada todavía', le dijo, "que me vas a pagar por nada, no te preocupes ya me cancelarás cuando todo esto pase."
Se despidieron. Tomaron otro taxi. Dejó a la amiga, a la mamá y en el mismo vehículo regresó a casa muy preocupada que en su ausencia haya ocurrido algo.
Con suerte Tomasa le abrió la puerta sonriente,
- "Omarcito a dormido como una piedra", le manifestó, "no me ha dado trabajo, se ha portado como un caballerito.El almuerzo ya está listo,
vendrá ussted muerta de hambre, ni desayuno ha tomado, espere que ahora le sirvo de inmediato."
En realidad no sentía hambre ni ganas de almorzar, la preocupación y el temor de encontrarse nuevamente con la visión la tenía muy nerviosa. Pensó: "¿ Y ahora como hago para rociar el agua bendita? ¿qué le digo a Tomasa? Ya pensaré en algo mas tarde."
Efectivamente, a eso de las 4, después de un descanso la llamó y le comunicó que su mamá le había regalado un poco de agua bendita, no estaría demás regarla en la casa, sobre todo por el bebé que estaba aún sin bautizar, no crees?
-"Si señora", le respondió, "siempre es bueno. Yo le iba a decir la semana pasada, por que están sucediendo cosas raras y que por no preocuparla no se las he contado."
- "Cosas raras? Por qué no me las contaste? Dime, que ha sucedido por favor?"
- "Nada grave señora, nada malo, si no que escucho ruidos. Cuando estoy cocinando parece que alguien me observara, como que me siento acompañada."
- "Es tu imaginación", le manifestó, "esta casa es nueva. Mira, de todas maneras arranca una rosa del jardín y reguemos el agua por toda la casa."
Así lo hicieron. Rezando, orando, de cuarto en cuarto rociaron todos los ambientes, les alcanzó hasta para el amplio jardín. Se sintió mas tranquila. Llamó por teléfono a su esposo y le narró lo que acababa de hacer.
- "Que bien", le dijo él, "ahora más noche regresaré tranquilo, te juro que estoy bastante preocupado por la situación, esperemos que con esto se acabe todo."
              A las 10.30 de la noche escuchó el ruido del motor, se encontraba dándole el biberón a Omar, bajaría a conversar dentro de un momento. Apenas se saludaron. Con detalles le contó todo. Paso a paso le comunicó la visita a la vidente, ella vendría el viernes, haría una limpia general.
- "Chola", le dijo el, "nunca creí en estas cosas. Si no nos estuviera sucediendo, no daría crédito a brujos y demás huevadas. Pero es una realidad, tengo que aceptarlo."
En su amplio dormitorio habían colocado la cuna del bebé. Omar despertaba seguido, ella se levantaba y dando unos pasos atendía a su hijo.  Dejándolo nuevamente dormido, regresaba a la cama.
En esta oportunidad el niño comenzó a llorar a las 3 de la mañana, María prendió la luz del velador disponiéndose a levantarse. Horrorizada contempló que la "niña" estaba parada cerca de la cuna. Había colocado sus manitas y la cara en la baranda. Desesperada movió a su esposo, le gritó que despierte, pero voló en esa dirección para coger a su hijo sin importarle la visión.
La "niña" corrió hacia la puerta que daba al baño. María levantó al bebé en brazos para ponerlo a salvo. Su esposo ya estaba en pié pero entre dormido, pedía explicaciones.
- "Que pasó María Elena?, que estaba pasando, por que estás pálida y temblorosa?."
Le explicó lo que apenas unos segundos antes había sucedido. Colocaron a Omar en el centro de la cama y con las luces prendidas esperaron que amanezca. Los dos en silencio trataban de hallar alguna explicación. Quien era esa pequeña que había estado contemplando a Omarcito? Que relación tenía con los integrantes de la casa? Hasta cuando los tendría en esa situación de terror y angustia? Esperarían ansiosos la visita de la vidente, de lo contrario acudirían a la parroquia a pedir ayuda al padre Lucas.
El viernes acordado tuvo la visita de las tres personas, la vidente, la señora Norma y su madre. Venían con toda la artillería pesada. Crucifijos, una biblia, un rosario de madera, frascos con pociones preparadas, un viejo sable colonial, un ramo de "ruda macho", un chicote confeccionado de la verga de toro y otras minucias.
Apenas llegada la vidente saludó y se dispuso a trabajar. Pidió que le muestren los lugares donde se habían producido las manifestaciones, en realidad era toda la casa. Tomasa dirigiéndose a su patrona preguntó de que se trataba todo esto. Tuvieron que explicarle, le dijeron que se lo habían ocultado por temor a que de miedo renuncie al trabajo, que la necesitaban mucho.
- "No se preocupe señora María Elena, ya sospechaba esto, recuerda que le dije que yo también escuchaba cosas raras?"
- "Coge a Omar y vayan fuera, llévalo al parque en su cochecito. Apenas la señora termine su trabajo voy a avisarte inmediatamente."
             La vidente clamaba a Dios, a todos los Santos, a la vez que exclamaba: “Quien quiera que seas regresa a tu mundo, descansa en paz, sabemos que eres un espíritu bueno, no tienes intención de hacer daño, pero regresa a tu lugar”
Simultáneamente daba chicotazos a la pared, al suelo y al aire, por ratos no se entendía sus palabras. Esto duró como una hora. Ningún rincón se quedó sin ser "limpiado. En un balde de plástico vació el contenido de los frascos e introduciendo el ramo de ruda lo mojaba para salpicar en forma de cruz toda la casa. Se ponía eufórica por momentos. Luego suplicaba, ordenaba, gritaba palabras fuertes. Sudaba, su rostro se había puesto tenso y rojo por la ira y el esfuerzo en realizar su trabajo.
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