EL PRIMO 'GUALATO"                       pag.  4
 

En otra oportunidad, un Lunes  por la noche llegó muy contento, le habían comunicado que en una Municipalidad necesitaban de alguien que sepa medicina para hacerse cargo del dispensario y tópico en una playa del sur, habría vacaciones útiles para los estudiantes que se inscriban y marcharían a la playa por toda la temporada de verano.
“Me han presentado a la secretaria del Alcalde” “ es casi seguro que me den el puesto” “me marcharé lo mas pronto” “son dos meses, no saben lo feliz  que me encuentro”
Todos lo felicitamos, comprendimos que tenía mucha habilidad para encontrar empleo y esto estaba demostrado con este regalo que la vida le estaba otorgando.
Pero ignorábamos los medios de  los que se valió para conseguirlo. Primeramente había enamorado a la secretaria, una linda chica y ella le había presentado a su jefe como un estudiante egresado de la facultad de medicina, para esto había falsificado títulos y certificados, era muy  fácil acudir al jirón Azángaro  y por unos cuantos soles  conseguir los documentos que uno quisiera.
Esto no lo supimos hasta el día de su boda, después de tres meses, el tiempo que duró el trabajo temporal y el romance con la chica, luego vendría un noviazgo fugaz que terminaría en ceremonia matrimonial, en realidad dos. El civil, celebrado por el  mismísimo  Alcalde y el religioso en la Capilla de los hermanos Salesianos.
Acudimos a la boda mi hermano y yo, su única familia, es allí donde escuchamos que lo llamaban “Doctor”, nos quedamos helados por lo que en un momento, ya en el club donde era la recepción lo llevamos a un costado y le pedimos una explicación. El solo sonreía y nos pedía calma, que no nos preocupáramos por nada, que era una simple broma, que la aclararía después.
Comprendiendo la gravedad de la situación y por no ser cómplices de esta mentira optamos por retirarnos, , todos los gastos corrieron por cuenta de los familiares de la novia, gente adinerada y con muchas propiedades, dimos un abrazo al primo y nos alejamos del lugar ya que mas tarde se marcharía en viaje de Luna de miel
A la semana de su regreso vino al departamento para recoger su ropa, nos agradeció por todo, se iría al norte de donde era su esposa, le habían ofrecido trabajo por allá y ella también había renunciado para regresar a su terruño con su flamante esposo.
El tiempo siguió su marcha, siempre lo recordábamos, comentábamos continuamente que como le estaría yendo en su nueva vida, hasta que llegó la hora de la verdad,
Mi tío Martín era un veterano policía que laboraba en la comisaría de Breña, tenía como nuevo jefe a un Mayor que venía de laborar del norte, este lo había mandado llamar a su despacho para presentarse e informarle a modo de agradecimiento que había conocido al famoso Doctor Alberto Dávila, el médico que había operado a su padre, “En conversaciones con este gran amigo mío le decía, me enteré que eres su tío” “Te felicito Martín” “Estoy muy agradecido”, prácticamente le salvó la vida a mi viejo” “Una peritonitis se lo habría llevado si el no actúa con la rapidez como lo hizo” “Cuenta conmigo para lo que quieras”.
Por eso saliendo de su trabajo acudió a verme de inmediato, me solicitó que el día sábado a mas tardar, viaje y localice al Gualato, le explique la situación, el peligro que estaba corriendo, que lo que estaba haciendo era muy riesgoso, no podía usurpar un cargo, sobre todo el de médico, no  por algo los estudiantes se quemaban las pestañas 9 años. Así lo hice, fui al terminal de buses y compré mi pasaje, marché a cumplir el encargo, después de unas horas de viaje llegué a mi destino, tomé un taxí  y me dirigí a su casa, el tío Martín me había dado la dirección de manera que fue fácil llegar.
En la puerta del domicilio una reluciente placa de bronce indicaba su nombre, “Doctor Alberto Dávila Paredes”, “Médico cirujano” completaba la inscripción, toqué el timbre y escuché pasos que se acercaban, era su esposa, mi prima, que al verme me dio un cariñoso abrazo,
“Nelson” me dijo, que alegría, pasa adelante, que sorpresa para  mi  y para Alberto, en estos momentos lo mando a llamar al hospital, son horas de trabajo, pero sabiendo que has llegado de seguro pide permiso para venir a verte, sabes como te quiere.
Así fue, envió a una empleada del hogar que cumpla con el encargo, mientras me interrogaba, “A  que se debe el motivo de tu visita” cuantos días piensas quedarte, espero que sean muchos me dijo, la casa es tuya, tu primo te estima y el ser familia de mi esposo eres también la mía.
Con la mirada recorría los ambientes de la enorme casa, veía carpetas en las habitaciones, pizarrones con literatura médica, me atreví a preguntar: “Prima, por que las carpetas?” ¡ ah!  Me contestó, Alberto con un colega han puesto una academia de enfermería, les va muy bien, mira, la casa es grande, nosotros vivimos en el segundo piso y hemos dedicado todo el primero para el Instituto.
“Otorgamos título a nombre de la Nación” seguía explicándome, yo misma dicto clases de literatura y lenguaje, “No sabes lo feliz que soy” “Dios me ha enviado un excelente esposo” trabajador, bueno, bondadoso, la gente lo quiere mucho, les regala medicinas, no cobra a los pobres, en fin…ya te contará el mismo.
A los 15 minutos ingresó a la sala vistiendo uniforme blanco, me dio un apretón, un abrazo fuerte que casi me deja sin aliento, el era así, efusivo y cariñoso.
Primo querido continuó, por que no me habías avisado que venías?.  Bueno, lo principal es que ya estás aquí, me cambio y salimos, o mejor vamos a mi trabajo, para que conozcas los ambientes donde laboro, mientras preparan el almuerzo, tenemos tiempo de conversar largo y tendido.
Fuimos al hospital y me quedé boquiabierto del trato que le daban, pacientes, enfermeras, “colegas” todo el mundo lo saludaba, caminando me explicaba que estaba a cargo de un área, el Director era tío de su esposa, le había ofrecido el cargo y lo menos que podía hacer es pagarle el favor con eficiencia.
Lo escuchaba absorto, incrédulo, si no fuera por que estaba palpando la realidad en esos momentos no lo hubiese creído. Vamos a la casa me dijo, almorzamos y nos dirigimos al club médico para presentarte a unos amigos.
Como a las 6 de la tarde, después de una larga sobremesa y conversación, donde me preguntaba por todos, decidimos salir para ir al lugar indicado. Llegamos, desde el portero le sonreía con esmero, uno a uno me presentó a sus amistades, pidió una botella de Wisky y bastante hielo.
Me propuso que recordáramos los tiempos pasados, pidió al administrador que le alcance la guitarra, “Ahora cantaremos como antes comentó, Te acuerdas de “Maribel” mi canción?” se refería a una composición hecha a una de sus enamoradas,  muy bonita, tanto en la melodía como la letra, empezó a cantarla con mucho sentimiento, a veces yo le hacía la segunda, me animé a acompañarlo, sabía la letra de corrido, la había escuchado infinidad de veces.
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