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" ANECDOTAS Y PERSONAJES DE MI BARRIO 'DOS DE MAYO' " | |||||||||||||||||||||
pag. 2 | |||||||||||||||||||||
Todos los muchachos participábamos en los juegos. Yo por ejemplo lo hacía en la “carrera de encostalados”. Mi hermano Augusto como “Buen diente” en la “comida de glotones. Mi primo Roque, ágil y delgado era bolo fijo en el “palo encebado” para alcanzar en la cima el ansiado premio: una gorda gallina colorada. Mi hermano mayor Alejandro, temido peleador callejero ya estaba inscrito en uno de los combates boxísticos. Y así, en general, todos los vecinos participaban de una u otra manera. Lo que se quería era practicar la unión y compañerismo y esto se lograba con creces. | |||||||||||||||||||||
EL “SHISHA” VILLANUEVA En la “carrera de Maratón” el “Shisha” Germán Villanueva era un seguro ganador. La carrera consistía en ir y venir hasta los Baños del Inca, más ó menos unos 15 Km. Meses antes ya los competidores estaban “sacando físico” y con la participación de nuestro “Shisha” el triunfo estaba asegurado. Al menos de un segundo lugar no se podía bajar. Este entrañable amigo era un poco mayor que el resto del grupo, tenía una enorme casa y por lo menos tres a cuatro chicas de servicio. Relacionaba con todas, pero en un gesto de lealtad al grupo las compartía con los mas allegados, los mas “patas”. Recuerdo que una noche, nos había hecho ingresar hasta el huerto de su casa, allí quedaban los aposentos de estas hermosas campesinas coquetas y risueñas, casi todas bordeaban los 20 años de edad, por eso que como condición para no embarazarlas nos exigía que llevásemos nuestro “jebe”. Una noche nos encontrábamos el “Misho” Merino, yo, el “Guille” Collantes y el dueño de casa escondidos entre los árboles de duraznos. Bromeábamos acerca de nuestra virilidad y tamaño de miembro, el “Shisha” fue el primero en entrar. Después seguiríamos los restantes. Cuando el “Misho” estaba en plena faena vimos que por el zaguán se acercaba una persona con una vela encendida. Era la mamá de Germán quien al escuchar ruidos en el fondo de la casa decidió averiguar que es lo que pasaba. Éste al oír que doña Margarita mencionaba los nombres de las chicas salió del cuarto despavorido y fue a refugiarse con nosotros. Estaba con los pantalones abajo pues no llegó a culminar el acto, por lo que su pequeño apéndice lucía flácido y sin el preservativo provocando la burla de todos. La señora al comprobar que no había nadie en los dormitorios decidió retirarse no sin antes recomendarles que no hagan cosas indebidas. Fue entonces que escuchamos unos ruidos sordos de pies descalzos. Era la María que llamaba: “Niño Walter…niño Walter”, le decía al Misho, “se ha olvidado su jebe en mi paloma, se ha olvidado su jebe en mi paloma...” |
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EL “MISHO” SALAS El sobrenombre de “Misho” era por sus “ojos de gato”. Vivía con sus tías solteronas, dueñas de la panadería del barrio, famosas por sus amasijos. Quien no conocía la panadería de las señoritas Merino!.... Cuentan que sus bizcochos y semitas las llevaban hasta el Ecuador. Esto sinceramente lo ignoraba en esos tiempos, por lo que no puedo dar fé. Con el correr del tiempo, ya muy ancianas, una tras otra fallecieron. Del producto de su trabajo habían obtenido una gran fortuna y no tenían hijos, por lo que al morir la última de las señoritas, dejó a nuestro personaje y a una hermana que eran sus sobrinos, casas, dinero en efectivo, joyas y el negocio. Lamentablemente la falta de experiencia hizo que el “Misho” malgaste y derroche la plata. Ninguno de los dos siguió conduciendo la panadería y la tuvieron que cerrar. Walter cambió una de sus casas por un carro. Su inquilino viendo que demostraba mucho interés en el vehículo le propuso el cambio, prácticamente se aprovechó de la situación. Ya con movilidad propia se volvió un mujeriego, se alejó del grupo casándose muy joven. Con nuevos amigos oportunistas no llegó a terminar sus estudios y terminó divorciándose. Viajó a Trujillo en busca de trabajo y después de algunos años partió hacia la Madre Patria, lugar donde actualmente radica. |
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EL “MONO” GAMBOA Otro de los recuerdos que me dejó muy conmovido fue la prematura muerte de mi amigo Manuel Gamboa, conocido como el “Mono” por su agilidad en escalar árboles. Esta habilidad la aprovechábamos para ir en busca de los “poroporos”, de capulí, de “pushgay”, tunas y otros frutos silvestres. El “Mono” se trepaba y desde lo alto nos arrojaba las sabrosas frutas. En la pampa de don Pepe volábamos las cometas. Era una competencia para ver cual se elevaba mas alto. Escribíamos cartas y haciéndo un agujero al papel las colocábamos en el cordel, extasiados contemplábamos como las misivas iban subiendo y subiendo hasta lo mas alto. Lamentablemente un dia, la cometa del “Mono” se enredó entre los alambres de energía eléctrica. Desesperado subió al poste a tratar de solucionar el problema, pero sufrió una descarga de corriente que lo arrojó desde lo alto. Corrimos en su auxilio. Había sobrevivido al golpe, pero un fuerte olor a carne quemada me hizo observar que la mano derecha la tenía negra y humeante. Lo levantamos en peso y corriendo lo condujimos a su casa. Llamaron al médico e inmediatamente lo internaron en el hospital del lugar. No se que pasó, estábamos pendientes de su recuperación, supimos luego que una severa gangrena hizo que primero le corten el brazo y el mal no se detuvo… Su corazón dejó de latir. Ese día hubo mucho movimiento en su casa, Al pobre “Monito” lo traían de regreso ya cadáver. Al momento que lo bajaron de la ambulancia la curiosidad me llevó a ver su rostro, rígido pero con un gesto dulce. Hasta me parecía que sonreía. Esta escena la recuerdo hasta ahora. Los amigos acudimos a su velorio dos noches. Pienso que si hubiésemos tenido mas edad en esa época, merecía que lo saquemos de su casa en hombros para depositarlo en la carroza y en el cementerio alguno de nosotros le brinde unas palabras de homenaje. |
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