27.06.01
Suena el clarín y cae una lágrima:
que en paz descanse don Miguel
Por Pepe Troncon
Don Miguel Monteverde Win, nuestro
inolvidable presidente en el bienio 1983-1984, aquel en que pudimos obtener nuestro
último título en el fútbol profesional, aquel que de la nada resucitó a una
institución destruida por la inmoralidad y la corrupción, nos dejó para siempre el día
martes 5 de Junio y nos sumió en una enorme tristeza.
Habíamos almorzado juntos el primer sábado de Abril en
las tradicionales reuniones del re-encuentro del Club Canottieri de La Punta, y
conversamos mucho sobre nuestro querido Sport Boys y, aunque algo decaído, recuperaba el
entusiasmo al hablar de su entrañable rosada, a la vez que nos demostraba su aprecio y
cariño por una amistad de muchos años. Era yo un niño, ahí en nuestro barrio de la
calle Teniente Ferré en La Punta, cuando don Miguel nos regaló el primer juego de
camisetas rosadas con las que se identificó nuestro equipo del barrio en los inolvidables
campeonatos de fulbito en la desaparecida canchita de Las Calaveras, en la Av. Grau con
Teniente Palacios.
Quien lo iba a pensar cuando en el año 1983 nos convocó para conformar la junta
directiva del Sport Boys en el puesto de Secretario, en accidentadas elecciones realizadas
con las supervisión de la Federación Peruana de Fútbol, ante la negativa de la
directiva oficial para llevarlas a cabo, pese a la situación caótica a la que habían
conducido al club.
Así, llegamos a la conducción del club de una manera que no nos dejó muy conformes (ya
que fuimos lista única). En primer lugar, no recibimos nada porque la junta directiva
anterior (que presidía Jorge Labarthe) no había dejado nada: el local estaba alquilado a
una iglesia evangélica con un contrato no habido, los libros contables y de actas habían
desaparecido (tuvimos que hacer otros nuevos y volverlos a legalizar), los uniformes de
los muchachos estaban en poder del utilero quien no los quería entregar ya que se le
adeudaba dinero por sus servicios, y los carnets de cancha tampoco se encontraron, por lo
que hubo que gestionar duplicados ante la Asociación de Fútbol Profesional.
Se contrató al Profesor Hernán Saavedra, quien se
encargaría de armar un nuevo equipo con los que quedaban y algunos jóvenes recien
promocionados. La empresa no fue fácil pero a pesar de no haber ocupado un lugar
expectante la base del equipo estaba hecha y, a principios de 1984, con la llegada de
Marcos Calderón (el siempre recordado "Chueco", tan identificado siempre con
nuestros colores y lamentablemente fallecido en la tragedia aliancista de 1987) se llegó
a conformar un gran equipo, que llegó a obtener el título de campeón luego de una
brillante campaña. Desde Darío Herrera hasta Víctor Hurtado, todos los que integraron
ese extraordinario grupo humano recordarán por siempre el afecto y el apoyo que don
Miguel Monteverde les dispensó en todo momento.
A nosotros más que a ninguno trataba don Miguel de calmar siempre nuestra vehemencia como
dirigente y nos alimentó con los sabios consejos del hombre que sabía mucho de esos
menesteres, al igual que otros grandes miembros de esa notable generación de dirigentes,
como don German Podestá, don César Palma, Hernán Caballero y, por supuesto, don Alberto
Levy.
Ahí estará don Miguel ahora, con sus grandes amigos como el maestro Gualberto
Lizárraga, Campolo y Prisco Alcalde, Valeriano López, don Willy Barbadillo y muchos
más, quienes desde el cielo seguirán vibrando al compás de su querido iVamos Boys!
Hasta la
próxima.
Pepe Troncon
|