Ecuador no se escapa del desastre de la guerra
Por Franklin Falconí
ENVÍO EXCLUSIVO DEL PERIODICO
"OPCIÓN"-
ECUADOR-
- Si a EE.UU. le va bien en su invasión a Irak, a Ecuador le irá
mal; si a EE.UU. le va mal, a Ecuador también le irá mal. Nuestro país, así como todos
los pueblos del mundo, pierde con una agresión imperialista genocida como ésta.
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- Es
maquivélico y falso sugerir que a Ecuador le conviene la guerra porque así el precio del
petróleo se mantendría alto. Nadie sabe qué mismo pasará desde que se inicie la
invasión a Irak, lo único que se puede hacer ahora es analizar los posibles escenarios,
pero, en cualquiera de los casos, de que a Ecuador le irá mal con la guerra, le irá
mal...
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- Veamos:
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- Primer escenario: si el plan de ataque de George Bush y sus halcones se cumple a
la perfección, la invasión no durará más allá de unos días. En la última
intervención en Afganistán, a la Casa Blanca le tomó no más de 45 días acabar
militarmente con el Estado talibán, aunque aún se mantienen grupos guerrilleros que
resisten. Con ello, como dice el economista Alberto Acosta, los primeros problemas
vendrían en materia petrolera: si la guerra es corta y EE.UU. logra controlar Irak
y sus reservas petroleras, sin destrozos y sin respuestas de otros sectores de fuera de
Irak, entonces van a tener en sus manos la posibilidad de incrementar la producción de
petróleo de una manera sustantiva, esto representa no solo un incremento de la oferta que
puede tener un efecto en términos de caída del precio del crudo, sino una pérdida del
control de los países de la OPEP de un recurso tan estratégico como es el
petróleo. Es decir, el crudo ecuatoriano, que actualmente tiene un precio de 36
dólares por barril -aunque con tendencia a la baja, por la salida al mercado de las
reservas que los EE.UU. tienen para casos de emergencia-, luego de la guerra terminaría
por debajo de los 12 dólares.
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- Es importante
tener presente que EE.UU., con su control sobre Irak, accedería a un crudo de 38 grados
API, mientras que el crudo ecuatoriano es de 24 grados API, es decir, de menor calidad,
por lo que a la hora de elegir en el mercado, el nuestro sería el crudo menos requerido.
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- Además de la guerra, hay más razones para que el precio del petróleo esté
alto: la crisis política de Venezuela ha hecho que su oferta de crudo se reduzca
notablemente; y el incremento de consumo que existe en EE.UU. por el fuerte invierno que
atraviesa, provoca un consumo de combustible mayor para los calefactores. Estos dos
factores, según los especialistas, son pasajeros, por lo que en cuanto se reduzca la
demanda en el país del norte y la producción en Venezuela (que contribuye con el 12% del
abastecimiento de crudo a EE.UU.) vuelva a la normalidad, los precios bajarán.
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- La reducción de ingresos por exportación petrolera traería serios problemas
fiscales al Ecuador, tomando en cuenta que el valor presupuestado para este año es de 18
dólares por barril.
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- El ministro de Economía, Mauricio Pozo, ha dicho que el país puede estar
tranquilo porque el excedente por la venta de crudo, mientras se mantenga, proveerá al
Fondo de Estabilización de mayores recursos para enfrentar posibles efectos negativos de
la guerra. Sin embargo, hay que tener presente que la decisión del Fondo Monetario
Internacional (FMI) es mantener la presión para que todo cuanto exista de excedentes, ya
sea por estas circunstancias internacionales o por incremento de la producción cuando
entre en funcionamiento el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), se destine al pago de la
deuda externa. Es decir, seguimos perdiendo...
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- Segundo escenario: si las cosas se le complican a EE.UU. y, por ejemplo,
obtuviera una respuesta fuerte de Irak (hasta ahora nadie puede estar seguro de si
contará o no con armas de destrucción masiva ocultas), o si otros países de la Unión
Europea y de Asia, que tienen intereses económicos en Irak, deciden intervenir
militarmente por el control de los principales pozos petroleros y porque el euro tiene la
perspectiva de convertirse en la moneda referencial para el comercio del petróleo en el
mundo; el Ecuador, con el actual esquema monetario, vería derrumbarse su economía. No
habría inversionista que quiera arriesgar en un país que ve incrementar cada vez más
los costos de producción y que tiene desventajas comparativas con Europa.
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- Además, en una situación de guerra prolongada, lo que más preocupa es que la
economía estadounidense se comprima y los norteamericanos dejen de comprar productos
suntuarios o poco indispensables como el banano, el camarón o las flores, que son los
productos más importantes de exportación de Ecuador, y cuyo destino mayoritario es los
Estados Unidos.
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- Los exportadores de banano agregan otro problema: el 6% de la exportación total
tiene como destino a los países de Oriente medio, por lo que las vías por las que
normalmente pasa el producto están cerradas. Ahora tienen que buscar alternativas, que
incrementan notablemente los costos. Si la guerra se prolonga, básicamente ese mercado se
cerraría.
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- Hasta ahora, la dolarización se ha mantenido porque ha coincidido que en estos
años los precios del barril de petróleo se han mantenido altos y porque los dólares que
envían los migrantes, sobre todo desde Europa, han sostenido el circulante monetario en
el país. En el segundo caso, la tendencia actual es la reducción del envío de remesas,
porque los migrantes han logrado cubrir sus deudas en el país y muchos optan por llevar a
sus familias a Europa, antes que continuar manteniéndolas en un país más caro y con
menores oportunidades y prestaciones sociales. Eso sin tomar en cuenta que España, como
un país directamente involucrado en la guerra, tendría un escenario de incertidumbre que
haría más difíciles las condiciones laborales de los ecuatorianos migrantes.
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- En conclusión, Ecuador pierde, América Latina pierde y el mundo pierde con
esta guerra, cuyo propósito es hegemonizar el poder económico mundial de Estados Unidos.
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