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La Mente
Así como el arquero endereza su flecha Así el maestro dirige su pensamiento.
Como pez fuera del agua Que está varado en la arena, Los pensamientos se agitan… ¿Cómo librarse de los deseos?
Tiemblan, se sacuden, Vagan a su completo antojo… Es bueno controlar los pensamientos. Una mente dominada conduce a la felicidad.
¡Más que sutiles son, qué elusivos! Por eso tu misión es aquietarlos, Gobernarlos, y hallar en ello la felicidad. Con la mente controlada El maestro aplaca sus pensamientos. Termina con su peregrinar y su fantasía. Sentado en la caverna del corazón Ha vencido la esclavitud de la muerte.
Una mente que está desordenada No puede comprender este camino. El hombre que vive sin fe y sin calma No llegará a tener jamás conocimiento.
Con los sentidos controlados, Una mente serena que no busca ya distinguir Lo que está bien de lo que está mal; Una mente más allá de los juicios, Observa y comprende: no tiene miedo.
Si sabes que tu cuerpo Es tan frágil como una vasija, Haz de tu mente una fortaleza. Deja que el conocimiento luche por ti Para defender lo que has ganado.
Pues demasiado pronto el cuerpo se descarta Y queda sobre la tierra como un leño. ¿Qué puede saber? ¿Qué siente?
Tu peor enemigo no te puede dañar Tanto como tus propios pensamientos.
Nada ni nadie, ni tu padre ni tu madre Te pueden brindar tanta ayuda Como tu propia mente disciplinada. Tomado del Dhammapada
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