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A partir de 1984 la FAR en Angola recibe cazas MiG-23ML y MiG-23UB, hasta llegar a la cifra de 50 aparatos. Allí el grueso de sus misiones fueron de ataque a tierra. Estos excelentes cazas rusos, llamados “chorizos” por los pilotos cubanos, tenían el doble del radio de acción y carga de combate que los MiG-21 (llamados “salchichas”), y se convierten en un importantísimo factor en la victoria cubano-angolana, siendo el azote de la UNITA en 1984-1987, y del SADF sudafricano al intervenir éste en 1987-1988.
Los MiG-23 cubanos en la campaña de 1987
Cuando en noviembre de 1987 Angola pide ayuda militar a Cuba tras la derrota de la ofensiva de la FAPLA "Saludando a Octubre", el mando cubano decide intervenir en la batalla de Cuito Cuanavale. Los primeros destacamentos acorazados y de artillería cubanos son enviados a Cuito desde Menongue, y avanzan los 200 km bajo la cobertura de los MiG-21 y MiG-23. Otra medida decisiva es mandar desde Cuba los mejores pilotos de MiG-23 en vuelos directos de Ilyushin Il-62M. Los MiG-23ML del Teniente Coronel Armando González "El Guajiro", son concentrados en Menongue y actuarán desde esta base aérea, junto a los MiG-21bis. Otro escuadrón entero de MiG-23ML es enviado de Cuba en el buque "Las Coloradas". La primera tarea de los MiG-23ML, es cubrir el repliegue de la FAPLA hacia Cuito Cuanavale. Con la aparición de los MiG-23ML en el sur de Angola la FAR conquista
la superioridad aérea sobre la SAAF, la cual el 27 de setiembre
pierde su primer Mirage F1 derribado por MiG-23ML,
desde lo cual la SAAF evitaba contacto directo con los MiG-23. De noviembre
de 1987 a enero de 1988 los MiG-21 y MiG-23 de la FAR hacen más
de 1,000 misiones de combate en apoyo de la FAPLA y frenando el avance
del SADF y la UNITA hacia Cuito Cuanavale, obligándolos a moverse
sólo de noche, y a enmascararse muy bien de día. Ya el 5
de enero de 1988 el soldado sudafricano V.W. Beling escribía en
su diario (ocupado luego de la derrota sudafricana en el combate de Tchipa
el 27 de junio de 1988):
El 15 de diciembre de 1987 el SADF comienza la "Operación Hooper",
con el objetivo de destruir junto a la UNITA a la agrupación de
la FAPLA en Cuito Cuanavale. Sus obuses enmascarados G5 y G6 con 42 km
de alcance, inician el hostigamiento de la base aérea de Cuito,
lo cual obliga a sus defensores a limitar el empleo de la base aérea
por los MiGs, aunque los helicópteros Mi-8 y Mi-24 siguen operando
desde allí. Pero con sus intensos bombardeos, los MiGs permiten
ganar un vital tiempo para preparar la defensa, y con ello los MiG-23 comienzan
a convertirse en factor decisivo de la batalla.
Papel de los MiG-23 en la defensa de Cuito Cuanavale
Esta fue la batalla más grande en la historia del Africa negra, y tuvo consecuencias que decidieron la guerra a favor del lado cubano-angolano. El SADF y la UNITA realizan varios intentos de romper las defensas de Cuito Cuanavale. El 13 de enero por la mañana se produce el primer gran ataque, pero se encuentran con una defensa inesperada, y sólo logran avanzar 3 km en algunos puntos. Ese día era tormentoso, con torrenciales aguaceros, y los sudafricanos pensaron que los MiGs no despegarían. Por eso se agruparon abiertamente para efectuar un segundo ataque por la tarde, sin enmascararse y en estrechas formaciones de blindados. Este error lo pagan caro. El tiempo mejora ligeramente, y de inmediato despegan de Menongue los MiG-21bis y MiG-23ML cubanos lidereados por el Coronel Humberto Trujillo, con 1 tonelada de bombas cada uno. Ellos sorprenden a la agrupación del SADF, y le causan cuantiosas bajas, destruyendo numerosos equipos. Para aprovechar la ocasión despegan de nuevo los MiGs otras dos veces, esta vez con 2 toneladas de bombas cada uno, y escoltados por 4 MiG-23ML con misiles R-24 y R-60 por si aparecen los Mirage F1 de la SAAF. Los MiGs hacen esa tarde 22 misiones, machacando con 32 toneladas de bombas al SADF, que pierde numerosos equipos pesados. Tras este bombardeo, el SADF desiste del ataque, y se retira de la zona de combates para reponer fuerzas, tras perder 7 tanques Olifants, varios blindados Elands y otros vehículos por el fuego de la artillería, los T-55 y los MiG-21bis y MiG-23ML de la FAR. Tres días después, el 16 de enero el Coronel Trujillo y el Teniente Coronel Armando Gonzáles realizan una misión de exploración con MiG-23, y descubren un Olifant solitario, a varios km al este de Cuito Cuanavale. Siguiendo sus huellas, encuentran una agrupación del SADF enmascarada, con tanques, blindados, obuses y camiones. Los MiGs siguen de largo, para hacer creer al enemigo que no fueron descubiertos, y a 25 km de distancia suben a 7,000 m para llamar y esperar al grupo de choque de 4 MiG-23ML con bombas. Al llegar el grupo, los seis MiG-23ML se lanzan en una picada de 60° al enemigo, lanzando varias toneladas de bombas, y ascendiendo de la picada con 7 Gs de sobrecarga. Los sudafricanos sufrieron tal sorpresa, que no se defendieron con sus misiles ni cañones. Los fragmentos de la técnica enemiga ascendieron a 300 m de altura. El enemigo necesita todo un mes para reponer fuerzas tras su primer fracaso, y el 14 de febrero de 1988 las fuerzas del SADF y la UNITA inician un segundo ataque a las defensas de Cuito Cuanavale. A las 9.30 h de la mañana los MiG-23 de Juan Pérez y Eladio Avila detectan el enemigo avanzando en formación de combate. De inmediato despegan otros 5 MiG-23ML, descargando sus bombas en medio de las líneas enemigas. El ataque enemigo es rechazado, pero a las 13.30 h se repite. Fuerzas de hasta tres batallones del SADF y seis de la UNITA avanzan apoyados por más de 100 blindados de varios tipos, entre ellos 40 tanques Olifants. Con tal superioridad de fuerzas, logran romper la defensa de la 59° Brigada angolana, pero son detenidos por un audaz contraataque de 8 tanques T-55 cubanos, y los sudafricanos pierden 10 Olifants, retirándose. La FAR contribuye al rechazo del ataque enemigo, cumpliendo los MiGs 35 misiones de apoyo aéreo con bombas, y 14 de cobertura aérea. Días después, el 20 de febrero, se repite el ataque con los tanques Olifant, blindados Eland, Ratel y Casspir, que fue rechazado de nuevo con el apoyo de los MiG-23. Ese mismo sábado 20 de febrero por la mañana, la SAAF tiene otra pérdida dolorosa, cuando los cubanos derriban otro Mirage F1AZ SAAF-245 (del mayor Edward R. Every), con llos cañones de 23 mm de la Shilka ZSU-23-4 de Juan y José, y el misil Strela-3 (SA-14) del cohetero Ernesto. El 25 de febrero por la madrugada el SADF y la UNITA inician otra fuerte ofensiva, iluminándose con bengalas. Sin embargo, caen en los nuevos campos de minas, y bajo el fuego de los cañones de 130mm cubanos y los T-55. En la oscuridad su infantería y blindados se detienen confundidos, y avanzan lentamente con grandes pérdidas. Los MiG-21 y MiG-23 hacen 52 misiones desde Menongue, arrojando 26 toneladas de bombas al enemigo, cuyo ataque de turno es rechazado. Este día 25 de febrero se producen los últimos encuentros
aéreos de los MiG-23 en la guerra. Durante febrero comienza
la caza de los obuses G5 y G6, que hostigaban
todo el tiempo a las tropas por Cuito. Anteriormente los MiG-23ML salían
a atacar estos obuses, guiándose por las indicaciones de los angolanos
o rusos. Pero esta información era inexacta, o retrasada, y no los
encontraban. Los sudafricanos se enmascaraban muy bien, y dejaban de disparar
cuando detectaban en despegue de los MiG-23, además de que también
todo el tiempo cambiaban de posición. Entonces el mando de la aviación
cubana organiza su propia fuente de información, explorando la zona
con parejas MiG-23ML, que debían llamar al grupos de apoyo de MiG-23.
A mediados de febrero el Coronel Trujillo detecta un cañón
G5 por el río Chambinga, y en vuelo rasante le lanza bombas con
paracaídas, luego llegan los demás MiG-23, que destruyen
la pieza. El 21 de febrero el Coronel Trujillo junto al Coronel Luis Alonso
Reina organiza la exploración aérea contra los G5. Desde
entonces los sudafricanos son más cuidadosos, se tienen que retirar
al alcance máximo de sus piezas (disminuyendo la puntería),
y cada vez que detectan el despegue de los MiGs de Menongue, dejan de disparar
y se enconden. Los obuses son en buena medida neutralizados por los MiG-23ML.
Un soldado sudafricano reconoce:
El último ataque enemigo a Cuito Cuanavale. La Victoria
El 1 de marzo de 1988 se produce el quinto ataque a las defensas angolano-cubanas por Cuito Cuanavale. Ese día el SADF pierde 20 muertos y 59 heridos, según sus radiocomunicaciones monitoreadas desde el lado cubano. El SADF y la UNITA demoran en reponerse 1,5 mes, y el 23 de marzo inician el último intento de avance por Cuito Cuanavale, que termina con otro gran fracaso, conocido como "El desastre de Tumpo". Para entonces la defensa de Cuito ya había sido reforzada con tropas regulares cubanas. Tras horas de combate, el enemigo comienza a retirarse a las 16.00 horas, con grandes bajas, y la pérdida de cuantiosa técnica en manos cubano-angolanas, entre ellos 3 tanques Olifants. La aviación apoya intensamente la defensa de Cuito. Para elevar la efectividad de sus golpes, la artillería cubana lanza proyectiles fumígenos en medio de las líneas enemigas, marcánle el objetivo exacto a los rasantes MiG-21 y MiG-23. Ese día el combate fue tan intenso, que los sudafricanos dispararon 700 proyectiles de 155 mm de G5, 36 cohetes de Walkirie, y 66 granadas de mortero. El fracaso definitivo del SADF ante Cuito Cuanavale, en su mayor batalla
de su historia, tiene varias consecuencias. Una de ellas es que la SAAF
desiste seguir participando activamente en la guerra, hasta que no reciba
nuevo equipamiento, pues sus Mirage F1AZ con misiles Kukri son netamente
inferiores al MiG-23ML con misiles R-24/R-60. Ese mismo día 23 de
marzo los Mirage F1AZ de la SAAF se ven obligados a hacer su último
683 vuelo de combate en la campaña, abandonando a sus tropas terrestres
y dejando definitivamente el aire en manos de los MiG-23ML, que seguirán
machacando impunemente al SADF y la UNITA. Sólo de enero a marzo
de 1988 los MiGs cubanos cumplen 1,283 misiones de vuelo por Cuito Cuanavale,
realizando 722 misiones de bombardeo y 561 misiones de cobertura aérea,
arrojan 358 t de bombas y 4,000 cohetes S-5, además de otras municiones,
causando inmensas pérdidas en hombres y equipos. Aunque oficialmente
el SADF reconoció sólo 31 muertos durante Cuito Cuanavale,
fuentes extraoficiales sudafricanas admiten que tuvieron 715 muertos.
La ofensiva hacia Namibia
El 4 de mayo de 1988 se produce el primer combate en el sur con el enemigo, cuando una compañía de exploración cubano-angolana del teniente Giomar Fernández, con 81 hombres (60 cubanos y 21 FAPLA) derrota en una emboscada a la 2° Compañía del 101° Batallón del SWATF, causándoles 30 bajas y 1 prisionero, 5 Casspir destruídos y 1 capturado. La columna enemiga sale huyendo por la carretera hacia Namibia, pero es alcanzada por los MiG-23ML que despegan de Lubango, y golpeada duramente de nuevo, causándole grandes pérdidas, con lo que casi deja de existir. El siguiente encuentro fue el 22 de mayo por Tchipa (pueblo a 55 km de la frontera). Una patrulla de exploración cubano-SWAPO choca con una columna de blindados del SADF. El enemigo ataca la pequeña patrulla confiado en su superioridad, mata a dos cubanos, pero llegan de nuevo los MiG-23ML. Cuatro de ellos golpean al enemigo, que se retira con fuertes bajas. Al día siguiente cerca de ese lugar el SADF cae en otra emboscada, y deja abandonados intactos 3 vehículos artillados Unimog. Por los documentos ocupados, se conoce que la unidad derrotada era parte del batallón 32° "Búfalo", tropas élites del SADF. El 27 de junio de 1988 a las 5.00 h una patrulla de exploración
cubana junto a algunos combatientes SWAPO, con 30 hombres en 3 BMP-1, embosca
en el camino 15 km al sur de Tchipa a un destacamento avanzado del 61°
Batallón Mecanizado, también tropas élites del SADF,
con 70 hombres en 8 blindados Ratel. Los sudafricanos son sorprendidos
y pierden 5 Ratel (cuatro destruídos y uno capturado intacto), y
tienen 20 muertos. Ellos envían una columna de refuerzo a su derrotada
unidad, pero a las 10.45 de la mañana dos MiG-23ML piloteados por
el capitán Gustavo Clavijo y su número, salen de Lubango
y la encuentran en movimiento a 30 km al sur de Tchipa, causándole
numerosas pérdidas, y retroceden. Pero lo principal llegaría
horas después. Estos choques desencadenan la contundente respuesta
cubana ese mismo día, con el golpe de los MiG-23ML al SADF en Calueque,
que pone fin a la guerra.
Los MiG-23 golpean Calueque y Sudáfrica pide la Paz
Ese 27 de junio de 1988 pasaría a la historia de la guerra de Angola. Las fuerzas cubanas se acercaban a la frontera, cuando el 7 de junio de 1988 Fidel Castro advierte al mando cubano, que según informes de inteligencia, la SAAF planifica un golpe por sorpresa, y ordena que los MiG-23 estén listos a iniciar ataques de respuesta a objetivos en Namibia o cerca de la frontera, como los aeródromos de la SAAF (Ruacana, Oshakati, Ondangwa) o el complejo hidroeléctrico fronterizo de Calueque-Ruacaná. Esto serviría de advertencia a Sudáfrica de que si no acepta la paz, la guerra pasaría ahora a Namibia. Para hacer el reconocimiento de los posibles objetivos de ataque, el 8 de abril de 1988 despega de Lubango un MiG-23UB piloteado por el Coronel Humberto Trujillo, con el Capitán Francisco Mengana de Jefe de fotógrafo. Iba acompañado por el MiG-23ML del Capitán Luis Gonzáles Pardo de número. Eran cubiertos por una segunda pareja de MiG-23ML que los acompañaba. La primera pareja de MiG-23 pasa rasante a 30 m de altura de la base aérea de Ruacaná, le hace varias fotos ante los soprendidos soldados sudafricanos, y luego pasan sobre Calueque, registrando la base sudafricana. El martes 13 de abril se repite el vuelo con todo éxito. Ninguna de las dos veces los sudafricanos abren fuego antiaéreo. El detallado material fotográfico reunido fue enviado a La Habana, donde se planifica el ataque. Los MiG-23 de Trujillo y Gonzáles llevaban en su vuelo tanques de combustible adicionales, que debían dejar caer vacíos al girar en territorio enemigo. Los técnicos habían escrito en los tanques: "Remember Cuito" Tras los choques por la frontera del 27 de junio de 1988 descritos arriba, se realiza la planificada respuesta. Según el plan, este día a las 13.00 horas, 11 MiG-23ML atacan con 16 toneladas de bombas y destruyen el complejo fronterizo de Calueque, que estaba protegido por tropas sudafricanas y era uno de los puntos de concentración del SADF. El complejo daba agua y electricidad a gran parte de Namibia, por lo que era un objetivo de importancia estratégica para Sudáfrica. El ataque se llevaría a cabo por dos escuadrillas del regimiento
de MiG-23 de Lubango, con 4 MiG-23ML cada una, al mando del teniente coronel
Manuel Arias y el mayor Mauricio López. Cada caza llevaba cuatro
bombas de demolición FAB-500 de 500 kg. Se acercaba la hora de despegar,
pero los dos cazas de la pareja del capitán Gustavo Clavijo no estaban
preparados aún (ellos bombardearon poco antes a las 11.00 al SADF
por Tchipa -ver arriba), los técnicos se esforzaban, pero en 1 hora
no les daba tiempo a prepararlos. Por eso el Coronel Carlos Lamas
(jefe de tropa de la DAAFAR), decide incluir en su lugar a una pareja de
Cahama, la del mayor Jorge Rodríguez Marquetti y el teniente Carlos
Palacios. Seis cazas despegarían de Lubango y dos de Cahama. Otros
dos MiG-23ML del mayor Zequeira y el Capitán Alba se mantienen patrullando
sobre Cahama como cobertura aérea en previsión de la posible
aparición de la SAAF, armados con misiles de medio alcance R-24R
y de corto alcance R-60M.
A las 12.30 los MiG-23ML encienden sus motores. Los cazas despegan por parejas, y se dirigen hacia el sur en vuelo rasante a 20-30 metros del suelo evadiendo los radares a 1,000km/h de velocidad. Al acercarse a la frontera giran 100° hacia el noroeste, para sorprender a los sudafricanos desde la dirección opuesta. Los MiG-23ML logran la sorpresa total. Cerca del objetivo dan un salto enérgico, para tomar altura y luego atacar en picada de 30°. La primera escuadrilla del mayor Mauricio López junto a Torres, Godoy y Guzmán, pica por parejas exactamente a las 13.00 sobre Calueque. Ellos destruyen la cabecera del puente junto a las compuertas, la sala de máquinas y los motores de la grúa. Luego llega la segunda escuadrilla del teniente coronel Manuel Arias, con el capitán Orlando Carbó, el mayor Jorge Rodríguez Marquetti y el teniente Carlos Palacios. Para entonces el objetivo estaba cubierto por el humo y las llamas, de los destruídos transformadores saltaban chispas y la conductora de agua a Namibia estaba destrozada. Ellos rematan al enemigo. El mismo jefe de la FAR Coronel Pedro Pérez sobrevuela personalmente el lugar minutos después, en un MiG-23UB junto al teniente coronel Vega Toscano, para la exploración posterior de los resultados del bombardeo. Los sudafricanos sufrieron tal choque sicológico, que abandonaron el complejo inmediatamente. A la semana una avanzada de T-62 cubanos llegaba a Calueque, y se encontraron con las impresionantes huellas del bombardeo. Por doquier había huellas del golpe aéreo y de la estampida presurosa de los sudafricanos, varios Casspir volcados y calcinados, sangre y pedazos de carne, fragmentos de uniforme en los árboles, pertrechos bélicos y conservas esparcidas, escombros de los edificios y de máquinas. Las bombas dañaron gravemente el complejo, y causaron importantes bajas a las tropas sudafricanas. El SADF tenía un campamento oculto en la base del puente, que fue blanco de las FAB-500. Varios blindados Casspir saltaron por los aires. Una de las bombas dio de lleno en un albergue de soldados sudafricanos, y lo destruyó totalmente junto a sus habitantes, víctimas de la metralla y la onda expansiva. Aunque el SADF, como es habitual, admite oficialmente sólo 13 muertos, el análisis de los restos y los daños en el lugar, permite calcular que sus bajas podrían alcanzar hasta unos 50 muertos y 100 heridos. Como escribieron los mismos sudafricanos en idioma afrikaans sobre una pared de Calueque antes de irse: "Los MiG-23 nos partieron el corazón". El enemigo se vengan en el papel, inventando el supuesto derribo de un avión por cañón Ystervark de 20 mm, aunque en realidad todos los 11 MiG-23ML regresan a casa sin novedad, y ninguno de los MiG-23 fue ni siquiera tocado. El próximo golpe aéreo de la FAR estaba planificado para barrer a la SAAF de sus bases en el norte de Namibia con golpes de MiG-23, si el SADF insistía en seguir resistiendo. Este ataque a la SAAF ya había sido planificado detalladamente por el mando de la FAR desde 1986. La misma noche del día ataque de los MiG-23ML a Calueque el 27 de junio de 1988, los sudafricanos llaman al mediador norteamericano Chester Crocker, pidiendo que intercediera por un cese al fuego con La Habana, y proseguir las negociaciones de paz. Por ellas los sudafricanos se ven obligados a salir de Angola en agosto de 1988, y a firmar la paz el 24 de diciembre de 1988, garantizando la salida de Namibia en 1989. La humillante derrota en Angola fue uno de los factores que hunden a Sudáfrica en una profunda crisis política, que termina con la democratización del país. Tras cumplir su misión victoriosamente, las tropas cubanas salen de Angola en 1989-1991. En toda la guerra los medios antiaéreos sudafricanos y de la
UNITA fueron débiles. Sin embargo, su propaganda reclama derribar
25 MiG-23 en la guerra, hasta 1988. En realidad, la FAR en 4 años
de operaciones del MiG-23 y miles de vuelos, perdió solamente unos
9 MiG-23, incluyendo los perdidos por accidentes. Después del final
de la guerra en 1988, parte de los MiG-23ML son enviados de regreso a Cuba,
el resto se queda en Angola. El MiG-23ML del Museo de la DAAFAR en La Habana,
es un veterano de Angola.
Fuentes
1-Humberto Trujillo. "Trueno justiciero". Ediciones Verde Olivo. La Habana, 1998, pág.133 2-Barry Fowler, “Pro Patria”. United Kingdom: Sentinel Projects, 1995 3-Pedro Prada. "El puñetazo de Stevenson". Revista Verde Olivo, 12/1989 4-La guerra de Angola. Editora Política. La Habana, 1989 5-Revistas cubanas Bohemia, Verde Olivo, (varios números) 6-Archivos del autor Otras: 1-Humberto Trujillo. "Trueno justiciero". Ediciones Verde Olivo. La Habana, 1998 2-Enrique Carreras. "Por el dominio del aire". Editora Politica, La Habana, 1995 3-César Gómez Chacón. "Cuito Cuanavale: Viaje al centro de los Héroes". Editorial Letras Cubanas. La Habana, 1998 4-Luis Báez. "Secretos de Generales". Editorial Si-Mar SA, La Habana, 1996 5-Roger Ricardo. "Trincheras en el aire", Bohemia, 02.09.1988 6-Pedro Prada. "El puñetazo de Stevenson". Verde Olivo, 12/1989. 7-Vladimir Ilyn. "Tarjeta de visita de la aviación francesa", Krylia Rodiny, Moscú, 3/1994 8-Vladimir Ilyn. "MiG-23: largo camino hacia la perfección", Aviatsia y Fakty, Kiev, 2/2000 9-Guennady Volosko y Mijail Levin "El Mirage intermedio", Krylia Rodiny, Moscú, 3/1996 10-"Aviones de combate de Rusia", Aviatsia y Kosmonavtika, Moscú, 8/1997 11-"Aviones de combate de la VVS de Rusia", Aviatsia y Kosmonavtika, Moscú, 8/1999 12-"MiG-23: Wersje mysliwskie", Varsovia, Polonia, 1999 13-"MiG-23MF, Przeglad Konstrukcij Lotniczych", Varsovia, Polonia 1992 14-La guerra de Angola, Editora Política. La Habana, 1989 15-Barry Fowler, "Pro Patria", United Kingdom: Sentinel Projects, 1995 16-Discurso pronunciado por Fidel Castro Kingston, Jamaica, el 30 de julio de 1998 17-Revistas cubanas Bohemia, Verde Olivo, (varios números) F-16 Combat Legacy Derribo del Mirage F1 por Rivas Aircraft Downed during the Cold War Derribo del Mirage F1 por Rivas MiG-23 Vladimir Ilyn. Airwar.ru. MiG-23 cubanos en Angola. Derribo del Mirage F1 por Rivas en detalle (en ruso) MiG-23 Andrei Fomin. Air Fleet. MiG-23 cubanos en Angola MiG-23 MiG-23 cubanos en Angola. Derribo del Mirage F1 por Rivas en detalle (en ruso) |
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