Chefchaouen, Marruecos




[Foto: Mariam y Halim]

A las 5:00 de la tarde un taxista muy amable me llevó a coger un taxi para irme a Chefchaouen. Pedí ir en un taxi compartido, porque pensé que era mas seguro ya que era una travesía de dos horas e íbamos a llegar de noche. Cuando llegué al taxi, un Mercedez Benz un tanto gastado por el uso, ví a una muchacha sentada arriba de un muchacho en el asiento de alfrente. Antes de que pudiera pensar nada, el taxista me preguntó que cuantos asientos queria.
-¿Cuantos asientos hay ahí atras?
-Cuatro a 25 dirhams cada uno ($2.50)
-¡Entonces, deme dos!
Entré al taxi riéndome y le ofrecí galletitas estilo "Maria" a los dos muchachos. Y todavía riéndome, les pregunté:
-Y ahí ¿cuántos asientos hay?
-Dos.
Respondió la muchacha, como dándose cuenta de porque me resultaba gracioso y aceptó la galleta. Hablamos bastante hasta que se llenó el taxi, con dos pasajeros mas en la parte de atrás conmigo. El taxi no se mueve hasta que haya vendido todos los asientos. Mariam, la muchacha del asiento de alfrente, me contó que el que estaba abajo de ella es su esposo y que los dos trabajan juntos en Chefchaouen. Me parecieron muy buena gente. Durante el viaje no hablamos mucho y el muchacho que se me sentó al lado estuvo dormido hasta que le hable a Mariam en español y se dió cuenta de que yo no era marroquí. Entonces el muchacho y yo conversamos hasta que llegamos al pueblo. El es marroquí y vive en España trabajando de mesero y se viene a pasar las vacaciones en su pueblo. Cuando se aburre baja a Tetuán a ver a sus amigos. Fue él quien me dijo que los burros costaban unos 200 dirhams. La verdad es que ahora pienso que debí de haberme comprado uno, aunque sea para decir que una vez tuve un burro :-).

Cuando llegamos a Chefchaouen ya estaba oscuro y el taxi nos dejo frente a un café que estaba lleno de gente. Allí el muchacho me ofreció mostrarme donde estaba el hotel, pero Halim y Mariam ya se habían ofrecido a llevarme. Una vez Mariam y Halim y yo comenzamos a caminar, me prengataron si me gustaría tomar una merienda con ellos. Acepté gustosamente. Hablamos mucho. Me preguntaron si había estudiado en la universidad, que cuántos hermanos tenía y me contaron sobre ellos. La reservación en el hotel era para las 7:00p.m. y ya eran las 7:30p.m., pero continuamos hablando.

Entonces Mariam, me dijo en un tono bastante formal que ella y Halim habían llegado a la conclusión de que yo era persona muy agradable y que me veía muy decente, así que si yo quería, estaba bienvenida a pasar la noche en su hogar. Ellos también me parecieron muy decentes y me agradó mucho su compañía, así que decidí quedarme con ellos. Como hora y media mas tarde, despues de haber disfrutado de una merienda que incluía café, dos tipos de panes, quesos, mermeladas, aceitunas, galletas y chinas, empezaron a planear lo que iban a hacer para cenar. Otra vez me reí (yo me rio mucho) y exclamé:
-¡Vamos a comer otra vez!
Una vez mas, parecía que Mariam entendía porque me daba gracia y sonriendo me explicó que usualmente no meriendan tan tarde.

       







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