Cuando la vejez se aproxime, déle la bienvenida.

Es un bien que no todos consiguen alcanzar. Por eso es tan preciosa y merece un cuidado especial para que se pueda disfrutar con toda plenitud.

¡Y cuando se instala es inexorable! ¡Ay de los que la traten con displicencia! Ella exige preparación, disposición para aceptarla como época de cosechas, y también disponibilidad para descubrir aptitudes hasta entonces desconocidas.

Recuerde el sinfín de caminos que exploró en su juventud. Muchos de ellos eran extremadamente atractivos, pero no le asegurarían la independencia económica tan anhelada y necesaria en esa fase de la vida. Por eso los abandonó. En la edad adulta, para tener estatus y respetabilidad en su profesión, optó por una especialización. No bastaba ser un buen profesional. ¡Tenía que ser excelente! Por eso, el resto de sus talentos potenciales apenas fueron tocados, fueron sólo superficialmente explorados.

Es en la Tercera Edad que uno puede darse el lujo de pasear, experimentar... ¿Qué tal volver a estudiar? ¿Ha pensado en el desafío de hacer un examen de ingreso? ¿Encaminarse quizás por algún ramo del arte? ¿Escribir? ¿Pesquisar? La informática nos ofrece un mundo de posibilidades. ¡Arriésguese!

Ahora tiene libertad para disponer de su tiempo y dinero. Los hijos ya están criados y se bastan. Su compromiso ahora es mantenerse saludable. Los cuidados con la salud son esenciales. Antiguamente ya se decía: “mens sana in corpore sano”. Organícese. Haga caminatas, aliméntese adecuadamente, esté atento a cualquier síntoma que salga de lo normal, amplíe su círculo de amistades, participe de las actividades familiares...

¡Ah! Si tiene nietos, disfrute de su compañía. Pero no se olvide que las cosas han cambiado... Esa convivencia será muy buena. Es una oportunidad impar para transmitir las buenas cosas de su tiempo que están desapareciendo... Devuélvale al niño de hoy la riqueza de una verdadera infancia. Contar e inventar historias para los nietos es simplemente maravilloso. Se les puede dar la posibilidad de imaginar la historia a su modo, y desarrollar su capacidad creativa. Déles la oportunidad de que cada uno tenga su Cenicienta, de acuerdo con su preferencia. No será la misma versión que las películas ofrecen, igualita a la de todo el mundo. Esa relación será encantadora para ambas partes... ¡Pruébela!

La preocupación de mantenerse actualizado y el ansia de comprender los constantes cambios del mundo transforman al viejo en joven. Tenga una actitud positiva, y no se lamente por lo que ya pasó ni por los problemas que surgen. ¡Enfréntelos y viva! Sólo así la vejez se tornará rica y placentera.

Mención Honrosa – Concurso de Crónicas – Diario del Servidor Público del Estado de São Paulo, 2001.

Traducción de Raquel Orlovitz Levitas

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