A los gobiernos nacionales, estatales, y municipales del mundo:
A las organizaciones no gubernamentales del mundo, especialmente a las organizaciones de los derechos humanos y a los movimientos de la liberación:
A la prensa internacional:
La Liga para los Derechos Humanos declara el siguiente:
Un estado de la guerra existe entre el el pobre e indigente en este país, a una mano, y los que finjan representarlos, pero en hecho representa los ricos y de gran alcance, por otra parte.
Los salarios están empujados hacia abajo por la fusión-mania y el minimalización; amenazan a los trabajadores con el desempleo y la bancarrota; amenazan a los parados con hambre y descasamiento; los hambrientos y los descasamientos están criminilizados.
La agenda implicada de estos progresos está cristal-clara: el reensclavetud de sectores grandes de sociedad.
Visto en esta luz, el ataque contra el alcalde y el consejo de ciudad de Riverside no era un acto criminal, sino un acto de la guerra, de la venganza en los autores de la guerra no declarada y desconocimienta contra los trabajadores y la gente pobre.
En la cara de la creencia del asaltador alegado que él había agotado sus medios pacíficos, legales de avanzar la causa de ésos que él intentó servir, el LHR-LDH ofrece las ofertas siguientes de la paz:
Primero: que el gobierno de Estados Unidos, y los gobiernos estatales, de los condados, y municipales constituidos en esto, reconocen inmediatamente el Declaración Universal de Derechos Humanos, el Convenio Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, el Convenio Internacional de los Derechos Económicos, Sociales, y Culturales, y el Convenio Pan-Americano de Derechos Humanos como parte integral de su cuerpo de la ley, conforme a la Novena Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América;
Segundo: que el Congreso de Estados Unidos, tan bien como el número indispensable de las legislaturas de estado promulgan, pasan, e implimientan una Carta de los Derechos Económicos, Sociales, y Culturales, por lo tanto dando a los convenios ya mencionados estatus constitucional;
Tercero: eso, fallando el antedicho, ninguna persona conviene probado en los Estados Unidos, ni el estado conviene el extradite a cualquier persona a los Estados Unidos, hasta que se resuelven tales condiciones y tal cuerpo de la ley es por jueces y miembros del jurado convenidos.
Paz que desea, la Liga para los Derechos Humanos compromisa que persegir asiduo estas punterías, en esto, el quincuagésimo aniversario del Declaración Universal de Derechos Humanos.
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