* Hacía su entrada montado en el mejor caballo
* Monturas lujosas
* Corte de ministros, nobles y súbditos
* Soldados fuertemente armados
* Sus súbditos mueren por él
* Montado en un asno
* Sobre ropas de campesinos
* Corte de niños y mujeres "Hosannas"
* Soldados armados con ramas
* Muere por sus súbditos
4. Reflexión: El historiador Josefo registra 3 millones de personas en Jerusalén durante la Pascua.
* Muchos de ellos nunca supieron
* Muchos nunca le vieron
* Muchos no se preocuparon
* El mundo cambió ese día y muchos ni se enteraron
5. Entre quienes sí salieron a su encuentro, ¿Todos tendían sus mantos? ¿Todos clamaban?
Tal vez podríamos responder a esto con una nueva pregunta: ¿A quién iban a ver?
* Al héroe de moda
* Al líder, el caudillo que los libraría de la opresión romana
* Al curandero, al "milagrero"
* Al Mesías, el hijo de Dios (por revelación)
6. Es importante preguntarnos esto porque lo cierto es que muchos de entre estos que hoy le aclamaban, una semana después le condenarían. Ahora gritaban ¡Hosanna!, pero otras palabras harían eco allí el viernes, palabras como ¡crucifícale, crucifícale!
Puede haber dos tipos de alabanza:
Alabanza interna
Alabanza externa (que no necesariamente refleja la anterior)
7. Es momento de cuestionarnos: ¿De qué manera ha entrado Cristo a nuestras vidas?
Porque podría parecer que llega la Semana Santa y de pronto "todos somos buenos"
¿Por convicción? ¿Es solo un momento de "religiosidad"? ¿Acaso es solo tradición?
8. El cristianismo puede en un momento dado tornarse institucional.
Bueno: Cuando los grupos cristianos viven totalmente alertas a la presencia de Dios y entregados a su servicio
Malo: Cuando se convierte en un simple elemento cultural y como tal se perpetúa a sí mismo.
9. Preguntémonos cómo vemos a Cristo:
* Como el curandero (solo porque puede sanar mis dolencias)
* Como el milagrero (porque esperamos algo especial)
* Como mi sello cultural
* Como una visita "Está usted en su casa" (aunque sepamos que no es así)
* Como tu Rey, amo y Señor de tu vida
Una cosa tenemos clara: que la entrada triunfal de Jesús a tu vida deberá traer como resultado un cambio radical; ese cambio radical que te permite estar dispuesto a buscar y aceptar la dirección del Señor en todos los aspectos de tu vida; ese cambio radical que te permite consagrarte al servicio del Señor; ese cambio radical que te permite no incurrir en acciones que contradicen la voluntad de Dios; ese cambio radical que te induce a amar a Dios, amando al prójimo.
Dice la escritura: "Las cosas viejas pasaron, he aquí, todas son hechas nuevas" 2 Co. 5:17
Hermano: ¿En verdad las cosas viejas pasaron?
¿En verdad todas han sido hechas nuevas?
Piensa en tus hábitos, tus costumbres, tus acciones, tus debilidades, tus temores, tus defectos; ¿las cosas viejas pasaron?
Si tu respuesta es no, es posible que Cristo no haya tomado aún el control absoluto de tu vida.
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