21

El panel nº 1 de As Chans do Rapadouro (Chandebrito, Nigrán)

1. Introducción.

    En los artículos anteriores sobre algunos paneles de los petroglifos gallegos, hemos dejado sentada nuestra convicción de que el corpus de lo que convencionalmente se viene llamando Arte Rupestre gallego está en realidad constituido por grabados realizados en sucesivas etapas artísticas, las cuales pueden coincidir en un mismo campo inscultórico. Pero también, un panel iintegrado por motivos similares tipológicamente, no siempre fue elaborado de una vez, sino, que en muchos casos, lo que actualmente vemos es el resultado de varias adiciones, más o menos cercanas en el tiempo, adscritas a un mismo impulso cultural, pero distintas en suma.
  ,  Somos conscientes de la complejidad y de la trascendencia de la hipótesis desprendida de estos estudios iniciales, por lo que creemos conveniente, antes de seguir avanzando en sus consecuencias, seguir ofreciendo más datos acerca de este tema. Para ello, hemos elegido ahora un interesante panel localizado en As Chans do Rapadouro (Chandebrito, Nigrán), donde coinciden dos de las tipologías más características del Arte Rupestre gallego: combinaciones circulares y coviñas. Se trata con este ensayo de establecer las relaciones de cronología relativa que rigen esta convergencia.
    El panel nº 1 de As Chans do Rapadouro es conocido ya desde hace muchos años siendo publicado por FJ. Costas Goberna y otros en 1985 (Los petroglifos del Litoral Sur de la Ría de Vigo), y más recientemente en 1997 una obra conjunta sobre la parroquia (J. Bernardino costas, X. Groba y M. Vaqueiro: Os primeiros campesiñosen "Historia de Chandebrito"). Este panel se inserta en un ámbito muy rico en en manifestaciones rupestres que son detalladamente recogidas y estudiadas en ambos libros.

Plano del panel nº 1 de As Chans do Rapadouro (Chandebrito, Nigrán).

2. Descripción del panel.

    El panel nº 1 de As Chans do Rapadouro está integrado por cuatro combinaciones circulares ligadas por líneas, y ocho dispersas, algunas de las cuales semejan formar agrupaciones de dos elementos al encontrarse muy próximas entre sí. Estos grabados se parcticaron sobre una roca granítica en forma de lastra de aspecto cuadrangular de 1'7 m. por 1'5 m. La superficie insculturada es de tendencia alisada, pero ligeramente ondulada, conformando un plano inclinado hacia el E. en un 15 % aproximadamente.

2.1. Las combinaciones circulares.

    En el centro superior de esta superficie fue grabada una combinación circular de 45 x 42 cm. de diámetro (círculo nº 1). Posee este diseño 4 anillos concéntricos y una covilña central tenue, de 40/3 mm. Desde esta coviña central parten dos surcos largos: uno (línea a) describiendo un trazado con curvas muy acusadas enlaza con la coviña central de la combinación circular nº 2; el otro surco línea b, después de discurrir rectilíneamente sobre la roca siguiendo la pendiente, con dirección SE., en su remate final va perdiendo intensidad y acaba por confundirse con trazos de difícil definición (forma nº 4). Esta combinación circular fue realizada aprovechando una especie de ligera protuberancia circular a modo de mamilo apenas perceptible, en cuya cima se grabó la coviña central, y a continuación delimitándola, los primeros anillos del motivo. Otro rasgo interesante de esta combinación circular se define por lo que denominamos gradiente anular, es decir, la achura y profundidad (en otras palabras, la relevancia o aspecto) con que fueron tallados los anillos decrece desde el anillo exterior hacia el más interno: el anillo externo fue grabado más vigorosamente que el siguiente, y éste a su vez más que el posterior, y así sucesivamente hasta el más próximo a la coviña central, ya más difícil de leer.
    La combinación circular nº 2 también fue insculpida aprovechando un mamilo natural de la superficie, aunque en este caso, es de composición un tanto irregular. El círculo mide 34 cms. de diámetro, y asimismo cuenta con coviña central de 30/2 mm. y cuatro anillos concéntricos. A su centro llega el surco ondulante ya mencionado, y consta un segundo surco (línea c), el cual igualmente partiendo de su centro, y después de describir varias curvas concluye en un pequeño óvalo (forma nº 3). En el círculo nº 2 el gradiente anular es parcial: el anillo exterior sigue siendo el más relevante, mientras que los internos muestran todos unas características técnicas afines, pero en suma, ofrecen una menor intensidad visual que el externo.
    Por último existe otro círculo simple, de un solo anillo, con coviña central (el nº 3) enlazado con un surco (línea d) con la combinación circular nº 1, y al tiempo presenta otro breve trazo que no lo liga aparentemente con ningún otro grabado.

2.2. Las coviñas.

    En este panel hemos identificado hasta ocho coviñas. Como se sabe este elemental motivo se obtuvo por la percusión continuada sobre un mismo punto de la roca, teniendo como resultado la consecución de una forma de apariencia hemisférica, aunque, en realidad la profundidad de este diseño siempre queda muy lejos de su diámetro en superficie.
    Con el vocablo coviñas se alude en el Arte Rupestre galllego a un tipo de paneles constituidos básicamente por fositas de esta clase, en cantidad muy variable, que oscilan desde un único representante, hasta varias decenas. Claro está que esta modalidad de grabado puede integrar otros dibujos, como por ejemplo, el centro de combinaciones circulares, los ojos de un animal, o los remaches de un arma. También en estos casos son coviñas desde un punto de vista morfológico. Sin embargo, en estos últimos supuestos la coviña es un elemento de un diseño más complejo, y si bien goza de autonomía significativa, su función semántica sería absurda si no se complementase con el resto de la estructura. También los anillos de una combinación circular o los trazos que conforman las patas, el lomo o la cuerna de un cervídeo son en esencia meros surcos, pero nadie confundiría simbólicamente estos surcos con los ofrecidos por paneles, donde los trazos aparecen sólos y no describen ninguna figura reconocible.
    Con las coviñas sucede algo semejante. Todos los investigadores del Arte Rupestre gallego se han fijado en el hecho, de que si bien, estos motivos podían aparecer perteneciendo a formaciones gráficas de mayor relieve, era muy frecuente encontrar paneles constituidos única o mayoritariamente por agrupaciones de coviñas aisladas. Ante esta permanente realidad, a nadie se le escapó la impresión de que estos petroglifos eran diferentes a los otros más normales de combinaciones circulares o cuadrúpedos. Consciente o inconscientemente fue norma generalizada buscarle una explicación cronológica diferente que respondiese al insistente hecho de la proclividad a no aparecer asociados con los motivos tradicionales. Es así cómo se fraguó la creencia de que las petroglifos de coviñas, en líneas generales, al menos, cuando no compartían panel con las motivos tenidos ya por prehistóricos, pertenecían a épocas plenamente históricas, y se ligaba su grabación con demarcaciones jurisdiccionales de diversa índole. Sin embargo, el tema era mucho más complejo, pues tampoco a nadie se le escapaba que en numerosos paneles, junto con las figuras normales también se cosntataba la presencia de algunas coviñas, como es el ejemplo de As Chans do Rapadouro 1 que ahora nos ocupa. Este problema lo solventó la investigación de los años setenta y ochenta del siglo XX atribuyendo una cronología medieval a los petroglifos de coviñas aislados, siguiendo las tesis de J. Ferro Couselo (1950) en su obra Los petroglifos de término. Para la investigación tradicional, en el primer supuesto las coviñas estaban asociadas (en puridad, simplemente compartían panel), y en consecuencia se les otorgaba una identidad cronológica y cultural con los motivos de los que se acompañaban.
    Es evidente para quien haya estudiado profunda y seriamente el Arte Rupestre gallego que este planteamiento es insostenible. En efecto, si se admite que los petroglifos de coviñas aislados integran una realidad cultural distinta, al margen de cualquier precisión cronológica, no nos explicamos cómo se puede creer que cuando se grabasen este tipo de motivo no se utilizase paneles con figuras pertenecientes a otras épocas anteriores. Por ejemplo, esta circunstancia es similar a la acontecida respecto a las cruces, consideradas también de tiempos ya plenamente históricos, y sin embargo, aún a pesar de que muchos paneles con combinaciones circulares cuentan asimismo con cruces, a nadie se le ocurrió pensar en la contemparaneidad de ambos motivos. En conclusión, la explicación de este absurdo proceder estriba en la superficialidad y escasa preocupación de los investigadores tradicionales del Arte Rupestre, más atentos a otras cuestiones ajenas a su estudio, y más en la línea de la resolución de intereses personales.

    Volviendo a las coviñas aparecidas en el panel nº 1 de As Chans do Rapadouro, vemos que éstas se distribuyen diseminadas por la superficie del campo inscultórico, y no da la impresión de que formen una unidad compositiva entre ellas, pues se disponen muy distantes unas de otras. No obstante, en dos casos, vemos sendas coviñas muy próximas entre sí, por lo que no sería de extrañar algún tipo de asociación significativa. En líneas generales, se trata de pequeñas unidades que no superan los 4-6 cms. de diámetro por menos de 1 cm. de profundidad. Como vemos se diferencian tipológicamente de las coviñas centrales descritas en las combinaciones circulares.
    Excepto en un caso, las restantes siete coviñas se localizan muy próximas a las combinaciones circulares, cuando no físicamente adheridas, o incluso, inmersas en sus anillos. Un análisis detenido de estas asociaciones, nos permitirá comprobar cómo las coviñas, en realidad están siempre superpuestas a los trazos anulares. Es decir, las combinaciones circulares fueron grabadas con anterioridad.

Superposiciones de motivos en As Chans do Rapadouro 1
(señaladas con flechas).

2.3. Los trazos vinculantes.

    Las combinaciones circulares de As Chans do Rapadouro 1 se acompañan de largos surcos los cuales, salvo en un supuesto, las vinculan entre sí. Esto no es nuevo en los círculos, y se ha observado repetidamente que existen fundamentalmente dos tipos de líneas asociadas a los motivos circulares: mientras unas ponene en contacto unas combinaciones circulares con otras, o con otros diseños, constan casos en los que trazos originados en la coviña central o en el anillo externo del círculo, tras discurrir sobre la superficie de la roca, bien concluyen en un accidente morfológico de ésta (sea una pila, una dicalasa, o incluso el borde mismo de la roca), o rematan más o menos en las cercanías sin asociarse aparentemente a ningún motivo gráfico. Este tipo de líneas se conocen en el lenguaje del Arte Rupestre gallego con la etiqueta de surcos de salida. Sobre ellos ya hemos hablado al ocuparnos del panel nª1 del Coto da Rapadoira (Sacos , Cotobade). Ya hemos indicado más arriba que estas líneas no deben confundirse con otro tipo de motivo constituido únicamente por surcos largos, curvos, ondulantes o rectilíneos, los cuales al no contar con motivos diversos e integrar paneles autónomos deben ser entendidos de diferente manera. Sin embargo, dado que las líneas del panel de As Chans no son autónomas, la razón de que abramos un epígrafe diferente estriba en la realización de un estudio más detallado de la relación gráfica de estos elementos con los círculos que complementan.
    Se han identificado hasta 4 líneas, señaladas en el plano con las grafías a,b,c,d. El surco b fue grabado desde la misma coviña central del círculo 1. Este trazo fue vigorosamente insculpido, poseyendo mucha más relevancia que los anillos del círculo. Se observa además que éstos se inhiben ante su presencia. Una circunstancia semejante se comprueba con el surco c. es decir, los anillos se interrupen y dejan un espacio a modo de pasillo por el que discurre aquél. Esta concepción de los surcos de salida es idéntica a la que hemos estudiado en el panel nº 1 de O Coto da Rapadoira.
    Muy diferente fue la idea de grabado del surco a. En este caso, el trazo describe una dirección muy caprichosa. Asimismo, se origina y acaba en las coviñas centrales de los círculos nº 1 y nº 2. Sin embargo, este surco en su insculturación fue superpuesto a los anillos de los respectivos círculos, interrumpiéndolos bruscamente. La diferencia estilística de esta línea con las otras es manifiesta, lo cual nos lleva a considerar la posibilidad de que su factura se realizase con posterioridad a la grabación de ambos círculos.

3. Estudio iconográfico

    Una vez más observamos como un sencillo panel, ante el cual, muchos investigadores lo interpretarían cultural, cronológica y significativamente de un modo unitario, nos arroja empero una compleja realidad tan pronto lo analizamos pormenorizadamente, lo cual nos conduce a ser muy cautos a la hora de elaborar síntesis interpretativas. En este apartado trataremos de articular los datos extraídos del estudio previo en un discurso coherente en la medida de lo posible.
    Sin lugar a dudas, los motivos más antiguos de este panel son los círculos 1 y 2, así como sus respectivas líneas asociadas b y c. Ambas combinaciones circulares son muy semejantes morfológica, técnica e iconográficamente: fueron realizadas con sumo esmero siguiendo un criterio estético semejante, ocupando mamilos apenas perceptibles de la superficie de la roca, y con una plasmación de la relación surcos de salida/anillos idéntica. De todos modos, la combinación circular nº 1 ocupa una posición más céntrica en la roca, aunque este dato no sea de especial interés.
    Ambas combinaciones circulares están claramente asociadas por el trazo a. Esto no es raro en los petroglifos de círculos en Galicia, pero en el presente panel, tal vinculación nos ofrece muchas dudas en el sentido de si fue este surco obra de las mismas manos que grabaron aquellos círculos, o si bien, no se tratará de un añadido posterior. La idea no es en absoluto descabellada, pues en esencia es muy parecida a la que hemos indicado en los análisis de los paneles nº 3 de O Ramallal y en el nº 1 del Coto da Rapadoira, si bien en estos casos las asociaciones de motivos extemporáneos eran otros. Como ya hemos visto en el caso de O Ramallal, tal añadido posterior, en absoluto indica a priori una posterioridad cultural, sino sencillamente una enmienda.
&nsbp;   Esta posibilidad choca frontalmente con la creencia tradicional de que los paneles de Arte Rupestre se realizaban de una vez, tras un minucioso planteamiento previo. No sólo se cerraban totalmente las puertas a la lógica expectativa de la estructuración en fases culturales de los diseños heterogéneos morfológicamente, sino también a la eventual acumulación de motivos, grabados y asociaciones elaboradas a posteriori, pero dentro de un mismo horizonte. No es ésta una vana preocupación, pues como se puede ver, cuando se estudian detalladamente los paneles con numerosos grabados, hay poderosos indicios que nos mueven a pensar en esta dirección. En realidad, en el panel de As Chans do Rapadouro, no sólo creemos en que la asociación de los círculos 1 y 2 mediante el surco b se preparó más tarde que aquéllos, sino también, que el círculo nº 3, aún figurando asociado al círculo nº 1 por la línea d, siendo tipológica y técnicamente muy diferente a los nº 1 y 2, no sería imposible que también fuese un añadido ulterior.
    En lo que respecta a las coviñas de As Chans do Rapadouro, se observa con claridad varias de elllas superpuestas a anillos, y surcos asociados a las combinaciones circulares precedentes. No puede caber la más mínima duda de su reciedumbre en consideración con los restantes motivos. Conocemos otros muchos paneles donde se producen superposiciones semejantes, e incluso hay casos donde podemos aplicar criterios de estratigrafía horizontal, observando como las combinaciones circulares ocupan, o los centros de los paneles, o se sitúan en los lugares operativos preferentes de las rocas, apareciendo las agrupaciones de coviñas en áreas marginales en relación con aquéllas.
    Estos hechos son suficientes para suponer que las coviñas, en base a su morfología completamente distinta a la de los círculos constituye una etaba artística posterior. La convicción de la existencia de una época cronológica en la cual fue frecuente la insculturación de petroglifos de coviñas, procede de la constatación ya mencionada de habernos encontrado con al menos tres centenares de paneles en el área del Sur de la Ría de Vigo donde el único motivo son las coviñas. Este tipo de petroglifos, son abundantísimos por todas partes, pero dada su simpleza gráfica, a parte de la maldición que sobre ellas cayó tras los estudios de J. Ferro Couselo, raramente aparecen en las catalogaciones de Arte Rupestre gallego. Y sin embargo, si quisiéramos caracterizar lo rupestre en Galicia, por mucho que nos pese, primero habríamos de comenzar por aludir a las coviñas, y dejar para último lugar, armas, antropomorfos y otros, es decir, precisamente, a la inversa de como se estuvo presentando internacionalmente nuestro Arte Rupestre.

Vigo, a 9 de Marzo del 2001

[PÁGINA PRINCIPAL]

[ÍNDICE DE ARCHIVOS]

[Índice temático
PETROGLIFOS]