ESTATUS DE LAS POBLACIONES DE CANGREJOS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA 


P. J. Gutiérrez-Yurrita (1), J. M. Martínez, M. Ilhéu (2), M. Á. Bravo-Utrera, J. M. Bernardo and C. Montes
(1)Departamento de Ecología, Universidad Autónoma de Madrid, Spain
(2)Departamento Ecologia, Universidade de Évora, Portugal 

1. Introducción

   Se cree que los límites de la distribución natural actual de los Astacidae europeos es mucho más amplia de lo que realmente debería ser, ya que existe constancia de su introducción deliberada en Suecia en el siglo XVI y su presencia en muchas zonas de las Islas Británicas, Escandinavia, Norte de Alemania o incluso la Península Ibérica puede deberse al hombre (Machado, 1931; Abrahamsson, 1973; Albrecht, 1983; Hobbs (Jr), 1988).

   De todas formas, se puede considerar que en la Península Ibérica (PI) sólo existe una especie de cangrejo Austropotamobius pallipesautóctono, el cangrejo de patas blancas. Austropotamobius pallipes (Lereboullet) ha sido citada previamente en la PI bajo otras denominaciones: Astacus fluviatilis torrentium (Machado, 1931) y Astacus fluviatilis lusitanicus (Mateus, 1934), actualmente sinonimias de Astacus astacus (Linnaeus) y Astacus pallipes lusitanicus (Mateus, 1937), lo que ha dado lugar a confusiones acerca de la presencia de otros taxones diferentes a Austropotamobius pallipes lusitanicus.

   La principal causa que explica la desaparición y/o reducción del número de poblaciones de A. pallipes en la PI está asociada a la pérdida de su hábitat y contaminación del agua de los ríos donde habita en primer lugar, y posteriormente a la plaga del cangrejo (Gaudioso, 1977; Riera, 1982; Sánchez, 1982; Muez & Muez, 1988; Diéguez & Rueda, 1994; Carral et al., 1994; Anastácio & Marques 1995; Bernardo & Ilhéu, in press). Esta plaga, o afanomicosis, producida por el hongo Aphanomyces astaci (Schikora) fue introducida en Europa en 1860 por cangrejos del género Orconectes limosus (Rafinesque) importados a Italia desde Norteamérica (Westman & Westman, 1992; Mazzoni & Minelli, 1996). Este hongo es endémico de los cangrejos americanos que son, la mayoría de ellos, inmunes a su efectos en contraste con las especies europeas, que son muy sensibles (Unestam, 1975; Gydemo, 1992). La enfermedad se transmitió rápidamente por todo el continente europeo, ayudada por los movimientos y actividades humanas (botas y equipos de pesca infectados con esporas, repoblaciones con lotes de cangrejos infectados) diezmando las poblaciones autóctonas de cangrejos europeos (Serres et al., 1985). También, aunque se sabe que el cangrejo de río es el único huésped que posee este hongo, los peces actúan como vectores pasivos de la enfermedad. La proliferación por toda Europa de piscifactorías de truchas arco iris (Oncorhynchus mykiss (Richardson)), ha contribuido a ampliar el área de distribución del hongo (Holdich & Reeve, 1991).

   En este contexto y debido a la continua reducción de la densidad y área de distribución de las especies europeas de cangrejos de río frente a una constante y fuerte demanda en los mercados de este producto, hizo que desde muy antiguo se planteara en muchos países europeos la posibilidad de introducir en sus aguas especies americanas con requerimientos ecológicos similares o simplemente resistentes a la enfermedad (Huner 1988; Hobbs et al., 1989;). Hay que tener presente que estos cangrejos, en Europa, a diferencia de América del Norte, tienen un gran valor económico al ser considerado una comida de lujo.

   Algunos países como España y Portugal quedaron curiosamente fuera del área de distribución de la afanomicosis hasta tiempos recientes, debido a que la introducción de cangrejos exóticos no se llevó a cabo hasta después de la mitad de este siglo. Se cree que la afanomicosis llegó a España en 1958, cuando se detectaron grandes mortalidades de cangrejos, aunque éstas siempre estuvieron asociadas a factores de estrés en las aguas (Serres et al., 1985; Carral et al., 1993; Diéguez & Rueda, 1994, Bolea, 1995; entre otros). La asociación de estas mortalidades con la plaga del cangrejo se debe a que por esas fechas se intentó introducir A. astacus en la cuenca del río Duero (Gutiérrez, 1964). Posteriormente, en 1964, 1975/76 volvieron a detectarse elevadas mortalidades del cangrejo autóctono en los ríos Iregua (La Rioja) y Ucero (Soria) sin que tampoco se comprobara que la afanomicosis fuese el agente causal (Gaudioso, 1977; Cuéllar & Coll, 1983). El primer registro confirmado de A. astaci en España fue registrado en 1977 (Cuéllar & Coll, 1983).

  Procambarus clarkii En la actualidad, y debido a la intensidad y continua expansión de la afanomicosis por España, asociada a la expansión del cangrejo rojo Procambarus clarkii (Girard) (Gaudioso et al., 1987) introducido en 1973 (Habsburgo-Lorena 1979) y del cangrejo señal Pacifastacus leniusculus (Dana) introducido en 1974 (Habsburgo-Lorena 1979), ha hecho que al cangrejo de patas blancas se le considere como una especie amenazada y en peligro de extinción (Wells, et al., 1983; Gaudioso et al, 1987; Carral et al., 1993). Portugal presenta relictos de sus poblaciones naturales de cangrejo autóctono en pequeños ríos del NE (Trás-os-Montes) y sólo en pocas localidades se asocia la desaparición de A. pallipes a la afanomicosis o a la presencia del P. clarkii (Peixoto et al., 1996; Bernardo & Ilhéu, in press.). Actualmente A. pallipes se encuentra protegido por varias directivas y convenios internacionales (Rosas et al., 1992; Boon et al., 1992; Groombidge, 1993) ya que se considera una especie amenazada a nivel mundial (Maitland, 1996).

   Diversas especies de cangrejos (tres de Norteamérica, dos de Europa y una de Australia) han sido introducidas en la PI con diferente grado de éxito: A. astacus (1956, 1963/64), sin éxito; P. clarkii (1973/74), con gran éxito; Procambarus zonangulus (Hobbs & Hobbs) (1974), aparentemente sin éxito; P. leniusculus (1974), con éxito considerable; Astacus leptodactylus Eschscholtz (1975), sin éxito; Cherax destructor Clark (1983), con éxito en su lugar de introducción. Aunque hay un informe donde se indica que hubo un intento de introducción de Orconectes limosus (Rafinesque) procedente de Francia, no se tiene nada claro y hasta la fecha no se han encontrado ejemplares de dicha especie. De esta forma, sólo se han naturalizado P. clarkii, P. leniusculus y Ch. destructor, de las cuales, la primera presenta una explotación comercial intensa, la segunda se utiliza erróneamente para repoblar los ríos donde están mermadas o han desaparecido las poblaciones de A. pallipes y la tercera se utiliza para pesca deportiva local (Habsburgo-Lorena, 1979; Algarín, 1980; Ramos & Pereira, 1981; Ocete & Lopéz-Sánchez, 1983; Gaudé III, 1986; Bruxelas, 1986; Sall-Reina & Vergara-Martin, 1990; Almaça, 1990; Carral et al., 1993; Adão & Marques, 1993; Montes et al., 1993; Correia 1994; Correia & Costa 1994; Bolea, 1995; Bernardo & Ilhéu, in press; entre otros).

   De las especies de cangrejos en la PI, P. clarkii es quizá la que más atención ha recibido desde un punto de vista ecológico y pesquero (Habsburgo-Lorena, 1979; 1986a,b; López & Fernández, 1980; Algarín, 1980;1981; Algarín & Habsburgo-Lorena, 1983; Algarín & Librero, 1988; Ramos & Pereira, 1981; Sánchez, 1982; Ocete & Lopéz-Sánchez, 1983; Gaudé III, 1983; 1986; Gállego & Ocete, 1985; Bruxelas, 1986; Torreblanco et al. 1987; Escosa, 1990; Correia 1990; 1993; Asensio, 1991; Soto, 1992; Anastácio, 1993; Adão & Marques, 1993; Montes et al., 1993; Bravo et al., 1994; Gutiérrez-Yurrita et al., 1994; Ilhéu & Bernardo, 1993,a,b; 1995; Correia & Costa 1994; Correia & Ferreira, 1995; Anastácio & Marques, 1995; Gutiérrez-Yurrita, 1997; Gutiérrez-Yurrita et al., 1997; Gutiérrez-Yurrita et al., 1998; Gutiérrez-Yurrita et al., in press, a,b; Beroiz, in press; por citar algunos).

   Por otro lado, A. pallipes y P. leniusculus han sido objeto, principalmente, de estudios acuiculturales para repoblación y conservación la primera y para repoblación la Pacifastacus leniusculussegunda (Cuellar & Coll, 1983; Celada et al., 1984; 1986; Celada & Gaudioso, 1985; Temiño et al., 1986; Celada, 1987; Almaça, 1989; 1990; Coll-Morales, 1988; Álvarez et al., 1989; González et al., 1992; 1993; Carral, et al., 1994). A. pallipes también ha sido objeto de estudio con fines estadísticos pesqueros y para conocer el estatus de sus poblaciones en la Península Ibérica (Pardo 1951; Gaudioso & Vigil, 1976; Gaudioso 1977; Muñoz, 1978; Fuente, 1982; Diéguez & Rueda 1994; Bernardo & Ilhéu, in press)

   En este artículo se hace una breve revisión del estatus de las poblaciones de cangrejos en España y Portugal, poniendo especial énfasis en P. clarkii, ya que es la especie más extendida en estos países, la que más incidencia ha tenido en los ecosistemas que ha invadido y la única con potencial pesquero a gran escala. Finalmente, se proponen medidas de conservación para la especie autóctona y de gestión para las invasoras, con la finalidad de obtener el máximo provecho de una situación adversa. 


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