ESTATUS DE LAS POBLACIONES DE CANGREJOS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA 


P. J. Gutiérrez-Yurrita (1), J. M. Martínez, M. Ilhéu (2), M. Á. Bravo-Utrera, J. M. Bernardo and C. Montes
(1)Departamento de Ecología, Universidad Autónoma de Madrid, Spain
(2)Departamento Ecologia, Universidade de Évora, Portugal 

2. Austropotamobius pallipes

   La distribución natural del cangrejo autóctono (A. pallipes) se restringe a la parte centro-norte de la península, con algunos puntos muy concretos en el sur y sur-este (Granada, Córdoba, Jaén y Murcia). Las características esenciales de su hábitat son ríos y arroyos de corriente suave e incluso encharcada, de agua clara y fría (16-20°C máxima), rica en carbonato de calcio y de potasio (Torre-Cervigon & Rodríguez-Marques, 1964; Muñoz, 1978; Serres et al., 1985; Bolea, 1995). La alta necesidad por el calcio que manifiesta esta especie parece ser que lo ha restringido a la parte calcárea de la península, siendo muy rara su localización en la península silícea (Torre-Cervigon & Rodríguez-Marques, 1964; Gaudioso & Vigil, 1976). La presencia natural de A. pallipes en los lugares silíceos de la península como son las provincias españolas de Badajoz, Lugo y Orense se debe a introducciones y reiteradas translocaciones de esta especie, mientras que en los ríos Angueira, Tortulhas y Sever (Portugal), se puede deber a que estos ríos comienzan en territorio calizo y todavía llevan sus aguas grandes cantidades de calcio en disolución.

   La reducción substancial de las poblaciones de A. pallipes comienza en la década de los 50´s, cuando se incrementa su importancia gastronómica y cultural. Es por estas fechas cuando Torre-Cervigon & Rodríguez-Marques (1964) redactaron un documento donde mencionan que de continuar la sobre-explotación de este recurso, sus poblaciones se verán seriamente dañadas, fenómeno que podría acentuarse debido a la acelerada transformación que está sufriendo su hábitat como consecuencia de la industrialización, de la construcción de presas y embalses, de la canalización de los cauces de los ríos, del aumento en el uso de insecticidas, fertilizantes, detergentes y de otros contaminantes del agua. Finalmente, con la llegada de la peste del cangrejo a la PI se aceleró enormemente el proceso de extinción del cangrejo autóctono (Bolea, 1995; Bernardo & Ilhéu, in press). En la Figura 1a, se muestran las zonas que a principios de los 60 (Torre-Cervigon & Rodríguez-Marques, 1964) y mediados de los 70 (Almaça, 1990) presentaban mayor abundancia de cangrejo autóctono en España y Portugal respectivamente.

   Por los motivos anteriores, la actual distribución del cangrejo autóctono ha quedado relegada a las partes más altas de los ríos, incluso a altitudes en las que no se habían encontrado antes (superiores a 1100m), como es el caso de tres poblaciones localizadas en la provincia de Aragón, España (Bolea, 1995). Este mismo autor ha descrito poblaciones de cangrejos con densidades máximas de 4 ind/m2 en la cuenca del río Matarraña, lugar donde la especie fue introducida a principios de este siglo. En la provincia de Teruel, España, se encuentra la mayor cantidad de tramos fluviales con A. pallipes, a pesar de la envergadura de la peste del cangrejo acontecida entre 1979/80 (Bolea, 1995). La reducción actual del número de poblaciones en Aragón se explica más por el deterioro del hábitat y la sequía que por la afanomicosis (Bolea, 1993). De igual forma, la presencia de A. pallipes en otras zonas de España, como el País Vasco, Castilla-León, Castilla-La Mancha, La Rioja y Cordoba está restringida a pequeños arroyos en las partes más altas de los sistemas fluviales (Habsburgo-Lorena, 1979; Muñoz, 1978; Riera, 1982; Fuente, 1982; López-Fernández & Infante-Miranda, 1982; Ayerra et al., 1985; Muez & Muez 1988; Aldabe, 1991; Carral et al., 1993; Diéguez & Rueda 1994; L. Bolea, com. pers; F. Alonso, com. pers.; A. Rallo, com. pers.). En la Figura 1b se muestran las áreas con mayor abundancia de cangrejo autóctono entre 1979 y 1986 (Riera 1982; Almaça, 1990); mientras que la Figura 1c presenta la distribución aproximada de A. pallipes en la actualidad (Bernardo & Ilhéu in press; L. Bolea, com. pers.).
   En Portugal la situación es muy similar a la de España. Las causas que explican la reducción de las poblaciones y del número de individuos de las poblaciones de A. pallipes son la degradación y pérdida del hábitat así como a la eventual aparición de la afanomicosis (Bernardo & Ilhéu, in press). Sólo la reducción de las poblaciones del cangrejo autóctono en 1986 en el río Angueira y su desaparición total del río Sever puede relacionarse con la aparición del cangrejo rojo, ya que esta última especie llevó la peste del cangrejo a Portugal (Peixoto et al., 1996; Bernardo & Ilhéu, in press). Sin embargo, gracias a diversas campañas de repoblación se han mantenido algunas poblaciones de A. pallipes, principalmente en las cuencas hidrográficas del río Duoro, Tejo y Mondego. En la actualidad las poblaciones más densas se encuentran en la cuenca del río Sabor, en la región de Tras-os-Montes (Bernardo & Ilhéu in press) (Fig. 1c.).
 

2.1 Amenazas

   Como se vio en el apartado anterior, las principales amenazas para la supervivencia de A. pallipes en la PI son la sobre-explotación, la pesca furtiva, el deterioro y la pérdida de su hábitat y la peste del cangrejo.

   Respecto a la situación actual de la afanomicosis y del cangrejo autóctono en España, existe mucho desconcierto, lo que quizá esté dificultando la preservación y recuperación de las poblaciones del cangrejo autóctono, a pesar de la revisión de este tema hecha por Cuéllar & Coll (1981) para España y de la literatura actualizada donde se informa de los logros en la recuperación de las poblaciones del cangrejo autóctono debido a la detención de la peste del cangrejo (Smith & Söderhäll, 1986; Skurdal & Taugbol, 1991; Alderman, 1993). En la Figura 2 se presenta la distribución de la afanomicosis en la PI. Al contrario de lo que se recomienda y sucede en otros países de Europa para no introducir especies exóticas de cangrejos (en este caso P. leniusculus) y de lo que dice la información más actualizada en relación con la peste del cangrejo (Cerenius & Söderhäll, 1984; 1992; Smith & Söderhäll, 1986; Gydemo, 1992; Huner, et al. 1992; Holdich & Rogers, 1995; Mailtland, 1996), en España, la mayor parte de los esfuerzos se centran en repoblar con P. leniusculus, transgrediendo las medidas acordadas en el Convenio de Berna, en la Directiva Hábitat de la Unión Europea (Boon et al., 1992) y del Comité permanente de Europa reunido en Francia (1989), donde se estableció que queda terminantemente prohibida la introducción y/o tanslocación de especies exóticas en el medio natural. Hay dos razones básicas por las cuales no se cumplen estas disposiciones en España, la primera radica en la creencia, sin fundamento científico, de que con la presencia del cangrejo señal se puede detener el avance del cangrejo rojo, especie vectora de la afanomicosis y gran competidora por el hábitat y otros recursos del cangrejo autóctono, sin tomar en cuenta que el cangrejo señal, además de no haber probado ser una barrera para el avance del cangrejo rojo (Goldman, 1973; Lowery & Holdich, 1988; J. Arrignon, com. pers.), tiene los mismos efectos devastadores que él (Unestam, 1973; Persson & Söderhäll, 1983; Lowery & Holdich, 1988; Gydemo, 1992; Diéguez & Rueda, 1994). La segunda razón parte de la antigua creencia de que el cangrejo señal es un supuesto "sustituto ecológico" del cangrejo autóctono (Abrahamsson, 1973; Goldman, 1973), sólo porque puede ocupar hábitats semejantes (Vandermeer, 1972; Chesson, 1991).

   Es importante señalar que aunque en los trabajos de Abrahamsson (1973) y Goldman (1973), se hace hincapié en que no se debe introducir ningún cangrejo exótico sin haber realizado estudios ecológicos de los ecosistemas que se alterarán antes de la introducción, en España este no ha sido el caso en ninguna de las introducciones, de tal forma que se desconoce el efecto que esto puede conllevar sobre la biodiversidad (Lawton, 1989; 1990; Covich, 1996), la redundancia de información genética en el ecosistema (Schindler, 1990; Guitay et al., 1996) y sobre la influencia de las especies claves e ingenieras en el efecto cascada de los ecosistemas (Lawton & Jones 1994; Harris, 1995), ya que toda introducción exitosa causa alteraciones en su funcionamiento, capacidad de respuesta ante las perturbaciones y estructura (Vitousek, 1990; Lodge, 1993; Williamson, 1996; Gutiérrez-Yurrita & Montes, in press). Hay que recordar que aunque puedan coexistir en espacio y tiempo A. pallipes y P. leniusculus, y sus nichos ecológicos se superpongan, presentan diferencias notables en cuanto a su dinámica poblacional (ver Lowery & Holdich (1988) y Laurent (1988); Blake & Hart 1993), resistencia a las enfermedades, ya que P. leniusculus además de ser vector de la afanomicosis, presenta otros parásitos no encontrados de forma natural en A. pallipes como Psorospermium haeckeli (Hilgendorf), organismo unicelular de origen incierto, posiblemente un hongo (Alderman & Polglase, 1988; Diéguez et al., 1993; Henttonen et al., 1997), eficiencias fisiológicas (Moshiri et al., 1971; Taylor & Wheatly, 1981; Mackêviciene, 1993; Whiteley et al., 1995), preferencias alimenticias e impacto sobre los macrófitos acuáticos (Matthews et al., 1993; Nyström et al., 1996), siendo en la mayoría de los casos P. leniusculus más eficiente, con mayor velocidad de crecimiento, más resistente a las enfermedades y más agresivo que A. pallipes. Por último, Laurent (1988) cita que las dos poblaciones pueden interactuar e incluso aparearse, lo cual reduce notablemente la eficiencia reproductora de las poblaciones silvestres de A. pallipes, ya que la descendencia no se desarrolla más allá del estado embrionario y el apareamiento es entre un macho de P. leniusculus y una hembra de A. pallipes.

   Además, con la falta de control sanitario de los ejemplares con los que se intenta repoblar de cangrejos los ríos, lo que se hace es extender más la afanomicosis, a este respecto Diéguez ha detectado la presencia de A. astaci en cangrejos utilizados para la repoblación (Diéguez & Rueda, 1994), de esta forma, se mantiene siempre la presencia de zoosporas de A. astaci en el medio, potenciando el fenómeno conocido como emergencia zoospórica repetida (Cerenius & Söderhäll, 1984). Actualmente se sabe que si se deja un tiempo prudencial sin cangrejos vectores de la peste los ríos asolados por A. astaci, las posibilidades de tener éxito en las repoblaciones con cangrejo autóctono son muy altas (Smith & Söderhäll, 1986; Holdich & Reeve, 1991; Skurdal & Taugbol, 1991; Gydemo, 1992; Alderman, 1993; Maitland, 1996).

   De lo anterior se desprende que evitando la introducción y translocación de especies exóticas y cumpliendo con las normativa europea es posible recuperar las poblaciones del cangrejo autóctono.
 

2.2 Producción

   Existe bastante desinformación acerca del número de individuos de las diversas poblaciones de cangrejo autóctono, tanto por la Administración del Estado Español como por la Administración pública de las Comunidades Autónomas. Sólo algunas comunidades tienen gente especializada en este tema para dar seguimiento a las poblaciones de cangrejos (Castilla-León, País Vasco, Castilla-La Mancha, Aragón y Navarra). El Ministerio de Agricultura Pesca y Caza no tiene registradas todas las capturas procedentes de la pesca deportiva, por otro lado, el Ministerio de Medio Ambiente tampoco se preocupa por especies de poco valor económico.

   En la Tabla 1 se muestran los datos de producción en España de cangrejo autóctono en diferentes épocas. Debido a que en Portugal no se consume el cangrejo autóctono, no se tienen estimaciones al respecto. Se detalla en esta tabla la producción de la provincia de Burgos, ya que históricamente ha sido la más productora de esta especie.

Tabla 1. Producción anual en la provincia de Burgos (España) y en toda España de cangrejo autóctono (A. pallipes) en diferentes épocas.
 

 

Año
Lugar
m Tonnes
Nº. animales (miles)
Fuente
1935
Burgos
31.5
2,100.0
1
1962
900
60,000.0
2
1981
105.0
7,000.0
3
1962
Toda España
1,472.9
98,171.7
1
1974
855.0
27,600.0
4
1975
1057.0
34,100.0
4
1976
837.0
27,000.0
4
1977
778.0
25,100.0
4
1978
643.0
2,800.0
4
1979
519.0
31,800.0
4
1980
200.0
6,460.0
4
1981
540.0
36,000.0
2
1988
5.0
333.3
3
1996
<1
<66.7
5
 

(1)Pardo, 1951; (2)Torre-Cervigon & Rodríguez-Marques, 1964; (3)Fuente, 1982; (4) Ministerio de Agricultura, 1982; (5) FAO, 1989; 5J. M. Carral, com. pers.

   Resaltan en 1962 por orden de importancia debido a las divisas generadas por concepto de la pesca del cangrejo las provincias de Burgos (25 millones de pesetas), Guadalajara (6), Albacete (5), Cuenca (3.3), Ciudad Real (2.5) y Segovia (2), en resumen, el valor total en pesetas generado por esta actividad en toda España superó los 51 mill. (Torre-Cervigon & Rodríguez-Marques, 1964). Posteriormente, en un informe presentado en 1964 por el Servicio Nacional de Pesca Fluvial y Caza del Mº. de Agricultura, España, se menciona que las provincias con mayor potencial pesquero son Burgos y Palencia, seguidas de Ciudad Real, Guadalajara, Cuenca, Soria, Zamora, Segovia, Valladolid, León, Ávila, Navarra, Álava, Logroño, Zaragoza, Teruel, Salamanca, Madrid y Toledo. Durante la década de los 70 Burgos siguió siendo la provincia con mayor producción de cangrejos (Fuente, 1982). En la actualidad la provincia que sigue siendo la máxima productora de A. pallipes es Burgos (C. Temiño, com. pers.). De 1962 a 1965 se exportó cangrejo nativo a Francia, actividad que cesó a partir de 1966. Los precios de los cangrejos españoles en Francia eran más bajos que los precios de los cangrejos procedentes de Italia, debido, quizá, a que los cangrejos españoles eran utilizados básicamente para repoblación, mientras que los cangrejos italianos eran destinados a consumo humano (Vigneux, 1980).

   En un análisis detallado de la evolución en la producción de cangrejos, se aprecia cómo disminuyó drásticamente a partir de la aparición confirmada de la afanomicosis, es decir, a partir de la temporada de 1979, pasando de 519 a 200 toneladas. El aumento en la producción de 1980 se debió a un aumento en la presión pesquera, ya que el gobierno aumentó el número de licencias para pescar. También se ha observado que la talla media de captura de los individuos ha disminuido considerablemente, por ejemplo, en 1978 se obtuvieron 643 toneladas con 20.8 millones de animales, mientras que en 1981, se obtuvieron 540 toneladas con 36 millones de animales.
 

2.3 Situación actual

   Los efectos de la sobre-explotación y pérdida de hábitat por canalización de ríos, construcción de presas y contaminación se hacen evidentes en el descenso de la producción entre 1962 y 1978. Mientras que el efecto aditivo de la pesca furtiva y la peste del cangrejo se manifiesta de manera drástica a partir de finales de los 70 hasta la fecha, conduciendo las poblaciones de A. pallipes a su casi desaparición de la PI. La manera en que la Administración pública española ha afrontado este problema es muy variada:

   La actuación de la Administración pública portuguesa es la siguiente:

 
 

2.4 Propuestas de acción

   Las propuestas de acción para mantener e incrementar las poblaciones del cangrejo autóctono de la PI son similares en ambos países, centrándose en lo siguiente:

   El interés por preservar esta especie va en aumento poco a poco entre los científicos, astacicultores, consumidores de cangrejos y la población en general. Sin embargo, la velocidad con la que actúa la Administración pública para proteger esta especie es mucho más lenta que la tasa de extinción de la misma, de tal forma que si los trámites burocráticos no se agilizan, cuando estén listas las disposiciones públicas y se quieran cumplir, ya no habrá especie que proteger. 


   Página inicial
   Siguiente página
   Página anterior