Es un cofre de donde salen las criaturas de la noche, centinelas sonambulas cuyas garras van deshilando el velo que cubre mi rostro. Es el recinto donde me expando, donde me contraigo como un universo, donde la hemorragia de mi lipstick pinta manchas roschats sobre los labios seductores de Morfeo. Alli me pongo mas negra que las venus naciendo de las aguas del mar antropofago del Caribe, porque alli es donde secreto la melaza oscura del amor, bebo la ambrosia espesa de los secretos, ensayo repetidamente la fiera docil que soy, porque este es la cama que se repite como el mar, es el altar donde he de ensayar la ablusion de mi cuerpo, su entrega a los brazos de ese amante fugaz que me desmiembra como si fuese yo la hostia, como si la noche de papel fuese fragil, como si el fuese ese recien parido ser que mama mi isla.
Porque esta es la noche anterior a los angeles. Esta noche su garganta operatica entona las nanas pirotecnicas de las estrellas: a la nananita que se acueste desnuda, a la nananita, tendida que respire hondo, a la nananita que descalza alumbre y de a la luz, a la nana olvidada de Pilico* que ungida de semen reze el mantra de nuestro orgasmo, a la nananita que espere mientras se nos pasa el caracol encolerizado del desamor, hasta que se aceleren las horas de mentiras, sudor y risas y se nos fuguen los dias, hasta que las campanadas de las horas craqueen las mascaras de los cuerpos y se nos apague el holograma de la luz, las plumas de las sombras cerrando nuestros parpados. Que en la hora veinticinco se incendian las rosas de fuego de la zafra que se venden en cada esquina y se acaba ese paraiso en el carajo que queda al doblar la sabana del fin del mundo. Y en ese lecho de agujas y alfileres en donde las antepasadas son de viento y cenizas, que duerma la borrachera canibal de ese interminable dios.
I.
Asi las horas seguirian componiendo lo sucesivo del mar ?me daria cuenta? entonces ya el mar no seria este mar, sino la mascara plateada del tiempo. Los dias permanecerian inexplorados como una isla transfuga, ciega al gozo terrible de la apariencia (o inmutable ante la apariencia hermosa del gozo). Las ventanas abiertas de par en par dejarian entrever el vertigo encendido
del cielo.
II.
La noche descenderia suavemente intentando revelar el subterfugio de la pasion, su sonrisa delicada seduciendo a la ciudad y sus rutas centrifugas.
III.
?Sentiria aun el extenso placer de los que habitan su propio cuerpo como si fuese su propio laberinto o tanto mas, su contrario, su propia hoguera o la tabula rasa en donde se inscribe el porvenir?
IV.
Embriagada de tanta insula, de su verde fosforecencia, de sus colinas amontonadas,
de sus plazas y urbanizaciones eregidas sobre tanta codicia, de la boveda plomiza de su firmamento, ?yaceria sin apenas sospechar por ultima vez lo hermosamente fatal de esas conjunciones?. O lo fugaz conjugado en el vino, la lluvia, el sudor y la sangre.
V.
Sobrecogida de aliento, obligada a la entropia, a la heterotopia del mar y desdenada por los espejos, ?podria al fin saber que es el mundo?
VI.
Como si toda la vida entera hubiese sido la consecuencia del amor.
