Dimensión X


Viejos

Esta página fue visitada veces desde 01/05/98.



La Llorona (Enviada por Verónica Morresi)
En 1993 nos fuimos a vivir, mi marido y yo a Alvarez un pueblito de Santa Fe, Argentina. Una historia corría por todo el pueblo desde casi su fundación, una historia que para mi era totalmente fantástica. Todos crían que una persona, por las noches de la cuaresma se transformaba, con unias y todo y salía a llorar en las ventanas, rodeada de perros que aullaban al ritmo de su llanto desgarrador. Era según la leyenda alguien que todos conocían, que era muy buena persona (antes de transformarse), es decir de día era "tal" y por las noches de cuaresma se transformaba en LA LLORONA. Igualmente era inofensiva solo lloraba no hacía daño a nadie, me contaban, lo feo era oírla, ya que su llanto era definitivamente horrible. Era muy difícil creer todo lo que decían de la famosa llorona, aunque personas conocidas me daban fe de que era verdad, incluso otras me contaban que la habían escuchado y que la corrieron sin poder agarrarla. Durante la cuaresma el ánimo en Alvarez no es nada acogedor después de las 20 :00 hs solo los valientes salen a la calle.La casa donde vivíamos había sido de la abuela de marido, recientemente fallecida, el, desde chico acostumbraba a ir, entonces estaba habituado a toda esa onda extraña, Finalmente llegó la cuaresma, pese a mi antigua incredulidad, las noches habían pasado a ser aterradoras para mi, por el día unos contaban que funalito la había escuchado del otro lado del pueblo, otros que estaba cerca del cementerio, en fin pasó la cuaresma y gracias a Dios yo no había escuchado nada en ninguna de las noches. Nos mudamos de Alvarez y volvimos a Rosario, pero la casa siguió siendo de la familia así que íbamos a pasar fines de semana, ya que era muy tranquilo. Al Próximo año para cuaresma nos encontrábamos en Alvarez con mis suegros, yo ya no estaba asustada, si el año anterior no había pasado nada, esté tampoco, menos con todos los que éramos, eso fue lo que pensé. Ya pasada las 24 :00 hs, estabamos en el patio con mi suegra, tomado mates y charlando, todos se habían ido a dormir, la charla estaba muy entretenida cuando de pronto mi suegra me dijo, vamos a dentro que ya es tarde, sentí muy extraño la forma en que me lo dijo, entonces le pregunté por que así de pronto quería irse, ella me dijo que escuchara a los perros y en verdad los perros estaban alborotados, pero no lo creí importante, mi suegra se crío en ese lugar y además es una persona muy fuerte casi parece no temerle a nada, en fin , ella se fue a dormir, yo demoré un poco más. Seguía escuchando a los perros que se sentían a lo lejos muy enojados, lo raro era que ladraba unos 5 minutos todos juntos y después se callaba por otros 5, eso me llamó tanto la atención, que después de media hora seguía en la cama tratando de imaginarme donde estaban los perros cada vez que ladraban. La ventana del dormitorio donde dormía daba a un patio y ese patio, con la casa de un viejito que tenía cuatro perros, todos conocidos por mi ya que el estaba siempre conmigo, era uno más de la familia. Sentía a los perros muy lejos, a veces al sur, a veces al norte, y me parecía que cada vez estaban más cerca, a medida que esto sucedía mi adrenalina subía más y más, en el fondo sentía que no podía ser que fuera la llorona, otra vez los ladridos muy cerca de mi casa, solamente que esta vez escuche un aullido que me heló la sangre, igualmente cabría la posibilidad que sea un perro herido o algo así, estaba bastante lejos como para distinguirlo. Todo quedo en silencio, mi corazón latía muy fuerte y no lograba escuchar nada, de golpe, un perro en mi ventana empezó a ladrar, reconocí que era Tati, el perro del viejito, por que es un perro muy grande y no podía ser de otro el ladrido, mi primera reacción fue gritarle que se callara, pero era tanto el suspenso y la ansiedad que no logre siquiera moverme, empezó a ladrar otro perro, que también reconocí, después otro, y otro, y otro, cuando entre medio de todos esos ladridos se escucho un aterrador llanto que jamás podré explicar, era como la mezcla de un perro aullando y el grito de los gato cuando están en celos, a la vez se podía confundir con el llanto de un chico, además era tan fuerte que pareció entrar por todo mi cuerpo, no pude ni siquiera saber que era lo que yo sentía, creí que iba a desaparecer me sentía cada vez más chiquita y más chiquita, todo eso paso en 3 o 4 minutos después, otra vez el silencio, y la llorona se dejo oír pero esta vez no estaba en mi ventana sino que más lejos, así la fui siguiendo hasta que ya no se escucho. Pude por fin levantarme y decirle a mi suegra lo que había pasado, ninguno de ellos habían escuchado nada. Al otro día me enteré de que muchos que vivían cerca la habían oído. Si vuelvo a cruzarme con la llorona, estoy segura de que me voy a aterrar al igual que lo hice esa vez, ya que de solo acordarme se me pone la piel de gallina.





Historias Viejas


This page hosted by Get your own Free Homepage