ohiggins.gif (25133 bytes)O'HIGGINS Y SU IDEARIO

    Se hallaba Bernardo O'higgins próximo a enterar los 40 años de edad cuando asumió el mando supremo de Chile.

    El afán de implantar en el país el régimen representativo y la democracia movió sus  primeros pasos políticos en la Patria Vieja. Pero la lucha de las facciones que arrastró al desastre de 1824, le hizo cambiar de actitud. Al tomar el poder en 1817 estaba convencido en que el país carecía de preparación suficiente para el goce inmediato de todas las libertades; que eran necesaria una etapa previa de educación y, como medio de encauzarla, una dictadura militar premunida de los mayores poderes.

         Rechazó la idea de instaurar en Chile una monarquía.  Dicho régimen, que identificó cerradamente con el despotismo, parecia en cambio a San Martín como el mejor dique a los desbordes anárquicos. Consideraba él que los pueblos de América carecían de cultura para el uso adecuado de las formas republicanas y democráticas.   Al fin durante siglos habían sido gobernados en paz bajo el sistema monárquico y temía que un cambIo brusco de las instituciones trajera graves consecuencias. A su parecer, lo importante era asegurar la independencia y concluir con el absolutismo.  Un príncipe europeo, que contase con el apoyo de Inglaterra como garante de la emancipación,  que gobernara el país bajo un sistema constitucional capaz de encauzar jurídicamente sus atribuciones, era para San Martín prenda de libertad y orden político.

    Tales principios los expresó poco despues de la batalla de Chacabuco, al comodoro británico Williams Bowles, de paso por las costas del Pacifico, y trató de infiltrarlos en 1818 en las instrucciones que debían entregarse a Antonio José de Irisarrí, nombrado agente diplomático de Chile en Europa. Pero O'Higgins paralizó a tiempo el intento. Y cuando en 1822, San Martín envió desde el Perú, de paso al viejo mundo, a Juan García del Río  y Diego Paroissien, con encargo de buscar apoyo del Director para un nuevo proyecto monárquico, recibió una vez más su terminante negativa.

    El apego de O'Higgins a la dictadura personal, como el mejor sistema para el país, lo llevó a oponerse a otro tipo de Influencias.  Fueron las de los agentes norteamericanos Williams Worthinton y Theodorick Bland, que se empeñaron en persuadirle a adoptar las formas políticas de su patria: la democracia representativa, federalismo y la libertad de cultos.  Pero si bien O'Higgins rechazó estas instituciones como prematuras o inadecuadas para el medio, se vio obligado, muy en breve, a establecer por lo menos las apariencias de un régimen constitucional límitador de sus atribuciones, para satisfacer así la presión de la opinión pública.

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