La anarquía, libertad salvaje

En el contexto social, la actitud anárquica aparece como repulsa, perturbación, desorden: rechazo de los valores consagrados, desprecio por las reglas, lucha abierta contra los poderes.
Negativa en su expresión, no es menos positiva en su movimiento primero. Es la afirmación de una vida que se quiere hacer florecer pero que es coartada y mutilada por un orden rígido, opresivo. La rebelión anárquica, individual o colectiva, significa el brote de una vida nueva que hace añicos una caparazón demasiado estrecha. Vivir, no es preservarse y sobrevivir, sino desarrollar sus fuerzas y hacerse su propio camino.
Cada vez que una vigorosa voluntad de vivir se encuentra bloqueada por condiciones materiales o espirituales, se produce una crisis, una lucha que no termina sino con la transformación del hombre o el aplastamiento de la vida.
La primera expresión de la anarquía es por lo tanto el choque de un impulso vital contra las estructuras que se oponen a su despliegue. Y como toda existencia, mientras no sea coartada, tiene su movimiento propio, toda tentativa de desviarlo o reprimirlo aparece como inadmisible violencia. Toda autoridad, todo poder, constituidos, son así rechazados como contrarios a la vida por aquél que sufre su peso.
Por su sola dinámica, anteriormente a toda reflexión profundizada, una existencia que busca darse libre curso se encuentra en conflicto con la organización social. Según la presión efectiva que ésta ejerza, según que ésta sea brutal o sutil, la rebelión toma formas más o menos violenta.


Rene Furth
Formas y Tendencias del Anarquismo

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