José M. Fernández Belardi
Me dicen que en la casa
Me dicen que caminan,
Me han dicho, madre, que el viejo
Me han dicho que en la casa
Me cuentan que una honda tristeza
No quiero que tus ojos
se acaben de secar,
ni que tu corazón
quede desierto, madre...
Por eso, hoy traje los
canarios
desgarrados en trinos
para que con sus cantos de
presos
te acompañen...
¡Me duele ver pájaros
en jaulas,
me parecen esclavos,
o quizá me parecen
mensaje sin destino!
Pero si los canarios
con sus cantos de plata,
con sus silbos dorados,
alegran tu existencia,
estoy dispuesto, madre,
a ser el carcelero
¡de todos los pájaros
del mundo!