Andaría cuando los
demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen, escucharía mientras los
demás hablan, y como disfrutaría de un buen helado de chocolate...
Si Dios me
obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando al
descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
Dios mio, si yo
tuviera un corazón....
Escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un
sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat
sería la serenata que le ofrecería a la luna.
Regaría con mis
lagrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus
petalos...
Dios mio, si yo
tuviera un trozo de vida...
No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.
Convencería a cada
mujer de que ella es mi favorita y viviría enamorado del amor.
A los hombres les
probaría cuan equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin
saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le
daría alas, pero dejaría que él solo aprendiese a volar.
A los viejos, a mis
viejos, les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he
aprendido de ustedes los hombres.....
He aprendido que
todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad
esta en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño por vez primera el
dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.
He aprendido que un
hombre únicamente tiene derecho de mirar a otro hombre hacia abajo, cuando ha de ayudarlo
a levantarse.