Y NOS DIERON LAS DIEZ (JOAQUÍN SABINA) Fue en un pueblo con mar una noche después de un concierto. Tú reinabas detrás de la barra del único bar que vimos abierto... - Cántame una canción al oído y te pongo un cubata - Con una condición: que me dejes abierto el balcón de tus ojos de gata... Loco por conocer los secretos de tu dormitorio, esa noche canté al piano del amanecer todo mi repertorio. Los clientes del bar, uno a uno, se fueron marchando. Tú saliste a cerrar, yo me dije: "cuidado, chaval, te estás enamorando". Luego todo pasó, de repente, tu dedo en mi espalda dibujó un corazón y mi mano le correspondió debajo de tu falda... Caminito al hostal nos besamos en cada farola, era un pueblo con mar, yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola... Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una, y las dos y las tres, y desnudos al anochecer nos encontró la luna... Nos dijimos: "adiós, ojalá que volvamos a vernos". El verano acabó, el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno, y a tu pueblo el azar otra vez el verano siguiente me llevó y al final del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente... Y no hallé quien de tí me dijera ni media palabra, parecía como si me quisiera gastar el destino una broma macabra. No había nadie detrás de la barra del otro verano, y en lugar de tu bar me encontré una sucursal del banco Hispano-Americano. Tu memoria vengué a pedradas contra los cristales. "Sé que no lo soñé", protestaba mientras me esposaban los municipales. En mi declaración alegué que llevaba tres copas y empecé esta canción en el cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa...
CONDUCTORES SUICIDAS (JOAQUÍN SABINA) No voy a negarte que has marcado estilo, que has patentado un modo de andar sin despeinarte por el agudísimo filo de la navaja de esta espídica ciudad, sabías hacer turismo al borde del abismo. Pero creo que de un tiempo a esta parte te has deslizado al lado marrón, tú que eras un maestro en el difícil arte de no mojarte bajo el chaparrón, buscando en la basura un gramo de locura. Dime que es falso que ya nunca escribes, que has empeñado el reloj de Raquel, que tu corazón no halla quien lo motive, que has perdido siete kilos en un mes... ¿Cómo te has dejado llevar a un callejón sin salida, el mejor dotado de los conductores suicidas? "No es asunto tuyo -me dirás- y punto", pero reconoceré que es crudo aceptar que no hay ser humano que le eche una mano a quien no se quiere dejar ayudar, y búscate la vida en dirección prohibida. Pero no impedirás que levante mi vaso a tu mala salud y te invite a brindar, muerta la amistad sabe igual que el fracaso y a los dos nos gusta el verbo "fracasar". Así que tú ni caso, por no agobiarte paso. De hacerte la cuenta de las papelinas, de que no te fíe ni Rafa el del pub, de que vendas chapas en ciertas esquinas, de que te conozcan en cada hospital...
YO QUIERO SER UNA CHICA ALMODOVAR (JOAQUÍN SABINA) Yo quiero ser una chica Almodóvar como la Maura, como Victoria Abril, un poco lista, un poquitín boba, ir con Madonna en una limousine... Yo quiero ser una chica Almodóvar como Bibí, como Miguel Bosé, pasar de todo y no pasar de moda, bailar contigo el último cuplé. Y no parar de viajar del invierno al verano, de Madrid a New York, del abrazo al olvido, dejarte entre tinieblas escuchando un ruido de tacones lejanos... Encontrar la salida de este gris laberinto sin pasión ni pecado ni locura ni incesto, tener en cada puerto un amante distinto, no gritar "¿qué he hecho yo para merecer esto?" Yo quiero ser una chica Almodóvar como Pepi, como Luci, como Bom, venderle al garbo mis secretos de alcoba, ponerme luto por un matador. Yo quiero ser una chica Almodóvar que a su chico le suplique "átame", no dar el alma sino a quien me la roba, desayunar en Tiffany´s con él... Y no permitir que me coman el coco esas chungas movidas de croatas y serbios, ir por la vida al borde de un ataque de nervios con faldas y a lo loco... Como Patti Diphusa escribir mis memorias, apuntarme a cualquier clase de bombardeo, no tener otra fe que la piel ni más ley que la ley del deseo...
LA CANCION DE LAS NOCHES PERDIDAS (JOAQUÍN SABINA) Esta es la canción de las noches perdidas que se canta al filo de la madrugada con el aguardiente de la despedida, por eso suena tan desesperada... Ven a la canción de las noches perdidas si sabes que todo sabe a casi nada, a carrera en los leotardos de la vida, a bola del alcanfor dormida en la almohada... Y tiene nombre de mujer como la soledad, como el consuelo los fugitivos del deber no encuentran taxi libre para el cielo... Lleva un crisantemo ajado en la solapa, se sube a la cabeza como ciertas bebidas, se pega a la desilusión como una lapa... Canta la canción de las noches perdidas quema como el gas azul de los mecheros, sirve para echar vinagre en las heridas, miente como mienten todos los boleros Y tiene nombre de mujer como mi corazón, como tu olvido los fugitivos del deber no tienen más amor que el que han perdido... Si quieres te la cambio por un rato en tu cama, hierve como el ruedo en tardes de corrida, va como los besos en los telegramas... Y tiene nombre de mujer como la libertad, como la nieve los fugitivos del deber cogen su maldición y se la beben...
LOS CUENTOS QUE YO CUENTO (JOAQUÍN SABINA) No le ofreció la luna, le dijo - "quédate conmigo, no hay fortuna que valga el corazón que te daré"... Ella dudó un momento y luego contestó que sí "pero sin juramentos que no vas a saber después cumplir... Y si de verdad me amas no habrá casorio ¿para qué? con dos en una cama sobran testigos, cura y juez... Y viviremos lejos del tráfico y la polución, mejor llegar a viejos a la sombra de algún sauce llorón"... Le regaló un anillo de quita y pon, que unen sin atar, y levantó un castillo de arena fina junto al mar... Sus dos hijos dudaron entre el dinero y el saber, llamaron al primero Caín y al benjamín Abel... Lo leí, lo soñé, lo viví, lo inventé, mi cuento de momento empieza bien... A Abel lo liquidaron y el crimen nunca se aclaró, apenas se quedaron solos ya Caín y su ambición montaron un negocio en el terrenito de papá, menudo par de socios: "Caín demoliciones S.A."... Hicieron un castillo, un bodrio de urbanización, aquel Edén sencillo se llama ahora Nueva York... Los dos viejos se hospedan en un hogar de la tercera edad, el hijo que les queda les manda mazapán por Navidad... Lo conté tal cual fue ¿cómo haré? que al final los cuentos que yo cuento acaban tan mal... Do re mi, mi fa sol, fa sol la, los cuentos que yo cuento acaban fatal... No soy yo, obladí, obladá, los cuentos que yo cuento acaban so bad. Te has pasao, colorín, colorao, el cuento que yo cuento se ha acabao...
PASTILLAS PARA NO SOÑAR (JOAQUÍN SABINA) Si lo que quieres es vivir cien años no pruebes los licores del placer. Si eres alérgico a los desengaños olvídate de esa mujer... Compra una máscara anti-gas, manténte dentro de la ley haz músculos de 5 á 6... Y ponte gomina que no te despeine el vientecillo de la libertad, funda un hogar en el que nunca reine más rey que la seguridad.. Evita el humo de los clubs, reduce la velocidad vacúnate contra el azar... Deja pasar la tentación dile a esa chica que no llame más y si protesta el corazón en la farmacia puedes preguntar "¿tienen pastillas para no soñar?" Si quieres ser Matusalén vigila tu colesterol, si tu película es vivir cien años no lo hagas nunca sin condón. Es peligroso que tu piel desnuda roce otra piel sin esterilizar, que no se infiltre el virus de la duda en tu cama matrimonial. Y si en tus noches falta sal para éso está el televisor Si lo que quieres es cumplir cien años no vivas como vivo yo... señorita, por favor venden... que no joda más...
CUANDO APRIETA EL FRIO (JOAQUÍN SABINA) Viajero que regresas a esa ciudad del Norte donde una dulce nieve empapa la razón, donde llegan los barcos cargados de preguntas a muelles laboriosos como mi corazón... Háblale de mi vida, las autopistas negras que atraviesan volando mi terca soledad, esa gente que pasa por la calle llevando mi pensamiento al otro lado de la ciudad... Cuando de ella y de mí queden sólo estos versos, los hoteles que un día quisimos compartir, los coches aparcados sobre nuestros recuerdos, la Glorieta de Atocha donde la conocí... Dile que estoy parado al final de mí mismo igual que un aduanero sin nadie a quien multar, como un autoestopista debajo de la lluvia, como la menopausia de una mujer fatal... Y dile que la echo de menos cuando aprieta el frío, cuando nada es mío, cuando el mundo es sórdido y ajeno... Que no se te olvide: es de esas que dan siempre un poco más, que todo y nada piden... Cuéntale que la extraño y que me siento seco, igual que un presidente dentro del autobús, como una Kawasaki en un cuadro de El Greco, igual que un perro a cuadros, igual que un gato azul...
LOS PERROS DEL AMANECER (JOAQUÍN SABINA) A la hora del atraco y la pasión, cuando el infierno acecha en la escalera, cuando pierde los nervios la razón y cruza el perseguido la frontera, a la hora de abrazar, a la hora de matar, a la hora en que se afeita el violador y duerme el centinela en la garita, y sueña con la gloria el mal actor y deshoja el deseo su margarita, a la hora de apostar, a la hora de rezar, cuando vuelan los pájaros de la ansiedad, cuando el olvido tarda en acudir, cuando diseña el preso el plan de huída, y el usurero esconde su botín y cuenta las pastillas el suicida, a la hora del desamor, a la hora del primer despertador, cuando entra al metro el exhibicionista, y llora el eyaculador precoz y se masturba la telefonista, a la hora del ardor, a la hora del terror cuando cantan los grillos de la depresión, cuando los besos saben a alquitrán, cuando las almohadas son de hielo, cuando el enfermo apren de a blasfemar cuando no salen trenes para el cielo, a la hora de maldecir, a la hora de mentir, cuando marca sus cartas el tahur, y rompe el músico su partitura y vuelve Nosferatu al ataúd y pasa el camión de la basura, a la hora de crecer, a la hora de perder, cuando ladran los perros del amanecer...
A LA ORILLA DE LA CHIMENEA (JOAQUÍN SABINA) Puedo ponerme cursi y decir que tus labios me saben igual que los labios que beso en mis sueños... Puedo ponerme triste y decir que me basta con ser tu enemigo, tu todo, tu esclavo, tu fiebre, tu dueño... Y, si quieres, también puedo ser tu estación y tu tren, tu mal y tu bien, tu pan y tu vino, tu pecado, tu Dios, tu asesino, o, tal vez, esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra a la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea... Puedo ponerme humilde y decir que "no soy el mejor", que "me falta valor para atarte a mi cama"... Puedo ponerme digno y decir "Toma mi dirección, cuando te hartes de amores baratos, de un rato, me llamas". Y, si quieres, también puedo ser tu tu trapecio y tu red, tu adiós y tu ven, tu manta y tu frío, tu resaca, tu lunes, tu hastío, o, tal vez, ese viento que te arranca del aburrimiento y te deja abrazada a una duda en mitad de la calle y desnuda. Y, si quieres, también puedo ser tu abogado y tu juez, tu miedo y tu fe, tu noche y tu día, tu rencor, tu por qué, tu agonía...
PEOR PARA EL SOL (JOAQUÍN SABINA) - ¿Qué adelantas sabiendo mi nombre? Cada noche tengo uno distinto y siguiendo la voz del instinto me lanzo a buscar... - Imagino, preciosa, que un hombre... - Algo más, un amante discreto que se atreva a perderme el respeto ¿no quieres probar? Vivo justo detrás de la esquina, no me acuerdo si tengo marido, si me quitas con arte el vestido te invito a champán. - Le solté al barman mil de propina, apuré la cerveza de un sorbo... Acertó quien "El templo del morbo" le puso a este bar. Peor para el sol que se mete a las siete en la cuna del mar a roncar, mientras un servidor le levanta la falda a la luna... Al llegar al portal nos buscamos como dos estudiantes en celo, un piso antes del séptimo cielo se abrió el ascensor. Nos sirvió para el último gramo el cristal de su foto de boda, no faltó ni el desfile de moda de ropa interior... - En mi casa no hay nada prohibido, pero no vayas a enamorarte, con el alba tendrás que marcharte para no volver, olvidando que me has conocido, que una vez estuviste en mi cama... - Hay caprichos de amor que una dama no debe tener... - Es mejor -le pedí- que te calles, no me gusta invertir en quimeras, me han traído hasta aquí tus caderas, no tu corazón. Y después ¿para qué más detalles? Ya sabéis: copas, risas, excesos... ¿Cómo van a caber tantos besos en una canción? Volví al bar a la noche siguiente a brindar con su silla vacía, me pedí una cerveza bien fría y entonces no sé si soñé o era suya la ardiente voz que me iba diciendo al oído: "Me moría de ganas, querido, de verte otra vez...
AMOR SE LLAMA EL JUEGO (JOAQUÍN SABINA) Hace demasiados meses que mis payasadas no provocan tus ganas de reír... No es que ya no me intereses, pero el tiempo de los besos y el sudor, es la hora de dormir... Duele verte removiendo la cajita de cenizas que el placer tras de sí dejó... Mal y tarde estoy cumpliendo la palabra que te dí cuando juré escribirte una canción... Un Dios triste y envidioso nos castigó por trepar juntos al árbol y atracarnos con la flor de la pasión, por probar aquel sabor... El agua apaga al fuego, y al ardor, los años. "Amor" se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño... Y cada vez peor y cada vez más rotos, y cada vez más "tú", y cada vez más "yo" sin rastro de "nosotros"... Ni inocentes ni culpables corazones que destroza el temporal, carnes de cañón... No soy yo, ni tú, ni nadie, son los dedos miserables que le dan cuerda a mi reloj... Y no hay lágrimas que valgan para volver a meternos en el coche donde aquella noche en pleno carnaval te empecé a desnudar...