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Reencarnación

La palabra reencarnar quiere decir volver el espíritu a la materia, o sencillamente, volver a nacer. De todas las leyes que rigen la armonía cósmica, esta es la más maravillosa y es la que mejor nos hace comprender la inmensidad del Creador

No creo que nadie -excepto los materialistas- les sea difícil aceptar la razón de esta ley. Son muchas las organizaciones científicas, filosóficas, religiones o sectas que creen de plano en la reencarnación. "Los brahmanes enseñan que las almas están revestidas de un cuerpo sutil, el cual, encerrándose a su vez en una gruesa envoltura, las acompaña en todas sus transmigraciones conservando así su individualidad". Los egipcios creían también el la inmortalidad del alma. En la China, Lao-Tseu el gran filosofo predica la vida eterna y la transmigración de las almas. Igualmente los filósofos de Grecia, y entre ellos Platón "enseñaba que las almas eran preexistentes al cuerpo". I en el cristianismo encontramos que el mismo Jesús dice: "En verdad, en verdad os digo que nadie puede ver el reino de Dios si no nace de nuevo..."

Para ilustrar respecto a la importancia de la reencarnación, citaremos el Congreso que se efectuó en el Río de la Plata en 1.946, con participación de diferentes organizaciones espiritualistas y cuyas conclusiones fueron las siguientes:

1. El Espíritu es Eterno.
2. La Reencarnación es real, evidente y verificable, tanto en forma experimental, como por la vía introspectiva.
3. Sin la Reencarnación, ningún modo de evolución formal o energético es explicable.
4. La aceptación de las premisas anteriores implica una total renovación de la base moral en la conducta individual y colectiva.
5. La Reencarnación es el sentido de la historia por ser el medio del progreso.
6. La Reencarnación es la prueba viva de la justicia de Dios.
7. La Reencarnación es el medio y sostén del ser en su proceso de reintegración al Divino Origen.

Los rosacruces, los teósofos, los espiritistas y espiritualistas de otras organizaciones enseñan como base la reencarnación. Pensemos lo que es una planta desde que nace hasta que deja de ser: Cuando parece que muere porque sus brazos negros y retorcidos caen en tierra, mil semillas cuajadas en su propia savia, están pugnando por volver a la vida con la misma forma del árbol.

La gotita de lluvia que cae y tiembla alborozada sobre el pétalo de una rosa, vuelve a ser nube en la ronda infinita del progreso cósmico.

La piedra se desintegra para adquirir nuevas formas de vida. Quizás, la barreta de oro que hoy brilla en las manos del artífice, fue allá, en siglos muy lejanos, un obscuro y áspero pedernal.

Ahora, ¿no siente el hombre en su consciencia que es eterno, que es una partícula del Alma Universal? Analizándolo bien, una sola vida no bastaría para adquirir todos los conocimientos que poseen ciertas personas. En la vida práctica nos convencemos fácilmente: ¿cuántas veces no tenemos que que repetir una lección o experimento para aprenderlo? Sin embargo, muchos realizan obras de arte, escriben libros y ponen de manifiesto extraordinarios dones y singular maestría en la ejecución de ciertas obras. Esas facultades innatas -como suelen llamarse- se aprendieron o desarrollaron en existencias anteriores.

De consiguiente, no existen el cielo ni el infierno, a no ser que se tomen como estados de consciencia, y mal hacemos entonces, en la representación gráfica de un cuadro de rojas llamas con personas que se queman entre gestos y ayes de desesperación; pues la materia se pudre y no se quema,  y el espíritu no tiene forma material para ser destruido por llamas materiales.

El infinito esta poblado de mundos y más mundos similares o diferentes al nuestro. Pero en ninguna parte del espacio existe -al menos que sepan los científicos-, un lugar llamado gloria, purgatorio e infierno. Los planetas que los astrónomos contemplan y estudian desde sus laboratorios, tiene otros nombres que ellos mismos les han dado y, en ninguno han alcanzado a ver a Juan o Pedro que se retuercen en las llamas porque robaron o fueron criminales en el mundo.

 

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