Dejarnos dominar por los impulsos puede llevarnos a la degeneración, el atolondramiento, la enajenación mental, la marginación,
la irresponsabilidad, la temeridad, a los excesos sin límite... Pero serán nuestros aliados al emprender una nueva etapa, una aventura, cuando
necesitemos embriagarnos de entusiasmo y fiesta, para descansar de las rutinas o para entregarnos a lo que parece imposible. En estado de sublimación serán fuente de inspiración, de espiritualidad, de trascendencia y
libertad; superando los lazos,
los límites y las ataduras materiales.
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