Secreto mineral

El poeta Antoni Albalat escribe en su último libro: «Quin secret amaga la pedra esmolada pel temps, la perdurabilitat de la qual no l'empeny el viure ni cap afany?» (¿Qué secreto esconde la piedra afilada por el tiempo, cuya perdurabilidad no la empuja el tiempo ni afán alguno?).

Quizá incluso las piedras esconden un alma movida por afanes. Así lo debía creer Schopenhauer, para quién todo en la naturaleza era una manifestación individual de una voluntad metafísica indiferenciada e incesante. Así lo implica también Francesc Capdevila (más conocido como Max) en «Las ruinas del infierno».

En esa breve historieta dos arqueólogos del Instituto Británico visitan unas antiquísimas ruinas que un terremoto dejó hace poco al descubierto. Son los restos de una ciudadela muy anterior al origen de la humanidad. Lo más desconcertante son los treinta y nueve agujeros, perfectamente cúbicos, repletos de piedras. El clima es enfermizo, enloquecedor. Los arqueólogos discuten si es más conveniente trasladar las piezas a Londres o simplemente volver a enterrarlo todo. El más racional le dice a su impresionado compañero: «Venga, hombre... ¿aún lee a Lovecraft?» En cuanto se marchan se oyen voces susurrantes dentro de uno de los agujeros. Son las piedras mismas las que hablan: «-¿Salimos ya, amo? -No hay prisa, tenemos todo el tiempo del mundo...»

Max escribió y dibujó «Las ruinas del infierno» en 1988. Se publicó originalmente en el núm. 130 de la revista El Víbora. En 1996 se incluyó en el álbum El canto del gallo -disponible en La Cúpula- junto a otras inquietantes historias como «La confederación de las sombras» o «El encuentro entre Walt Disney y H. P. Lovecraft».

El poemario La ploma de vidre de Antoni Albalat ha sido publicado por 7 i Mig editorial de poesia.

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