Leo García 
Invitados célebres, y una
singular combinación de pop, rock nacional, vanguardia y
cumbia fueron los principales ingredientes del show con
el que Leo García presentó su disco "Mar" en
el Teatro Astros.
Homenajes a Tanguito, Virus
y Gilda, protocelebridades alternativas (Ruth Infarinato,
Cecilia Amenabar, Eduardo Capilla, las poetas de Belleza
y Felicidad y Vincent de Opio, entre otros) y fans
enardicidas formaron parte del show con el que García
llegó a la calle Corrientes.
La velada se inició a las
22.30, aunque originalmente debía empezar una hora y
media antes, con un breve set de canciones de los
glamorosos tecno-pop Adicta. Toto desplegó un look digno
de las estrellas más ambiguas y deformes de los '80,
aunque la música del trío contrarrestó toda la carga
bizarra de la apuesta estética.
A las 23, Leo salió al
escenario; con su clásico look de campera adidas azul y
pantalón negro, aunque en esta ocasión luciendo una
singular cresta punk y su cabeza delineada con brillos;
para iniciar su concierto con "Cerca", mientras
una pantalla mostraba a cuatro clones del músico
haciendo una extraña coreografía.
Acompañado por el
tecladista Mario Pak, el artista hizo
"Porqué", "Isla", "Humo"
en medio de un clima de fiesta que incluyó coloridos
globos que hicieron las delicias del público
Siguió el set acústico,
tramo en el que García demostró todas sus cualidades:
una excelente voz plagada de matices y mucha potencia,
sumada a una particular forma de tocar la guitarra.
"Eco", y dos temas en homenaje a Tanguito,
"Amor de primavera" y "La Princesa
Dorada", inauguraron el singular "fogón"
con estética 2001. Los seguidores de Avant Press no
pudieron evitar sentir un dejo de nostalgia, ya que
"La Princesa..." era una canción recurrente en
sus conciertos.
Acto seguido subió a
escena el mítico Moris, a quien García acompañó en
"Muchacho" y "Zapatos de gamuza
azul", aunque quedó completamente opacado por la
presencia en escena del creador de "El oso".
Nuevamente solo, el fogón siguió con "El amor es
ciego", "Muerto" y "Alguien".
Una pequeña presentación
del músico anunció la llegada de Lito Nebbia, aunque
esta vez el protagonismo estuvo compartido. Juntos
interpretaron el clásico "Viento dile a la
lluvia", "Canción del mar" y
"Renacer".
En este punto, Leo salió
de escena a cambiarse, mientras Los Gorilas, la ex banda
de Gilda comandada por el productor Toti Giménez,
interpretaba una intro a pura cumbia. Con unos pantalones
azules y una remera símil rugby blanca y negra, el
cantante regresó para iniciar el homenaje a la
bailantera milagrosa.
La interpretación de
"No te quedes afuera", "Corazón
Herido", "Te necesito", "No me
arrepiento de este amor" y "Fuiste"
lograron la improbable tarea de hacer bailar cumbia al
moderno público que sigue al músico.
Aunque hubo algunas
excepciones, como la del Secretario de Cultura, Darío
Lopérfido, quien a pesar de la insistencia de su novia,
Marina Wollman, prefirió no sumarse al fervor popular.
Lo que se dice, un verdadero amargo.
Terminado el set, una
persona de la platea se quejó porque la gente de
seguridad del teatro no lo dejaba bailar. Una queja que
encarnó el malestar de muchos de los asistentes por la
mala organización de las productoras Fragil Discos y Pop
Art.
Siguió un interludio de
"ruidismo" a cargo del experimental Pablo
Reche, un gesto demasiado vanguardista que desentono con
el clima popular y accesible del resto del concierto.
Acto seguido, García
presentó a su "padrino artístico", Gustavo
Cerati. "Sin él nada de esto hubiera sido
posible", explicó el músico antes de cantar
"Mar" acompañado por el ex Soda Stereo en
coros.
También subieron al
escenario el bajista Fernando Nalé, el guitarrista
Gonzalo Córdoba, el baterista Diego Fosser y el
tecladista Leandro Fresco para el tema que da nombre al
disco y para "Poesía Rock", cuyo final
distorsionado recordó a las descargas sonoras de los
rockeros neoyorquinos Sonic Youth. Aquí también se
extrañó la presencia de algún ex Avant Press, ya que
todos los ex compañeros de Leo siguen en actividad
(Ezequiel en El Otro Yo, Juan y Pablo en Bristol).
En la recta final, y
ataviado con campera y pantalón inflables diseñados por
el modisto Andrés Baño, Leo se despachó con un cierre
a puro tecno-pop. Su éxito "Morrissey", que
contó con un bonus en el que canto fragmentos de
"The boy with a thorn in his side" y
"Girlfriend in a coma" de The Smiths, abrió el
fuego.
Siguió una imperdible
versión de "Sin disfraz", el tema de Virus,
que contó con participación de la disc-jockey Romina
Cohn, quien musicalizó el segundo intervalo con sus
canciones bailables.
El cierre de la fiesta fue
al mejor estilo "Todo por dos pesos", con una
lluvia de papel picado y globos que sirvieron de marco al
sensacional cover de los Pet Shop Boys
"Corazón", y a "Amor al arte", cuyo
final se fundió con la voz de Andy Warhol.
Para los bises llegaron
"Nadie Salva" y "Amor Vagabundo",
aunque el músico, visiblemente emocionado, no quería
despedirse. "Para mí lo mejor es estar acá con
ustedes", dijo, antes de irse definitivamente.
Y así pasó el debut en un
teatro de Leo García. Hubo muchos detalles que quedaron
sueltos, desde tiempos demasiado prolongados entre los
temas, hasta problemas con micrófonos o instrumentos
cada vez que llegaban invitados, algo que el artista
debería corregir si piensa seguir en el mundo de la
música profesional.
Aunque el talento del
cantautor y su intención de ofrecer una síntesis de la
música popular (combinando rock nacional clásico y
moderno, bailanta, vanguardia, pop y electrónica) logró
revertir cualquier inconveniente. También fue más que
saludaable ver que Leo pudo encontra una forma de
interpretar las canciones tal cual están en el disco sin
quitarles frescura, como le ocurrió en los shows
inmediatamente posteriores a las salida de la placa.
García puede darse por
satisfecho. Consiguió para su propuesta musical ese
anhelo de democrática felicidad que su admirado Andy
Warhol ansiaba para el arte.

(c) Mariano Lago
2001
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