Heinrich Kemmler


Antiguamente, Heinrich Kemmler fue un gran Nigromante, temido por todos, hasta que unos rivales ambiciosos empezaron a usurparle el poder. Casi consiguieron matar al Señor de Nigromantes. Aunque al final derroto a todos sus oponentes, su cuerpo quedo totalmente exhausto y su mente afectada por la batalla. Heinrich vago durante muchos años por las Montañas Grises y los Reinos Fronterizos como un pordiosero medio loco. Por un golpe de suerte descubrio la tumba del Guerrero del Caos Krell. Alli, hizo un terrible pacto con los Dioses del Caos. Ellos le devolvieron su anterior poder, y Heinrich, a cambio, juro matar y destruir en su nombre. Actualmente, el nombre del Señor de Nigromantes despierta el terror en los corazones de la gente sencilla, y el relato de sus actos es susurrado y repetido por todo el Viejo Mundo. Heinrich mide un poco menos de un metro ochenta, y tiene un pelo largo y sucio de color blanco. Bajo sus ropajes, su cuerpo esta cubierto de pequeñas cicatrices, cortes y quemaduras de sus años de locura. Se cubre con una larga capa oscura que se arremolina y mueve con vida propia. En una mano sostiene la Espadas Funeraria del Caos que le fue otorgada cuando sello su innombrable pacto con las Fuerzas del Caos; en la otra sostiene su Baculo del Craneo, un mortifero objeto magico rematado con un craneo que parlotea y balbucea constantemente.


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