
De esta forma, la gaita cromática se
convierte en 1993 en el principal protagonista del
concierto del Día de Asturias, y un año más tarde, en
el instrumento solista del disco "Día
de Fiesta n'Asturies", patrocinado por
el gobierno del Principado de Asturias. En ambas
ocasiones, es su hijo Alberto
Varillas, el gaitero elegido para sacarle
el máximo potencial al instrumento, mostrando todas sus
posibilidades musicales, de un altísimo nivel.
Ajeno a la excesiva mecanización del
trabajo de construcción de gaitas que empieza a
desarrollarse en Asturias y centrado en el desarrollo de
nuevas líneas de investigación que potencien y mejoren
la gaita asturiana, Alberto F. Velasco no descuida la
producción artesanal de su taller de Santurio, en el
entorno rural de Gijón, al que siguen llegando pedidos
de todo el mundo.
Con la paciencia y el mimo del artesano
con más de dos décadas de oficio, controla todo el
proceso de fabricación, desde la elección de las
maderas, hasta el acabado de cada una de las piezas.
Todo este cariño y cuidados hacen que
los instrumentos de Alberto estén considerados por
muchos como los stradivarius de las gaitas
asturianas.
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