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Pág. 3 | |||||||||||||
la que se manifiesta en la promesa, es bondad sin límites: porque encierra en sí privilegios especialísimos del divino Corazón, con que quiso distinguir a sus devotos, y no sólo con las gracias de la promesa, sino con las enseñanzas que contiene la misma y la luz que comunica para descubrir y descifrar muchos secretos de su divino Corazón. Devoto del divino Corazón, al ver que la elegida para comunicarte la promesa fue tan probada en el amor del sufrimiento, y sólo en el heroísmo del sufrir mereció el título de discípula del divino Corazón, bien claro aparece cuál ha de ser el espíritu de amor que ha de reinar en los verdaderos devotos, para hacerse acreedores a la divina promesa. ¿Merece tu correspondencia de amor al de Jesús el título de devoto suyo, que tanto te ennoblece? Pues si así es, y trabajas por extender la devoción de los nueve viernes, no sólo tendrás grabado tu nombre en el divino Corazón, sino que merecerás el premio de la duodécima promesa. Punto 3.Te prometo...¿A quién? No fue, ciertamente, solo a la bienaventurada a quien se hizo la promesa; se hizo también a todos los devotos del divino Corazón, que supieran cumplir lo que en ella se manda. Sí, para tí que ésto meditas, la hizo el divino Salvador. y como es Dios a quien nada puede ocultarse, porque todo está manifiesto y como a sus divinos ojos, al hacerla, te vió en el número de aquellos que habían de poner los medios para aprovecharte de las gracias de la promesa, y si todo en tí lo vió fielmente cumplido, en su prescencia divina, sin dejar de hacerla para todos, la hizo prersonalmente para tí. ¡Ah¡¡Cuánto te concedió por ella¡ Al ofrecerte la perseverancia final te concedió la gracia de todas las gracias, que es la predestinación a la gloria, la cual infaliblemente se da, aunque por gracia,al que persevera hasta el fin. El que perseverase hasta el fin (en la gracia justificante), éste se salvará. Con razón se denomina grande esta promesa. Y es mucho de considerar que te prometió la gracia de perseverar en ella por medio de los santos sacramentos:¨ no morirá sin recibir la gracia de los santos sacramentos¨ , de los cuales no es de esperar solo la perseverancia, sino también el aumento de la gracia, y, por consiguiente, de la gloria. ¿Quién puede medir la gracia que se confiere por el sacramento de la Penitencia a los que le reciben en gracia, y dilatada, además, su alma con los ardientes deseos de más amor, más unión con Dios y ulteriores grados de gracia? Y si tanta gracia da la sola contrición, ¿cuánta dará el sacramento a los que le reciben con ella? Y ¿cuánto a las dilatadas de deseos de más amor y más unión con el centro del infinito amor? Y si tanto puede santificarse el alma en este sacramento, ¿a qué grado la levantará el de la Eucaristía, en que se recibe por comunión al mismo autor de la gracia, y de quien procede toda la que se comunica al hombre para su mayor dicha y felicidad? Y si una comunión vale tanto, ¿quién calculará el valor de las nueve mandadas por el divino Corazón? Dichosa promesa, tan rica y tan grande en gracias y merecimientos. Devoto suyo, postrado ante ese trono de amor, fuente perenne de toda gracia, muéstrate agradecido a sus muchas bondades y suplícale luz para ver con claridad lo que encierra esta divina palabra dirigida a tí: ¨ Te prometo...¨ , suplícale anchura y generosidad de amor, para corresponderle y aprovecharte de tanta abundancia de gracias y todo para mayor honra y gloria suya y mayor santificación de tu alma. |
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Esperanto | Carátula Bulteno | ||||||||||||
Pág. 4 | |||||||||||||
Pág. 2 | Karatula | ||||||||||||